Presentando las buenas nuevas... con la meta de comenzar estudios

¹ Jesús mandó a sus discípulos que fueran predicadores (Mat. 10:7). Un predicador, de acuerdo con la definición de la palabra, es alguien que habla en público, generalmente para ofrecer consejo religioso. Más tarde, Jesús claramente indicó que ellos habrían de ser más que sencillamente predicadores. Habrían de llegar a ser maestros, personas que muestran cómo hacer las cosas, adiestran e imparten enseñanza (Mat. 28:19, 20). La predicación ayudaría a otros a que se enteraran del mensaje del Reino, pero para hacer discípulos es menester enseñarles, y eso significa comenzar y conducir estudios bíblicos de casa.

² Pablo dijo a sus hermanos que ellos “deberían ser maestros en vista del tiempo” (Heb. 5:12). Vivimos en tiempos críticos. Se nos está instruyendo para que seamos maestros. ¿Ha adelantado usted en este rasgo? El medio principal por el cual enseñamos a otras personas es mediante los estudios bíblicos. ¿Participa usted en esta actividad? Si no lo está haciendo, ¿podría usted hacer más de su parte para comenzar un estudio y así participar en enseñar a otros?

³ El éxito depende grandemente de nuestra actitud. Algunos publicadores dicen que la gente de su territorio no manifiesta interés y que hay poca esperanza de hallar a personas sinceras que quieran estudiar. Sin darse cuenta de ello, tal vez hayan juzgado a la gente de su territorio como indigna de recibir ayuda. No obstante, todos podemos recordar ejemplos de personas que estuvieron intensamente opuestas a la verdad pero que luego la aceptaron (Gál. 1:13, 23). Hasta que Jehová nos diga otra cosa, nuestra actitud debería ser la de seguir buscando celosamente a las personas con cualidades semejantes a las de oveja.

⁴ A todos nos gustaría derivar gozo de lo que hacemos, especialmente de la obra de hacer discípulos. ¿Qué proporciona el mayor gozo? No el sencillamente tener un informe impresionante. El gozo genuino proviene de ayudar a otras personas. A las personas a quienes había ayudado, Pablo las describió como su “gozo” (1 Tes. 2:19, 20). El alcance de nuestro gozo depende grandemente de nuestra actitud mental. Manifestamos que deseamos el mayor gozo si buscamos diligentemente a las personas que desean conocer a Jehová. Una vez que las encontremos, utilizaremos nuestras habilidades completamente para presentar el mensaje del modo más entendible y atrayente posible. Cuando hallemos a personas que muestren interés, no querremos sencillamente leer un texto bíblico o dejar una revista; nuestra meta es comunicar alguna verdad bíblica que llegue al corazón de la persona. El que guardemos un registro y convengamos en regresar a cierto tiempo fijo, confirmará nuestro interés sincero. Esta actitud mental positiva nos garantizará que nosotros también segaremos “gran gozo” en nuestro ministerio. (Hech. 15:3.)

⁵ Lo que logremos en esta obra depende de que la enfoquemos de modo positivo. Si realmente deseamos ayudar a alguien, generalmente podemos hallar el modo de hacerlo. El amor verdadero no se da por vencido fácilmente (1 Cor. 13:7). El tener una actitud positiva muestra que somos sinceros y que estamos convencidos de que lo que tenemos es bueno. Si ofrecemos estudiar con alguien y tenemos el propósito de hacerlo, eso en sí puede hacer que la persona responda favorablemente.

⁶ Jesús tuvo una actitud mental positiva. El amor genuino a las personas lo impulsó (Mat. 9:36). Tenía ideas muy fijas en cuanto a realizar bien su obra (Juan 4:34). Estaba convencido de que la verdad podía cambiar la vida de la gente (Juan 8:32). Estuvo dispuesto a sacrificar su propia comodidad para ayudar a otras personas (Mar. 6:31-34). Todo lo que hizo en el servicio de su Padre reflejó la felicidad que él prometió que se obtendría de dar (Hech. 20:35). ¡Qué apropiado es que pidamos encarecidamente a Jehová que nos ayude a ser como Jesús! (1 Juan 5:14.)

⁷ Jehová sigue suministrando excelentes provisiones para ayudarnos en el ministerio. El propósito especial del libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra es ayudar tanto al maestro como al estudiante. Su apariencia llamativa hace que sea fácil de colocar. El material informativo contesta muchas de las preguntas que se plantean personas en todas partes del mundo. Su mensaje conciso y sencillo atrae al corazón. Las ilustraciones llenas de color hacen que los sucesos bíblicos cobren vida y crean una impresión vívida en la mente. ¿De qué mejor modo podría Jehová haber contestado nuestra petición de que nos ayudara a llegar a ser maestros? Por supuesto, es Jehová quien produce el aumento, y a él se le debe la gloria por lo que se logra. No obstante, si mantenemos una actitud positiva, si aprovechamos la ayuda que él suministra y si hacemos lo mejor que podamos con nuestras habilidades, entonces recibiremos nuestro propio galardón como colaboradores de Dios. (1 Cor. 3:5-9.)

La caja de preguntas

● ¿Cómo deben informarse los estudios bíblicos de familia o los estudios que se conducen con los hijos menores no bautizados de cristianos dedicados?

El cuidar de la responsabilidad de enseñar a los hijos los caminos de Jehová exige mucho tiempo y esfuerzo de los padres cristianos dedicados (Deu. 6:6, 7; Efe. 6:4). El que se pueda o no se pueda informar como servicio del campo todo el tiempo que se dedique a esto no tiene relación con la seriedad de la responsabilidad paterna.

El informe del servicio del campo de la congregación se compila para representar principalmente lo que se está logrando en el ministerio del campo al predicar las buenas nuevas públicamente y enseñar la verdad a las personas que no son Testigos dedicados y bautizados (Mat. 24:14; 28:19, 20). Sin embargo, si uno de los padres, quien es cristiano dedicado, conduce regularmente un estudio bíblico de familia en el que están presentes sus hijos menores no bautizados, puede informar como máximo un total de una hora y una revisita cada semana que se conduzca el estudio, y un estudio bíblico en el hogar cada mes. Éste será el caso aun si se extiende por más de una hora o si se conduce el estudio más de una vez a la semana. Los demás estudios con la familia o el tiempo adicional que se dedique a enseñar a los hijos individualmente no se incluirán en el informe del servicio del campo, sino que éstos deberían considerarse como expresión del deseo sincero del padre por entrenar a los hijos en la devoción piadosa. (Pro. 22:6.)

¿Qué hay si, por alguna razón, los padres necesitaran ayuda al inculcar la verdad en el corazón de sus hijos? Puede que pidan la ayuda necesaria a otros hermanos. Si a otro publicador se le pidiera que prestara tal ayuda, sería bueno que considerara el asunto con el superintendente presidente o el superintendente de servicio. Si los padres son nuevos en la verdad o por alguna otra razón necesitan que se les ayude a entrenar a los hijos y parece aconsejable que otro publicador conduzca un estudio bíblico con ellos, se les puede prestar dicha ayuda. En tal caso, el publicador que condujera el estudio podría contar el tiempo, la revisita y el estudio, si los jovencitos no son bautizados. (Sírvase ver el artículo “¿Es usted el único miembro de su familia en la verdad?”, en Nuestro Servicio del Reino de abril de 1980 y “Obrando lo que es bueno para con los más jóvenes”, en el número de octubre de 1980.)