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Prefigurada la venidera “tribulación grande”La Atalaya 1970 | 15 de junio
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Prefigurada la venidera “tribulación grande”
“Habrá entonces tribulación grande como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder. De hecho, a menos que se acortaran aquellos días, ninguna carne se salvaría; mas por causa de los escogidos serán acortados aquellos días.”—Mat. 24:21, 22.
1. ¿Cuándo y después de qué acontecimientos en los cuales estaba envuelta Jerusalén se le habló a Daniel acerca del peor tiempo de dificultad de toda la historia humana?
HACE más de dos mil quinientos años, después de haber sido derribado el poderoso Imperio Babilonio, al anciano profeta Daniel se le habló acerca del peor tiempo de dificultad que vendría en toda la historia humana. (Dan. 10:1 a 12:1) No obstante, se le dijo que no perdiera su paz de corazón y mente por ello. (Dan. 12:13) Por más de ochenta años Daniel había sido un desterrado en la idólatra Babilonia a orillas del río Éufrates en el Oriente Medio. Allí sobrevivió a la destrucción de la ciudad santa de Jerusalén, efectuada por el emperador de Babilonia en el año 607 antes de nuestra era común. (Dan. 1:1 a 2:1, Da 2:14) Pero poco después que la poderosa Babilonia misma había sido derribada, Daniel recibió de la Palabra de Dios la garantía de que Jerusalén sería reconstruida. La ciudad y su territorio de Judá habrían de yacer desolados solo setenta años, aun como el amigo de Daniel, el profeta Jeremías, había predicho. (Dan. 9:1-3) Pero, más que eso, el ángel de Dios le aseguró a Daniel que el por tan largo tiempo esperado “Mesías el Caudillo” vendría a esta Jerusalén reconstruida. ¡Pero no en los días del anciano Daniel!
2. (a) ¿Cuándo, según lo que se le dijo a Daniel, iba a presentarse “Mesías el Caudillo” a Jerusalén, y a qué período de tiempo daría comienzo esto? (b) Después de eso, ¿qué habría de sucederle a la Jerusalén reconstruida?
2 ¿Cuánto tiempo después del día de Daniel vendría? El ángel de Dios le dijo a Daniel que Jehová Dios había marcado setenta semanas de años, ó 490 (7 X 70) años, en su horario acerca de este “Mesías el Caudillo.” El Mesías se presentaría al pueblo de Daniel al fin de sesenta y nueve de aquellas semanas de años, o después de 483 años. ¿Desde cuándo? Desde cuando saliera el mandato de reedificar y restaurar los muros de Jerusalén. De modo que el aparecimiento del Mesías daría comienzo a la septuagésima semana de años, pero a mitad de esa semana, o después de tres años y medio de ella, él sería “cortado” de tal manera que ‘haría que cesaran el sacrificio y la ofrenda de dádiva’ en Jerusalén. Después del fin de las setenta semanas de años habría tremenda dificultad para Jerusalén debido a una “cosa repugnante” que estaría ‘causando desolación.’ (Dan. 9:24-27) ¿Estaría asociada esta dificultad que le vendría a Jerusalén con el más grande tiempo de dificultad de la humanidad? Daniel murió antes de llegar a saberlo.
3. (a) ¿Cómo y cuándo apareció precisamente a tiempo el Mesías? (b) ¿Dónde estaba a la mitad de la “septuagésima semana,” y con quiénes?
3 El título Mesías significa “Ungido.” En el otoño del año 29 de nuestra era común sí hubo un ungir de alguien, no por algún hombre, sino por Dios; no con aceite de unción, sino con el espíritu santo de Dios. Actuando según sus tiempos con exactitud, Dios efectuó este ungimiento precisamente a tiempo, al principio de la septuagésima semana de años. Él ungió a su propio Hijo en forma humana, Jesús, inmediatamente después que éste fue bautizado en agua por Juan el Bautista en el río Jordán. Este ungimiento con el espíritu santo hizo a Jesús “Mesías el Caudillo.” Así apareció el Mesías, y comenzó la crítica septuagésima semana de años. Él comenzó a ejecutar aquello para lo cual lo comisionaba su ungimiento por medio de predicar el reino mesiánico de Dios. Por hacer esto adquirió muchos enemigos en Jerusalén y Judea y en las provincias vecinas. A la mitad de la septuagésima semana de años, lo cual vino temprano en la primavera del año 33 E.C., Jesús el Mesías se aseguró de estar en Jerusalén, con los doce apóstoles a los cuales había escogido.
4. ¿Qué les dijo acerca de la “casa” de ellos a los que adoraban en el templo, y hasta cuándo no se le volvería a ver?
4 El martes 11 de Nisán, tres días antes de la fiesta de la Pascua, visitó el templo reedificado de Jerusalén. Él ya había predicho la destrucción de esta Jerusalén reedificada; pero ahora le dijo claramente a la gente que adoraba en Jerusalén que la “casa” de ellos, su templo religioso, les era abandonado a ellos. Entonces añadió: “Porque les digo: No me verán de ningún modo de aquí en adelante hasta que digan: ‘¡Bendito es el que viene en el nombre de Jehová!’” (Mat. 23:37-39) Dejó el templo para nunca volver a ser visto en él.
5. (a) ¿Qué dijo Jesús acerca de las piedras del templo? (b) Más tarde en aquel mismo día, en el monte de los Olivos, ¿qué pregunta le hicieron sus apóstoles?
5 Mientras Jesús salía, sus apóstoles llamaron su atención a los edificios y las piedras del templo. Entonces él dio a conocer el terrible resultado de que el templo fuera abandonado a la gente de Jerusalén, al decir: “¿No contemplan todas estas cosas? En verdad les digo: De ningún modo se dejará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada.” (Mat. 24:1, 2) Más tarde en aquel día él y sus apóstoles miraban a aquel templo desde encima del monte de los Olivos. Mientras miraban a Jerusalén y su templo allá abajo, los apóstoles recordaron lo que Jesús había dicho. Esto los impulsó a hacer la siguiente pregunta: “Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas, y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?”—Mat. 24:3.
6. ¿Qué base había para las tres partes de la pregunta que los apóstoles le hicieron?
6 ¿Cuándo serían todas estas cosas, dando por resultado destrucción para Jerusalén y su templo? Puesto que Jesús había dicho que la gente de Jerusalén no volvería a verlo hasta que le dijeran: “¡Bendito es el que viene en el nombre de Jehová!” ¿cuándo volvería a venir él del lugar adonde iba y estaría presente otra vez? Puesto que todas estas cosas no podrían acontecer sin el fin de un sistema de cosas, ¿cuándo sería la conclusión del sistema de cosas?
7. ¿Cuánto abarcaba la pregunta que hicieron aquellos apóstoles, y, al hacerla, qué querían saber ante todo?
7 Evidentemente aquellos apóstoles no sabían lo que abarcaban aquellas tres cosas acerca de las cuales preguntaban. Pero Jesús sabía, y por lo tanto les dio una respuesta más grande de la que quizás esperaban, una respuesta que iba más allá del tiempo que ellos calculaban. No obstante, está claro que, ante todo, ellos querían saber cuándo serían destruidos Jerusalén y su templo. ¿Vendría aquello en el día de ellos, en su generación? Por eso Jesús habló primero sobre aquel aspecto de la pregunta triple y con aplicación directa a la Jerusalén literal y su templo. Dijo:
8, 9. ¿Dirían aquellos extraviadores que Jesús predijo que vendrían que ellos eran Jesús mismo? ¿Por qué atraerían de modo especial a los judíos?
8 “Cuidado que nadie los extravíe; porque muchos vendrán sobre la base de mi nombre, diciendo: ‘Yo soy el Cristo,’ y extraviarán a muchos. Van a oír de guerras e informes de guerras; vean que no se aterroricen. Porque estas cosas tienen que suceder, mas todavía no es el fin.”—Mat. 24:4-6.
9 Aquellos extraviadores no vendrían diciendo: ‘Yo soy Jesús,’ sino que vendrían usando el título Mesías y vendrían diciendo: “Yo soy el Cristo.” Para los judíos, aquellos que afirmaran ser Mesías tendrían que ser judíos, no gentiles. En vista de la amenazante destrucción de Jerusalén, vendrían como Libertadores, Conservadores, de la Ciudad Santa, por la cual razón atraerían mucho a los judíos y extraviarían a muchos. Tendrían precisamente el mensaje opuesto al que Jesús, el verdadero “Mesías el Caudillo,” proclamó, a saber, la destrucción de Jerusalén y su templo. Por esta advertencia los discípulos de Jesús podrían saber que aquellos que a sí mismos se llamarían Cristo, que no tendrían el ungimiento del espíritu de Dios, serían falsos.
10. ¿Qué prueba que Jesús no hizo una predicción falsa aquí?
10 Jesús no hizo una predicción falsa aquí, porque Flavio Josefo en su historia llamada “Guerras de los judíos,” en el libro 6, párrafo 54 de la versión en inglés, habla de tres falsos Mesías como una de las razones por las cuales hubo la explosión contra la Roma Imperial que llevó a la destrucción de Jerusalén.
“GUERRAS E INFORMES DE GUERRAS”
11. ¿Cuándo habrían de “oír de guerras e informes de guerras” los apóstoles?
11 Además de la aparición de falsos Cristos (lo cual indicaría que Jesucristo no estaría presente personalmente en la carne), los apóstoles habían de “oír de guerras e informes de guerras.” En el caso de algunas guerras, los apóstoles estarían tan cerca de la vecindad de ellas como para oír directamente el sonido de ellas, y no oír meramente informes de batallas distantes. ¿Cuándo sería esto? Puesto que las palabras proféticas de Jesús aquí están conduciendo a su descripción de la destrucción de la Jerusalén terrestre, estas guerras tendrían lugar entre el tiempo de su profecía y la destrucción de la ciudad santa. Especialmente sería así si los apóstoles habían de “oír de” tales guerras.
12. (a) ¿Qué pregunta surge aquí acerca de estas guerras y los conflictos internacionales que se mencionan en el versículo siguiente (Mat. 24:7) ? (b) La separación que hay en este punto del relato de Lucas ha hecho que algunos comentadores presenten ¿qué argumento?
12 Bueno, pues, ¿qué hay de las guerras predichas justamente en el siguiente versículo, el Mat. 24 versículo siete, en el cual Jesús pasa a decir: “Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá escaseces de alimento y terremotos en un lugar tras otro”? ¿Son estas guerras diferentes de las que se habían predicho precisamente antes? Aquí la narración paralela por el evangelista Lucas hace una separación. Después de citar las palabras de Jesús: “Cuando oigan de guerras y desórdenes, no se aterroricen. Porque estas cosas tienen que suceder primero, pero el fin no sucede inmediatamente,” el relato de Lucas dice: “Entonces siguió diciéndoles: ‘Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en un lugar tras otro pestes y escaseces de alimento; y habrá escenas espantosas y del cielo grandes señales.’” (Luc. 21:9-11) Esta separación en el relato de Lucas ha sido entendida por algunos comentadores en el sentido de que Jesús aquí está empezando una nueva línea de pensamiento. Sin embargo, ¿cómo podría esto ser razonablemente así, puesto que Jesús todavía está dirigiendo los pensamientos hacia la destrucción de Jerusalén?
13. (a) Al ocurrir tales guerras, ¿qué no deberían pensar los apóstoles? (b) ¿Ocurrieron tales guerras allá en tiempos apostólicos?
13 Claramente, pues, aquí en la primera aplicación de la profecía, Jesús está refiriéndose a las guerras internacionales que habrían de ocurrir antes de la amenazante destrucción de Jerusalén. Al pasar a decir que nación se levantaría contra nación y reino contra reino, Jesús está explicando por qué ellos oirían de guerras e informes de guerras. Pero estas guerras no deberían perturbarlos, porque éstas no son la prueba visible de que el fin esté inmediatamente sobre ellos. Y según la historia seglar, hubo guerras que ocurrieron entre el tiempo en que Jesús ascendió al cielo y la destrucción de la ciudad santa. Hubo las guerras partas en el sudoeste de Asia y los levantamientos que acontecieron en las provincias romanas de Galia y España. Hubo la guerra que efectuaron Asineo y Alineo contra los partos al oriente del Imperio Romano. Hubo la declaración parta de guerra contra el rey Izates del país de Adiabene.a
14. (a) ¿Hubo levantamientos de nacionalidades que afectaran a los judíos de aquel tiempo? (b) ¿Qué habían dicho unos rabinos acerca de levantamientos de reinos y naciones?
14 Es verdad que éstas eran guerras que no tenían conexión directa con Jerusalén, pero recuérdese que Jesús predijo el levantamiento en guerra de nación contra nación y reino contra reino, lo cual dejaría lugar para que fueran guerras puramente gentiles. Durante aquel tiempo los judíos bajo el Imperio Romano no tenían un reino. Sin embargo, hubo levantamientos de judíos contra otras nacionalidades, y levantamientos de otras nacionalidades vecinas contra los judíos, envolviendo a los sirios y los samaritanos, de modo que decenas de millares de judíos fueron muertos. Fue un período muy doloroso para los judíos. Varios rabinos les habían dicho a los judíos que, cuando reino estuviera levantándose contra reino y ciudad contra ciudad, eso indicaría el tiempo del Mesías, que se acercaba el tiempo de su aparición.
15. ¿Qué puede decirse acerca de terremotos en aquel tiempo?
15 Hubo también terremotos en aquel tiempo, de los cuales hay registro. Hubo aquel terremoto en la isla de Creta durante el reinado de Claudio César, otro en Esmirna, otros en Hierápolis, Colosas, Quío, Mileto y Samos; otro derribó la ciudad de Laodicea durante el reinado del emperador Nerón. Hubo hasta uno en Roma, según lo informó el historiador latino Tácito. En sus Guerras de los judíos, en el libro 4, capítulo 4, párrafo 5, de la versión en inglés, Josefo menciona un terrible terremoto que ocurrió en Judea misma.
16. ¿Qué hay acerca de escaseces de alimento en aquel tiempo, y de pestes?
16 También acontecieron hambres, de una de las cuales se da informe en los Hechos de los Apóstoles, capítulo once, versículos 27 al 30, la que predijo el profeta cristiano Ágabo y que ocurrió durante el reinado del emperador Claudio. Según informes, muchos judíos que vivían en Jerusalén murieron debido a esta hambre. Por supuesto, debido a la escasez de alimento y por lo tanto la escasez de nutrición apropiada, la gente sucumbe a las enfermedades, y empiezan las pestes. Fue como Jesús lo predijo.
17. (a) ¿Qué interpretación no había de dárseles a todas estas cosas, pero qué efecto habían de tener en los discípulos? (b) ¿Acerca de qué se les advirtió, y qué trabajo había que hacer por todas partes?
17 No obstante, estas cosas no iban a venir inmediatamente antes de la destrucción de la “ciudad del gran Rey,” Jerusalén. Después de predecir aquellas cosas, Jesús añadió: “Todas estas cosas son principio de dolores de aflicción.” (Mat. 24:8) En lo que tenían que ver con Jerusalén, eran un principio de aflicción para ella y la provincia de Judea. Pero no significaban el fin inmediato de la ciudad santa y la desolación de Judea. Pero el hecho de que aquellas cosas eran por lo menos el principio de dolores de aflicción para Jerusalén debería haber sido suficiente para estimular a los cristianos a mayor actividad, en vez de aflojarse y hacer las cosas con calma porque “todavía no es el fin.” (Mat. 24:6; 5:35) Había que hacer un trabajo extenso, y esto exigía gran esfuerzo y persistencia a pesar de la persecución religiosa. Por eso, en los Mat. 24 versículos 9 al 13 Jesús pasó a advertir a sus apóstoles en cuanto a la persecución venidera por judíos y gentiles y en cuanto al aumento de desafuero y la necesidad de aguante cristiano, y entonces añadió: “Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”—Mat. 24:14.
18. (a) ¿Qué otro mandamiento dio Jesús después de su resurrección y poco antes de su ascensión? (b) ¿Qué puede decirse en cuanto a si se logró el trabajo antes de la destrucción de Jerusalén?
18 Varias semanas más tarde, después de su resurrección de entre los muertos y antes de su ascensión al cielo, Jesús ordenó a sus discípulos: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado.” (Mat. 28:19, 20) Algunos días más tarde, después de la siguiente fiesta del Pentecostés, los discípulos fieles procedieron a hacer esto. ¿Cuál fue el resultado? Para aproximadamente el año 60 ó 61 E.C., cuando el apóstol Pablo era un prisionero en Roma, él pudo escribir a la congregación cristiana de Colosas, Asia Menor, y decir de la esperanza de ellos: “La esperanza de esas buenas nuevas que ustedes oyeron, y que se predicaron en toda la creación que está bajo el cielo.” (Col. 1:23) En aquel tiempo Pablo quería llevar las buenas nuevas del reino de Dios a España, como evangelizador precursor. (Rom. 15:23, 24) Dicha predicación del reino de Dios en la tierra habitada ya se había efectuado diez años antes de la destrucción de Jerusalén en 70 E.C. El “fin” no podía venir antes de que esto se lograra.—Mat. 24:14.
EL FIN DE LA JERUSALÉN DEL PRIMER SIGLO
19. Sin embargo, ¿qué acontecimiento había de marcar el tiempo para acción rápida, y por qué?
19 Habiendo mencionado la venida de “el fin,” Jesús prontamente procedió a hablar acerca de la ciudad santa a la cual le vendría el fin durante aquel primer siglo E.C. Según Mateo 24:15-22, él dijo: “Por lo tanto, cuando alcancen a ver la cosa repugnante que causa desolación, como se habló de ella por medio de Daniel el profeta, de pie en un lugar santo, (use discernimiento el lector,) entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas. El que esté sobre la azotea no baje para sacar los efectos de su casa; y el que esté en el campo no vuelva a la casa a tomar su prenda exterior de vestir. ¡Ay de las mujeres que estén encintas y de las que den de mamar en aquellos días! Sigan orando que su huida no ocurra en tiempo de invierno, ni en día de sábado; porque habrá entonces tribulación grande como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder. De hecho, a menos que se acortaran aquellos días, ninguna carne se salvaría; mas por causa de los escogidos serán acortados aquellos días.”
20. En vista de que los discípulos habían de huir de Judea, ¿por qué fueron apropiados los detalles de las instrucciones que Jesús les dio?
20 Jesús aquí definidamente menciona la provincia de Judea. Él da a sus discípulos la instrucción de huir de ella, algo que necesariamente incluiría huir de Jerusalén, la ciudad que era santa para los judíos. En Judea era donde aplicaba la ley del sábado, haciendo difícil para las personas el viajar grandes distancias o llevar cargas y también estando cerradas las puertas de las ciudades muradas aun a fugitivos que huyeran allí. ¡Cuánto más difícil se les haría a las mujeres judías que estuvieran encintas o criando nenes el apresurarse a pie! Además, el tiempo de invierno con sus malas condiciones haría difícil eso, no solo para tales mujeres, sino para todas las demás personas que estuvieran huyendo. Al notar la indicación predicha por Jesús, todos habrían de huir, de azotea en azotea, si se hacía necesario, y de los campos fuera de la ciudad. ¡Salir de toda Judea sin demora!
21. ¿Qué en cuanto a la dificultad venidera hacía entonces tan necesario el huir con prisa extremada?
21 Pero, ¿por qué todo este apresuramiento extremado? Porque ahora finalmente se acerca a “el fin.” Inmediatamente se podía esperar una “tribulación grande” que sería tan destructiva que, si no se acortaran sus días, “ninguna carne se salvaría.” Por causa de los escogidos de Dios, aquellos días serían acortados. En medio de aquellas circunstancias, solo una minoría de personas de Judea verían salvada su carne. Por lo tanto, para evitar la probabilidad de estar entre la gran mayoría cuya carne no sería salvada en aquella “tribulación grande,” el proceder sabio y seguro para ellos sería prestar atención a las instrucciones de Jesús y salir de Judea, huyendo a las montañas de afuera.
22, 23. (a) ¿Qué, entonces, era el “lugar santo” donde la abominación que causa desolación jamás debería estar de pie? (b) ¿Cómo indica el relato paralelo de Lucas que dicho lugar realmente era el “lugar santo”?
22 ¿Qué, entonces, era el “lugar santo” en que había de estar de pie “la cosa repugnante que causa desolación”? Bueno, ¿qué lugar en toda Judea era el “lugar santo”? Era la ciudad santa de Jerusalén y sus alrededores inmediatos. Ese era el “lugar santo” donde “la cosa repugnante que causa desolación” ‘no debería’ estar de pie en ningún tiempo. (Mar. 13:14-20) De hecho, el relato paralelo del evangelizador Lucas acerca de la profecía de Jesús menciona claramente a Jerusalén. Lucas, capítulo veintiuno, versículos 20 a 24, dice:
23 “Además, cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, entonces sepan que la desolación de ella se ha acercado. Entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas, y los que estén en medio de Jerusalén retírense, y los que estén en los lugares rurales no entren en ella; porque éstos son días para hacer justicia, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. ¡Ay de las mujeres que estén encintas y de las que den de mamar en aquellos días! Porque habrá gran necesidad sobre la tierra e ira sobre este pueblo; y caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será pisoteada por las naciones, hasta que se cumplan los tiempos señalados de las naciones.”
24. (a) ¿Cómo llegaron los judíos cristianos de Judea a ver a Jerusalén cercada de ejércitos acampados? (b) Por esto, ¿qué sabían?
24 ¿Cuándo fue que los judíos cristianos de Judea vieron a “Jerusalén cercada de ejércitos acampados”? Fue en el año 66 E.C., después que la revuelta de los judíos hizo que los ejércitos romanos del general Cestio Galo vinieran contra la ciudad, mientras se celebraba la fiesta de las cabañas (tabernáculos), del 19 al 25 de octubre. Esto fue exactamente treinta (30) años después que había terminado la septuagésima semana de años, predicha por el profeta Daniel, en el año 36 E.C. En el día treinta del mes judío de Tisri, o alrededor de 3⁄4 de noviembre, el general Galo entró con su ejército en la ciudad. Por cinco días hicieron un ataque contra el muro del templo y lograron socavarlo el sexto día. Entonces, súbitamente, aparentemente sin ninguna buena razón, retiró sus ejércitos, que sufrieron considerables bajas a manos de los judíos que los persiguieron. Así, la “tribulación grande” sin paralelo para los judíos en Jerusalén y Judea no empezó entonces. Pero ahora los judíos cristianos sabían que estaba cerca.
25. (a) Así los discípulos que estaban en Judea vieron ¿qué cosa de pie donde no debería estar? (b) ¿Cómo había predicho Daniel 9:26, 27 esta cosa y la desolación que causaría?
25 De esta manera los judíos cristianos alcanzaron a ver la “cosa repugnante que causa desolación” de pie en un “lugar santo,” donde ‘no debería’ estar, cuando los ejércitos romanos estuvieron plantados en terreno considerado santo por los judíos alrededor de la ciudad, especialmente cuando socavaron el muro del templo. Esto fue la “cosa repugnante” predicha en Daniel 9:27. En ese versículo, después de describir los acontecimientos de la septuagésima semana de años, Daniel pasa a decir: “Y sobre el ala de cosas repugnantes habrá el que cause desolación; y hasta un exterminio, la misma cosa que se ha decidido irá derramándose también sobre el que yace desolado.” Esta desolación de la Jerusalén reedificada se detalla en el versículo anterior (Dan. 9:26b), con estas palabras: “Y a la ciudad y al lugar santo el pueblo de un caudillo que viene los arruinará. Y el fin de él será por la inundación. Y hasta el fin habrá guerra; lo que está decidido es desolaciones.” Jesús dijo que Daniel había predicho esta “cosa repugnante.”
26. (a) ¿Quién fue este predicho “caudillo,” quién fue el “pueblo,” y cuándo aconteció la inundación de la tierra? (b) ¿Cómo escaparon de esto los “escogidos” judíos que estaban en Judea?
26 ¿Quién, pues, fue el “caudillo que viene,” cuyo “pueblo” verdaderamente arruinó “a la ciudad y al lugar santo”? Este fue el general Tito, el hijo del general Vespasiano que llegó a ser emperador romano en el año 69 E.C. En las Escrituras Hebreas se habla repetidamente de un ejército como de “la gente” o “el pueblo.” También, se dice que un ejército inunda la tierra invadida. Esta inundación de la “gente” o “pueblo” militar del “caudillo,” el general Tito, contra Jerusalén no ocurrió sino hasta la primavera del año 70 E.C. De modo que desde la retirada de los ejércitos del general Galo en noviembre del 66 hasta temprano en la primavera del 70 E.C. hubo un intervalo de más de tres años y cinco meses. Durante aquel intervalo favorable los judíos cristianos que estaban en Jerusalén y Judea aprovecharon la oportunidad para huir de allí, a las “montañas” fuera de aquella provincia condenada a destrucción, porque ahora sabían, por lo que Jesús había dicho, que la desolación de Jerusalén se había acercado. Así, estos “escogidos” cristianos escaparon.
27. (a) ¿Se postergó el tiempo de Dios en que había de comenzar la “tribulación grande” de Jerusalén? (b) ¿Quiénes eran los cristianos judíos que entonces estaban en peligro y que Jehová quería que estuvieran en lugar seguro?
27 En la primavera y el verano de 70 E.C. la predicha “tribulación grande” cayó sobre Jerusalén, causando mucha pérdida de vidas judías. Según la profecía de Jesús, Dios tenía un tiempo fijo para la “tribulación grande” que le vendría a Jerusalén. Él no postergó el tiempo en que había de empezar. Por lo tanto él dejó que el ataque abandonado de Cestio Galo en 66 E.C. sirviera de notificación a sus “escogidos” que estaban en peligro para que huyeran. Cestio Galo fácilmente pudo haber tomado a Jerusalén en corto tiempo, pero perdió su oportunidad. No era el tiempo de Dios. No todos sus “escogidos” estaban entonces en la zona de peligro. Ya había centenares de judíos cristianos fuera de la provincia de Judea, y también fuera del Imperio Romano así como dentro de éste. Éstos no estaban en peligro debido a la destrucción amenazante de Jerusalén. Solo los judíos cristianos que estaban dentro de Judea estaban en peligro. Era a estos “escogidos” que estaban en peligro a quienes Dios se proponía tener con seguridad fuera de Judea y Jerusalén antes de su tiempo fijo para que comenzara la “tribulación grande” para Jerusalén. ¿Por qué debería ser destruido alguno de éstos cuando él ejecutara su venganza contra la infiel Jerusalén y Judea? Ellos no merecían ser destruidos.
28. (a) ¿Quiénes, pues, eran los judíos cuya “carne” estaba en peligro de no ser ‘salvada’? (b) Una vez que Jehová tuviera a todos sus “escogidos” en seguridad fuera de la zona de peligro, ¿qué medidas podría tomar contra Judea y Jerusalén?
28 Habiendo huido para entonces de Jerusalén y Judea, los cristianos judíos no estaban desde entonces en adelante en peligro de recibir daño de la “tribulación grande” de Jerusalén. Eran los judíos que no creían que quedaron embotellados dentro de la ciudad quienes entonces corrían el peligro de ser destruidos. Toda la “carne” judía dentro de Jerusalén se encaraba al peligro de perder la vida, si la tribulación seguía por demasiado tiempo. Estos judíos no cristianos habían entrado en multitudes en la ciudad para celebrar la fiesta de la Pascua el 14 de Nisán, lo cual había de ser seguido por la fiesta de una semana de duración del pan sin levadura. Fue entonces que el general Tito descendió rápidamente con su “pueblo” o “gente” militar contra la ciudad condenada a destrucción. La rodeó, encerrando así a los judíos rebeldes dentro de ella. También hizo que su “pueblo” construyera alrededor de la ciudad un vallado de unos ocho kilómetros de largo, para evitar así que escaparan los judíos sitiados. Puesto que Jehová Dios para entonces había hecho que todos sus “escogidos” estuvieran fuera de la zona condenada, él podía ser rápido en la ejecución de su venganza sobre Judea y Jerusalén, limitando así la ejecución a un tiempo corto de intensa destructividad.
29. ¿Cuánto tiempo duró el sitio de Jerusalén, y qué tendió a acortarlo?
29 El sitio de Jerusalén no duró mucho tiempo, solo desde el 14 de Nisán hasta el 6 de Elul (6 de septiembre, calendario gregoriano), o menos de seis meses, y no dieciocho meses como en el sitio de Jerusalén por los ejércitos babilonios en 609 a 607 a. de la E.C. Hubo varias cosasb permitidas por Jehová Dios que juntas contribuyeron al acortamiento del sitio en 70 E.C.
30. (a) A pesar de su corta duración, ¿cuán desastroso fue el sitio? (b) ¿Qué continuo haciéndosele a Jerusalén, pero hasta cuándo continuaría eso?
30 Aunque el sitio fue corto, ciertamente fue horrible, aunque no fue la mayor tribulación que le había acontecido a la humanidad hasta aquel tiempo y que nunca podría ocurrir de nuevo. La “cosa repugnante que causa desolación” sí produjo un exterminio, según la propia decisión de Dios. El historiador judío Flavio Josefo informa que 1.100.000 judíos fueron muertos o murieron. Pero debido al ‘acortamiento’ de los días de aquella “tribulación grande” que le vino a Jerusalén, se salvó alguna “carne” judía. Josefo informa que 97.000 judíos sobrevivieron y fueron hechos cautivos y arrastrados a Egipto y otras provincias romanas.c La ciudad y su templo fueron completamente destruidos, tal como había predicho Jesús. Así, en un sentido muy literal, Jerusalén continuó siendo “pisoteada” por los gentiles (naciones no judías) desde el tiempo de la primera destrucción y desolación de Jerusalén y Judá por los babilonios en el año 607 a. de la E.C.d Pero algún día aquellos Tiempos de los Gentiles tenían que cumplirse, a saber, 2.520 años después de su principio allá en el otoño de 607 a. de la E.C. Eso quiere decir en 1914 E.C.—Luc. 21:24.
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Paz con Dios en medio de la “tribulación grande”La Atalaya 1970 | 15 de junio
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Paz con Dios en medio de la “tribulación grande”
1. (a) ¿Tuvo la profecía de Jesús en Mateo 24:4-22 un cumplimiento literal en la Jerusalén terrestre? (b) ¿Qué indica si esta profecía ha de tener más cumplimiento?
NOTABLEMENTE la profecía de Jesús, según se registró en Mateo 24:4-22, tuvo un cumplimiento literal. Eso fue entre el tiempo de darla él en 33 E.C. y el fin de la “tribulación grande” de Jerusalén en 70 E.C. Tal “tribulación grande” no ha ocurrido de nuevo ni se ha repetido sobre Jerusalén, ni siquiera sobre la reedificada Jerusalén en los días de las Cruzadas que efectuaron los católicos romanos contra los mahometanos en el Oriente Medio. Pues bien, ¿quiere decir esto que toda aquella parte de la profecía de Jesús es ahora solo historia muerta, sin más aplicación? ¡No! Porque hasta la manera en que Jesús frasea su predicción de la “tribulación grande” señala a una tribulación mucho mayor que el sitio y destrucción de Jerusalén en el año 70 E.C. ¡Ciertamente que sí!
2. (a) ¿Por qué confiesan los comentadores de la Biblia que es difícil entender o aplicar la profecía de Jesús? (b) ¿Qué dice A. Plummer respecto a Lucas 21:22?
2 Bien conocidos comentadores de la Biblia de la cristiandad confiesan que a veces es difícil entender o aplicar la profecía de Jesús. Él la dio en respuesta a una pregunta de tres partes, a saber, acerca de cuándo sería la destrucción de Jerusalén y su templo y acerca de la señal de su “presencia” y de la “conclusión del sistema de cosas.” (Mat. 24:3) Estos comentadores dicen francamente que, en la respuesta profética de Jesús a las tres partes de la pregunta, es difícil a veces comprender si se está refiriendo a un rasgo o al otro.a Por ejemplo, con referencia a las palabras de Jesús en Lucas 21:22: “Estos son días para hacer justicia, para que se cumplan todas las cosas que están escritas,” el autor y comentador de la Biblia A. Plummer sugiere lo siguiente: “La referencia, por lo tanto, es a la destrucción de Jerusalén considerada como un tipo del fin del mundo.”b
3. Evidentemente, al hablar de Jerusalén y del sistema de cosas, ¿en qué pensaba Jesús para que fuera cierto Mateo 24:21, 22?
3 Muy evidentemente, con toda buena razón, cuando Jesús habla del tiempo en que “estas cosas” serían y también lo que sería la señal de la “conclusión del sistema de cosas,” Jesús pensaba en algo inmensamente mayor que aquello en que pensaban los apóstoles inquiridores. Él usó como tipo a la infiel Jerusalén de su día condenada a destrucción, y por lo tanto pensaba en la Jerusalén infiel antitípica, a saber, la cristiandad, y también pensaba en un sistema de cosas mayor que aquel del sistema judío edificado alrededor de Jerusalén y su templo. Por lo tanto Jesús podía decir, sin exageración: “Habrá entonces tribulación grande como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder. De hecho, a menos que se acortaran aquellos días, ninguna carne se salvaría; mas por causa de los escogidos serán acortados aquellos días.” (Mat. 24:21, 22) La terrible destrucción de la Jerusalén infiel antitípica, la cristiandad, es parte del fin calamitoso del actual “sistema de cosas” mundial, a lo cual comúnmente se le llama el “fin del mundo.”—Mat. 24:3, Val (1934).
4. (a) ¿Qué rasgos de la profecía de Jesús van más allá de la destrucción de Jerusalén en 70 E.C.? (b) Razonablemente, entonces, ¿de qué manera podía Jesús hablar acerca de Jerusalén?
4 Ciertamente la segunda “presencia” de Jesucristo no aconteció al tiempo de la destrucción de Jerusalén en 70 E.C. Además, los Tiempos de los Gentiles habían de continuar después de la destrucción de ella, y así este “sistema de cosas” mundial había de continuar hasta que por lo menos se ‘cumplieran’ aquellos Tiempos de los Gentiles. Además, hay rasgos de la profecía de Jesús que se extienden desde después de su descripción de la “tribulación grande” de Jerusalén hasta su parábola de las ovejas y las cabras, y estos rasgos no se cumplieron al tiempo de la destrucción de Jerusalén en 70 E.C. (Mat. 24:23 a 25:46) De modo que era solo razonable que Jesús usara a la Jerusalén condenada a destrucción en un sentido doble, literalmente y simbólicamente, típicamente y antitípicamente.
5. (a) ¿Por qué no estamos equivocados al aplicar la profecía de Jesús al tiempo desde 1914 en adelante hasta el Armagedón? (b) ¿El pisoteo de qué “Jerusalén” terminó en 1914, y cómo?
5 Pues bien, no estamos equivocados cuando también aplicamos la profecía de Jesús desde el año 1914 E.C. en adelante hasta la guerra venidera del Armagedón, ¿verdad? ¡No! Porque ciertamente tenemos con nosotros hasta ahora a la Jerusalén infiel, simbólica, antitípica, a saber, la cristiandad. Tanto el horario de la Biblia como los hechos físicos de la historia prueban que los Tiempos de los Gentiles, “los tiempos señalados de las naciones,” terminaron en 1914 E.C., aproximadamente el 4⁄5 de octubre de ese año. (Luc. 21:24) Las naciones gentiles no habían estado ‘pisoteando’ a la Jerusalén infiel antitípica (la cristiandad) hasta aquel año de 1914. No obstante, habían estado pisoteando el derecho del Reino que tiene el Mesías de Dios, como Heredero Permanente del rey David, para gobernar en Jerusalén y sobre la nación de David de las doce tribus de Israel. Por lo tanto Jehová Dios terminó aquel pisoteo por las naciones gentiles sobre el derecho del Reino de su Mesías en 1914 E.C. ¿Cómo? Instalando a su Hijo Jesucristo en el monte Sion celestial y así restaurando el reino mesiánico. Desde entonces en adelante Dios ha estado procediendo a hacer de las naciones gentiles el escabel de su Rey Mesiánico Jesús, para destruirlas finalmente en la guerra venidera del Armagedón.
6. (a) ¿Qué puede decirse al comparar el período de tiempo antitípico moderno, en cuanto a lo que ha sucedido hasta este día, con el período de tiempo típico relacionado con la Jerusalén antigua? (b) ¿De qué era esto prueba clara a las naciones de la actualidad?
6 Hace mil novecientos años Jesús se ausentó de la Tierra al ascender de regreso al cielo. Puesto que la Jerusalén antigua fue típica, el período de tiempo desde la ascensión de él y hasta la destrucción de Jerusalén por lo tanto se hace típico. Representa el período de tiempo desde el fin de los Tiempos de los Gentiles en 1914 E.C. hasta la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en el Armagedón, donde los amantes políticos y asociados de la Jerusalén infiel antitípica, la cristiandad, serán destruidos. (Rev. 16:14-16) ¿Hubo guerras, hambres, pestes y terremotos allá hace diecinueve siglos antes de la destrucción de Jerusalén en 70 E.C.? Sí, e igualmente sucede con relación a este período de tiempo actual desde 1914 E.C., cuando terminó la ausencia de Jesús, hablando espiritualmente. De hecho, el fin de los Tiempos de los Gentiles en aquel año fue marcado por el hecho de que nación se levantó contra nación y reino contra reino en la primera guerra mundial de la historia humana. Hambres, pestes y terremotos acompañaron o siguieron aquella primera guerra mundial a un grado como el cual nunca antes se había registrado. Esto era prueba clara a las naciones de que Jesucristo estaba “presente” en su reino celestial como Mesías, tal como después de su ascensión al cielo y de sentarse a la mano derecha de Dios estuvo reinando entre sus discípulos dedicados y bautizados en la Tierra hasta la destrucción de Jerusalén y después de eso.
7. (a) ¿Qué fueron aquellos sucesos desde 1914 en adelante, según lo que Jesús dijo en su profecía? (b) ¿Por qué no era el “fin” “todavía” después de aquellos sucesos iniciales?
7 Como en el caso de hace diecinueve siglos, la guerra internacional, las escaseces de alimento, las pestes y los terremotos fueron un “principio de dolores de aflicción.” (Mat. 24:8) Esto fue particularmente cierto para la Jerusalén infiel antitípica, la cristiandad, porque la I Guerra Mundial fue preponderantemente la guerra de ella, pues de los veintiocho participantes de ella todos menos cuatro eran naciones y reinos que se llamaban cristianos. Pero después de más de cuatro años de la I Guerra Mundial, “todavía” no era el “fin.” No llevó a la guerra del gran día de Dios en el Armagedón. Todavía había mucho trabajo que hacer. Antes de que se permitiera que viniera aquel “fin,” los fieles discípulos de él en la Tierra tenían que efectuar un trabajo mundial. ¿Cuál? “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” Tal como hubo una predicación de las “buenas nuevas” en “toda la creación que está bajo el cielo” antes de la destrucción de Jerusalén en 70 E.C., así ha habido un testimonio al reino mesiánico establecido de Dios en toda la tierra habitada a todas las naciones desde 1914 E.C. Esto también lo han hecho los testigos de Jehová a pesar de persecución.—Mat. 24:9-14.
8. Por lo tanto, ¿qué le queda todavía en el futuro a la Jerusalén infiel antitípica, y cuál es el propósito de Dios en cuanto a los días de tal cosa?
8 La Jerusalén infiel antitípica, la cristiandad, ha tenido su “principio de dolores de aflicción,” y su situación y la del resto del mundo no se ha hecho menos dolorosa desde entonces. La profecía de Jesús indicó que la “angustia de naciones” y la perplejidad de ellas continuarían, sin mejora. (Luc. 21:25, 26) Todavía queda en el futuro la “tribulación grande” que le sobrevendrá a la Jerusalén infiel antitípica, una tribulación que no podrá menos que afectar a sus asociados políticos y patrocinadores de todo el mundo. La descripción que da Jesús de ello aclara que, como el diluvio global del día de Noé, la tribulación amenaza a toda la vida humana en la carne. (Mat. 24:21, 22, 36-39) Si se permitiera que continuara por un tiempo demasiado largo, exterminaría a toda “carne.” Por lo tanto el propósito de Dios es acortar el número de “aquellos días” de esta “tribulación grande” sin paralelo.—Mar. 13:19, 20.
9. Allá en 1925 E.C., ¿qué sugerencia se publicó respecto a la manera en que Dios acortaría los días de la “tribulación grande”?
9 Por causa de sus “escogidos” él acorta los días. ¿Cómo? Allá en el año 1925, en el artículo principal del número de la Watch Tower del 1 de mayo, intitulado “Por causa de los escogidos,” se sugirió que “aquellos días” de la “tribulación grande” fueron acortados en el medio. Se dio la explicación de que la “tribulación grande” había empezado en 1914 E.C. y que no se le permitió proseguir hasta terminar plenamente entonces, sino que Dios detuvo la I Guerra Mundial en noviembre de 1918. Desde entonces en adelante Dios estaba permitiendo un intervalo para la actividad de su resto ungido de cristianos escogidos antes de dejar él que se reanudara la parte final de la “tribulación grande” en la batalla del Armagedón y llegara a su término. Esto permitiría que personas de cualidades de oveja se salvaran.—Mat. 25:31-46.
10. ¿Por qué parecía buena y razonable dicha explicación allá en 1925?
10 Esta explicación parecía buena y razonable allá en 1925, solo siete años después de la I Guerra Mundial y catorce años antes de la inesperada II Guerra Mundial, un conflicto cuatro veces peor que la I Guerra Mundial. Pero aun la II Guerra Mundial no siguió hasta mezclarse con la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en el Armagedón, como algunos habían esperado que sucediera. (Rev. 16:14-16) Aquí estamos, veinticuatro años después de haber terminado la II Guerra Mundial en 1945 y una parte del resto ungido de escogidos todavía están aquí y la guerra del Armagedón todavía está en el futuro, aunque ahora se está acercando mucho. Allá en 1925 la medida bíblica del tiempo según se explicó en el libro “The Time Is at Hand,” publicado en el año 1889, todavía se consideraba correcta. Por lo tanto no se había calculado que seis mil años de la vida del hombre en la Tierra no habrían de terminar sino hasta durante los años 1970. Por supuesto, el viejo cálculo de tiempo para poner en horario los acontecimientos de la Biblia y el cumplimiento de profecías afectó el entendimiento de los asuntos por los Estudiantes Internacionales de la Biblia. Pero ahora la cronología ha sido reexaminada.
11. Según aquella sugerencia, ¿cuánto ha durado hasta ahora el intervalo de tiempo, y entretanto qué les está sucediendo al resto de los ungidos “escogidos”?
11 Si, como se explicó en 1925, la primera parte de la “tribulación grande” empezó en 1914 y terminó en 1918, entonces el intervalo de tiempo por el cual “aquellos días” de la tribulación se acortan se ha extendido por cincuenta y un años y todavía no ha terminado. Muchos del resto ungido que fueron testigos del fin de la I Guerra Mundial en noviembre de 1918 y otros que han sido añadidos al resto desde entonces han envejecido, y algunos han sido muertos en persecución o han muerto de edad avanzada o por otras causas. Por ejemplo, en el año 1948, de 376.393 personas que celebraron la Cena del Señor, solo 25.395 participaron del pan y el vino en testimonio de que eran de ese resto ungido. Pero el 1 de abril del año de 1969, de 2.719.860 que celebraron, solo 10.368 participaron del pan y el vino. En esto estuvo incluido un número bastante grande de personas del resto que experimentaron el “principio de dolores de aflicción” durante la I Guerra Mundial. Algunos de éstos deben sobrevivir todavía por más tiempo para ver la guerra del Armagedón y pasar a través de ella, en armonía con las palabras de Jesús, en Mateo 24:33-35:
12. ¿Qué profetizó Jesús acerca de “esta generación”?
12 “Cuando vean todas estas cosas, conozcan que él está cerca, a las puertas. En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán [sin cumplirse].”
13. (a) Según lo que le sobrevino como tipo a la Jerusalén antigua, ¿cuándo no empezó la “tribulación grande”? (b) ¿Dónde, pues, está situada la “tribulación grande,” y qué querrá decir para la cristiandad y sus aliados?
13 Si fuera cierta la sugerencia que se hizo en 1925 de que los días de la “tribulación grande” fueron acortados en el medio, “por causa de los escogidos” (Mat. 24:22), ¿entonces qué? Entonces el intervalo de tiempo entre el comienzo de la “tribulación grande” y la parte del Armagedón de ésta, que sería su cierre, resultará ser unas cinco veces mayor que el largo de la “tribulación grande” misma. No obstante, para corresponder con los acontecimientos del primer siglo, desde el tiempo de la partida de Jesús al ascender al cielo en 33 E.C. hasta la destrucción de Jerusalén en 70 E.C., la “tribulación grande” antitípica no comenzó en 1914 E.C. Más bien, lo que aconteció sobre el antitipo moderno de Jerusalén en 1914 a 1918 fue meramente “principio de dolores de aflicción” para ella y sus aliados políticos. La “tribulación grande” como la cual no ocurrirá una de nuevo todavía está en el futuro, porque significa la destrucción del imperio mundial de la religión falsa (incluso la cristiandad) seguida por la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en el Armagedón contra los aliados políticos de la religión falsa babilónica. En esa “tribulación grande” el sistema de cosas actual tiene que terminar en sus fases religiosa y política.
14. (a) Según la palabra que Jesús usó, ¿cómo será acortada la venidera “tribulación grande”? (b) ¿Por qué puede Dios acortar los días de ella, y por qué es urgente?
14 Son los días de esta venidera “tribulación grande” los que tienen que ser ‘acortados’ [griego, koloboo], cercenados, podados en el extremo, no divididos por el medio. Esto se hace por causa de los “escogidos” de Dios y para que ‘alguna carne’ se salve. (Mat. 24:21, 22) Dios tiene “día y hora” fijos para el comienzo de esa “tribulación grande,” sin demora alguna. (Mat. 24:36) Por tener para ese “día y hora” a todo el resto de sus “escogidos” en seguridad fuera de la Jerusalén infiel antitípica y fuera de su sistema de cosas seglar asociado, Dios puede entonces hacer un trabajo rápido al ejecutar venganza divina y destrucción sobre este entero sistema inicuo de cosas. Como en el caso de la destrucción de Jerusalén en 70 E.C., el número de días de esta venidera “tribulación grande” puede ser ‘acortado,’ no habiendo necesidad de prolongar esos días. Esto permitirá también salvar con vida a ‘alguna carne’ a través de la “tribulación grande,” puesto que la “carne” humana generalmente débil no podría, sin protección divina, aguantar el que se alargara por demasiado tiempo esta “tribulación grande” que será la peor de toda la historia humana.
15. (a) ¿Cómo terminó de repente la obra de hacer más miembros del resto judío en Judea? (b) Después de eso, ¿cómo se efectuó el ajuste de cuentas de Dios con Jerusalén y Judea?
15 Hace mil novecientos años, con relación al resto cristiano que fue tomado de la nación judía, el apóstol Pablo hizo una declaración significativa en su carta a los Romanos, escrita alrededor del año 56 E.C. Él citó de Isaías 10:22, 23 y dijo: “Es el resto lo que será salvo. Porque Jehová hará un ajuste de cuentas sobre la tierra, consumándolo y acortándolo [o, ejecutándolo rápidamente; griego, syntemno].” (Rom. 9:27, 28; edición de 1950 en inglés, margen) Allá en 66 E.C. y poco después los judíos cristianos salieron huyendo de Judea y Jerusalén, y así hubo un acortamiento abrupto de la obra de hacer conversos judíos en Judea y Jerusalén para que fueran parte del resto judío. Por consiguiente, en 70 E.C., la sentencia de destrucción que Dios le impuso a Jerusalén y su templo se ejecutó, no en una guerra alargada a través de un sitio de larga duración, sino por medio de un sitio sorprendentemente corto debido al desplome de la defensa que hacían los judíos rebeldes encerrados en la ciudad.
16. ¿Qué fue ‘acortado’ así para Jerusalén, y, no obstante, por qué perecieron tantos judíos?
16 Así la “tribulación grande” de Jerusalén no fue alargada, sino que fue ‘acortada,’ permitiendo que 97.000 judíos sobrevivieran aunque no tenían la protección de Dios, mientras que 1.100.000 judíos perecieron. Ciertamente Jerusalén no estaba entonces en paz con Dios, sino que este desastre vino por la razón que Jesús le mencionó a ella, con lágrimas, al decir: “Si tú, aun tú, hubieras discernido en este día las cosas que tienen que ver con la paz..., pero ahora han sido escondidas de tus ojos. Porque . . . no discerniste el tiempo en que se te inspeccionaba.”—Luc. 19:41-44.
17. Sin embargo, ¿en qué relación se encontraban los judíos cristianos escapados? Y por estar libres, ¿qué podían hacer?
17 Por otra parte, los judíos cristianos escapados que para entonces estaban fuera de la Judea desolada estaban en paz con Dios, tal como todos los demás creyentes cristianos, gentiles y judíos. Ellos eran los “escogidos” de Dios, estaban libres para servirle predicando las “buenas nuevas” de su reino mesiánico en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones.—Mat. 24:14; Mar. 13:10.
18. (a) Al tiempo de la esperada venida del Hijo de Dios para ejecutar juicio, ¿quiénes participarán en golpearse en lamento? (b) ¿Después de qué profetizó Jesús acerca del recogimiento de los escogidos, y qué muestra la historia acerca de este recogimiento?
18 Igualmente hoy día, los del resto ungido de “escogidos” de Dios están en paz con él, aunque están en medio de un mundo en agitación. Ellos esperan que el Hijo de Dios, Jesucristo, venga dentro de poco para ejecutar el juicio de Dios sobre este inicuo “sistema de cosas.” En ese tiempo, según la profecía de Jesús, no solo las tribus judías, sino “todas las tribus de la tierra se golpearán en lamento.” Se hallarán cara a cara con la destrucción en manos de este “Hijo del hombre,” Jesucristo, en su gloria y poder. Pero, ¿qué hay del resto ungido? ¿Participarán ellos en el lamento mundial? ¡No! Porque Jesús profetizó que sus ángeles “juntarán a sus escogidos desde los cuatro vientos, desde un extremo de los cielos hasta su otro extremo.” (Mat. 24:29-31) Jesús alistó esto después de hablar acerca de la destrucción de Jerusalén. Según los hechos históricos, el recogimiento de estos “escogidos” comenzó por primera vez a acontecer mucho tiempo después de la “tribulación grande” de la antigua Jerusalén en 70 E.C.
19. (a) ¿A qué son juntados los “escogidos”? (b) Para el tiempo de la “tribulación grande,” ¿qué será cierto acerca del resto, y qué espera éste?
19 El recogimiento empezó a acontecer después de terminar la I Guerra Mundial en 1918. El resto de los “escogidos” fue juntado, no al cielo, sino a unidad de organización y de acción por todo el mundo, para que predicaran a todas las naciones las “buenas nuevas” del reino establecido de Dios, para el cual habían sido escogidos como herederos de Dios y coherederos de Jesucristo. (Mat. 24:14; Rom. 8:16, 17; 2 Tim. 2:11, 12) Para cuando la “tribulación grande” antitípica estalle el número total de este resto ungido estará completo; el escogimiento de herederos del Reino habrá terminado. Este resto ungido, como clase, espera sobrevivir la “tribulación grande” y la destrucción de este “sistema de cosas” actual y entrar en el nuevo sistema de cosas de Dios bajo el reino celestial de su Mesías, Jesús.—Rev. 7:1-8.
‘ALGUNA CARNE SE SALVARÁ’
20. (a) Por lo general, ¿de qué región religiosa han sido tomados los del resto de “escogidos”? (b) ¿Por qué no será necesario alargar la “tribulación grande,” y cuál es el propósito de Dios?
20 Desde el “principio de dolores de aflicción” en 1914 E.C. la mayoría de los que componen el resto de “escogidos” han sido personas tomadas de la Jerusalén infiel antitípica de hoy día, a saber, la cristiandad, y la minoría de ellos de la región del paganismo. Cuando, evidentemente muy pronto ya, Jehová Dios haya completado la obra de recoger de todas partes bajo el cielo a su resto de “escogidos,” él no tendrá por qué ejercer paciencia por más tiempo al tratar con la cristiandad y sus amantes políticos de este sistema de cosas. Como le sucedió a la Jerusalén de los días de los apóstoles, Jehová puede terminar su ajuste de cuentas con la cristiandad y el resto de este sistema de cosas de manera rápida, sin prolongar la acción, en un período de tiempo reducido. Aunque Él como el exacto Marcador de tiempo tiene un día y hora definidos para comenzar la “tribulación grande,” él puede podar cualquier cosa que tienda a alargarla. Eso se propone hacer.—Mat. 24:21, 22, 36.
21. (a) ¿La “carne” de quiénes será salvada de la “tribulación grande”? (b) ¿Cómo será diferente la situación de éstos de la situación de la “carne” judía que se salvó de la destrucción de Jerusalén?
21 ¿Se salvará ‘alguna carne’ en ese tiempo? Sí, y esto además del resto de “escogidos.” En el primer siglo, en los días de los apóstoles, no eran ningunos de los “escogidos,” fueran judíos o gentiles, los que estaban en peligro al tiempo de la destrucción de Jerusalén y la desolación de Judea. Todos ellos estaban fuera, libres de ataque y captura por los ejércitos romanos bajo Tito. Eran los judíos encerrados dentro de Jerusalén los que estaban en peligro de exterminio en medio de la “tribulación grande” de ella. Debido a la corta duración del sitio romano 97.000 escaparon con vida, aun sin la protección de Dios. Pero, ¿para qué? Para esclavitud en degradación entre los gentiles paganos. Pero en la venidera “tribulación grande” antitípica ninguno de los religiosos que permanezcan con la Jerusalén infiel antitípica y en asociación con los aliados políticos de ella será conservado vivo, sin importar lo corta que resulte ser la “tribulación grande.” Serán destruidos con el presente “sistema de cosas” del cual son parte. ¿Por qué se les debería salvar, cuando no están en paz con Dios?
22. (a) ¿Quiénes son, principalmente, aquellos cuya “carne” se salvará, y debido a qué sobrevivirán? (b) ¿De qué serán testigos?
22 Sin embargo, en la Tierra hoy hay muchas personas que, aunque no son del resto de “escogidos,” están en paz con Dios. Éstos son cristianos plenamente dedicados y bautizados, pero que no tienen una esperanza y herencia celestial como los “escogidos” engendrados del espíritu. Según las estadísticas disponibles, en su mayor parte éstos han huido de la antitípica Jerusalén condenada a destrucción, más bien que quedarse en ella para ser encerrados para destrucción. Éstos componen la ‘alguna carne’ que Jesús indicó que “se salvaría.” No solo porque se acortan los días, sino debido a la protección de Dios sobre ellos, sobrevivirán. El que ellos sobrevivan la “tribulación grande” que tan cerca está no significará lo que significó en el caso de los 97.000 sobrevivientes judíos de la destrucción de Jerusalén, a saber, el que los arrastren a la esclavitud los que componen la “cosa repugnante que causa desolación” de hoy día. Más bien, ellos serán testigos y sobrevivientes de la destrucción de ese desolador repugnante y llegarán a ser libres en el nuevo sistema de Dios.—Rev. 17:1-14; 19:11-21.
23, 24. (a) Comparados con el resto de los escogidos, ¿qué se les llama a estos sobrevivientes de la “tribulación,” y cuántos habrá para entonces? (b) ¿En qué clase de relación se encuentran para con Dios, y por qué?
23 Revelación 7:9-17 habla de éstos y dice que salen de “la grande tribulación.” Comparados con el número de los que componen el resto de los “escogidos” de Dios, estos cristianos dedicados y bautizados con esperanza de vida en la Tierra son una “grande muchedumbre.” Hoy ningún hombre sabe cuántos habrá en esta “grande muchedumbre” para el tiempo de la “tribulación grande.” En cuanto a su carne, vienen de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas. Aunque no son israelitas espirituales como los “escogidos,” están ahora en paz con Jehová Dios. Han abandonado el lado de los enemigos de Dios, tanto dentro como fuera de la Jerusalén infiel antitípica, y se han puesto al lado de los “escogidos” escapados. De modo que tienen una posición favorable delante del trono de Dios y delante de su Cordero Jesucristo, y aclaman a éstos como con palmas gozosamente. Apreciando su condición de salvos en la actualidad y esperando salvación durante la venidera “tribulación grande,” ellos claman en declaración pública:
24 “La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero.”—Rev. 7:9, 10.
25. (a) A pesar de la destructividad de la “tribulación grande,” ¿qué les pasará a los de esta “grande muchedumbre”? (b) Después del Armagedón se esforzarán por demostrar que son dignos de ¿qué?
25 Sin importar lo destructora que sea la “tribulación grande,” sin importar lo intenso que llegue a ser la destructividad de ésta debido a que la “tribulación grande” está concentrada dentro de un período de tiempo acortado, esta innumerada “grande muchedumbre” será salvada viva en su “carne” y entrará en el nuevo sistema de cosas de Dios después de Su guerra en el Armagedón. Esto se debe a que ellos, junto con el resto de “escogidos,” se mantienen en paz y armonía con Dios y su Cordero Jesucristo hasta la “tribulación grande” y hasta que termine, sirviendo a Dios “día y noche en su templo” en compañía del resto escogido. (Rev. 7:14-17) Como ovejas a la mano derecha del Rey Pastor Jesucristo, ellos continuarán haciendo el bien al resto de sus “hermanos” espirituales, mientras éstos estén con ellos en la “carne.” En el sistema terrestre de Dios después del Armagedón estas personas que son como ovejas agradecidamente se esforzarán por demostrar que son dignas de salvación por toda la eternidad para la alabanza de Dios.
“Puesto que todas estas cosas así han de ser disueltas, ¡qué clase de personas deben ser ustedes en actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa, esperando y teniendo muy presente la presencia del día de Jehová!”—2 Ped. 3:11, 12.
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