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  • ¿Qué clase de pan para un mundo hambriento?
    La Atalaya 1971 | 1 de diciembre
    • la parte más importante del ministerio de Jesús hace mil novecientos años fue lo que él dijo, las palabras que habló. Habló palabras dadoras de vida que había oído de Dios, palabras, que, si se obedecían, podrían llevar a uno, no simplemente a pan para una o dos comidas, sino a la mayor de las metas... vida eterna. A algunos, a quienes milagrosamente había dado pan el día anterior, Jesús dijo: “Trabajen, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna.”—Juan 6:27.

      Cuando Jesús envió a sus discípulos, no los envió con pan material, sino con alimento espiritual, la palabra de vida. Dijo: “Los dichos que yo les he hablado son espíritu y son vida.” (Juan 6:63) Se llegaría a saber que formaban la congregación cristiana verdadera porque seguían el ejemplo de Jesús. La congregación de discípulos verdaderos de Jesús todavía existe y todavía consta de una “minoría de testigos personales.” En cuanto al mundo de la humanidad, su tarea, su asignación, es ésta: “En todas las naciones primero tienen que predicarse las buenas nuevas,” y “hagan discípulos de gente de todas las naciones . . . enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado.”—Mar. 13:10; Mat. 28:19, 20.

      Solo esta congregación puede hacer cristianos genuinos de la gente, y solo ésta puede hacerlos activos en el ministerio cristiano verdadero. Solo en cooperación con esta congregación podrá el individuo efectuar actos apropiados de amor, en armonía con la voluntad de Dios y para el bien eterno de los necesitados del mundo. La cosa más importante para cada individuo es hallar la congregación cristiana verdadera, ponerse personalmente de parte del cristianismo verdadero y asociarse con esta congregación.

  • Cómo ayuda la iglesia verdadera
    La Atalaya 1971 | 1 de diciembre
    • Cómo ayuda la iglesia verdadera

      EL CRISTIANISMO verdadero ha sobrevivido en una “minoría de testigos personales,” una congregación cristiana verdadera que ha tenido presente lo que significa su comisión de trabajo. Así ha podido hacer de la gente discípulos verdaderos de Cristo en vez de solo hacerlos “cristianos de arroz” o solo cristianos nominales.

      La congregación cristiana verdadera no es una “Iglesia rica.” Y puesto que sus miembros, cada uno sin excepción, son testigos que sirven personalmente al ir directamente a la gente en sus hogares, como lo hicieron Jesús y sus apóstoles, pueden llegar al corazón de la gente con su mensaje, aun de los que padecen de hambre y pobreza.

      Por lo general los testigos cristianos comparten las circunstancias de la gente entre la cual sirven. Sin embargo, gastan sus fondos muy limitados para llevar la Palabra de Dios a la gente común. La alegación popular que dice: “No se le puede predicar a un hombre hambriento; él quiere pan, no palabras,” no es universalmente cierta. Jesucristo mismo declaró: “Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz.”—Juan 18:37.

      En cualquier situación de emergencia, por supuesto, el testigo cristiano ayudará si personalmente puede hacerlo, como Jesús enseñó en la parábola del samaritano que demostró ser buen prójimo. (Luc. 10:29-37) Pero el cristiano verdadero no olvidará que tiene la comisión de predicar el reino de Dios.

      LA SOLUCIÓN VERDADERA

      Entonces, ¿qué debe uno hacer si quiere seguir el ejemplo del Hijo de Dios? Tiene que ser misericordioso y compasivo, es cierto. Pero, ¿cómo puede uno mostrar de la mejor manera esa misericordia y compasión? Por ejemplo, ¿arrojaría usted un palito de fósforo a un hombre que estuviera ahogándose en medio de un mar tempestuoso? Ni pensarlo. Sin embargo, los esfuerzos de los clérigos por resolver los problemas del mundo de la humanidad al concentrarse en dar lo material se asemejan mucho a eso. Es un paso de escaso valor en cuanto a traer alivio verdadero. Pues, mientras continúen el egoísmo y la codicia, seguirán la pobreza y el hambre.

      Sí, un entero sistema mundial precisa cambio. Pero, ¿cómo proceder? La acción política puede cambiar estructuras gubernamentales. Pero, ¿puede cambiar los corazones de los hombres? ¿No es en eso que estriba el problema?

      Los clérigos que instan a sus feligreses a participar en actividad política y movimientos de reforma simplemente están tratando de poner remiendos en una prenda de vestir gastada. Pero Jesús mostró que el cristianismo verdadero no es un caso de remendar una prenda de vestir vieja. (Mat. 9:16, 17) Y, en vez de remendar a este presente sistema mundial con todas sus injusticias, sus desigualdades, su codicia y opresión, Dios va a descartarlo como inútil, digno de ser destruido. En su lugar introducirá un nuevo sistema, fundado en la justicia y el derecho. De su Hijo, que encabezará ese régimen justo sobre la Tierra, dice la profecía: “Y con justicia tiene que juzgar a los de condición humilde, y con rectitud tiene que administrar censura a favor de los mansos de la tierra. . . . y con el espíritu de sus labios dará muerte al inicuo.” Entonces y solo entonces desaparecerán de la Tierra la pobreza y el hambre.—Isa. 11:4, 5; 2 Ped. 3:13.

      AYUDA ESPIRITUAL Y MATERIAL

      La ayuda que el cristiano puede dar, pues, no es simplemente de naturaleza temporal, sino de valor más duradero, puesto que es cierto que “no de pan solamente debe vivir el hombre, sino de toda expresión que sale de la boca de Jehová.”—Mat. 4:4.

      El que recibe la palabra de vida que le trae un testigo cristiano obtendrá algo por lo cual vivir. Obtiene esperanza. Ve significado en la vida. Entiende que él mismo puede ser de algún valor y que se le puede usar para ayudar a otros. Esto le da el deseo de llevar una vida decente. Obtiene pundonor. Es posible que antes la falta de esperanza lo haya hecho apático, le haya hecho desatender su familia, descuidar sus deberes o quizás hasta entregarse a vicios que podrían destruirlo —una situación que la ayuda material sola no puede remediar— pero ahora consigue un propósito en la vida.

      Quizás sea pobre todavía, pero no será desdichado. Ha comenzado una vida completamente nueva donde los valores espirituales son la cosa más importante y ‘el buscar el reino de Dios y Su justicia’ ocupa el primer lugar. (Mat. 6:33) Se asociará con la congregación cristiana y conseguirá amigos allí. Aprenderá la importancia de la diligencia y la limpieza. Aprenderá la moderación, y en vez de despilfarrar su dinero, aprenderá a hacer lo bueno con éste.

      Si se hallare en verdadera necesidad, la congregación ayudará. (Sant. 2:15, 16) Sí, aun si sus hermanos en un país entero llegan a estar necesitados los testigos cristianos de otros países hacen cuanto pueden por ayudarlos. Fue de esta manera que los cristianos de Macedonia y Acaya durante el primer siglo ayudaron a los cristianos necesitados de Judea, donde hubo hambre. (Hech. 11:28, 29; Rom. 15:26) Y siguiendo el mismo modelo, los testigos cristianos de Jehová, por ejemplo, en los Estados Unidos en 1945 enviaron cantidades grandes de ropa y alimento a sus compañeros creyentes de Alemania que habían sido libertados de los campos de concentración.

      De modo semejante, en numerosas ocasiones los testigos cristianos de Jehová han suministrado ayuda física y humana cuando han azotado catástrofes y desastres, como cuando proveyeron ayuda para sus hermanos cristianos del Perú después del terremoto de mayo de 1970.

      Sin embargo, el dar tal ayuda material no es la comisión principal de la congregación. La comisión principal de la congregación es ser una luz al mundo de la humanidad, por la vida que llevan y por predicar el reino de Dios y ayudar a los que buscan ese reino a llegar a ser cristianos verdaderos.

      PUNTO DE VISTA CORRECTO ACERCA DE ANGUSTIA EN EL MUNDO

      Así la congregación cristiana verdadera tiene presente claramente su comisión principal y mantiene el punto de vista correcto acerca de la angustia que existe en el mundo. No cierra sus ojos a la miseria y no se hace sorda al clamor de los que piden ayuda misericordiosa, sino que con confianza en Dios da la ayuda que puede y que está comisionada a dar.

      Los cristianos tienen que servir amorosamente en el mundo y ayudar donde puedan. Sin embargo, confiando en Dios, tienen que tener presente claramente su comisión. Si emprenden otra tarea aparte de la que han recibido, fallarán de dos maneras: En primer lugar, no podrán cumplir la tarea que han emprendido, puesto que Jehová no bendecirá su trabajo. (Sal. 127:1) Y en segundo lugar, desatenderán la obra que deberían haber estado haciendo y así resultarán ser cristianos falsos. No, para ser cristianos verdaderos jamás deben perder de vista el hecho de que las buenas nuevas acerca del reino de Dios es la provisión más vital que pueden dar a la gente.

      Es verdad que ven mucha angustia y miseria acerca de las cuales no pueden hacer nada. ¿Cómo pueden aguantar el ver todo esto? Hizo esa misma pregunta el difunto redactor de noticias Niels Jørgensen cuando escribió acerca de los testigos cristianos de Jehová que conoció en los campos de concentración alemanes. Dijo:

      “Sin perder ánimo y sin transigir en cuanto a su convicción, estos hombres habían vivido por años en campos de concentración alemanes. . . . Los Estudiantes de la Biblia que por lo general eran respetados en los campos de concentración . . . se sometían pacientemente a sus pruebas y con alegría de corazón peculiar porque se les hubiera considerado dignos de andar en los pasos de Cristo y de soportar los mismos sufrimientos que su Señor y Amo había soportado antes en un mundo inicuo. Solo hay una cosa en cuanto a la actitud de estas personas que no puedo entender... y aun menos hoy que cuando los conocí por primera vez con profundo respeto por su fortaleza mental: Cómo podían aguantar el ver a otros sufrir tan terriblemente sin quedar completamente abatidos por la carga de la compasión.”

      La respuesta es: Tienen confianza en que algún día ya muy pronto Jehová intervendrá y de manera perfecta eliminará toda la miseria y la angustia. Millones de criaturas que han muerto en nuestro tiempo y en años pasados, tanto “justos como . . . injustos,” volverán a vivir y durante el reinado de mil años de Cristo recibirán la oportunidad de mostrar su actitud para con Cristo y su reino mesiánico.—Hech. 24:15.

      Ahora bien, si usted no está convencido de que Dios puede intervenir e intervendrá, su única confianza estará cifrada en los propios esfuerzos del hombre que anda a tientas. Entonces todo realmente parecerá sin propósito y sin esperanza. Pero no es preciso que las cosas sean así. Aprovéchese de la ayuda que dan los testigos cristianos de Dios. Aprenda las verdades de la Palabra de Dios, la Biblia, y tendrá un fundamento firme para una fe fuerte.

      La iglesia o congregación verdadera de Dios seguirá siendo una minoría de testigos personales. No tiene legos pasivos. Todos son activos, están absortos en servir a otros amorosamente. Esta congregación está manteniéndose libre de este mundo, de acuerdo con estas palabras de Jesús: “Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo.” (Juan 17:16) Su cristianismo no es “del mundo,” mundano o “seglar.” Por lo tanto, no asumirá tareas políticas. No permitirá que se le distraiga o emplee en otras tareas aparte de aquella que se le ha encargado. En todo tiempo tiene que mantener ante la gente del mundo la esperanza verdadera del reino de Dios.

      Lo más importante para usted, para cada individuo —incluso los pobres y los afligidos— es entrar en una relación correcta con Dios y Cristo. Con ese fin los testigos cristianos de Jehová son enviados al mundo, no con pan material, lo cual solo sería una ayuda temporal, sino con alimento espiritual, la palabra de vida. Estas palabras de Dios abren el camino a la paz con Él, y al mismo tiempo el camino a la vida eterna en el nuevo orden de Dios, cuando habrá abundancia para todos.

  • El apóstol que se hizo ladrón
    La Atalaya 1971 | 1 de diciembre
    • El apóstol que se hizo ladrón

      Un artículo preparado especialmente para que los padres lo lean con sus hijos

      ¿TE HA robado algo alguien alguna vez? ¿Te gustó lo que hizo esa persona? El que te robó era un ladrón, y a nadie le gustan los ladrones.

      ¿Sabes que uno de los apóstoles de Jesús se hizo ladrón? Se llamaba Judas Iscariote.

      Judas sabía lo que era correcto hacer. Hasta cuando era muchachito había oído la ley de Dios. Sabía que una vez Dios hasta había hablado desde el cielo con voz fuerte y había dicho a su pueblo: “No debes hurtar.” Hurtar es robar. Judas sabía que la ley de Dios era correcta.—Éxo. 20:15.

      Cuando Judas creció llegó a conocer al Gran Maestro. A Judas le gustaron las cosas que Jesús decía. Judas se hizo discípulo de Jesús. Más tarde, Jesús hasta escogió a Judas para que fuera uno de sus doce apóstoles.

      Jesús y sus apóstoles pasaban mucho tiempo juntos. Viajaban juntos. Comían juntos. Y el dinero del grupo se guardaba en una caja. Jesús le dio esa caja a Judas para que la cuidara.

      Por supuesto, el dinero no era de Judas. Jesús era quien le diría cómo usarlo. Pero, ¿sabes lo que hizo Judas al pasar el tiempo? Empezó a tomar dinero de la caja cuando no debía hacerlo. Lo sacaba cuando los demás no estaban mirando. Se hizo ladrón. Ahora empezó a pensar en el dinero siempre. Trataba de hallar maneras de conseguir más.

      Un día una mujer trajo un aceite muy fino y lo usó en los pies de Jesús para que él se sintiera bien. Pero Judas se quejó. Dijo que el aceite debería haberse vendido para que tuvieran más dinero para darlo a los pobres. La verdad es que quería tener más dinero en la caja para poder robarlo. ¿Qué dirías tú de una persona que hiciera eso?—Juan 12:1-6.

      Jesús no le dijo a Judas en ese momento que era un ladrón. Pero sí le dijo que no

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