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  • “Tú y yo y nadie más, mamá”
    ¡Despertad! 1981 | 8 de julio
    • “Cuando yo estuve enferma y necesité tratamiento, ¿dónde estaba mi padre?” replicó Yvonne, apaciblemente. Después de reflexionar sobre los principios morales que su madre le había inculcado, ella pasó a decir: “Mi madre me ha provisto la mejor educación que es posible.”

      “Pero yo quiero dar a mi hija todas las ventajas que ella necesita para ser feliz en la vida,” suplicó el padre. Agregó: “Ella puede cursar estudios universitarios en la carrera que escoja, puede tener ropa fina, ir a fiestas, tener amistades entre gente de la sociedad... todo lo que necesita para tener éxito en la vida. Y yo tengo los recursos que me permiten proveer eso.”

      ¡Una oferta bastante atractiva! Desde luego, la madre no estaba en una posición económica que le permitiera competir con tal oferta... peso por peso. “¡Dése cuenta de lo que le está negando a su hija!,” fue el regaño del juez a la indefensa madre mientras la miraba con indignación.

      “Yvonne ya está crecida. Ella puede escoger lo que quiera hacer,” contestó la madre. “Si ella desea irse con su padre, no me opondré.”

      Sin titubear, Yvonne habló resueltamente: “Agradezco lo que quieres hacer por mí, papá, pero ya mi vida con mamá es muy feliz y agradable. En lo que tiene que ver con lo material, ya tengo todo lo que verdaderamente necesito.” Además, al reflexionar en el trabajo de tiempo completo que ocupaba gran parte de su vida, el de ayudar a otros espiritualmente, dijo: “Pero más que las cosas materiales que tengo, ahora tengo un verdadero propósito en la vida. Esto es algo que no se puede comprar con dinero.” Con lágrimas en los ojos, la madre abrazó a su hija a la vez que el padre retiró su demanda y salió furioso de la sala del tribunal.

      Como resultado de un accidente mortal en Detroit, Michigan, en los Estados Unidos, una cristiana quedó viuda y sola, con tres hijas adolescentes a las cuales cuidar. Una de las adolescentes es una paralítica totalmente imposibilitada.

      ¿Cómo se sentiría usted si tuviera que dar de comer a una joven de 18 años de edad, cambiarle los pañales, bañarla y vestirla, además de tener que transportarla de ida y vuelta a reuniones religiosas? No es tarea fácil, y anteriormente el padre había ayudado en gran manera a la madre en esta tarea. ¿Se le haría necesario a la madre ahora internar a la muchacha en alguna institución para que la atendieran?

      “Nosotros la vamos a atender, mamá,” respondieron las otras hijas. Y eso fue exactamente lo que hicieron. La madre dijo: “La muchacha ha podido quedarse con nosotras sencillamente por la ayuda que me han dado mis otras dos hijas.”

      Hay muchos ejemplos más en los cuales hijos que tienen solo padre o madre se han hecho cargo de quehaceres del hogar y han dado apoyo considerable al padre o la madre. No solamente se beneficia el padre o la madre, sino que, según informó el Dr. Lee Salk, eminente sicólogo de niños, el niño también se beneficia: “Algunos padres y madres sin cónyuge han tenido mucho éxito . . . Puede que digan a su hijo: ‘Tengo tantas cosas que hacer hoy que me ayudaría mucho el que al llegar a casa de la escuela pusieras la mesa. Y también quizás pudieras ir a la tienda de comestibles y comprar tomates y huevos y un pan... ciertamente eso me facilitaría mucho hacer las demás cosas cuando llegue a casa.’ A los niños les encanta tener tareas como ésas. Les hace sentirse importantes. El respeto de sí mismos aumenta cuando los jóvenes saben que están haciendo algo que alivia la vida del padre o de la madre y que sus esfuerzos son apreciados.” De este modo, la vida mejora tanto para el niño como para la familia.

      A ningún jovencito le gusta que se le considere como un infante. A pesar de su tierna edad, a la mayoría de los niños les gusta pensar que están madurando en su modo de pensar.

      Frecuentemente los niños que se crían solamente con el padre o la madre se desarrollan en sentido emocional a edad más temprana que los que se crían con ambos padres. ¿A qué se debe que suela ser así? En un artículo intitulado “El divorcio: El lado positivo,” que salió en una revista, la escritora Jane Adams declara: “Los niños que viven con el padre o la madre que se ha divorciado se ven obligados a ser independientes... sencillamente sucede que el padre solo, o la madre sola, no puede dar a los hijos la misma atención, ni estar igualmente disponible o prestar ayuda, como cuando ambos padres están juntos. . . . Yo sé que mis dos hijos —los dos están en sus primeros años de la adolescencia— pueden preparar una comida bastante alimenticia. Ambos pueden ayudar a que el hogar, que compartimos, marche bien, y pueden hacer tareas como las de desempolvar, lavar y planchar su propia ropa, y hasta arreglar una ventana rota. Ellos mismos limpian lo que han ensuciado, porque tienen que hacerlo... no hay nadie más para que lo haga.”

      Al grado que van madurando en su modo de pensar, llegan a ser una verdadera ayuda para el padre o la madre sin cónyuge. Por ejemplo, una mujer cristiana divorciada se enfrentó a la responsabilidad de criar cinco hijos y una hija. A pesar de que tenía apoyo financiero, comenzaron a surgir problemas. “Yo era más indulgente con mis hijos porque pensaba que estaba compitiendo con el padre, quien tenía derecho a visitarlos. No quería perderlos,” admitió ella.

      Pero quedó atónita cuando uno de sus hijos le dijo: “¡Mamá, estás malcriando a los muchachos! Mamá, fíjate cómo se están comportando... necesitan la ‘vara.’ Tienes que ser firme. Tu ‘Sí’ tiene que ser ‘Sí’ y tu ‘No,’ ‘No.’ ” ¡La madre tomó a pecho inmediatamente aquel consejo tan juicioso, con el resultado de que hubo un gran cambio en el hogar!—Pro. 22:15; Sant. 5:12.

      Los jóvenes que ‘eliminan las cosas características de pequeñuelo’ al madurar en su modo de pensar y en su conducta siempre miran al pasado, años más tarde, con agradecimiento. El padre de uno de estos jóvenes murió cuando el niño tenía cuatro años. ¡Esto sucedió en tiempos de dificultad económica y muchos se preguntaban cómo la madre podría enfrentarse a la crianza de 11 hijos estando sola!—1 Cor. 13:11.

      Unos parientes vinieron, listos para repartirse a los niños entre ellos y hacerse cargo de su cuidado. La madre, con algún orgullo, dijo: “¡No, vamos a permanecer unidos, aunque tengamos que morir de hambre juntos!”

      La persona que pasó por esta experiencia a la edad de cuatro años escribe ahora, en su edad adulta, y dice: “En retrospección, me doy cuenta de que aquella experiencia fue uno de los sucesos más sobresalientes de mi vida. Como familia, cada uno comenzamos a cooperar con los demás para poder sobrevivir.”

      Comenzaron por hacer emparedados y bocadillos y, después de obtener permiso, venderlos en las estaciones del ferrocarril. Con el transcurso del tiempo, la madre estableció un pequeño restaurante. El hijo de quien se ha estado hablando dijo: “Bien recuerdo las veces que alguien entraba en el restaurante y pedía un emparedado de huevo y se me mandaba salir por la puerta de atrás e ir a la tienda de comestibles a comprar un huevo.”

      Hoy en día este hombre cristiano no solamente ha criado a sus propios hijos con éxito, sino que también ha fundado una cadena de negocios de varios millones de dólares. Al reflexionar, escribió: “Doy gracias a Dios por una madre tan maravillosa.”

      Conocido por tus propias obras

      Los ejemplos que hemos dado aquí ciertamente muestran que los niños que viven en hogares donde solamente hay el padre o la madre no tienen que ser desamparadas víctimas de su difícil circunstancia. Aunque no cabe duda de que la pérdida del padre o de la madre puede afectar y sí afecta dramáticamente la vida del niño, muchos jóvenes concuerdan con el proverbio (Pro. 20:11) que dice: “Aun por sus prácticas [no por la posición social de sus padres] el muchacho se da a conocer en cuanto a si su actividad es pura y recta.”

      Un tal llamado hogar roto no tiene que torcer la vida de un niño. Los jóvenes que se esfuerzan por ayudar a sus padres y responden a la guía moral y la disciplina debida que ese padre o madre suministra pueden tener éxito en la vida. No solamente tendrán respeto de sí mismos, sino que también desarrollarán la paz mental interior que tan críticamente les hace falta hoy a muchos jóvenes. Estos jóvenes pueden contribuir a una vida de familia acogedora. Por su proceder, realmente pueden decir: “Tú y yo y nadie más, mamá... pero juntos podemos edificar una vida plena y significativa.”

  • El Níger... un río que alimenta a muchas naciones
    ¡Despertad! 1981 | 8 de julio
    • El Níger... un río que alimenta a muchas naciones

      PARA una persona que esté viajando por avión a poca altura, el río Níger parece una cinta ancha intrincadamente tejida con los contornos del África Occidental. Los rápidos y las cascadas del Níger se asemejan a delicados volantes de encaje blanco que adornan la cinta, y los tributarios parecen serpentinas de color verde, gris y marrón.

      Pero para las cinco naciones cuyas tierras desagua y riega este río, y para las más de 20 tribus que se alimentan y se ganan la vida debido a sus aguas, el Níger es mucho más que un adorno. Es indispensable para la mismísima existencia de ellas.

      Hay programas para utilizar el río a mayor grado. Nigeria tiene proyectos para desarrollar la transportación por el río mucho más allá de lo que se ha desarrollado

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