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  • ¿Qué, realmente, significará Armagedón para la humanidad?

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  • ¿Qué, realmente, significará Armagedón para la humanidad?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1976
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1976
w76 15/1 págs. 35-36

¿Qué, realmente, significará Armagedón para la humanidad?

LA PALABRA “Armagedón” sigue apareciendo en las noticias. La página editorial del Times de Nueva York tuvo los titulares: “Hacia el Armagedón,” cuando la India hizo estallar su primer dispositivo nuclear en 1974. “Armagedón del petróleo,” “Armagedón económico,” “el invierno que precede al Armagedón” y expresiones similares también han aparecido en los últimos meses.

El desastre final... eso es lo que pasa como relámpago por la mente de la mayoría de las personas que oyen la palabra “Armagedón.” Muchas de ellas se imaginan que en la estela de éste quedará una Tierra carbonizada, hecha cenizas radiactivas, con pocos sobrevivientes, si acaso hay algunos.

Pero ¿es eso lo que realmente significa Armagedón? ¿Significa solo mal en el futuro? La respuesta quizás le sorprenda.

¿QUÉ SIGNIFICA?

La fuente de la palabra “Armagedón” es el libro bíblico de Revelación o Apocalipsis. Allí solo aparece una vez, en una descripción de un gran recogimiento de todos los “reyes,” o gobernantes, de la Tierra “para la guerra del gran día del Dios Omnipotente.” La profecía incluye estas palabras significativas: “Los reunirá en el lugar llamado en hebreo Armagedón.”—Cap. 16 de Apocalipsis (Revelación), Vs. Rev. 16:13 al 16, La Santa Biblia (Versión dirigida por E. Martín Nieto).

En realidad no hay ninguna ubicación geográfica, pasada o presente, que se llame específicamente Armagedón. Por consiguiente, la Revelación debe estar representando algo mucho más significativo que simplemente un lugar literal. La Encyclopædia Britannica (1974) sugiere que “probablemente se usó como símbolo a la ciudad palestina de Megido” debido a su ubicación estratégica como “famoso campo de batalla en la historia de Palestina.” El rey Tutmosis III del Egipto de la antigüedad declaró, según se informa, que la “captura de Megido es la captura de 1.000 poblaciones.”

Por lo tanto, los acontecimientos asociados con Megido señalan a que Armagedón simboliza un encuentro de fuerzas opuestas mucho más significativo que cualquiera que haya ocurrido allá en Palestina en tiempos antiguos. La expresión hebrea completa es Har Meghiddohn, que significa “montaña de reunión fijada” o “montaña de asamblea de tropas.” Armagedón, entonces, debe referirse a la situación a la cual todos los reyes o gobiernos del mundo ‘tienen una reunión fijada’ para presentar oposición a un adversario común.

Pero ¿qué podría presentar una amenaza a todas las naciones que en la actualidad están envueltas en disputas continuadas para que se asociaran unidamente con el fin de oponerse a ello?

¿POR QUÉ ARMAGEDÓN?

Bueno, ¿por qué pelean por lo general los gobiernos? ¿No es para mantener sus propias soberanías nacionales, el derecho a dirigir sus propios asuntos sin intervención del exterior? Prescindiendo de lo divididas que estén las naciones en otros sentidos, se adhieren en común a esta posición nacionalista. ¿Qué otra cosa excepto el nacionalismo podría explicar la falta de cooperación internacional que existe cuando tal cooperación es obviamente tan esencial para la supervivencia de la humanidad en los años críticos del porvenir? Los esfuerzos que se hacen por crear una autoridad mundial que tenga verdadero poder para obrar se encaran a hostilidad casi universal.

“El que no se haya podido crear una base genuina para la paz y justicia mundial,” escribe el director Norman Cousins en la revista Saturday Review, “se puede atribuir directamente a que las naciones rehúsan . . . aceptar una autoridad que les pueda decir qué hacer en la arena internacional.” ¿Cuál es, pues, la única manera de traer “paz y justicia mundial”? Cousins declara:

“Este, entonces, es el desafío fundamental hoy día... cómo crear una autoridad mundial para el mantenimiento de la paz que cuente con la confianza de los pueblos del mundo.”—3 de mayo de 1975, pág. 5.

¿Puede usted imaginarse que las naciones hayan de conceder algunos de sus poderes a una “autoridad mundial” de esa índole? De hecho, ¿van siquiera en esa dirección? Contesta la revista Ceres, de la Organización para la Agricultura y la Alimentación de la O.N.U.: “Estamos corriendo en la dirección contraria . . . estamos muy lejos de esa idea utópica de tomar decisiones en un nivel mundial.” ¿Por qué? “Las entidades nacionales, siempre velando por sus propios intereses,” rehúsan cooperar. Es un atolladero.

Por esta razón la guerra en Armagedón es una necesidad imprescindible. Las naciones políticas no pueden deshacer el atolladero. Además, ahora se encuentran en Armagedón, alineadas contra Dios y rehusando cederle la soberanía, cuando ya ha llegado el tiempo para que él ejerza su gobernación por su Reino para el bien común de toda la humanidad.

Es por eso que la Biblia dice que Dios el Todopoderoso obrará decisivamente en Armagedón: “[Su reino] triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.” Para los que están alineados contra el reino de Dios, Cristo Jesús predice que esto significará “grande tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder.”—Dan. 2:44; Mat. 24:21; vea también Jeremías 25:31-33.

BENEFICIOS DE ARMAGEDÓN

No hay duda de que la guerra de Dios contra los gobernantes que no ceden resultará en pérdida de vida y penalidades extremadas. Esto pudiera causar en usted una impresión de horror. Pero ¿no es mucho peor lo que las naciones ya le han hecho, y todavía le harían, a la tierra si se les diese la oportunidad?

Las normas faltas de perspicacia, egocéntricas, de los gobernantes nacionalistas verdaderamente han arruinado la tierra. El incremento en la contaminación, la delincuencia y violencia, los odios nacionalistas y raciales, la explotación y la guerra cruel demuestra que no gobiernan con eficacia. Está claro que la única base sólida para que venga paz y justicia verdadera a toda la gente de la Tierra es eliminar primero todos los sistemas malos que han fomentado estas cosas, junto con sus apoyadores.

Los que retroceden ante la idea de tan terrible conflicto deben pensar acerca de las horripilantes guerras de los últimos años, a las cuales tanta gente dio apoyo físico o moral. ¿Limpiaron los horrores de la I y II Guerras Mundiales, por ejemplo, el sistema de cosas malo y suministraron el fundamento para un mundo justo? La guerra de Dios en Armagedón es lo mejor que pudiera sucederle a nuestro globo terráqueo, ¡porque hará exactamente eso! Solo el Armagedón puede despejar el camino para una condición terrestre de justicia en la cual las causas de pena, dolor y muerte de hechura humana sean quitadas permanentemente.—Rev. 21:1-4.

La palabra “Armagedón,” pues, no debe hacer que uno se llene de temor o pavor, sino, más bien, de expectación y esperanza, tanto con relación a ese acontecimiento como con relación a lo que viene después de él. Los que comprenden su verdadero significado y proximidad se unirán a los que fueron previstos en la profecía bíblica que agradecidamente dicen: “Te damos gracias, Jehová Dios, el Todopoderoso, El que eres y que eras, porque has tomado tu gran poder y has empezado a gobernar como rey. Pero las naciones se airaron, y vino tu propia ira, y el tiempo señalado . . . para causar la ruina de los que están arruinando la tierra.”—Rev. 11:17, 18.

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