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  • ¿Cómo está su corazón?
    La Atalaya 1971 | 1 de agosto
    • de personas cuyo corazón demuestra recibir bien la Palabra de Dios y que prestan atención al consejo que dice: “Desechen toda suciedad y esa cosa superflua, la maldad moral, y acepten con apacibilidad la implantación de la palabra que puede salvar sus almas.” “En cuanto a [la semilla] que está en la tierra excelente, éstos son los que, después de oír la palabra con un corazón excelente y bueno, la retienen y llevan fruto con perseverancia.”—Sant. 1:21; Luc. 8:15.

      22 Aunque a menudo está envuelto el efectuar cambios drásticos en la vida, como el apartarse de un proceder inmoral, controlar su tendencia a ser de genio arrebatado por la ira, reorientar sus ambiciones, ser completamente honrados e industriosos siervos de Dios, valerosamente efectúan estos cambios. Si ‘de corazón limpio invocamos al Señor’ y trabajamos para tener un buen corazón, tenemos la promesa de Jehová de que él nos ayudará a obtener uno.—2 Tim. 2:22.

      23. ¿Qué examen honrado debemos hacer de nuestro corazón?

      23 Por eso, ¿cómo está su corazón? Hasta donde usted sabe, su corazón, hablando médicamente, quizás esté sano por el momento, pero la pregunta más importante es: ¿Cómo está su corazón cuando usted pesa los motivos, afectos y deseos que surgen de él? Cuando usted examina su corazón a la luz de la Palabra de Dios, ¿descubre que éste lo está moviendo a usted en la dirección correcta, y tiene deseos y afectos correctos? Donde hay deficiencias, ¿está usted renovando y fortaleciendo con éxito su corazón así como su mente, para pensar correctamente y resistir las tendencias de la carne imperfecta y las tentaciones que lo rodean? Si está teniendo éxito hasta cierto grado ahora, es vital que siga vigorizando y salvaguardando su corazón.

  • El corazón humano es traicionero
    La Atalaya 1971 | 1 de agosto
    • El corazón humano es traicionero

      “El corazón es más traicionero que cualquier otra cosa y es desesperado. ¿Quién puede conocerlo? Yo, Jehová, estoy escudriñando el corazón, . . . aun para dar a cada uno conforme a sus caminos, conforme al fruto de sus tratos.”—Jer. 17:9, 10.

      1. ¿Qué nos dice francamente la Biblia acerca de la inclinación del corazón del hombre?

      NUESTRAS propias experiencias y las experiencias de otros nos hacen recordar diariamente que uno no nace con un buen corazón y una inclinación de la mente hacia la justicia. A pesar de la inocencia de un bebé recién nacido, el pecado y la imperfección ya han estado obrando dentro de él desde que fue concebido. El salmista David lo expresó así: “¡Mira! Con error fui dado a luz con dolores de parto, y en pecado me concibió mi madre.” (Sal. 51:5) Aun padres concienzudos que están esforzándose por criar a sus hijos “en la disciplina y regulación mental de Jehová” muy a menudo llegan a darse cuenta, dolorosamente, de que “la tontedad está atada con el corazón del muchacho,” y han descubierto que se necesita “la vara de la disciplina” y sus diversas aplicaciones para ‘alejarla de él.’ (Efe. 6:4, New World Translation; Pro. 22:15) Jehová tomó nota misericordiosamente de esta herencia desdichada que se pasa de padres a hijos al aceptar el sacrificio de Noé y su familia después del diluvio global: “Nunca más invocaré el mal sobre el suelo a causa del hombre, porque la inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud.”—Gén. 8:21.

      EL CORAZÓN PUEDE SER ENGAÑOSO

      2. (a) ¿Cómo es que “el corazón es más traicionero que cualquier otra cosa y es desesperado”? (b) ¿De qué se dio cuenta y qué admitió el apóstol Pablo, aún después de rehacer su mente?

      2 El trabajar con el corazón es engañoso. Si no tenemos cuidado, llegamos a ser víctimas del engaño de uno mismo. La Biblia advierte: “El corazón es más traicionero que cualquier otra cosa y es desesperado. ¿Quién puede conocerlo?” (Jer. 17:9) La persona traicionera se caracteriza por una pronta disposición a revelar secretos o violar promesas de fidelidad; es desleal, indigna de confianza, realmente traidora. ¡Imagínese! ¡Todos tenemos, en nuestra condición de imperfección, un posible traidor encerrado en nuestro pecho! ¿Verdad que a veces quedamos consternados, sí, avergonzados, por cosas que comienzan a arraigarse en el corazón? Y cuando el corazón quiere algo desesperadamente, esto puede llevar a grave dificultad. Es vital que rápidamente hagamos ajustes, para acallar esos nuevos afectos, para eliminar esos deseos súbitos. El apóstol Pablo confesó que su mente renovada estaba siendo atacada por los deseos malos que surgían del corazón así como abrumada por pesos impuestos por la carne imperfecta: “Verdaderamente me deleito en la ley de Dios conforme al hombre que soy por dentro, pero contemplo en mis miembros otra ley que guerrea contra la ley de mi mente y que me conduce cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.” (Rom. 7:22, 23) Reconoció que solo Jehová por medio de Cristo podría rescatarnos de esta condición desdichada. Dejados a nuestras propias inclinaciones, ciertamente nos descarriaríamos muchas veces. “Son muchos los planes que hay en el corazón del hombre, pero el consejo de Jehová es lo que subsistirá.”—Pro. 19:21.

      3. Aunque la mente puede influir en el corazón con conclusiones sacadas por medio de razonamiento, ¿qué puede suceder si el corazón no se inclina a escuchar?

      3 Como hemos aprendido antes, el corazón no siempre escucha a la mente. Hay veces que el corazón abruma a la mente a pesar de la fuerza de su lógica. Tenemos que recordar que el corazón raciocina, también, aunque esto no tiene que ver tanto con la lógica como con lo que está sucediendo en el corazón a medida que nuestros motivos, afectos y deseos cobran forma y obtienen ímpetu en cierta dirección, sea para bien o para mal. David oró: “Que . . . la meditación de mi corazón [llegue a ser placentera] delante de ti, oh Jehová.” En contraste, Jesús dijo: “Del corazón salen razonamientos inicuos.” (Sal. 19:14; Mat. 15:19) La mente puede influir en el corazón, hacerle recomendaciones lógicas, hacerle una súplica, quizás teniendo como base la experiencia pasada, y en algunos casos instarlo vigorosamente a emprender determinado proceder porque conoce los peligros envueltos en la situación, pero si el deseo de cierta cosa y el afecto que se le tiene se han vigorizado fuertemente en el corazón, el corazón puede salir victorioso.

      4. Ilustre el funcionamiento de la mente y el corazón en relación con comprar un traje o vestido nuevo.

      4 Como ilustración, supongamos que llega el tiempo en que usted tiene que tomar una decisión en cuanto a comprar un traje o vestido nuevo. Primero, la mente se encuentra ante ciertos hechos. Quizás la ropa que se ha tenido por algún tiempo esté perdiendo su utilidad o haya necesidad de hacer un cambio por alguna buena razón. El corazón desempeña un papel bastante importante en el asunto también, ya que existe un deseo de corazón de verse presentable. El corazón y la mente están de acuerdo en que se obtenga un vestido o traje nuevo. Ahora la mente reúne información sobre precios, calidad, moda, etcétera, de modo que cuando usted va de compras tiene una idea bastante clara de cuál traje o vestido debe comprarse. Pero cuando llega a la tienda, ahí en el escaparate hay un vestido o un traje muy llamativo, sí, ahí está aguardando a la persona que compra por impulso. Realmente no es práctico para usted; cuesta mucho más dinero; es de estilo algo extremado; pero ¡cómo atormenta con su atractivo al corazón! “¡Es el deleite del corazón!”

      5. ¿Qué se necesita para mantener unificado nuestro corazón para efectuar la voluntad de Jehová?

      5 Ahora bien, ¿qué se hará? ¿Qué decisión se tomará? ¿Será una decisión práctica, razonada, o una decisión de acuerdo con este nuevo deseo del corazón? Si usted no tiene mucho cuidado, el corazón vencerá a la mente. Se le moverá a adoptar un proceder que estará contra su mejor juicio. Por otra parte, éste pudiera ser un caso, como sucede a veces, de un corazón que se divide momentáneamente. Si así es, los motivos y afectos buenos sobrepujantes del corazón ganarán, con el resultado de que se tome la decisión correcta de comprar la indumentaria que más prácticamente satisface sus necesidades de ropa. Pero se nos recuerda además que para estar seguros de tomar decisiones correctas hay que fortalecer y entrenar el corazón de antemano en el consejo de Jehová. “El que está confiando en su propio corazón es estúpido, pero el que está andando con sabiduría es el que escapará.” Los más poderosos deseos que de corazón haya cultivado una persona, de poner los intereses y principios de Jehová en primer lugar en su vida, pueden vencer intereses y deseos fascinantes que broten súbitamente en el corazón.—Pro. 28:26.

      6. ¿Por qué tiene uno que obrar inmediatamente si el deseo incorrecto comienza a arraigarse en el corazón?

      6 Ahora sigamos con este razonamiento dando un paso más, a aspectos más serios de la vida. ¿Qué respuesta viene del corazón cuando afrontamos la tentación de cometer inmoralidad, de hurtar, de causar daño a otros? Aun más seriamente, ¿qué pasa cuando una persona empieza a hacer planes deliberadamente para satisfacer los deseos del corazón? ¿Es el corazón de usted lo bastante fuerte como para moverlo a apartarse de un proceder incorrecto, o sucumbe de modo que llegue a abrigar en secreto la posibilidad de entregarse a los deseos de la carne? El demorarse en tomar una decisión correcta puede ser desastroso. Se genera una fuerza poderosa cuando el corazón empieza a meditar, cuando se despiertan las emociones y la carne empieza a hacer preparativos para lo malo. “Pero cada uno es probado por medio de ser provocado y atraído seductoramente por su propio deseo [que comienza en el corazón]. Luego el deseo, cuando se ha hecho fecundo, da a luz el pecado; a su vez, el pecado, cuando se ha realizado, produce la muerte.”—Sant. 1:14, 15.

      7. Ilustre cómo el corazón puede salir ganando al optar por obrar de manera contraria a los argumentos de la mente.

      7 Considere, por ejemplo, el caso de un hombre casado que se halla frente a la tentación de cometer adulterio con una mujer que no es su cónyuge. Su mente, debido a estudio y a lo que ha oído y visto, puede tener información que pesa ponderosamente contra tal proceder. Razonando sobre lo que les ha resultado a otros que han procedido de ese modo y considerando las dificultades y malas consecuencias a las cuales esto lógicamente lleva, puede que su mente produzca argumentos que señalen poderosamente en la dirección opuesta a la de la tentación, información que recomienda urgentemente salirse de la zona de peligro. Pero, supóngase que el corazón del individuo no tiene el deseo de apartarse de la tentación. Entonces su corazón toma una decisión contraria a lo que su mente ofrece y recomienda, y, en realidad, el corazón le dice a la mente: “No; es de ésta manera que procederemos.” El poder emocional del corazón de la persona en cuestión hace que se quede en la zona de peligro contrario al consejo y razonamiento de su mente.

      8. ¿Cómo describe la Biblia el poder del corazón para escoger el proceder que uno ha de emprender?

      8 Este poder del corazón para escoger entre procederes optativos y fijar su deseo en uno de ellos explica por qué la Biblia, refiriéndose al corazón del hombre, dice que ‘hace planes’ y que ‘idea su camino,’ es decir, el camino en el cual su mente ha pensado primero y que atrae al corazón. (Pro. 19:21; 16:9) Esto es especialmente cierto en asuntos morales y espirituales.

      9. Si el corazón tiene un fuerte deseo de hacer lo malo, ¿qué puede suceder al hacer éste sentir su influencia en la mente?

      9 Más que esto, sin embargo, posiblemente el corazón entonces mueva a la mente a ponerse a buscar algún pretexto o excusa para emprender el proceder incorrecto, empleando razonamiento falso. Tal vez el individuo entre en acción pecaminosa, y, al mismísimo tiempo que esté pecando, su corazón quizás haga que su mente invente justificaciones. Puede que abuse de la bondad amorosa de Dios, diciendo: ‘Dios es muy misericordioso; él me perdonará debido a mi debilidad carnal,’ y al mismo tiempo siguiendo en su proceder erróneo. Se hace como el inicuo que “ha dicho en su corazón: ‘Dios ha olvidado. Ha ocultado su rostro. Ciertamente nunca lo verá.’” (Sal. 10:11; compare con Romanos 1:21, 24.) No es extraño, pues, que las Escrituras nos adviertan que el corazón del hombre pecaminoso es “más traicionero que cualquier otra cosa y es desesperado.”—Jer. 17:9.

      10, 11. (a) ¿Qué dijo Jesús acerca de cometer adulterio en su corazón el hombre? (b) ¿De qué manera puede un hombre, a los ojos de Dios, ir al grado de cometer adulterio en su corazón, aunque no toque a una persona que no sea su esposa?

      10 Esto también nos ayuda a comprender por qué una persona puede aparecer ante el punto de vista de Dios como persona que ha cometido adulterio aunque ni siquiera haya tocado a la otra persona envuelta en la situación. Un hombre puede de una ojeada mirar a una mujer hermosa que no sea su esposa y en su corazón decir: “Es bastante atractiva,” haciéndose esto casi antes que él haya tenido tiempo para pensar en ello. Esta deducción pasajera no tiene que ser incorrecta ni impura, pero si el hombre “sigue mirando” a esta mujer, el deseo no puede menos que desarrollarse de modo que forme una pasión por ella en su corazón. Jesús aconsejó: “Pero yo les digo que todo [casado] que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella [¿dónde?] en su corazón.”—Mat. 5:28.

      11 Este individuo no ha participado en el acto físico verdadero, tal vez debido a que las circunstancias no se han prestado para ello; no le parece que podrá hacerlo y escapar de tener que pasar por muchos problemas desagradables. Quizás su mente le haya advertido acerca de esto. Pero si las circunstancias cambiaran, parecieran favorables, si pensara que hubiese alguna posibilidad de escapar sin consecuencias serias, entonces su corazón ya está dispuesto a cometer el acto, quiere hacerlo. El impulso completo de los motivos está allí... solo falta la oportunidad. A los ojos de Dios el que está en esa situación ya es culpable. (Compare con Santiago 1:13-15.) De la misma manera uno pudiera hacerse culpable de hurto, o hasta de asesinato. (1 Juan 3:15) ¿Podemos ver, entonces, por qué es tan importante que comprendamos claramente y apreciemos la distinción que la Biblia hace entre mente y corazón, y que el corazón, y no la mente, es el centro del motivo?

      12. ¿Cómo permitió David que su corazón lo descarriara, en contraste con José?

      12 Se dijo de David que era un hombre de acuerdo con el propio corazón de Dios, pero en una ocasión sucedió que estaba andando en su azotea y a lo lejos estaba Bat-seba bañándose, quizás inocentemente. En vez de apartarse antes de que pudieran despertarse pensamientos eróticos en su corazón, él siguió mirando y formó una pasión por ella. A su vez, esto resultó en que vergonzosamente cometiera adulterio y maniobrara los asuntos para que el esposo de ella fuera muerto a fin de poder tomarla como esposa. En contraste, José huyó cuando fue tentado por la esposa de su amo enloquecida por el sexo. Es cierto que fue a dar a la prisión acusado falsamente y perdió su libertad por algún tiempo, pero no había perdido su buena conciencia y posición con Dios.

      JEHOVÁ CONOCE EL CORAZÓN Y SUS NECESIDADES

      13. ¿Qué muestran las Escrituras en cuanto a conocer Jehová acertadamente el corazón?

      13 ¿Quién puede conocer el corazón humano? Bueno, tenemos que confesar que en nuestra condición de imperfección nosotros no podemos conocerlo a grado cabal, pero, ¡qué agradecidos podemos estar de que Jehová sí lo conozca! “Porque no 

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