BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • w64 1/8 págs. 453-456
  • El conocimiento exacto conduce a la vida

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • El conocimiento exacto conduce a la vida
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1964
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • ¿QUÉ HAY ACERCA DE DIOS?
  • ¿QUÉ SE NECESITA?
  • NO BASTA EL TENER LA BIBLIA
  • El conocimiento aumentado resulta en bien duradero
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1958
  • Una dádiva personal de parte de Jehová
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1974
  • Por qué necesitamos conocimiento exacto
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1989
  • ¿Lo domina a usted la superstición o el conocimiento?
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1958
Ver más
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1964
w64 1/8 págs. 453-456

El conocimiento exacto conduce a la vida

Se requiere conocimiento en el modo de vivir diario. Pero, ¿está usted adquiriendo también el conocimiento que afecta su bienestar eterno?

¿PRACTICARÍA usted una operación en el cerebro o corazón de alguna persona si usted nunca hubiera estudiado medicina?

Aun el pensamiento de practicar tal operación delicada que envolviera una vida humana sin el conocimiento necesario de la medicina sin duda lo horroriza a usted. Usted sabe que la cirugía requiere la gran habilidad que proviene de conocimiento y entrenamiento exactos en ese campo. Solo la persona que tuviera este conocimiento y entrenamiento exactos estaría en posición de practicar una operación como ésa con buen éxito.

No solo es en un campo técnico como el de la medicina que se necesita conocimiento exacto. Se necesita hasta para uno ganarse la vida diariamente. Por ejemplo, uno no podría obtener fácilmente empleo como chofer de camión si nunca hubiera conducido un camión y no conociera los reglamentos de tránsito. Se requiere conocimiento del vehículo y conocimiento de las reglas de las carreteras para ser un chofer capacitado.

Un ama de casa, también, necesita conocimiento. Debe saber cocinar antes de poder preparar una comida que sea tanto apetitosa como alimenticia, de la cual su familia pueda disfrutar. Tiene que saber cuidar su hogar y sus hijos. Mientras más exacto sea su conocimiento y mientras más práctica tenga, mejores serán los resultados.

Sí, para sustentar y salvar la vida, para atender los asuntos necesarios de la vida, se necesita conocimiento.

¿QUÉ HAY ACERCA DE DIOS?

Usted dedica mucho esfuerzo, entonces, para adquirir el conocimiento que usted necesita para poder gozar de la vida y prolongarla tanto como sea posible. No obstante, hay algo que puede tener un efecto aun más importante en su vida. Usted necesita poseerlo también. ¿Qué es? El conocimiento exacto de Dios, de sus propósitos y de sus requisitos. La voluntad de Dios es la que va a dominar sobre la Tierra al fin, prescindiendo de lo que hagan los hombres y las naciones. Dice el proverbio inspirado: “Muchos son los planes que hay en el corazón del hombre, pero el consejo de Jehová es lo que subsistirá.” (Pro. 19:21) De Jehová Dios dependen las esperanzas de vida de toda persona sobre la Tierra. Para quienes le aman y le sirven, él asegura vida eterna en un justo nuevo orden.

En vista de esto, ¿es sensato el que usted dirija todas sus fuerzas vitales a adquirir conocimiento necesario para sustentar su vida presente por unos breves setenta u ochenta años, y al mismo tiempo pase por alto el conocimiento mucho más importante de Dios y de su provisión para la vida eterna?

La vida es una posesión sumamente preciosa. Aun en este mundo lleno de dificultades usted prefiere estar vivo que muerto. Por eso usted hace lo que tiene que hacer a fin de permanecer vivo tanto como sea posible. Sin embargo, si usted ha de tener algún futuro más allá de la duración de vida normal, ineludiblemente tiene que ser Dios quien lo provea. Como indicó el salmista: “Contigo [Dios] está la fuente de vida.”—Sal. 36:9.

Los hombres, con todos sus logros maravillosos a su favor, no pueden mantenerlo vivo a usted indefinidamente. Pero Dios puede. Y si usted le sirve fielmente, él lo hará. Su promesa es: “Hijo mío, no olvides mi ley, y mis mandamientos observe tu corazón, porque largura de días y años de vida y paz te serán añadidos.” (Pro. 3:1, 2) Exactamente cuán duradero será eso se muestra también en la Biblia, en el Salmo 37:29, que declara: “Los justos mismos poseerán la tierra, y morarán para siempre sobre ella.” Esta es la promesa magnífica de Jehová Dios, el vivir para siempre en un mundo libre de dificultades, sin ninguna de las dificultades que afligen penosamente y causan perplejidad a la humanidad hoy en día.

En ese glorioso nuevo orden, aquí mismo sobre esta Tierra será cierto que el dolor y la aflicción tan predominantes hoy en día serán cosas del pasado. Toda la Tierra será transformada en un paraíso. El hombre crecerá a la perfección de mente y cuerpo y disfrutará por completo de las maravillas de la creación de Dios, y eso a través de la eternidad. “Ciertamente edificarán casas y tendrán toma de posesión; y ciertamente plantarán viñas y comerán el fruto de ellas. No edificarán y algún otro tomará posesión; no plantarán y algún otro comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos la usarán a cabalidad. No se afanarán para nada, ni darán a luz para perturbación; porque son la progenie hecha de los escogidos de Jehová, y sus descendientes con ellos. Y realmente sucederá que antes de que ellos clamen yo mismo contestaré; mientras todavía estén hablando, yo mismo escucharé.” (Isa. 65:21-24) Ningún hombre o nación puede prometer tales cosas y luego cumplir tal promesa, pero Dios puede, y lo hace. ¿No vale la pena el aprender acerca de estas provisiones divinas? ¿Podría valer más la pena el dirigirse a cualquier otro campo de conocimiento?

No es lógico emplear todo su tiempo y esfuerzo en adquirir posesiones que no durarán, y al mismo tiempo no emplear algún tiempo o esfuerzo en obtener lo que durará para siempre. Usted se divierte a costa del niño que escoge dos centavos brillantes, lustrosos, en vez de una moneda de más valor (digamos, de 10 centavos), pero que está manchada, porque esto muestra la falta de madurez del niño y la falta de conocimiento en cuanto al valor de las cosas. Pero, ¿está usted mostrando un sentido sano de los valores si usted gasta todas sus fuerzas vitales en la búsqueda de posesiones materiales, placeres carnales y el conocimiento de todo excepto de lo relativo a su relación con Dios, Aquel de quien su mismísima vida depende?

Esto no significa que usted puede ser indiferente acerca de su vida diaria, puesto que, correctamente, usted tiene que proveer para sus necesidades. Pero si usted ama la vida, no estará absorto completamente en adquirir estas cosas a costa de las cosas más importantes. Tenga presentes las palabras de Jesucristo, que dijo: “Aun cuando uno tenga en abundancia, su vida no resulta de las cosas que posee.” (Luc. 12:15) Luego Jesús dio fuerza a esta expresión al hablar de un rico que pensó que había resuelto completamente todo lo concerniente a la vida: “[El rico] dijo: ‘Haré esto: derribaré mis graneros y edificaré otros mayores, y allí juntaré todo mi grano y todas mis cosas buenas; y diré a mi alma: “Alma, tienes muchas cosas buenas almacenadas para muchos años; pásalo tranquila, come, bebe, goza.”’ Pero Dios le dijo: ‘Irrazonable, esta noche exigen de ti tu alma. ¿Quién, pues, ha de tener las cosas que almacenaste?’ Así pasa con el hombre que atesora para sí pero no es rico para con Dios.”—Luc. 12:18-21.

Sin importar lo que usted tenga, tarde o temprano se encarará al duro hecho de que el sepulcro le aguarda. Toda la riqueza, el conocimiento, la habilidad y la energía que usted posea no son cosas de que pueda disfrutar en el sepulcro. Todo esfuerzo y placer cesan allí: “En cuanto a los muertos, ellos no están conscientes de nada en absoluto . . . porque no hay ninguna obra ni idear ni conocimiento ni sabiduría en Sheol, el lugar adonde vas.”—Ecl. 9:5, 10.

Solo Dios, que es el Creador, Sustentador y Dador de vida, puede proveer un escape de la expectativa penosa de la muerte. La Biblia muestra la manera en que usted puede aprovecharse de esa provisión.

¿QUÉ SE NECESITA?

¿Cómo puede usted edificar una vida que le agrade a Dios, una vida que lo conduzca a usted a la vida en su Paraíso prometido? ¿Qué tiene usted que hacer para conseguir favor con el Todopoderoso?

El fundamento para edificar la clase de vida que agrada a Dios es conocimiento exacto. Así como usted tiene que tener conocimiento exacto de su empleo para poder ganarse la vida, y como un médico necesita conocimiento exacto para practicar una operación que puede salvar la vida, así usted tiene que tener conocimiento exacto de Dios para aprovecharse de su provisión de vida.

Realmente, ¿cómo puede usted esperar agradar a Dios si no sabe lo que le agrada a él? ¿Cómo puede usted practicar lo que él requiere si no sabe cuáles son sus requisitos?

‘¡Ah! espere,’ quizás diga usted. ‘Aquí es donde mi clérigo entra en escena. Él tiene ese conocimiento y se encarga de esos asuntos religiosos.’ Pero, ¿puede un clérigo asumir la responsabilidad de usted de servir a Dios? Si un pariente de usted es un cirujano hábil, eso no lo capacita a usted a ser uno también. Si su mejor amigo es un hábil chofer de camión, ¿lo capacita eso a usted a ser uno también? Por supuesto que no. Para llenar los requisitos, usted tiene que estudiar y adquirir habilidad por medio de la experiencia.

Usted no puede aceptar la palabra de cualquier persona en el sentido de que usted está agradando a Dios; no, ni siquiera la palabra de un clérigo. Ellos han estado equivocados antes, como lo estuvieron los clérigos judíos en el día de Jesús. El principio que usted tiene que observar al aprender acerca de Dios es éste: “Cada uno cargará con su propia responsabilidad.” (Gál. 6:5) Aunque otros pueden ayudarle, usted todavía es responsable a Dios por su propia relación con El. Esta no se puede trasladar a otro. Si usted quiere vida en el justo nuevo orden de Dios, usted personalmente tendrá que aprender y obedecer sus mandamientos.

Por consiguiente, el primer paso para edificar una vida que le agrade a Dios es adquirir conocimiento exacto de él para que usted se halle en posición de observar sus mandamientos. Jesús dijo: “Sin embargo, si quieres entrar en la vida, observa los mandamientos continuamente.” (Mat. 19:17) Esos mandamientos se hallan dentro de la Palabra de Dios, la Biblia.

NO BASTA EL TENER LA BIBLIA

Una respuesta común de muchas personas religiosas en este asunto es: ‘Tengo mi Biblia y la leo.’ Sí, pero, ¿llega usted a las conclusiones correctas basadas en ella? También, ¿le sirve a usted como guía para su vida, o toma usted de ella lo que quiere y desecha aquello que usted pudiera considerar desagradable?

El tener y leer una Biblia no significa necesariamente que usted llega a las conclusiones correctas basadas en ella o que usted permite que ella guíe su vida. Como ejemplo, considere la doctrina de la trinidad que enseñan casi todas las religiones de la cristiandad. Miembros de esas organizaciones religiosas, aunque posean Biblias y las lean hasta cierto grado, todavía creen que el Padre celestial, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo son un solo Dios. Creen que cuando Jesús vino a la Tierra fue el Dios Todopoderoso en forma humana.

Pero, ¿es esto llegar a las conclusiones apropiadas basadas en las Escrituras? Jesús dijo: “Yo y el Padre somos uno.” (Juan 10:30) Pero eso no significa que él es Dios, tampoco menciona alguna llamada tercera persona de la trinidad. ¿No explicó Jesús en el capítulo 17 del Evangelio de Juan que esto significa unicidad de propósito, unidad? Léalo usted en su propia Biblia. ¿Puede un padre ser lo mismo que su hijo? Jesús es el Hijo de Dios. Hasta un niño puede entender que un padre es mayor que un hijo. Jesús mismo dijo: “El Padre es mayor que yo.” (Juan 14:28) Pero los clérigos han oscurecido tanto esta verdad sencilla que algunos lectores de la Biblia ya no creen en ella. ¡Cuán sencillo es para las personas verdaderamente humildes llegar a la conclusión apropiada en cuanto a esta doctrina por las palabras de Jesús: “No hago nada de mi propia iniciativa; sino que hablo estas cosas así como el Padre me enseñó. Y el que me envió está conmigo; no me dejó solo, porque yo siempre hago las cosas que le agradan”! (Juan 8:28, 29) El apóstol cristiano Pablo llegó a la conclusión apropiada, porque él escribió más tarde: “La cabeza del Cristo es Dios.” (1 Cor. 11:3) Por eso, aunque los clérigos enseñan que Dios, Cristo y el Espíritu Santo son iguales, todos un solo Dios, la verdad sencilla concerniente a ello es que ellos no lo son, que Cristo es el Hijo de Dios e inferior a él, y que el espíritu santo es la fuerza activa de Dios, por consiguiente subordinada a él.

Pero, ¿por qué, exactamente no entienden y enseñan los clérigos bien educados estas verdades bíblicas claras? Porque ellos prefieren las tradiciones y filosofías de los hombres en vez de la Palabra escrita de Dios. Y cuando una persona rechaza la Palabra de Jehová, ¿qué sabiduría tiene? Ciertamente no tiene la sabiduría de Dios, porque ella no tiene el espíritu de Jehová Dios. Más bien, Satanás el Diablo, el “dios de este sistema de cosas,” ciega su mente, para que “las gloriosas buenas nuevas acerca del Cristo, que es [no Dios, sino] la imagen de Dios, no resplandezca[n] a través.”—2 Cor. 4:4; Col. 2:8; Jer. 8:9.

Entonces, hay gran peligro en llegar a conclusiones incorrectas basadas en la Biblia o en permitir que alguna otra persona llegue a tales conclusiones por usted. El tratar de agradar a Dios sin adquirir personalmente conocimiento exacto de su Palabra es como emprender un largo viaje en la oscuridad de la noche sin mapa de caminos y sin luz. Es como arrojar al aire una moneda para decidir voltear a la derecha o a la izquierda cada vez que usted llegue a un cruce de camino. Pronto se perderá.

Hay muchos caminos, pero solo uno conduce a la vida. La Biblia señala a ese “camino que conduce a la vida.” (Mat. 7:14) Al viajar usted en ese camino que conduce a la vida, el conocimiento exacto de la Palabra de Dios lo capacitará a usted a ‘asegurarse de todas las cosas.’ (1 Tes. 5:21) En este mundo tenebroso esto servirá como lámpara para sus pies, y como luz para su calzada. (Sal. 119:105) El conocimiento exacto de Dios conduce a más allá del venidero callejón sin salida de este sistema de cosas. Conduce a la vida en el prometido nuevo orden de Dios, que ahora se ha acercado. Los testigos de Jehová tendrán agrado en ayudarle a usted a obtener este conocimiento vital de su Biblia estudiando la Biblia con usted en su propio hogar durante una hora cada semana, cuando le sea conveniente, y gratuitamente.

Esto es lo que el Dios verdadero, Jehová, ha dicho, el Creador de los cielos y El grande que los extiende; El que dispone la tierra y su producto, El que da aliento a la gente sobre ella, y espíritu a los que caminan en ella: “Yo soy Jehová. Ese es mi nombre; y a ningún otro daré mi propia gloria, ni mi alabanza a las imágenes esculpidas.”—Isa. 42:5, 8.

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir