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Completando la obra de hacer discípulosLa Atalaya 1966 | 1 de septiembre
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a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen sus cabezas, porque su liberación se acerca.” (Luc. 21:28) Describiendo el regocijo que hay cuando se encuentra a una oveja descarriada, dice Mateo 18:13: “Y si sucede que la halla, de seguro les digo, se regocija más por ella que por las noventa y nueve que no se han descarriado.” Hoy es especialmente un tiempo gozoso, cuando millares están siendo hallados.
27. ¿Por qué debería ser más gozoso el completar la obra de hacer discípulos?
27 La expectación al comienzo de una empresa puede ser emocionante. Pero, ¿cuál parte de un esfuerzo realmente es la más gozosa, el comienzo o el fin? El fin, por supuesto. Ahí es donde uno ve los frutos de su trabajo. Ahí es donde uno ve, no solo el bosquejo o los planos, sino la realidad. Así sucede con la obra de hacer discípulos. La predicación de estas buenas nuevas del Reino y el recogimiento de discípulos por medio de ella de todas las naciones y razas es la asignación más grande jamás intentada en esta Tierra. ¡Qué gozo es el vivir en un tiempo cuando tiene lugar su terminación delante de nuestros mismísimos ojos! Muchas, en efecto, son las razones para regocijarnos.
28. ¿Qué pensamientos debe uno tener presentes al considerar la culminación de esta gran obra?
28 Pero uno de los gozos verdaderos resulta de participar en la obra. No solo debe ser uno discípulo, sino que uno tiene que hacer discípulos, y ahora hay que participar en esta obra. Una vez que pase esta oportunidad de participar jamás se repetirá. Es verdad que Dios no nos necesita a fin de efectuar la obra, pero ¡qué bendición que él nos permita participar! Apreciando esto, debemos trabajar hasta el límite pleno de nuestras fuerzas y habilidad.
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De un hijo en BetelLa Atalaya 1966 | 1 de septiembre
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De un hijo en Betel
● La Sociedad Watch Tower tiene oficinas de sucursal en noventa y seis diferentes lugares del mundo. Con cada una de éstas se asocia un hogar Betel para los ministros que trabajan en la sucursal. En una asamblea de circuito celebrada recientemente en Colorado, EE. UU., el padre de un miembro de la familia Betel en los Estados Unidos leyó porciones de dos cartas que recibió de su hijo.
La primera carta estaba dirigida al hermano de nueve años del hijo que sirve en Betel. Esta decía en parte:
“¿Conque quieres venir a Betel? Eso será lo más maravilloso que te puede suceder. Ante todo, sin embargo, tienes que seguir trabajando ahí en casa. Hay muchas cosas que tienes que aprender. Mientras estés en la escuela, estudia y aprende todo lo que puedas. Cuando vengas a casa, estudia la Biblia y La Atalaya; eso es muy valioso. Cuando quiera que se te dé una asignación, no la tomes ligeramente, pero trabaja en ella de toda alma. Aprende a tenerle afición al trabajo y al servicio de Jehová. Ponte como meta el llegar a ser ministro precursor de tiempo cabal y no dejes que nada te distraiga de ella. Participa en el precursorado en toda oportunidad que se te presente. Entonces cuando llenes una solicitud para Betel, la Sociedad podrá ver que realmente quieres servir a Jehová.”
La otra carta estaba dirigida a los padres cristianos, quienes han animado a sus hijos por muchos años a entrar en el ministerio de tiempo cabal. En muchas ocasiones habían hablado a sus hijos acerca de Betel, hasta los habían llevado a las asambleas donde se habían celebrado reuniones en las que se explican los requisitos para los que sirven en Betel. Entre otras cosas, el hijo escribió: “Gracias, papá y mamá, por mantener mis pensamientos puestos en el servicio de Betel. Ciertamente este servicio es una sombra del modo de vivir en el nuevo orden. Muchísimas gracias.”
¿Les gustaría recibir cartas como éstas de sus hijos? La educación bíblica que ustedes les imparten a ellos a lo largo de los años y la ayuda que les prestan al formar sus metas en la vida quizás resulten en tales resultados felices para ustedes.
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