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  • Nuestro hijos... una herencia de parte de Jehová
    La Atalaya 1979 | 1 de septiembre
    • Nuestros hijos... una herencia de parte de Jehová

      “¡QUÍTATE de mi vista! ¡Márchate! ¡No vuelvas por aquí!” Después de vociferar así, un padre echó del hogar a su hijo de 16 años de edad.

      Este adolescente es parte de un grupo de jóvenes que se ha atraído mucha publicidad en los últimos años. Un artículo de la revista Parade señala que “los llaman jóvenes-basura, desalojados, juventud sin hogar, echados y desechados, y sus parientes los han rechazado y les han dicho que ‘se pierdan de vista,’ frecuentemente sin darles dinero y dejándolos solo con la ropa que llevaban puesta.” El artículo continúa diciendo: “Hay padres que echan a sus hijos del hogar y no quieren ni volverlos a ver ni oír de ellos jamás.”

      Es obvio que hoy día muchos adultos ven con malos ojos a los niños. ¿Ha influido esa actitud en la manera de pensar de usted? Sea que usted conteste Sí o No, hallará de provecho considerar el punto de vista que la Biblia insta a los padres a tener en cuanto a sus hijos.

      Bajo la inspiración de Dios, el salmista escribió acerca de hijos que nacen de matrimonios honorables: “¡Miren! Los hijos son una herencia de parte de Jehová; el fruto del vientre es un galardón.” (Sal. 127:3) Según el diccionario hebreo por William Gesenius, en este caso la palabra “herencia” significa: “Una posesión que Jehová ha dado, un regalo de Jehová.” Cuando la gente recibe un regalo de valor, generalmente lo aprecia mucho. Si el regalo requiere que se le dé mantenimiento y se conserve, la gente hace lo mejor que puede a ese respecto.

      ¿Trata usted a sus hijos como si fueran una herencia de parte del Creador, Jehová? Las Escrituras declaran: “Los hijos no deben ahorrar para los padres, sino los padres para los hijos.” (2 Cor. 12:14) “Ciertamente si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe.” (1 Tim. 5:8) Dios desea que los padres ‘ahorren’ para que provean para sus hijos tanto en sentido material como espiritual. ¿Cómo se puede lograr éxito en eso?

      Puesto que todos los padres y todos los hijos tienen su propia personalidad, es imposible presentar reglas detalladas para la crianza de los hijos que tengan éxito con relación a cada uno de los hijos en toda familia. Sin embargo, consideremos ciertas pautas fundamentales que siempre han resultado provechosas.

      LA COMUNICACIÓN

      Un consejero de una residencia para muchachos que han sido echados del hogar señala cómo el personal de esa institución trata de ayudarles: “Escuchamos a la persona joven. Penetramos con percepción en la crisis y descubrimos cómo se siente él o ella.” Esto se conoce como “comunicación,” y comienza con escuchar. La familia de usted, también, puede obtener provecho de la comunicación.

      ¿Tiene usted buena comunicación con sus hijos, y se efectúa esa comunicación con regularidad? No nos referimos a charla sin significado o conversación “forzada” acerca del estado del tiempo o algún otro asunto superficial. La comunicación verdaderamente eficaz tiene que ser de ‘corazón a corazón.’ Tiene que brotar de amor y afecto genuino entre el padre o la madre y el hijo. Puesto que ‘de la abundancia del corazón habla la boca,’ el prestar atención a lo que su hijo dice mantendrá al padre o la madre a tono con las necesidades emocionales y espirituales de su prole.—Luc. 6:45.

      El cultivar buena comunicación con los hijos requiere que se ejerza mucha paciencia y se trabaje duro en ello. Para tener éxito en ello, los padres tienen que seguir el consejo bíblico de no hacer nada “movidos por espíritu de contradicción ni por egotismo.” No deben estar “vigilando con interés personal solo sus propios asuntos, sino también con interés personal los de los demás,” especialmente los de sus hijos. (Fili. 2:3, 4) Debido al pecado heredado, todos los humanos tienden a estar más interesados en sí mismos que en los demás. Los padres deben luchar contra esa tendencia y cultivar interés en las cosas que sus hijos hallan atractivas.

      “DISCIPLINA Y REGULACIÓN MENTAL”

      En Proverbios 13:24 se describe una importante prueba de amor paternal: “El que retiene su vara odia a su hijo, pero el que lo ama es el que de veras lo busca con disciplina.” Una pauta bíblica similar declara: “La vara y la censura son lo que da sabiduría; pero el muchacho que se deja a rienda suelta le estará causando vergüenza a su madre.”—Pro. 29:15.

      La disciplina que aquí se menciona no significa simplemente castigo físico, aunque en ciertas ocasiones eso es lo que se necesita. Los hijos tienen que saber no solo lo que deben hacer y lo que deben abstenerse de hacer, sino también por qué ciertas cosas son correctas o incorrectas. En otras palabras, la disciplina eficaz de los hijos requiere consejo correctivo que los hijos acepten como correcto.

      Esta necesidad se puede satisfacer por prestar atención a este otro mandato bíblico: “Ustedes, padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y regulación mental de Jehová.” (Efe. 6:4) Los hijos deben aprender el modo de pensar del Creador del hombre, las cosas que a Dios le agradan y las que le desagradan. Para poder suministrar esa regulación mental, los padres mismos tienen que estar bien familiarizados con la Biblia.

      A este respecto, es muy instructiva la siguiente declaración que Moisés dirigió a los padres en el antiguo Israel: “Estas palabras que te estoy mandando hoy tienen que resultar estar sobre tu corazón; y tienes que inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes. Y tienes que atarlas como señal sobre tu mano, y tienen que servir de venda frontal entre tus ojos; y tienes que escribirlas sobre los postes de las puertas de tu casa y sobre tus puertas.” (Deu. 6:6-9) Respecto a estos versículos, el comentario bíblico por Keil y Delitzsch declara:

      “Para que el amor a Dios sea de la clase correcta, los mandamientos de Dios deben ponerse en el corazón, y ser el tema constante del pensamiento y la conversación. ‘Sobre tu corazón:’ i.e. los mandamientos de Dios tenían que ser un asunto del corazón, y no simplemente de la memoria . . . [Compare con Deuteronomio 11:18]. Había que ponerlos en vigor entre los hijos, hablar de ellos en el hogar y en el camino, por la noche al acostarse y por la mañana al levantarse, i.e. en todo sitio y a todo tiempo; había que atarlos como señal sobre la mano, y usarlos como vendas (frontales) entre los ojos. . . . estas palabras se dan en sentido figurado, y denotan una observancia fiel y constante de los mandamientos divinos.”

      El tratar a los hijos como una herencia de Jehová requiere comunicación regular con ellos, así como enseñarles por repetición continua (‘inculcar’) la manera de pensar de Dios como se registra en las Santas Escrituras. ¿Cree que le beneficiaría recibir alguna ayuda para suministrar esa clase de “disciplina y regulación mental” basada en la Biblia? Si así es, lo estimulamos a prestar atención cuidadosa a los principios bíblicos y experiencias de la vida real que se presentan en los siguientes artículos.

  • Lo que los adolescentes necesitan de sus padres
    La Atalaya 1979 | 1 de septiembre
    • Lo que los adolescentes necesitan de sus padres

      TODO adulto fue una vez adolescente. Todo padre o madre de un adolescente fue adolescente. Por eso los adultos deberían entender los problemas y frustraciones de los adolescentes. Pero en muchas ocasiones los padres no recuerdan los problemas que ellos tuvieron como adolescentes y no despliegan comprensión al tratar con sus hijos adolescentes. Un abuelo recuerda su experiencia:

      “Cuando era muchacho me parecía que la disciplina de la familia con frecuencia era dura e injusta. Recuerdo que pensaba que cuando creciera y tuviera hijos los disciplinaría con amor, les escucharía y razonaría con ellos.

      “Cuando llegué a esta etapa de mi vida, descubrí que había muchas presiones en la cuestión de criar una familia. Las largas horas de trabajo me impedían estar mucho tiempo con mis hijos. Cuando estaba con ellos desplegaba impaciencia y mal genio.

      “Los años en los cuales los niños crecen pasan con demasiada rapidez. Ahora soy abuelo, y tengo una actitud completamente diferente de la que tenía como padre. Hallo tiempo para jugar con mis nietos y disfrutar de ellos, y con frecuencia deseo defenderlos cuando están en aprietos y pienso que sus padres son muy duros y les falta entendimiento. Muchas veces reflexiono así: ¡Si como padres siquiera pudiéramos desplegar la paciencia y el entendimiento de los abuelos!”

      Los padres suelen olvidar que normalmente el adolescente está declarándose como individuo que tiene necesidades individuales. Interpretan mal las cosas, y se desarrollan problemas. Un ministro que ha hecho un estudio de los problemas de los adolescentes informa que planteó esta pregunta a muchos adolescentes: “De lo que pudieras recibir de tus padres, ¿qué sería lo que más desearías?” Casi sin excepción la respuesta fue:

      “COMPRENSIÓN”

      Una joven de 15 años de edad expresó ese deseo al comentar: “Tengo padres buenos, pero me gustaría que entendieran que ya no soy una niñita. Me tratan como si estuviera en tercer grado de escuela elemental. ¡Si solamente pudieran entenderme y confiar en mí!” Deseaba que se cambiaran algunas reglas en reconocimiento de su edad.

      El impulso de adquirir mayor libertad es parte normal del crecimiento hacia la condición de ser adulto... un hecho que muchos padres no están dispuestos a aceptar. Desde la infancia los hijos han confiado en los padres y dependido de éstos y los padres han disfrutado de ello. Ahora su hijo o hija adolescente cambia de un espíritu de completa dependencia a uno de mayor confianza en sí mismo o sí misma. Este cambio de actitud no es malo. Algunos adolescentes comienzan a desarrollar un punto de vista de persona ya crecida a una edad relativamente joven. El rey Josías es un ejemplo bíblico de esto. “Siendo todavía muchacho, [de unos 15 años], comenzó a buscar al Dios de David.” A la edad de unos 25 años tomó acción enérgica contra la adoración falsa, que había sido promovida por su padre. Este adolescente tuvo libertad para actuar por su propia cuenta. ¿Fueron malas su actitud y su acción simplemente porque él todavía fuera joven? No. (2 Cró. 34:1-8) Además, los motivos del joven David cuando preguntó en cuanto a pelear contra Goliat fueron buenos, aunque su hermano mayor los entendió mal.—1 Sam. 17:26-28.

      Sin embargo, debido a que el adolescente todavía no es adulto, no todos sus deseos son maduros. El joven necesita tiempo para jugar. Necesita que sus padres comprendan que él tiene energía para estar activo cuando a sus padres les gustaría estar reposando. Los adolescentes necesitan asociación. Si los padres no proveen asociación o compañía apropiada, los jóvenes la buscan por su propia cuenta, y puede que hallen compañía que no haya de contar con la aprobación de sus padres.

      La mayoría de los adolescentes disfruta de las fiestas. Debido a la conducta que se ha manifestado en algunas de estas fiestas, puede que los padres no quieran que sus hijos participen en ellas. Pero el prohibir por completo que vayan a fiestas sería desalentador y haría que los jóvenes se sintieran descorazonados. (Col. 3:21) Si los padres hacen arreglos para fiestas informales, tienen derecho a controlar la lista de invitados y supervisar las actividades y de esa manera evitar muchos problemas que podrían surgir. Cuando los jóvenes participan en los planes, habrá mucho más éxito en esto.

      Cuando el adolescente comete un error y se mete en dificultades, ése es el tiempo en que más necesita comprensión. Los padres hacen bien en reflexionar en su propia juventud y recordar los errores que cometieron debido a la inexperiencia de la juventud. De esa forma, resistirán más fácilmente la tentación de reaccionar exageradamente, de ser demasiado críticos. Si quieren que su adolescente venga a ellos cuando se meta en problemas, deben edificar confianza por la manera en que responden a la situación en los casos de infracciones más pequeñas.

      Cuando el error es una equivocación por no haber pensado con claridad, los padres deben mostrar gran bondad y consideración. Deben hacer toda clase de esfuerzos para explicar qué estuvo mal y cómo evitar una repetición del mal. Pero no debe decírsele al joven que él es malo.

      Pero, ¿qué deben hacer los padres si sus adolescentes se envuelven en problemas serios en cuanto a la disciplina en la escuela, o en algún problema con la policía, o con drogas o inmoralidad? Puede que los padres tengan la esperanza de que el entrenamiento que han dado en el pasado evite que eso ocurra. Pero suponga que sí ocurre. Ahora es cuando más necesita ayuda y dirección hábil el adolescente.

      Un problema de esta índole es muy angustioso para los padres. Generalmente dicen: “¿Dónde nos equivocamos?” Con frecuencia amenazan o condenan a la prole descarriada, lo cual tiende a agriarla y a endurecerla en su línea de conducta. Jehová fue comprensivo y estuvo dispuesto a perdonar cuando su pueblo se desvió de lo que era correcto. Tomó la iniciativa en comunicarse con ellos y ofrecerles ayuda, a pesar de que el pecado de ellos era grave. “Vengan, pues, y enderecemos los asuntos entre nosotros,” dijo Jehová. “Aunque los pecados de ustedes resulten ser como escarlata, se les hará blancos justamente como la nieve.”—Isa. 1:18.

      El futuro del joven depende de cómo lo traten durante ese tiempo crítico. No diga o haga cosas que le dificulten el volver a usted de la manera en que el “hijo pródigo” regreso a su padre. Los padres nunca deben darse por vencidos en cuanto a su prole mientras los hijos estén bajo su jurisdicción. Ejerza paciencia. Muestre misericordia. Imite a Jehová en estas cualidades.—Sant. 2:13; 2 Ped. 3:9, 15; Luc. 15:11-24.

      QUE SE LES TRATE COMO INDIVIDUOS

      Una necesidad importante en el adolescente es que lo traten como individuo. Charles R. Foster dice en su libro Psychology for Life Today (Sicología para la vida actual):

      “Es un hecho reconocido el que un ser humano desea más que simplemente comer y dormir. Desea que lo reconozcan como persona, y desea experimentar el sentimiento de que tiene éxito.”

      “Ciertamente todo individuo se siente mejor y trabaja más eficazmente si logra tener éxito en algo y si logra experimentar el sentimiento de que el lugar que ocupa en el mundo es importante. La mayor parte de los estudiantes del comportamiento social creen que cada ser humano tiene alguna potencialidad sin explotar... que hay algo que cada persona puede hacer bien, o mejor, y solo tenemos que descubrir qué es.”

      Cada adolescente siente la necesidad de que se le considere diferente de todos los demás. Los padres se dan cuenta de que no hay un hijo que sea enteramente igual a otro. Puede que la educación y disciplina que tenga éxito con un hijo no sea eficaz con otro. Esto es especialmente cierto cuando llegan a la adolescencia.

      Por lo tanto, no es bueno comparar a un hijo con otro. Si el trabajo de una persona se compara con el trabajo de calidad superior de otra, el resultado es resentimiento, no estímulo. (Compare con 2 Corintios 10:12.) El adolescente quiere que lo acepten según lo que él en particular es, y lo que puede hacer como individuo. Desea que sus padres lo amen según lo que él en particular es, y que lo traten con bondad humana. Por otro lado, no desea que lo cuiden en exceso, ni que lo traten como a un niño para siempre.

      RECIBIR PAUTAS CONSECUENTES

      Otra necesidad que tienen los adolescentes es la de recibir dirección y pautas firmes y consecuentes. Recientemente, al hablar sobre este tema, el almirante de retaguardia James F. Calvert, superintendente de la Academia Naval Estadounidense, y padre de tres hijos, dijo según se informa en The Detroit News:

      “Los muchachos de hoy día aprenden más de la televisión de lo que jamás van a aprender de nosotros. Cada día, el muchacho corriente de 15 años de edad dedica 20 minutos a leer y dos horas a ver televisión.”

      Después de comentar respecto al fracaso de los padres en cuanto a inculcar un ‘sentido de deber y orgullo familiar,’ continuó: “Sin disciplina no puede haber respeto fundamental.” Calvert asemejó la disciplina humana a un cascarón de huevo. “Cuando está intacto,” dijo, “es un objeto fuerte y hermoso. Cuando se quiebra o agrieta, pronto se hace pedazos.”

      “Puede que los jóvenes no clamen por disciplina, pero la necesitan desesperadamente. La autoridad estricta de los padres desarrolla un sentido de seguridad en los hijos.”

      El adolescente necesita la seguridad de una disciplina firme, consecuente. Puede que no concuerde prontamente con la idea de que algunas de las restricciones y reglas sean necesarias, pero concordará de inmediato con que sus padres deben ser consecuentes en las reglas que establecen. Desea saber lo que puede o no puede hacer. Se siente frustrado si esas reglas se cambian de día en día debido a la manera en que sus padres se “sienten” en diferentes ocasiones. Jesús dijo: “Signifique su palabra Sí, Sí, su No, No.”—Mat. 5:37.

      Las reglas y restricciones se pueden comparar con límites territoriales. El adolescente necesita tener los límites claramente definidos e identificados; entonces desea que le tengan confianza y le extiendan libertad dentro de esos límites. Un padre comparó este hecho con la experiencia que su familia tuvo al alquilar un hogar:

      “Era una zona arbolada. Una de las primeras preguntas que hicimos fue en cuanto a la ubicación de los límites territoriales. Queríamos saber qué nos permitían hacer con la propiedad. Teníamos que saber aquello para poder disfrutar de vivir allí. Es fácil imaginarse la molestia y la frustración que ocasionaría el que el propietario cambiara las restricciones cada semana o algo por el estilo. Los mismos principios aplican a las restricciones que se ponen a los adolescentes. Las reglas deben ser razonables y consecuentes. Y entonces hay que mostrarles confianza y darles libertad dentro de esos límites.”

      Las reglas no tienen que ser irrazonablemente rígidas. Algunos acontecimientos u ocasiones muy especiales pueden ser razón suficiente para dar consideración a solicitudes especiales.

      AYUDA PARA ESTABLECER METAS EN LA VIDA

      La necesidad de dirección incluye ayuda en cuanto a establecer metas en la vida y respecto a escoger una ocupación y recibir la educación seglar que se requiera. Toda persona debe poder sentir que es útil y que lo que hace es útil. Debe tener dignidad personal y estar orgullosa de sí misma como persona.

      Los padres muestran su interés en su prole por medio de ayudar al hijo o hija adolescente a seleccionar la ocupación que le convenga a él o ella particularmente. Deben considerarse sus “dones,” talentos o preferencias. (Compare con Romanos 12:6.) Hay que ayudar al joven o la joven a establecerse metas asequibles. No todo el mundo puede alcanzar un puesto de prominencia. La manera práctica de ver realizadas las metas es ir fijándose metas cada vez más altas a medida que se alcanzan metas más asequibles.

      El suministrar educación que prepare al joven para hacer frente a los problemas de la vida adulta supone una pesada responsabilidad. Hay que entrenar a los jóvenes y éstos deben desarrollar habilidades en un oficio de modo que puedan mantenerse a sí mismos. (1 Tim. 5:8; Pro. 31:10, 19, 20) Aunque Jesús llegaría a ser el Cristo, su padre adoptivo José le enseñó un oficio, de modo que lo conocían como “el hijo del carpintero” y “el carpintero.” (Mat. 13:55; Mar. 6:3) El apóstol Pablo se mantenía a sí mismo y a los que estaban con él por medio de trabajar en su oficio de hacer tiendas de campaña.—Hech. 18:1-4; 20:33, 34.

      En el asunto de prepararse para hacer frente a los problemas de la vida adulta y aceptar las responsabilidades de adulto, los adolescentes necesitan el apoyo de sus padres, y estímulo para evitar convertirse en una persona que abandona sus deberes. En muchas ocasiones necesitan ayuda para hacer las tareas de la escuela. Puede que a veces deseen abandonarlo todo. En ocasiones como éstas, los padres pueden ser una fuente de estímulo por medio de entender las frustraciones y considerar francamente el asunto con ellos. Si en ocasiones el padre o la madre ayuda al hijo o a la hija a efectuar tareas escolares difíciles, podrá entender mejor las frustraciones que experimentan los jóvenes al hacer las tareas escolares y podrán ofrecer sugerencias prácticas. A veces el que un padre comprensivo simplemente dedique algún tiempo a considerar el problema es suficiente estímulo para ayudar al adolescente a pasar la crisis.

      SENTIR QUE SE LES NECESITA

      Posiblemente lo que más anhela el adolescente es sentir que se le necesita. Por esta razón a veces los jóvenes preguntan a sus padres si fueron adoptados, o si sus padres planearon tenerlos o los deseaban. Desean tener seguridad de que sus padres

  • Corrección
    La Atalaya 1979 | 1 de septiembre
    • Corrección

      Mientras se preparaba la Traducción del Nuevo Mundo de Levítico 23:21, lo que en Hebreo era יחיח (“será”) se leyó equivocadamente como יחזח (“Jehová”). Por eso, la primera oración de este versículo debe leer: “Y tienen que hacer una proclamación en este mismo día; habrá para ustedes una convocación santa.”

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