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  • ¿Qué dice la gente acerca de la televisión?
    ¡Despertad! 1978 | 22 de octubre
    • ¿Qué dice la gente acerca de la televisión?

      ¿ES LA televisión uno de los inventos más provechosos que la humanidad ha ideado? ¿O es una de sus peores calamidades?

      Prescindiendo de cómo responda el lector, una cosa es cierta. En lo que respecta a este mundo, la televisión no va a pasar de moda. Ha tenido un crecimiento fenomenal desde que irrumpió en la escena mundial inmediatamente después de la II Guerra Mundial. ¡En la actualidad hay más televisores en el mundo que teléfonos... casi 400 millones!

      En los países industriales casi cada hogar tiene un televisor, algunos tienen un segundo aparato o un tercero. El uso de la televisión se ha propagado también a los países más pobres. En esos países muchos hogares que carecen de agua corriente tienen un televisor. Pues, ¡hasta en los Estados Unidos más casas tienen TV que las que tienen instalaciones sanitarias interiores!

      ¿Cuánto tiempo pasa la gente viendo TV? En muchas naciones, en lo que respecta al tiempo que se consume en una sola actividad, la cantidad de tiempo que los adultos pasan viendo TV solo es excedida por el dormir y trabajar. Por ejemplo, se dice que en el Japón el ama de casa de término medio ve televisión por más de cinco horas al día. El ama de casa norteamericana de término medio la ve por más de seis horas al día. Y en casi todas partes los niños pasan más tiempo viendo TV que los adultos.

      Fuerza poderosa

      El pasar todo este tiempo viendo TV tiene que tener un impacto. De hecho, se puede decir sin exagerar que ninguna otra fuerza, en un período tan breve, ha ejercido una influencia tan poderosa en tantas personas. En solo tres décadas ha tenido un efecto enorme en las relaciones de familia, el entretenimiento, la educación, la política, los anuncios, las noticias, los deportes, y en otros campos de las actividades humanas.

      Es tan grande la atracción de la televisión que cuando a una mujer se le descompuso su televisor, dijo: “Es como si hubiera muerto alguien de la familia.” Algunos confiesan que están “embriagados de TV,” y que necesitan una “inyección diaria” de ella, tal como el enviciado necesita drogas. Una persona dijo: “Me aficioné a la TV como el alcohólico se aficiona al ron; estaba enviciado.” La veía por días sin parar, en una ocasión por cuatro días y noches consecutivos, con solo un poco de sueño interpuesto.

      Así, para algunas personas, una caricatura que salió en una publicación argentina no está muy lejos de la verdad. La caricatura mostraba a un padre, una madre y un hijo postrados, rostro a tierra, y brazos dirigidos hacia el televisor, adorándolo.

      ¿Qué clase de influencia?

      Debido a la influencia de la televisión, algunas personas dicen que se le puede culpar de muchos de los males del mundo. Un editorial de William Shannon que salió en el Post-Intelligencer de Seattle declaró: “Si somos menos felices, menos confiados, menos inteligentes que lo que éramos hace 30 años, una generación de ver televisión es responsable de ello en gran parte.”

      En el libro The Plug-in Drug, la autora Marie Winn afirma que la televisión en gran parte es responsable por la grave mengua en las habilidades de leer y escribir, la desmembración de la familia, el surgimiento de la cultura de las drogas, la aparición de una nueva prole de criminales juveniles perversos, y una generación de niños que padecen de nada menos que de desequilibrio mental.

      Un padre de familia en los Estados Unidos dijo: “Tengo suficiente edad como para recordar el tiempo en que las familias y los niños no tenían televisión. Creo que la televisión ha sido una de las influencias más dañinas para la familia del día moderno. Actualmente el grado del daño se está haciendo más evidente.”

      En el Japón, la Sra. Kimiko Takisawa, un líder de la Sociedad en pro de la Televisión Responsable, dijo que la TV ha “producido nuestra destrucción cultural.” Y el Sun de Melbourne, Australia, informó: “El ver televisión puede tener el mismo efecto que un grave daño cerebral.”

      ¿Cuánta verdad hay en todo esto? ¿Es la televisión responsable de tantos de los males actuales de la humanidad? ¿Se le puede usar para el bien de la humanidad, y así ocupar un lugar apropiado?

  • ¿Nos puede beneficiar la televisión?
    ¡Despertad! 1978 | 22 de octubre
    • ¿Nos puede beneficiar la televisión?

      SIN duda alguna, la televisión es uno de los inventos más asombrosos de la humanidad. Es lo último en cuanto a comunicación en una sola dirección a través de largas distancias. Y, cuando se le usa apropiadamente, puede tener varios rasgos provechosos.

      Entre otras cosas, nos trae información de sucesos actuales más rápidamente que las revistas o los periódicos. Y lo hace en una forma que es sumamente interesante al ojo: en películas cinematográficas. Nos parece que verdaderamente estamos presentes, presenciando lo que está sucediendo a muchos miles de kilómetros de distancia.

      Por ejemplo, ¿estaba usted viendo TV en ese día memorable de julio de 1969? Centenares de millones de personas por todo el mundo lo estaban haciendo. ¡Algunos dicen que 500 millones de personas estaban viendo el mismo programa! Eso fue cuando los primeros astronautas pisaron en la Luna. Fue un triunfo de la comunicación tecnológica, sumamente interesante e histórico.

      Ya se ha hecho casi rutinario el que la gente en una parte del mundo pueda ver instantáneamente cosas que están ocurriendo en otra parte, gracias al uso de satélites de comunicación que describen órbitas alto en el espacio. Nunca antes había sido posible eso. Así la gente hoy día tiene más información respecto a los sucesos mundiales que ninguna otra generación de la historia humana. Por supuesto, intereses estrechos, como la propaganda nacionalista, pueden tergiversar las noticias y la información de la TV. Pero, también pueden hacerlo la radio, revistas, periódicos y libros.

      La televisión ha resultado provechosa, pues ha producido información acerca de una amplia variedad de temas. La persona media tendría acceso a solo una parte pequeña de tal información en toda una vida. Muchos programas útiles han considerado sucesos históricos y estudios científicos, así como asuntos sociales, económicos, religiosos y otros. Estos programas pueden ensanchar los puntos de vista de uno, y aumentar su entendimiento de lo que está sucediendo a su alrededor.

      Además, la televisión ha sido beneficiosa a muchas personas pobres que no podrían pagar por otras formas de información y entretenimiento. La TV les ha sido útil a los ancianos que no pueden salir de la casa, los enfermos y los impedidos, pues les ayuda a disipar la soledad.

      Una ayuda para enseñar

      Otro uso provechoso de la TV es en la enseñanza. Los buenos programas de TV ciertamente pueden enseñar muchas cosas a los niños (y a los adultos).

      En los Estados Unidos aproximadamente uno de cada tres estudiantes de escuela elemental y secundaria ha recibido instrucción suplementaria por medio del uso regular de la TV en el aula. Esto abarcó a unos 15.000.000 de estudiantes y 727.000 maestros. Los maestros opinan que el resultado de este uso de la TV adaptada a la enseñanza en el aula de clase ha sido positivo. De hecho, la mayoría de ellos dijeron que esta ayuda para la enseñanza no se ha usado lo suficiente.

      También se ha usado la televisión en experimentos para ayudar a vencer ciertos temores. En un caso, a pequeñuelos que tenían un temor anormal a los perros se les mostraron películas de TV en las que los niños jugaban felizmente con éstos. Después, un número mayor de los niños que vieron el programa estuvo dispuesto a hacer la misma cosa, con la instrucción apropiada, por supuesto.

      Semejantemente, a niños que le tenían mucho miedo al dentista se les mostró una película de TV en la que un niño se subía en la silla sin miedo alguno, se le hacía un examen dental y se le limpiaban los dientes. El filme también mostraba a su hermanita mirándolo con aprensión, pero después ella también se sentaba en la silla del dentista, pues sus temores se habían aquietado. La película de TV tuvo éxito en remover gran parte del miedo que los niños les tenían a los dentistas.

      Cuando se le usa apropiadamente, la TV hasta puede estimular la lectura. Puede presentar ideas que estimulan en los observadores el deseo de tener más información; así que obtienen material de lectura que contribuye al conocimiento que ya tienen del tema. Los padres, en especial, pueden estar alerta para animar a sus hijos a hacer esto.

      Su mayor uso

      En todos los países el mayor uso que actualmente se le está dando a la TV es el de proveer entretenimiento. Por ejemplo, se dice que en la Unión Soviética solo el 8 por ciento del tiempo de transmisión se dedica a la información social y política, aproximadamente 17 por ciento a los noticiarios y el 75 por ciento restante al entretenimiento, incluso los eventos deportivos.

      Alguien quizás objete a la TV como entretenimiento. Pero, cuando se le usa con buen juicio, no es muy diferente de ir a un teatro por dos o tres horas, o asistir a un concierto o a un juego de pelota. Algunos prefieren estar más cómodos en casa y ver entretenimiento televisado de casi la misma clase. Y si lo que ven no está a la altura de sus normas, entonces pueden cambiar el programa o apagar el televisor. El hecho es que hoy día la TV se ha convertido en la fuente principal de entretenimiento para la mayoría de los televidentes.

      ¿Por qué, pues, hay críticas tan fuertes de la televisión? Los problemas tienen que ver con el contenido de los programas, y también con los hábitos televisuales de la gente, especialmente de los niños.

      [Comentario de la página 6]

      La TV ha sido útil de varias maneras, como al presentar instrucción suplementaria en las escuelas y al combatir la soledad de muchas personas.

      [Ilustración de la página 5]

      La TV puede traer información más rápidamente que los periódicos y hacerlo en una forma interesante. Los sucesos se pueden ver instantáneamente en cualquier parte de la Tierra mediante el uso de satélites de comunicación en el espacio

  • El daño que la televisión puede causar
    ¡Despertad! 1978 | 22 de octubre
    • El daño que la televisión puede causar

      HUBO tiempo en que algunos investigadores creyeron que los programas de televisión no tenían una influencia negativa duradera. Unos pocos hasta afirmaban que los programas que daban prominencia a la violencia podían ser útiles debido a que servían de “válvulas de seguridad,” que contribuían a refrenar esas tendencias en la gente.

      Pero eso fue antes de que hubiera suficiente tiempo para analizar los efectos de ver programas de TV durante varios años. Ahora, estudios prolongados casi unánimemente concuerdan en que, cuando se le usa indebidamente, la TV puede causar daño, sí, mucho daño.

      Ciertamente influye

      La afirmación de que un régimen continuo de programas de TV que den prominencia a la violencia, la depravación y la inmoralidad tiene poco o ningún efecto carece de base sólida. Si esto es así, ¿por qué gastan las compañías miles de millones de dólares para anunciar sus productos y servicios en la TV?

      Estos anunciadores saben que la TV, como medio de comunicación, tiene un efecto profundo. Sus anuncios acondicionan mentalmente a la gente a fin de que compren sus productos. Seguramente, los líderes comerciales del mundo no son tan tontos que desperdiciarían el dinero anunciando en la TV si esto tuviera poco o ningún efecto.

      Lo mismo sucede con el contenido de los programas de TV. Es inevitable que la gente sea influenciada de una manera u otra al pasar grandes cantidades de tiempo viéndolos.

      El decir que una dieta continua de malos programas de TV tiene poco efecto en la mente es como decir que una dieta continua de mal alimento tiene poco efecto en la salud del cuerpo. En gran parte, la salud de su cuerpo depende del buen alimento. Si uno come mal alimento por suficiente tiempo su salud se perjudica. Del mismo modo, lo que usted suministra a su mente de alimento, determina en gran manera su salud mental. Demasiado alimento mental malo puede afectar su mente de modo adverso.

      Los hechos muestran que lo que una persona ve en la TV sí influye en ella. La revista TV Guide reconoció: “Aunque al principio unos pocos estudios científicos sugirieron que la violencia en la TV en realidad pudiera hacer menos agresivos a los televidentes, al permitirles liberar indirectamente su hostilidad reprimida, las investigaciones posteriores han refutado esta teoría.”

      Por lo tanto, hay buenas razones para las muchas críticas que se hacen de la TV. Hay preocupación genuina acerca de la contaminación de la mente, tal como hay interés genuino acerca de la contaminación del aire, el agua y el alimento.

      No obstante, a pesar de esta preocupación, el constante régimen de malos programas de TV continúa. Los televidentes más jóvenes quizás no pueden notar la deterioración que ha ocurrido en los programas, pero los televidentes de más edad pueden hacer la comparación. Un ejemplo de esto fue cuando el escritor Michael Dean regresó a Australia después de una larga ausencia. Escribió en The Australian, un semanario de Sydney: “El volver a ver la TV australiana después de trece años es un golpe severo al optimismo nativo de uno. Es como si Hans Andersen hubiera regresado a la laguna de su niñez y hallara que el patito feo se había convertido en un cisne aún más feo.”

      Cierto, la TV no inventó la violencia, el crimen, la inmoralidad y la depravación. Pero la evidencia muestra que la TV empeora estas cosas. Esto es particularmente cierto en los países en los que la TV comercial tiene completa libertad, o en los que los censores son muy liberales y permiten que se muestren cosas que hace varias décadas hubieran sido inauditas.

      Un modo en que hace daño

      La televisión mala perjudica de varias maneras. Una manera es respecto a la salud física misma de la gente.

      La Asociación Médica Norteamericana declara que la depravación y la violencia televisadas pueden enfermar físicamente a algunas personas. Muchos de los médicos entrevistados dijeron que los efectos de tales programas de TV se están dejando ver en sus consultorios y hospitales. Semejantemente, más de 22.000 médicos de California —la vasta mayoría de ese estado— han testificado colectivamente en el tribunal apoyando la diagnosis de que la violencia y depravación televisadas son un “peligro a la salud.” Pueden afectar las emociones de mala manera y llevar a problemas físicos literales.

      Otro aspecto dañino relacionado con la salud es que el ver televisión no exige nada del cuerpo. Pero los períodos prolongados de inactividad son malos para la salud física. La falta de ejercicio es un asesino. Además, muchas personas comen entre comidas mientras ven TV, lo cual contribuye a problemas de peso excesivo.

      Los médicos están descubriendo que un gran número de pacientes con coágulos de sangre tienen una larga historia de demasiada TV. Tal inactividad prolongada no provee suficiente contracción de los músculos de las extremidades inferiores. Las venas profundas de las piernas y los pies, si no se activan por medio de contracciones musculares que se producen al andar y ejercitarse, quizás desarrollen coágulos que pueden matar a una persona.

      La falta de suficiente sueño es otro efecto dañino de ver demasiada TV. La TV tiene cierto tipo de ‘poder hipnótico,’ en el sentido de que un programa a menudo lleva al siguiente. Como resultado, muchas personas se quedan viendo televisión hasta muy de noche cuando deberían estar acostados y durmiendo. Puesto que todavía tienen que levantarse a la misma hora para ir a trabajar al día siguiente, eso significa una pérdida de sueño. El no dormir lo suficiente es un peligro a la salud.

      Además, algunos programas estimulan la mente a tal grado que cuando uno se acuesta, a menudo no puede dormirse por largo tiempo. Cuando se le invitó a hacer una gira de los Estados Unidos, un grupo de obreros de la Unión Soviética, donde la televisión está controlada por el Estado, declaró: “La televisión fue otra desilusión. Vimos televisión la primera noche que estuvimos allí y apenas pudimos dormir después de eso por la matanza que vimos.”

      ¿Estimula la violencia la TV?

      Un grave efecto de los malos programas de TV tiene que ver con la violencia. TV Guide declara: “Recientemente un profesor de sicología resumió la evidencia diciendo: ‘Hay poca duda de que, al exhibir formas de agresión o modos de comportamiento criminal y violento, los medios publicitarios de la televisión están “enseñando” y la gente está “aprendiendo.”’”

      En un experimento típico, un grupo de adultos vio programas de TV que tienen como meta el animar buenas relaciones entre la gente. Otro grupo vio programas con la cantidad usual de violencia y depravación. Al final del período de prueba, los investigadores dijeron que los resultados habían sido “sorprendentes.” Los que constantemente vieron programas malos se hicieron cada vez más hostiles y agresivos. Se hicieron más malhumorados con sus familias, menos tolerantes con los hijos, y por lo general participaron en comportamiento más dañino.

      En el Canadá, un estudio efectuado por el gobierno afirmó que 20 por ciento o más de los actos de agresión y violencia en la sociedad canadiense podía atribuirse a los efectos de corto plazo de tales representaciones de TV. Se atribuyó otro 10 por ciento a los efectos de largo plazo. El informe declaró: “El ver la violencia aumenta los actos de agresión y puede provocar ataques violentos.” Advirtió: “Aun si los ataques agresivos solo son provocados en una pequeña proporción de televidentes, cuando un número tan elevado como 40 millones de personas observa una escena brutal la gente resultará herida.”

      Este estudio también rechazó la idea de que la persona puede ‘desahogarse’ por medio de ver programas violentos. En vez de eso, declaró que “el observar la violencia tiende a aumentar la subsiguiente agresividad.”

      Además, en algunas personas la violencia televisada ocasiona un estado mental que les hace difícil separar el mito de la realidad. Sí, cuando un paciente en un hospital de siquiatría golpeó a un empleado en la cabeza con un taco de billar, quedó desconcertado debido a que el empleado no se levantó. El paciente no podía entender por qué el empleado estaba inconsciente, porque en la TV a menudo la gente se levanta inmediatamente después de ser golpeada en la cabeza.

      Los convictos han admitido que sacaron las ideas para crímenes al ver programas de TV en la cárcel. En un estudio un sorprendente 90 por ciento dijo que realmente habían aprendido maneras de mejorar sus técnicas criminales. Cuatro de cada 10 dijeron que ya habían intentado crímenes específicos que primeramente habían visto en la televisión. Uno declaró: “La TV me ha enseñado cómo robar automóviles, cómo entrar en establecimientos, cómo arreglármelas para robar a la gente, hasta cómo derribar y robar a un borracho. . . . Todo el mundo está aprendiendo de lo que se ve en la TV.”

      La tolerancia de la violencia

      Los científicos que estudian el comportamiento han notado otro aspecto sombrío de la violencia en la TV. Ahora creen que una dieta constante de violencia televisada, no solo hace más agresiva a mucha gente, sino que también la hace más insensible a la violencia que se comete contra otros.

      La columnista Harriet Van Horne escribió para el Post de Nueva York: “Algo espantoso le ha sucedido a la gente decente, ordinaria. Algo vergonzoso, alarmante.” Comentó que cuando muchas personas observan un acto de violencia en contra de otro individuo, “observan y no hacen nada absolutamente,” como si lo estuvieran viendo en la TV. No levantan ni un dedo, ni siquiera para llamar la policía.

      Cierto, siempre ha habido personas que no han querido inmiscuirse en los asuntos. Pero, ¿está la TV empeorando este problema? La columnista Van Horne llega a la siguiente conclusión: “La violencia, el dolor y la muerte no nos escandalizan como antes lo hacían. . . . ¿Han marchitado los 20 años de mutilación criminal en la TV al buen samaritano que tenemos dentro? Renuentemente, hay que decir sí.”

      Perjudica las relaciones de familia

      Aun otro efecto malo es que el ver en la TV demasiados programas malos puede perjudicar las relaciones de la familia. De hecho, el ver demasiado de cualquier clase de programas puede hacerlo.

      Cierto, una familia quizás observe el programa junta, pero esto no los estrecha mental, emocional ni espiritualmente. Muchos miembros de la familia admiten que se sienten más separados cuando pasan demasiado tiempo viendo TV. En muchas familias ya hay una brecha de comunicación, y la televisión puede empeorarla. De hecho, algunos hasta dicen que en muchos hogares la TV es la causa principal de esta brecha.

      El ver TV no solo acapara el tiempo que podría pasarse en la comunicación normal de la familia, sino que hace más difícil el que algunas personas se relacionen con otras. Como se hizo notar en el libro The Plug-in Drug, una mujer declaró: “Después de unas cuantas horas de ver televisión me es difícil movilizarme y tratar con personas reales. Sencillamente es difícil hacer la transición de ver televisión a la relación verdadera. Me imagino que esto se debe a que no me era preciso hacer esfuerzo alguno mientras estaba viendo, y el tratar con la gente verdadera siempre requiere un poco de esfuerzo. Imagine, pues, lo mucho más difícil que esto pudiera ser para un niño pequeño, en particular uno que ve mucha televisión todos los días.”

      Son demasiados los programas de TV que degradan la vida familiar. En el diario El Nacional de Caracas, Venezuela, José Ricardo Eliashev habla acerca de dos estaciones de TV de propiedad privada cuyos programas están llenos de hijos ilegítimos, padres no identificados y hermanos desconocidos. Hace notar que en esos programas, los niños no son criaturas que merecen el amor y la ternura incondicional. Más bien, los adultos los usan y manipulan... los secuestran, abandonan, renuncian a ellos, o de otras maneras los hacen sus víctimas. Él llega a la siguiente conclusión: La estructura familiar, por lo menos en términos cristianos, es destruida.

      Y ésa es una de las cosas que en particular perturba a las personas que temen a Dios. También se sienten perturbadas debido a que muchos programas de TV socavan las altas normas de moralidad. Los programas toleran la fornicación, el adulterio, la homosexualidad. Y a menudo se promueve el punto de vista ateo.

      Comentando sobre esto, el editorial de un número reciente de U.S. News & World Report declaró:

      “Los funcionarios de la televisión pueden excusar hasta los programas más triviales diciendo que el público se los comería vivos a menos que le dieran lo que éste parece desear. Pero merecen cargar con la culpa. Por lo menos podrían tener el valor y la imaginación de considerar lo que se le va a mostrar al público, en vez de tratar de superarse unos a otros en bobadas y mal gusto. . . .

      “El Congreso no se quedaría quieto ni por un minuto si una industria prominente se metiera en los bolsillos mil millones de dólares de ganancias antes de pagar impuestos —como hizo la emisión comercial el año pasado— mientras derramara las aguas de albañal en nuestros ríos y lagos. Sin embargo, ni el Congreso ni la Comisión Federal de Comunicaciones alzan la ceja mientras las estaciones de TV comerciales encauzan sus porquerías de ‘entretenimiento’ crudo a los hogares norteamericanos y contaminan nuestras mentes.”

      Pero la contaminación mental continúa. Y en ninguna parte son más desafortunados los resultados, hasta devastadores, que en conexión con las mentes que menos pueden enfrentarse con ella. Estas son las mentes de los niños.

      [Comentario de la página 10]

      En muchas familias ya hay una brecha de comunicación, y la televisión puede empeorarla.

      [Comentario de la página 11]

      Muchos programas de TV al tolerar la fornicación, adulterio y homosexualidad socavan las altas normas de moralidad.

      [Ilustración de la página 9]

      El ver demasiada TV le roba a uno la actividad que necesita para mantenerse en buena salud... es peligroso tanto mental como físicamente

  • ¿Qué efecto tiene en los niños la televisión?
    ¡Despertad! 1978 | 22 de octubre
    • ¿Qué efecto tiene en los niños la televisión?

      LOS efectos de la televisión en los adultos pueden ser significativos. Pero lo que la televisión puede hacerles a los niños es mucho más profundo.

      Ningún otro desarrollo técnico de la historia ha tenido un efecto tan directo en esta parte de la población, la más vulnerable, como lo ha tenido la TV. De hecho, una encuesta de niños de edad escolar de Sydney, Australia, revela que la TV quizás ya haya reemplazado a la escuela, la religión y la familia como la influencia principal en los valores que muchos niños aprenden.

      Demasiado

      En los países en los que la TV está ampliamente disponible, el verla consume más de las horas diurnas del niño medio que cualquier otra actividad.

      Por ejemplo, para cuando el niño norteamericano de término medio llega a los 16 años de edad ha pasado de 15.000 a 20.000 horas enfrente de la TV. Para esa misma edad solo ha pasado unas 11.000 horas de instrucción en las aulas de clase. En la actualidad muchos niños ven TV por cinco, seis, siete o hasta más horas al día, especialmente en los días en que no van a la escuela.

      ¿Permitiría el padre medio que su hijo viera dos o tres películas al día en el cine de la localidad? Es probable que eso sería inaceptable, aun sin tomar en cuenta el costo. Pero el no controlar la TV que se ve en casa equivale a casi lo mismo.

      No hay duda de que muchos niños pasan períodos excesivos ante la TV. ¿Por qué, pues, son tantos los padres que permiten esto? Muchos usan la TV como niñera. De hecho, les dicen a sus hijos: ‘Mira, siéntate enfrente de la TV y no me molestes.’ Como confesó una madre de tres hijos: “Me atemoriza la idea de no tener un televisor aunque se que probablemente los niños estarían mucho mejor sin él. No puedo imaginarme el habérmelas sin TV. Estoy esclavizada a ella.” Pero, por supuesto, por miles de años los padres se las arreglaron sin TV.

      “Casi hipnotizados”

      Muchos padres dicen que la TV tiene a sus hijos “casi hipnotizados.” Una madre dijo de su pequeñuelo: “La observa en un verdadero trance. Es casi imposible obtener la atención de él. Si lo dejo, la ve así por horas. Sencillamente parece hipnotizado.”

      El libro The Plug-in Drug declara: “Vez tras vez los padres describen, a menudo con considerable ansiedad, la naturaleza semejante a trance con la que sus hijos ven televisión. La expresión facial del niño se transforma. La quijada se relaja y cuelga ligeramente abierta; . . . los ojos adquieren una mirada vidriosa y vacía. . . . Ciertamente hay poca indicación de que el niño está activo y alerta mentalmente.” Así, con buena razón declaró un título en el Star de Toronto: “LOS NIÑOS SON ESCLAVOS DE LA TV.”

      El sentido común nos dice que el que un niño se siente por largas horas, día tras día, enfrente del televisor en tal estado mental, sin comunicarse, no puede hacerle bien alguno. No es posible que una mente joven se exponga a miles de horas de programas de TV, muchos de los cuales contienen violencia, depravación e inmoralidad sin que sea afectada adversamente.

      Problemas de salud

      Un efecto de ver demasiada TV, especialmente muy de noche, se observa en las aulas de clase. En la República Federal de Alemania, el profesor Heinz-Rolf Leuckert de la Universidad de Munich declara: “Rostros agotados, cansados, ojos ojerosos y expresiones indiferentes son la orden del comienzo del día. Aparte de que les afecta la salud física, la pérdida de sueño significa que no son tan listos en la escuela... y no aprenden tan fácilmente como sus compañeros de clase que durmieron bien la noche anterior.”

      Cuando se redujo drásticamente la TV, o se eliminó del todo, la mayoría de los casos de fatiga crónica desaparecieron en unas cuantas semanas. Por supuesto, el ver demasiada TV no es la única razón de la fatiga, pero ciertamente ha contribuido al problema. Incidentalmente, los niños que volvieron a ver demasiada TV hallaron que sus síntomas de fatiga regresaron.

      En algunos niños otros síntomas de ver TV sin control fueron el empeoramiento de la falta de apetito, las jaquecas, los vómitos y la irritabilidad. La falta de ejercicio apropiado también estuvo envuelta, puesto que puede llevar a la degeneración de las actividades normales del cuerpo.

      Los anuncios de la televisión pueden contribuir a la mala salud de los niños de otra manera. Constantemente son bombardeados por anuncios que ofrecen alimentos llamativos pero de muy poco valor nutritivo. A muchos alimentos altamente azucarados se les da una apariencia atractiva, pero perjudican la buena salud. Un observador dijo que al niño “se le hace creer engañosamente que los alimentos que son los más perjudiciales para él son los que él tiene que tener.”

      Los especialistas de la vista dicen que el ver demasiada TV puede perjudicar los ojos, pues no les da el ejercicio apropiado que necesitan. En vez de desarrollar buena coordinación de los ojos por medio de hacer cosas que requieren visión “tridimensional,” los niños ven la pantalla “bidimensional” de la TV por demasiado tiempo. Se calcula que en los Estados Unidos hasta 30 por ciento de los niños que ven televisión tienen algún problema con los ojos. Algunos médicos se refieren a “ojos torpes” que no pueden seguir la línea impresa, sino que progresan a tropezones, saltando palabras y frases.

      Problemas mentales

      El ver demasiada TV quita el tiempo que los niños pudieran pasar más provechosamente leyendo, edificando cosas, hablando con otros, o jugando. Un bibliotecario de escuela dijo acerca de los niños aficionados a la TV: “No inician ideas o actividades. No pueden pensar nada de manera cabal. Desean que todo se les ponga por delante a fin de que todo lo que tengan que hacer es observarlo o hacer lo que uno les diga.”

      Un maestro de escuela elemental de la ciudad de Nueva York declaró: “Los niños ya no juegan como solían hacerlo. . . . No parecen tener tanta imaginación, ya sea en sus expresiones verbales o en sus maneras de jugar o en las cosas que hacen.” Otro maestro, con 35 años de experiencia, añadió: “Ahora juegan mucho más pasivamente. Se interesan en algo, pero si entonces esto significa que tienen que hacer algún esfuerzo pierden el interés.” Estos maestros dicen que el ver demasiada televisión es responsable en su mayor parte.

      Los educadores notan una deficiencia en el desarrollo de las habilidades para leer en comparación con otros años. Pero apenas pudiera ser de otro modo cuando a los niños se les permite sustituir la lectura con tantos programas no educativos de TV. Y puesto que el leer requiere esfuerzo, y la TV no, es obvio cuál preferirá el niño si se le permite decidir por su cuenta.

      No solo resultan impedidas las habilidades para leer, sino que el niño aficionado a la TV a menudo tiene más dificultad en responder a las personas reales. ¿Por qué? Porque las personas reales quizás no despierten el mismo interés que un personaje de la televisión. Y, a menudo, lo que el niño aprende de la televisión respecto a las relaciones humanas tiene poca conexión con la vida verdadera.

      Ese también es el caso dentro del círculo familiar. El llevarse bien con otros miembros de la familia es algo que hay que aprender, experimentarlo por medio de hacer cosas, conversar, obrar recíprocamente. El niño tiene una gran necesidad de desarrollar esas habilidades a fin de que él mismo pueda llegar a ser un buen padre o una buena madre. Nada puede sustituir el toma y daca entre la madre, padre, hermanas y hermanos.

      Es preciso que el niño se comunique constantemente dentro de la familia a fin de que se le respondan sus preguntas, se corrijan sus puntos de vista incorrectos y se animen sus opiniones correctas. Pero hay toda indicación de que el ver demasiada TV tiene un efecto destructivo en los puntos de vista. Y esto cobrará un precio adicional más tarde, cuando el niño de TV de hoy día tenga su propia prole.

      Lo que la violencia puede hacer

      Uno de los aspectos más alarmantes de lo que la televisión está haciéndoles a los niños tiene que ver con la violencia. En país tras país aumenta la evidencia de que muchos niños que ven demasiada violencia televisada tienden a ser más violentos en su comportamiento cotidiano. Y también son más tolerantes de la violencia que se les inflige a otros.

      Un artículo en The Journal of the American Medical Association muestra que para cuando el niño norteamericano medio se gradúa de la escuela secundaria, “ha sido testigo de 18.000 asesinatos e incontables incidentes sumamente detallados de robo, incendio premeditado, bombardeo, falsificación, contrabando, palizas y tortura.” Se hace notar que hay aproximadamente un acto de violencia por minuto en el dibujo animado estándar de TV para niños menores de 10 años de edad.

      Algunos padres notan una reacción inmediata cuando los niños ven demasiada violencia en la TV. Uno dijo: “Aumenta rápidamente su inhabilidad para controlarse a sí mismos. Gimen, se quejan, absolutamente retroceden. . . . Les toma un rato antes de volver a lo normal.”

      Pero los efectos pueden ir más allá de una sencilla irritabilidad temporánea. Por ejemplo, considere los 146 documentos científicos que informan en cuanto a estudios de investigación que abarcaron a 10.000 niños y que llegaron todos a una conclusión similar. Mostraron que la violencia en la TV producía en los niños un aumento de comportamiento agresivo que puede ser muy duradero.

      Y tampoco es esto meramente una condición norteamericana. Un encabezamiento del South China Morning Post de Hong Kong declaró: “LA VIOLENCIA EN LA TV PERJUDICA A LOS NIÑOS... EXPERTOS.” El periódico informó: “Es probable que los niños de Hong Kong sean afectados particularmente por los programas violentos de la televisión, dijeron los educadores, trabajadores sociales, siquiatras y sicólogos.” Y un informe del Japón, que salió en la revista Atlas, muestra que a los niños de allí “se les ofrecen cantidades casi ilimitadas de sangre y violencia” en la TV.

      En el Canadá, un informe de 91 páginas que la Junta de Educación Hamilton de Ontario presentó a la Comisión Real del gobierno sobre la Violencia en los Medios Publicitarios dijo: “La violencia en la televisión puede crear un comportamiento antisocial, temores irreales e insensibilizar a los niños a las emociones en el mundo que los rodea.”

      A la Comisión también se le dijo que el efecto de la violencia en la TV sobre los niños podía ser comparado a plantar una bomba que pudiera estallar dentro de 10 a 20 años. El informe dijo: “Cada asesinato o acto violento que un niño presencia en la TV es como un peso pequeño, hasta minúsculo, colocado en la balanza. . . . ningún sicólogo pudiera garantizar que la balanza no se inclinará y provocará actos de violencia en personas que parecen normales.”

      En Inglaterra un estudio de dos años llegó a la conclusión de que los malos programas de TV ciertamente estaban ocasionando un aumento en la delincuencia juvenil. Otro estudio, por un período de seis años, que abarcó a 1.565 muchachos de edades de 13 a 16, halló que los que observaban brutalidad en la TV a menudo estaban 50 por ciento más dispuestos a recurrir a la violencia que los muchachos que no veían tales programas con regularidad.

      Los estudios de investigación comisionados por el Inspector General de Sanidad de los Estados Unidos llegaron a casi la misma conclusión. De ver violencia en la TV, los niños aprendieron a actuar más violentamente. Esto fue cierto prescindiendo de los antecedentes económicos del niño, o las características de familia, o su vecindario.

      Respecto a un experimento que duró 10 años, Science Digest informó lo siguiente: “La agresividad del muchacho a la edad de 19 años estuvo relacionada directa y significativamente con la cantidad de violencia que había visto en la televisión a los ocho años de edad, prescindiendo de su nivel inicial de agresividad, estado social, habilidad intelectual o el comportamiento de los padres.” Esta publicación advirtió: “Los científicos están descubriendo que ciertos efectos, notablemente el aumento de la agresividad, pueden durar por toda la vida.”

      Muchos padres han tenido experiencias similares a las del padre que escribió lo siguiente al Post de Washington:

      “He observado el efecto de la televisión en mi propio hijo y algo de lo que veo no me gusta. Por ejemplo, su vocabulario se hace cada vez más violento.

      “Siempre me está ‘matando’ o ‘muriendo’ él mismo o ‘disparando’ a alguien o algo con algún artículo casero que en cualquier modo se asemeje a un revólver.

      “A veces es un monstruo o un pirata o sencillamente un tipo malo. Habla de la cárcel y por la noche, cuando las luces están apagadas, seres de aspecto extraño lo visitan.”

      Los jueces ya están viendo la evidencia de esta insensibilidad para con la violencia. El juez de tribunal juvenil Patrick Tamillia, de Pensilvania, dice que el crimen televisado endurece cada vez más a los delincuentes juveniles. Declara: “Los muchachos ya no lloran tanto en el tribunal; la dureza de corazón es sencillamente increíble. Ven la violencia en los programas de TV, en los cuales no se muestra remordimiento alguno. Así es que cuando hieren a alguien, no les parece que han herido a un ser humano.”

      Los registros de la policía muestran que los jóvenes que imitan los crímenes de la TV son mucho más numerosos de lo que la gente cree. Por ejemplo, un joven de 17 años de edad admitió que al matar a una joven se apegó a una nueva representación que planeó de un programa de TV. Un niño de siete años de edad al que se halló rociando vidrio molido en el guiso de cordero de la familia dijo que había sacado la idea de un programa de TV. Dos niños que trataron de extorsionar 500 dólares de una compañía por medio de la amenaza de una bomba copiaron la idea de la TV. Un niño de nueve años de edad que le dio a su maestro una caja de dulces envenenados para Navidad dijo que lo había aprendido de un programa de TV en el que un hombre mató a su esposa de esa manera sin que lo atraparan. El hijo de seis años de edad de un policía le pidió a su padre balas verdaderas a fin de poder hacer que su hermanita “muriera de veras” como él creía que la gente hacía en la TV.

      Varios asaltos sexuales efectuados por adolescentes fueron casi idénticos a los que se habían mostrado en programas de TV, lo cual resultó en que un padre demandara a una red de TV. Y una madre a quien no le preocupaba la violencia en la TV cambió de opinión cuando su hijo de cuatro años de edad trató de asfixiar al perro de la familia con una almohada inmediatamente después de haber visto a un hombre hacerle esto a otra persona en la TV.

      Los niños también han puesto su vida en peligro como resultado directo de observar TV. En Perth, Australia, una niña de cuatro años de edad trató de ahorcarse imitando un ahorcamiento que había visto en un dibujo animado de la TV. Los niños se han roto huesos o de otra manera se han lesionado al saltar de lugares elevados, imitando a personajes de la TV de los tipos de “superhombre” o “batman.” Niños que montan bicicletas han sufrido numerosas lesiones al tratar de imitar a los motociclistas acrobáticos de la TV.

      Así, son cada vez más los estudios de los efectos de corto plazo y largo plazo que señalan a la conclusión que la revista Parade hizo notar: “La violencia de la TV . . . perjudica a los niños de tres maneras: Aprenden y recuerdan —y muchos de ellos copian— el comportamiento agresivo; se les hace más fácil ser violentos, y les preocupa menos; intensifica su agresividad, más bien que ‘disiparla.’”

      Por supuesto, es cierto que la agresión y la violencia han ocurrido entre los jóvenes desde hace siglos. Pero el hecho es que, prescindiendo de lo mala que haya estado la situación anteriormente, un régimen constante de programas inadecuados de TV está empeorando la situación.

      ¿Qué, pues, pueden hacer los padres para contrarrestar estas tendencias? ¿Qué deben hacer los adultos para evitar ellos mismos los malos efectos de los programas deficientes de la TV?

      [Ilustración de la página 13]

      ¿Cuántas horas ha pasado su hijo viendo la violencia televisada?

  • ¡Controle su televisor!
    ¡Despertad! 1978 | 22 de octubre
    • ¡Controle su televisor!

      DEBIDAMENTE controlada, la televisión puede informar, educar y entretener. Puede contribuir a nuestro disfrute de la vida. Sin control apropiado, puede ser destructiva. Así es que aprenda a controlarla antes de que lo controle a usted... y a sus hijos.

      Escribiendo para el Daily News de Nueva York, el Dr. Saul Kapel declaró: “El tiempo de dudar la investigación ha pasado hace mucho. Es hora de que los padres obren en armonía con ella . . . y presten más atención a la cantidad de TV y a los programas que ven los niños.” Se puede decir lo mismo en cuanto a los hábitos de los televidentes adultos.

      ¿Está usted enviciado con la TV?

      Sería bueno echar una ojeada honrada a cuánto tiempo usted y su familia pasan viendo TV. Usted pudiera colocar una hoja de papel y un lápiz cerca de su televisor, y para una semana normal escribir, cada día, la cantidad de televisión que se ve y quién la ve. Entonces súmelo. Los resultados pudieran sorprenderle.

      Además, para ayudar a determinar si usted se está enviciando con la TV, hágase preguntas como las siguientes:

      1. ¿Espera usted con anhelo el fin del día para poder ver sus programas favoritos de TV?

      2. ¿Deja usted encendida la TV después que sus programas favoritos han terminado, y sigue viendo otros?

      3. ¿Hace usted lo de arriba (1 y 2) noche tras noche?

      4. ¿Prefiere usted ver TV a estar con amigos o hacer cosas con la familia?

      5. ¿Enciende usted la TV por la mañana si tiene la oportunidad?

      6. ¿Mantiene usted el televisor encendido aun cuando en realidad no lo está viendo?

      7. ¿Se siente usted irritado durante la noche si no puede ver la TV?

      8. ¿Se pone usted a la defensiva si se le acusa de ver demasiada TV?

      9. ¿Presenta usted excusas por ver demasiada TV?

      10. ¿Pasa usted más horas viendo TV que en todas las otras actividades de su tiempo libre?

      Si usted ha respondido “Sí” a varias de estas preguntas, entonces esto sugiere que hasta cierto grado ya se ha enviciado con la TV.

      Cómo controlarla

      ¿Cómo puede uno controlarse para no ver en exceso la televisión? Primero, es preciso reconocer que casi todo lo que se hace en exceso puede ser dañino a los seres humanos.

      El comer buen alimento es provechoso, pero, ¿lo es la glotonería? El beber bebidas alcohólicas puede ser agradable, pero, ¿lo es el alcoholismo? El dormir es vital para la buena salud, pero el hacerlo en demasía puede perjudicar el cuerpo y la mente.

      Sin embargo, reconocer que algo es potencialmente dañino pudiera ser más fácil que dar pasos para controlarlo. Y esto es lo que les sucede a muchos televidentes.

      Lo que el buen control exige es disciplina. Y eso requiere el motivo correcto.

      Pudiera ser útil abordar el problema de la manera en que usted lo haría si su médico le dijera que evitara una práctica que fuera dañina para su salud. El ver demasiada TV es una práctica que puede ser dañina a la salud mental y física. El saber esto puede motivar a algunos a desarrollar la disciplina que se necesita para tener moderación.

      Para ayudar a controlar la TV, algunos han puesto su televisor en un lugar donde es inconveniente pasar largas horas frente a él. Esto pudiera ser en una habitación que todos los miembros de la familia usan más extensamente. Algunos lo han puesto en un gabinete o en un armario, lo cual precisa esfuerzo para prepararse para usarlo. Además, puesto que el dormitorio es demasiado propicio para recostarse y observar por largos períodos, muchos rehúsan poner su televisor allí.

      Algunas familias tienen un horario, y solo ven ciertos programas en la TV, y el televisor se mantiene apagado por el resto del tiempo. El recurrir a otras actividades también es útil, tal como apartar ciertas noches para las consideraciones familiares, lectura, u otros tipos de recreación que envuelvan a toda la familia.

      Por supuesto, hasta la moderación puede ser improductiva si los programas que uno ve recalcan las ideas incorrectas. Así es que es preciso dar atención al contenido del programa.

      Control de lo que ven los niños

      Los padres tienen la seria responsabilidad de dirigir los hábitos televisuales de sus pequeñuelos. Algunos padres le dicen un firme “No” al niño que desea jugar en una calle muy transitada, puesto que hay peligro envuelto. Pero el mismo padre deja que el hijo tenga acceso a la TV sin controlarlo. De modo que es preciso aprender a hacer que su “No” signifique precisamente eso. Y la mayoría de los niños cesan de importunar a sus padres acerca de la TV cuando se dan cuenta de que sus padres no cederán.

      Por supuesto, nadie puede establecer reglas en cuanto a lo que los padres deben hacer en este asunto. Pero es interesante ver lo que otros han hecho con buen éxito. Por ejemplo, algunos les limitan a sus hijos el número de horas que les permiten ver televisión durante los días de escuela a solamente una hora al día, o media hora al día, y una hora o dos durante los fines de semana. Otros padres han eliminado totalmente la TV para sus hijos durante los días escolares, y solo les permiten una cantidad limitada de tiempo durante los fines de semana y las vacaciones.

      Muchos padres no permiten que se vea la TV durante las comidas, o cuando es hora de estudiar o hacer quehaceres o a la hora de acostarse. Y no permiten que sus hijos tengan un televisor en su propia habitación.

      Sin embargo, algunos han observado que el tratar de regular los hábitos televisuales de los niños no da buenos resultados. Una madre dijo que después de cierto período el control que ella ejerce “mengua cada vez más, y pronto los niños están viendo televisión todo el tiempo.” Puesto que no podía permanecer firme en los límites sobre una base diaria, halló que la única solución era que los niños se abstuvieran totalmente de ver TV durante la semana escolar.

      Los padres también tienen que elegir cuidadosamente los programas para sus hijos. Algunas preguntas que pudieran hacerse a este respecto son:

      1. ¿Es apropiado el programa para la edad del niño?

      2. ¿Muestra el programa problemas y conflictos que un niño puede entender, y maneras positivas de resolverlos?

      3. ¿Muestra el programa buena moralidad, vida familiar, matrimonio y relaciones entre los sexos de un modo sano y positivo?

      4. Cuando a un niño se le permite observar cierto entretenimiento de dibujos animados, ¿qué es lo que probablemente aprenderá?

      5. ¿Anima el programa a actividades edificativas, o por lo menos mejora la calidad de la aptitud de jugar del niño?

      Beneficios

      Una madre norteamericana que mantenía encendida la TV durante gran parte del día “solo para tener compañía” notó que su hijo de un año y medio de edad dormía por intervalos irregulares y estaba más irritable y más inquieto que lo normal. Así es que apagó la TV y el comportamiento de su hijo mejoró muchísimo. Dormía mejor, no estaba tan irritable y mejoró su habilidad de concentrarse en su juego.

      Cuando el televisor de una familia en el Japón se descompuso, la madre escribió lo siguiente a un periódico: “Desde entonces el patrón de vida de mis dos hijos, de siete y cinco años de edad, ha mostrado un cambio sorprendente. Antes que el televisor se descompusiera, lo único que mis hijos hacían después de la cena era ver la TV. Nunca escuchaban mi sugerencia de leer libros. Pero ahora que el televisor está roto, están bastante dispuestos a leer libros.” Muchos otros padres japoneses escribieron acerca de mejoras similares en comportamiento y en tarea escolar después de controlar los hábitos televisuales de sus hijos.

      En los Estados Unidos los padres han tenido experiencias similares cuando el televisor se descompuso y no fue reemplazado rápidamente. Uno dijo: “Al principio mis hijos no sabían qué hacer. ¿En qué deberían emplear su tiempo? Sin embargo, gradualmente otras actividades los ocuparon. Comenzamos a participar en juegos de familia juntos, y nos pusimos a leer más. Las conversaciones familiares se hicieron más frecuentes y prolongadas, acompañadas de un intercambio de opiniones y sentimientos, y comenzamos a pasar más tiempo en las actividades al aire libre.” Esta familia obtuvo otro televisor, pero para entonces habían aprendido a controlarlo.

      Otro padre que aprendió a controlar la TV dijo: “Me emociono al pensar en lo mucho que ahora nos hablamos unos a otros. El televisor no posterga esas cosas que los niños evitan... quehaceres, tareas, baños, la hora de acostarse.”

      Los padres concienzudos en particular se interesan en que nada se interponga en el camino de la educación casera de sus hijos. Los niveles y habilidades de inteligencia de los niños aumentan grandemente cuando los padres los ayudan a aprender a leer y exponen a los niños a los materiales educativos aun antes de que lleguen a la edad escolar.

      Es por esto que a los padres que son testigos de Jehová se les anima a incluir a sus hijos de todas las edades en las actividades educativas que giran en torno a la Biblia. Como resultado, muchos de sus hijos llegan a ser lectores competentes, cosa que les ayuda grandemente en su tarea escolar y también más tarde en la vida. El que los padres provean esta educación casera, acoplada con literatura para los niños que explique los altos principios de moralidad de la Biblia, provee un fundamento de gran valor. Contribuye a contrarrestar las malas influencias que son tan abundantes en este mundo.

      Además, puesto que los testigos de Jehová aceptan la Biblia como la Palabra de Dios, también aceptan el hecho de que ésta requiere “gobierno de uno mismo,” lo cual incluiría el controlar o gobernar el uso del televisor. De hecho, el que ejerzan gobierno de sí mismos es una indicación de que están dejando que la poderosa fuerza activa de Dios, su espíritu santo, obre en su vida, pues el gobierno de uno mismo es un “fruto,” o producto de ese espíritu.—Gál. 5:22, 23.

      Así, los padres hacen bien no solo en controlar el uso que sus hijos dan a los televisores, sino en hacer todo esfuerzo posible por reemplazarlo con actividades edificantes. Y seguramente, el mismo principio aplicaría en la vida de los padres, pues de esa manera estarían dando un buen ejemplo a los hijos.

      Sí, la televisión puede ser provechosa. Puede instruir, informar y entretener. Pero también puede arruinar y corromper e influir en la persona hacia el comportamiento inmoral, la hostilidad, la violencia y hasta la incredulidad en Dios. Por lo tanto, las personas prudentes se esfuerzan por mantener su televisor bajo control a fin de que éste no las controle a ellas.

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