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  • Expansión en la “casa de Dios”
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1982
  • Subtítulos
  • El aumento exige expansión y modernización
  • La reconstrucción del Hotel Towers
  • Se consiguen trabajadores especializados
  • Se necesita espacio para oficinas
  • Se ahorra energía y dinero
  • Jehová bendice la nueva adición
  • La mudanza
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1982
w82 1/7 págs. 22-27

Expansión en la “casa de Dios”

“¿VERDADERAMENTE morará Dios sobre la Tierra?” preguntó el rey Salomón hace 3.000 años. “¡Mira! Los cielos, sí, el cielo de los cielos, ellos mismos no pueden contenerte; ¡cuánto menos, pues, esta casa que yo he edificado!” (1 Reyes 8:27) En vista de esta declaración, ¿hay lugar alguno en la Tierra que debidamente pueda llamarse la “casa de Dios”?

¡Sí! En veintenas de países los testigos de Jehová mantienen residencias llamadas Betel, nombre derivado de la palabra hebrea que significa “casa de Dios.” Personas que trabajan como voluntarios en las oficinas sucursales y talleres de imprenta de los testigos de Jehová viven en estos hogares. Por supuesto, Jehová Dios no está presente en estas residencias en forma física, pero las personas que las habitan le están rindiendo servicio de tiempo completo. Estos hogares Betel están enteramente dedicados al servicio de Dios y merecen el nombre Betel, “casa de Dios.” El más grande de los muchos hogares Betel que se encuentran alrededor del mundo está ubicado en Brooklyn, Nueva York, donde los testigos de Jehová tienen sus oficinas centrales desde las cuales se dirige su obra mundial.

El aumento exige expansión y modernización

¿Qué se hace en la fábrica y las oficinas en las que trabajan las personas que viven en el Betel de Brooklyn? ¡Se hace mucho! Aquí se publican las revistas La Atalaya y su compañera la ¡Despertad! como también una continua serie de Biblias y, en docenas de idiomas, publicaciones que ayudan en el estudio de la Biblia. Todo esto exige que haya prensas y equipo para la encuadernación, personal para las oficinas, y trabajadores que desempeñen las tareas de la cocina y los quehaceres domésticos para el mantenimiento de la gran cantidad de trabajadores voluntarios. De un puñado de personas que comenzó a publicar la revista La Atalaya en 1879, el número de miembros de la familia ha aumentado a casi 2.000 en 1982, entre los cuales figuran estudiantes y trabajadores temporeros.

La sala de prensas de Brooklyn está siendo modernizada rápidamente. Hasta hace poco, se utilizaban 42 prensas rotativas tipográficas de bobina de papel continuo para efectuar la mayor parte del trabajo de imprenta, pero ahora están funcionando cuatro prensas modernas offset de bobina de papel continuo de marca Harris y se está montando una quinta máquina de esta clase. ¿Qué se hará con las prensas tipográficas antiguas? Estas máquinas bien construidas y seguras están siendo convertidas al estilo de imprenta offset. Se combinarán dos de las prensas rotativas tipográficas para construir cada una de las nuevas prensas offset. Si la transformación se efectúa con éxito, estas máquinas proporcionarán servicio seguro en las salas de prensas de los Testigos en varios lugares alrededor del mundo.

No hace mucho, Jehová bendijo la expansión de la sala de prensas por medio de proporcionar ayuda de una fuente inesperada. (Proverbios 10:22) Cierto superintendente de la fábrica recuerda: “Recibimos una carta como llovida del cielo, de una de las principales firmas de imprenta, la cual quería donarnos una prensa usada.” La buena conducta de los Testigos empleados en esta firma fue un factor que contribuyó a que se tomara la decisión de hacer la donación. (Proverbios 22:1) Los testigos de Jehová aceptaron con gratitud la oferta que se les hizo de una máquina offset de bobina de papel continuo para imprimir a cuatro colores de marca Levey, ¡capaz de imprimir más de 50.000 revistas La Atalaya o ¡Despertad! por hora! Al tiempo de escribirse el presente artículo, esta máquina de construcción sólida, y que está en excelentes condiciones, está siendo desarmada para transportarla a la Hacienda Watchtower en el norte del estado de Nueva York, donde los testigos de Jehová también imprimen publicaciones. Esta prensa de 7 metros de altura es tan grande que ha sido necesario subir una sección del techo a fin de crear espacio para ella.

También se está modernizando el taller de encuadernación, donde se encuadernaron más de 22 millones de libros y Biblias de cubierta dura el año pasado. El método de encuadernación llamado “burst,” ya que se perfora el lomo de los pliegos y une éstos con cola, está reemplazando el método más antiguo en el que se cosen los libros a mano. ¡Durante una prueba que se hizo recientemente, 12 hombres que estaban utilizando el equipo de encuadernación “burst” lograron producir en cuatro horas lo que 40 hombres normalmente habrían producido en ocho horas de trabajo!

No obstante, le quedan muchos años de servicio al equipo de encuadernación antiguo y por eso no se está desmontando éste. Más bien, algo de este equipo se está contribuyendo a talleres de imprenta de los testigos de Jehová en otros países. Dos líneas de encuadernación que anteriormente se utilizaron en Brooklyn ahora están produciendo libros en el Japón. Se ha enviado al Brasil dos de las líneas de encuadernación y trabajadores experimentados de Brooklyn para que las monten. A principios de este año, hasta se envió a Italia otra línea de encuadernación de las que había en Brooklyn.

La reconstrucción del Hotel Towers

Mucha de la expansión del Betel de Brooklyn ha ocurrido durante los pasados 10 años, lo cual ha hecho necesario que haya nuevas viviendas para alojar a los voluntarios. A principios de 1975 se compró el Hotel Towers, edificio de 15 pisos construido hace 50 años que está situado cerca de los otros edificios de viviendas de Betel. Cuando se compró éste, las alfombras estaban gastadas, el yeso estaba agrietado y la pintura se estaba descascarando, pero la estructura estaba sólida. El reconstruir este edificio en conformidad con las normas de Betel resultó ser un trabajo inmenso.

Al Hotel Towers no se le hicieron arreglos superficiales. Se derribaron las paredes de adentro y se construyeron nuevas paredes por todo el edificio. Se reemplazaron muchas de las instalaciones de cañerías. Se quitó y se reemplazó todo el yeso de las paredes antiguas. De hecho, se sacaron 60.000 barriles de basura del edificio. ¡Si se les hubiera puesto uno sobre el otro el montón habría medido 48 kilómetros de alto!

Se consiguen trabajadores especializados

Mucho del trabajo que se hizo en el Hotel Towers requería artesanos especializados... fontaneros, electricistas, carpinteros, pintores y enlucidores. Fue un trabajo inmenso. La extensión de las áreas donde se tenía que aplicar pintura y yeso, por ejemplo, equivalía a 60 campos de fútbol más sus zonas exteriores. ¿Dónde se conseguiría a los trabajadores especializados?

Mediante su espíritu, Jehová Dios proporcionó obreros para su casa. De todas partes de los Estados Unidos, Testigos especializados en diferentes oficios ofrecieron servir como voluntarios en Betel para ayudar con la obra de construcción. Desde el estado de Michigan vino un techador, de Connecticut llegaron enlosadores, de la Florida llegó un contratista de pintores, y muchos otros obreros. Estos veteranos experimentados pacientemente enseñaron sus respectivos oficios a miembros jóvenes de la familia Betel, quienes se aplicaron bien al trabajo y aprendieron tan rápidamente que artesanos que estaban de visita quedaron asombrados.

Dicho entrenamiento progresivo es un rasgo común de la obra de construcción en Betel. Recientemente, el superintendente de construcción de Betel recibió una carta de cierto funcionario de la Junta de Educación de la Ciudad de Nueva York. Este había visitado Betel durante la reconstrucción del Hotel Towers y también durante la ejecución de otro proyecto más reciente. “Tuve el privilegio y la oportunidad de llevar a cabo entrevistas informales bastante detalladas con su gente,” escribió él. “Quedé asombrado de ver que, después de un período relativamente breve de estar expuestos al entrenamiento de superintendentes especializados y comprensivos, jóvenes que tenían poca experiencia o nada de experiencia en los oficios pudieron ejecutar el trabajo con la misma habilidad de un obrero experimentado. Pronto se me hizo evidente que cada uno de ellos tenía un profesionalismo, una actitud de responsabilidad, y que estaba resuelto a ejecutar de la mejor manera posible la tarea que se le había asignado.”

¿Debería esto causar sorpresa? No, pues, ¿no puso Jehová Dios su espíritu sobre Bezalel y Oholiab, quienes ayudaron a construir su “casa” en el desierto? (Exodo 35:30-35) Y, ¿qué hay acerca de los que trabajaron bajo la dirección de ellos? La Biblia dice: “Procedió Moisés a llamar a Bezalel y a Oholiab y a todo hombre de corazón sabio en cuyo corazón había puesto Jehová sabiduría, todo aquel cuyo corazón lo impelió a dirigirse a la obra para hacerla.” (Exodo 36:2) De igual manera, la “sabiduría” de los jóvenes voluntarios que trabajan hoy en la casa de Jehová proviene de El.

Desde que se completó el Hotel Towers en 1978, éste ha proporcionado espacio para habitaciones y comedores que satisfacen las necesidades de más de 1.000 personas. También se ha instalado allí una lavandería y una tintorería, junto con varios talleres de mantenimiento y reparación, un taller de costura y para hacer arreglos o modificaciones en la ropa, un salón de belleza y una nueva enfermería grande. Los que sirven en la “casa de Dios” están muy agradecidos por estas excelentes facilidades.

Se necesita espacio para oficinas

La Sociedad Watchtower Bible and Tract de Nueva York, Inc., es una corporación religiosa que los testigos de Jehová utilizan para supervisar su obra ministerial en los Estados Unidos. Por años varias oficinas de esta Sociedad habían estado esparcidas por los diferentes edificios de Betel y la fábrica. Para fines de 1970, estas facilidades estaban resultando demasiado pequeñas para el trabajo que se tenía que hacer.

Como medida previsora, el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová decidió convertir un almacén grande en edificio de administración, donde habían de estar ubicadas todas estas oficinas. Este cambio no solo resultaría en que el espacio que anteriormente se había utilizado para oficinas estuviera disponible para construir habitaciones, sino que también mejoraría la comunicación entre las varias oficinas puesto que todas estarían bajo un mismo techo. Había aun otra razón importante por la cual hacer esta mudanza.

Los ordenadores o las computadoras han ido haciéndose cada vez más importantes en muchos aspectos del trabajo de la Sociedad. Pero se hace difícil trabajar en gran escala con ordenadores a menos que éstos estén situados cerca de las oficinas para las cuales ejecutan el trabajo. Tal arreglo se ha hecho posible, gracias a la nueva ubicación de las oficinas.

El edificio que se seleccionó para ser convertido en edificio de oficinas es una estructura de hormigón armado de trece pisos, que se compró a la compañía farmacéutica Squibb en noviembre de 1969. Había seis secciones de tamaño más pequeño conectadas a este edificio, la mayor parte de las cuales eran de madera y tenían sus pisos a diferentes niveles. Se demolieron estas estructuras viejas y algo inseguras a fin de hacer campo para un nuevo edificio de once pisos que se añadiría al edificio principal.

El convertir un almacén de fábrica en un edificio de oficinas moderno en el que se utilice la energía eficientemente no es una tarea pequeña. Donde antes había habido ventanas que dejaban entrar agua, se instalaron nuevos marcos y vidrio aisladores. Las nuevas ventanas con vidrio de color obscuro están colocadas en concavidades de la pared exterior del edificio. Esto proporciona una especie de “ceja” para la ventana que sirve de protección contra los rayos del sol caliente de verano pero deja que penetre el sol de invierno. Las luces y la ventilación en las nuevas oficinas están bajo el control de un ordenador, de modo que luces que por olvido queden encendidas después de las horas de trabajo se apagan automáticamente antes de que se desperdicie la electricidad. Los que continúan trabajando después de las horas regulares de trabajo a veces se encuentran inesperadamente en la oscuridad, pero, por supuesto, ellos fácilmente pueden volver a encender las luces que necesitan.

Se ahorra energía y dinero

“El código de la ciudad de Nueva York para protección contra incendios es tan estricto y exige que haya tantas funciones automáticas en caso de incendio que el edificio necesitaba un ordenador de todos modos,” comenta el operador del ordenador. “Debido a que hemos conseguido un sistema que es un poco más potente, podemos controlar la cantidad de energía que utilizamos por hora. Si el ordenador registra que se está utilizando demasiada energía, puede hacer que automáticamente se apaguen luces no esenciales y otras cosas eléctricas a fin de que se gaste únicamente la cantidad de energía que se ha previsto. En tan solo dos meses hemos ahorrado más de $4.000 por medio de usar el ordenador, ¡y eso es solo el principio!”

Circundando el piso doce había una terraza de 3 metros de ancho. A fin de utilizar este espacio para oficinas, se demolió la pared exterior y se extendió el techo por medio de usar un solario, o aislador curvado revestido de metal que parece vidrio. ¡Algunos observadores creyeron que se trataba de un invernáculo!

El interior del edificio reconstruido se arregló de manera práctica y con buen gusto. Los que trabajan en las oficinas de la Sociedad quedaron encantados con la gran cantidad de espacio adicional y las conveniencias que encontraron cuando empezaron a mudarse a su nueva ubicación en el otoño de 1980.

Jehová bendice la nueva adición

Mientras tanto, estaba progresando rápidamente la obra de construir el edificio grande que se estaba añadiendo al edificio de oficinas. Se hizo evidente que Jehová estaba bendiciendo este proyecto. “Todo simplemente marchó de la manera debida,” dijo el superintendente de construcción. “Una de las firmas de construcción más grandes del mundo quedó en edificar el armazón del edificio y dejar que nuestros equipos terminaran el trabajo de adentro. ¡Esto en sí es notable porque ellos ciertamente no necesitaban de nosotros como clientes! Además, por lo general a un contratista le gusta controlar todo el trabajo, pero ellos estaban dispuestos a proceder conforme a nuestros deseos y fueron muy serviciales.

“Otro factor fue las condiciones del tiempo. Comenzamos el trabajo de demolición en octubre de 1979 y trabajamos durante todo el invierno, de modo que en enero de 1980 echamos el hormigón para los cimientos. No podíamos permitirnos el lujo de que se retrasara el trabajo debido a malas condiciones climatológicas y efectivamente nos tocó el mejor tiempo que había habido en años. Más de una vez los subcontratistas que proveyeron el hormigón nos dijeron que les parecía que conocíamos a Alguien que estaba encargado de controlar el tiempo.

“Aun en lo que tenía que ver con conseguir permisos para el edificio, parecía que Jehová disminuía los trámites para nosotros. En cierta ocasión, estábamos en una reunión con nuestro contratista principal y se nos dijo que tardaría dos semanas el recibir ciertos permisos esenciales. ¡Imagínese lo sorprendidos que ellos quedaron cuando uno de nuestros hermanos logró ir al Ayuntamiento y, antes de que terminara la reunión, estaba de regreso con los permisos que se necesitaban!

“A medida que se levantaba el nuevo edificio, uno de nuestros vecinos nos llevó a los tribunales para detener la obra de construcción. Más o menos al mismo tiempo un inspector del servicio de bomberos notó que el subcontratista de instalaciones de cañerías había pasado por alto la instalación de un tubo vertical que era esencial como protección contra incendio. Era viernes cuando ocurrió esto y el inspector nos dijo que si el tubo vertical no estaba instalado para el lunes por la mañana, él nos emplazaría, lo cual interrumpiría todo el trabajo.

“¡Tal interrupción podría haber proporcionado a nuestro vecino la oportunidad que precisamente quería para poner fin al trabajo de manera permanente! Se tuvo que hacer un tremendo esfuerzo para instalar el tubo vertical a tiempo, pero aquel fin de semana cinco de nuestros hermanos trabajaron día y noche sin interrupción para ayudar al equipo del contratista a terminar el trabajo a tiempo. Cuando el inspector del servicio de bomberos llegó temprano el lunes por la mañana quedó asombrado de ver que el trabajo se había realizado y permitió que continuáramos la obra de construcción.

“Huelga decir que fueron inútiles las medidas legales que tomó nuestro vecino hostil para poner fin a nuestra obra de construcción.”

La mudanza

En diciembre de 1981 el personal de oficina empezó a mudarse al nuevo edificio. Al mismo tiempo los ordenadores o las computadoras que estaban usando los departamentos de redacción, arte y fotocomposición fueron transportados también al nuevo edificio desde su ubicación temporera en la fábrica, distancia de casi un kilómetro. Estaban incluidos en la mudanza un total de 93 trabajadores del personal de la fábrica. Todos los pasos envueltos en preparar las revistas para la imprenta, incluso la redacción, corrección de manuscritos, corrección de pruebas y la composición tipográfica de los artículos, ahora se efectúan con el uso de ordenadores. Por eso ahorra tiempo y aumenta la eficiencia del trabajo el que estos departamentos que anteriormente estaban esparcidos por diferentes partes de los edificios ahora estén bajo un solo techo, cerca de los ordenadores que utilizan.

El trabajo de fotocomposición para las revistas La Atalaya y ¡Despertad! en inglés se ha estado efectuando enteramente por medio de ordenadores, empezando con los números de enero de 1982. “Ya estamos ahorrando tiempo gracias al uso de los ordenadores,” informa un superintendente de la fábrica. “¡El trabajo de corregir las pruebas, por ejemplo, se ha reducido a la mitad de lo que era!” A medida que más de los redactores de la Sociedad registren su material directamente en las terminales de los ordenadores, se pasará menos tiempo efectuando tareas de secretaría. Además, el utilizar un sistema en el que se prepara el esquema de las páginas por medio del ordenador proporcionará más flexibilidad que nunca a los que hacen el trabajo de redacción. Parte del equipo de ordenadores que la Sociedad posee ha sido hecho a la orden... diseñado y montado por Testigos que trabajan en la Hacienda Watchtower. El primero de dichos terminales diseñados y construidos por los Testigos llegó a Brooklyn hace unos cuantos meses para que se hiciera la prueba.

La Sociedad Watchtower aprecia grandemente las contribuciones generosas que han enviado los testigos de Jehová de todas partes del mundo para ayudar a que se realicen estos proyectos de construcción. Este dinero se utiliza de la manera más económica posible, como en el caso del nuevo edificio de oficinas, que está diseñado de tal modo que se ahorrarán muchos miles de dólares al año en el costo de energía. Las nuevas instalaciones que están disponibles en el Betel de Brooklyn están ayudando a la “familia” grande que trabaja allí a desempeñar la obra de importancia vital que consiste en proporcionar alimento espiritual y guía al pueblo de Jehová que se halla alrededor del mundo. ¡Continúe bendiciendo Jehová los esfuerzos de ellos y de todo Su pueblo por servirle a él de todo corazón en estos “últimos días”!—Mateo 22:36-38; 2 Timoteo 3:1.

[Fotografía en la página 23]

Edificio “Towers”

[Fotografía en la página 26]

Nuevo complejo de edificios de la Watchtower con oficinas centrales

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