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  • Salvados de la ira venidera
    La Atalaya 1953 | 15 de junio
    • —sólo amoldarse a él o negarlo.—Isa. 43:9; 2 Cor. 13:8, NM.

      11. ¿Qué puntos de importancia han de tenerse presente tocante a la conducta ahora?

      11 Que las condiciones abrumadoras del mundo no lo hagan desanimarse hasta la desesperación. Aunque la iniquidad y la maldad se hallan desenfrenadas en la tierra, que esto no lo haga concluir que es provechoso seguir el mismo proceder. “Mano a mano, los inicuos no quedarán sin castigo; pero el linaje de los justos será librado del mal.” (Pro. 11:21) No concluya que usted servirá a sus mejores intereses si anda en los caminos de hombres malignos del mundo. Ese no es el camino a la liberación. Recuerde que ahora estamos en el día de Jehová y su Rey, y “en sus días florecerán los justos”. (Sal. 72:7; 1 Ped. 3:12) No confíe en su propio corazón, sino que esfuércese por andar sabiamente, porque “el que confía en su propio corazón es un insensato; pero el que procede sabiamente será librado del mal”.—Pro. 28:26.

      12. ¿Qué proceder ahora es imprudente en vista de ejemplos pasados?

      12 No piense, tampoco, que usted no debe hacer nada salvo esperar que venga la liberación de Dios. Noé no esperó la liberación ociosamente; pero el mundo al que predicó se contentó con esperar y no hacer nada. Juzgue usted en términos de liberación qué proceder fué más sabio. Toda persona notable de la historia bíblica en cuyo favor Jehová se mostró fuerte como Libertador, primero mostró su propia fe en el poder libertador del Todopoderoso. Por otra parte, considere a aquellos como Faraón de Egipto, que despreció a Jehová y menospreció su habilidad para rescatar a los hombres que le aman y sirven. Faraón fué tenaz en resistir a Dios; ni siquiera el arrasamiento de la flor y nata de la masculinidad de Egipto lo hizo cambiar de parecer. Pero cuando se le quitó la vida ante la liberación milagrosa de los israelitas en el mar Rojo sus desprecios murieron con él. Piense en Goliat, quien rugió su desafío en desprecio al poder salvador de Jehová hasta que la piedra de liberación dirigida por Dios y arrojada por David acalló su croante voz. (1 Sam. 17:45-52) El poder que Jehová tiene de librar se mostró a favor de Samsón, cuando la humilde quijada de un asno humilló las espadas, las lanzas y la armadura de los poderosos filisteos.—Jueces 15.

      13. Como en todo período de juicio divino, ¿qué es cierto ahora tocante a liberación? ¿Por qué predicar, entonces?

      13 La liberación requiere fe, y la fe requiere obras que den significado a ella. El hecho de que para algunos hombres habrá una liberación de este mundo malo a su fin significa también que otros no entrarán al justo nuevo mundo. En todo período de juicio divino ha sido lo mismo: unos fueron librados, otros no. La parábola de las “ovejas y cabras” indica que una situación similar existiría ahora en la consumación de este sistema de cosas. Las “ovejas” van a la vida eterna, y las “cabras”, no libradas, a la destrucción eterna. (Mat. 25:31-46, NM) Entonces, clara razón hay para que se prediquen las buenas nuevas en toda la tierra habitada como testimonio, a saber, para que los hombres sepan quién es el verdadero Libertador y conozcan su arreglo del reino para la liberación. “Le agradó a Dios por la insensatez de lo que es predicado salvar a los que creen.” (1 Cor. 1:21, NM) El pasar por alto ese mensaje es despreciar la habilidad de Dios como Libertador, tan seguramente como el Faraón de Egipto la despreció. ¡No se encuentre en la clase de Faraón!

      14. ¿Qué posición firme necesitan tener ahora los que buscan liberación?

      14 No se deje avergonzar tampoco por los que se pongan a ridiculizar la idea de una gran liberación cercana de este mundo malo; o por los que se mofan de la perspectiva de que Jehová librará a los muertos que se hallan en las tumbas. No deje que se escapen de su mente, sino tenga bien grabadas en ella, las palabras de Pedro, él mismo un sobresaliente defensor de la liberación de la ira venidera al mundo justo. Aun Pedro vió la necesidad de despertar uno sus facultades de pensamiento claro para siempre tener en primer lugar en la mente, en contra de una gran marea de incredulidad, las verdades profundas concernientes a la liberación de Dios. Dijo él: “Porque ustedes conocen esto primeramente, que en los últimos días vendrán burladores con sus burlas, procediendo de acuerdo con sus propios deseos y diciendo: ‘¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan igual como ha sido desde el principio de la creación.’” (2 Ped. 3:1-4, NM) Esa es la actitud del mundo. Si no lo fuera, entonces no habría esfuerzos tan frenéticos por liberación propia como los que se ven hoy entre todas las naciones. Pero con todos los esfuerzos no hay una pizca de garantía de seguridad y liberación, ni hay seguridad verdadera alguna en algún proyecto humano promulgado hasta ahora. Todo es un experimento grandioso en que se pasan completamente por alto los fracasos del pasado.—Sal. 20:7; 146:3.

      15. ¿Qué proceder dicta el juicio sano?

      15 ¿Quiere usted hacer experimentos con su vida? ¿Está usted satisfecho con arriesgarlo todo por la probabilidad de que los proyectos humanos puedan hacerlo sobrevivir a cualesquier dificultades que le sobrevengan al mundo ahora o en el futuro cercano? ¿O está usted interesado en una liberación que es segura, que está garantizada más allá de toda duda? ¿No sería mejor y no sería usar juicio sano el confiar en la liberación de Jehová a un nuevo y justo mundo? La evidencia de su habilidad para librar es arrolladora. La prueba de que él está procediendo a crear un nuevo sistema de cosas en este mundo al cual librará a los que aman la justicia abunda en las Escrituras. Cuando se hace un examen detenido ninguna duda puede haber de que en breve se efectuará para los hombres que ahora viven la mayor liberación de la historia humana, y ésa ante la ira de Jehová manifestada en la mayor destrucción que jamás haya venido sobre la raza humana. Si es liberación lo que usted busca, ¿por qué no dirigirse a Aquel que sabe librar?

      16, 17. ¿Cómo mostró David juicio sano en el asunto de liberación?

      16 El rey David conoció a ese gran Libertador, Jehová, y aunque él mismo era un poderoso hombre de guerra, no dejó de confiar en Jehová para salvación. ¿Podrá dársele mayor tributo a Jehová como Libertador que el que le dió David? ¡Escuche!

      17 “¡Entrañablemente te amo, oh Jehová, fortaleza mía! ¡Jehová es mi roca, y mi fortaleza, y mi libertador! . . . ligaduras del sepulcro me rodearon, se me pusieron delante lazos de muerte. En mi angustia seguí clamando a Jehová, sí, seguí pidiendo auxilio a mi Dios: él oía desde su templo mi voz, . . . Entonces sacudióse la tierra y temblaba; los cimientos de los montes se iban conmoviendo y se sacudieron, porque él se indignó. Subió humo en su ira, y fuego procedente de su boca devoraba: . . . Tronó también en los cielos Jehová, . . . Envía desde lo alto, tómame, sácame de grandes aguas; me libra de mi enemigo poderoso, . . . me sigue librando, por cuanto se complace en mí. Jehová me premiará conforme a mi justicia.”—Sal. 18:1-20.

      18. ¿Qué demostrará de una vez y para siempre la liberación que Jehová efectuará en el Armagedón?

      18 De la misma manera Jehová al fin de este mundo librará a aquellos en quienes él se complace, debido a su devoción a él. Él los premiará de acuerdo con la justicia que han demostrado por su confianza en él y su fiel obediencia en el servicio con su poderosa organización. No es una liberación sólo por causa de la liberación, sino una liberación por causa del honor y la gloria de su nombre. Demostrará de una vez y para siempre a toda la creación que Jehová es Dios supremo y que todo lo que existe debe lealtad y devoción a él como el gran Libertador y Soberano del universo. Sólo los que manifiestan esa plena medida de devoción vivirán en su justo nuevo mundo, pues nadie más será salvado de la ira de Dios que viene sobre este presente mundo de la dominación del Diablo.

  • Las N. U. ¿moderna arca de Noé?
    La Atalaya 1953 | 15 de junio
    • Las N. U. ¿moderna arca de Noé?

      EN OCTUBRE de 1952 se completó la capital de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York. Tomó cinco años edificar el proyecto, al costo de unos 67 millones de dólares. Al describir el edificio de la Asamblea General, el que se terminó último, Life, en su número del 5 de noviembre de 1952, lo comparó a “una suerte de arca de Noé para toda especie de hombres de todas partes de la tierra”. ¿Es adecuada dicha comparación?

      El arca de Noé se usó para reunir a las personas de aquel tiempo que se interesaban sinceramente en un mundo mejor, y ellas trabajaron juntas armoniosamente. El arca que construyeron sirvió el propósito de Jehová de preservar a todos los que se refugiaran en ella, trayéndolos salvos a través del diluvio para empezar la vida de nuevo en una tierra limpia.

      ¿Puede decirse lo mismo de la organización de las Naciones Unidas y su capital? ¡De ninguna manera! Los peores enemigos de un justo nuevo mundo, hipócritas incrédulos, hambrientos de poder, tanto totalitarios como democráticos, la han hecho su refugio, y, lejos de estar unida, no sólo está dividida en blocs de Oriente y Occidente, sino que hay división dentro de cada bloc.

      Y en vez de que la organización de las Naciones Unidas sirva como lugar de refugio contra la ira de Jehová en el Armagedón, es, empleando las palabras proféticas de Jesús, una “cosa repugnante que causa desolación”. (Mat. 24:15, 16, NM) Es una cosa repugnante a la vista de Dios, porque se considera como cosa encumbrada y los hombres la idolatran. (2 Cró. 15:8; Luc. 16:15, NM) Y resulta en doble desolación: primero, deja desoladas la esperanza y la fe de la gente en el reino de Dios, presentándose como su substituto; y, segundo, todos los que acepten el substituto de las Naciones Unidas en el lugar del reino de Dios sufrirán la desolación de su vida en el Armagedón, la expresión de la venganza de Jehová que fué prefigurada por el diluvio del día de Noé.—Mat. 24:37-39; Apo. 16:14, 16, NM.

      En vez de decir que la organización de las Naciones Unidas es como una moderna arca de Noé, sería más apto llamarla una torre de Babel; porque, igual a esa estructura antigua, las N. U. sirven para simbolizar la falta de fe del hombre en Jehová Dios, su vana ambición, sus esfuerzos infructuosos por unirse, su confusión.

      No la organización de las Naciones U ni das; sino un nuevo sistema de cosas que Jehová Dios está creando, es lo que hoy día corresponde al arca de Noé. En la actualidad hay hombres refugiándose en él por medio de buscar a Jehová, la mansedumbre y la justicia, y asociándose con los siervos de Jehová que ya están

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