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  • La mejor manera de restaurar la salud mental
    ¡Despertad! 1975 | 22 de julio
    • en casa se las arregló para iniciar con él un estudio bíblico, y pacientemente inculcó en él los justos requisitos de Dios y las bendiciones prometidas que han de venir a la humanidad bajo el reino de Dios. Después de ocho meses el hombre no necesitaba más píldoras, y cuatro meses más tarde fue declarado completamente curado.

      También había una señora en Michigan que había recibido durante muchos años psicoterapia regular, electrochoques, y había gastado 5.000 dólares en tratamiento con drogas. Aun así, seguía amenazando con suicidarse. Sin embargo, después de estudiar la Biblia con los testigos de Jehová pudo dejar de tomar drogas así como dejar de fumar. Le telefoneó a su psiquíatra para decirle que ahora se sentía mejor de lo que jamás se había sentido antes y la causa de ello. Él contestó que deseaba que todos sus pacientes pudieran encontrar una cura como ésa.

      ¿Qué cambió a estas personas? ¿Cómo les ayudó la instrucción bíblica?

      Como resultado de sus estudios obtuvieron una fe firme en el Creador, Jehová Dios, como un Dios personal, y un verdadero ayudante. (Isa. 50:7; Dan. 6:27) Llegaron a entender por qué Dios ha permitido la iniquidad y el sufrimiento humano hasta nuestros días, y cómo, ya pronto, el gobierno de Dios eliminará las causas de los problemas del mundo. El confiar en las promesas de Dios de las condiciones justas que pronto se disfrutarán en la Tierra, cambió todo su punto de vista de la vida. ¡Tenían esperanza!—Dan. 2:44; 1 Juan 2:17; Rev. 21:3, 4.

      Pero eso no es todo. También aprendieron a vivir en armonía con principios bíblicos, incluso a cómo aplicar el amor, gozo, paz y gobierno de sí mismos en sus vidas. (Gál. 5:22, 23) Ciertas personas los han ayudado mucho a lograr esto.

      Capacitados para ayudar

      Debido a sus años de estudio de la Palabra de Dios y a la experiencia práctica en el manejo de los problemas personales, muchos ancianos cristianos de los testigos de Jehová están bien capacitados para ayudar a los que están mental o emocionalmente enfermos. El mandato bíblico puede estar dirigido apropiadamente a estos hombres: “Hablen confortadoramente a las almas abatidas, den su apoyo a los débiles, sean sufridos para con todos.”—1 Tes. 5:14.

      Guiados por ese consejo divino, los ancianos cristianos reciben ayuda para mostrar comprensión y para edificar a las personas que vienen a ellos en busca de ayuda. Manifiestan de este modo interés genuino, escuchando pacientemente a la persona perturbada. Conocen la importancia de no ser rápido para la censura, más bien tratan de concordar cuando pueden con la persona enferma, reconociendo su perturbación mental. Así están en posición de trabajar para confortar y ayudar a esa persona a recuperarse. Los ancianos bondadosos y comprensivos han ayudado a muchas personas a obtener y mantener equilibrio en este mundo turbulento.

      Suministrando la ayuda necesaria

      Cuando ayudan a una persona mentalmente perturbada, los ancianos cristianos tratan de determinar qué es lo que ha acelerado el desequilibrio. ¿Es un sentimiento profundo de culpa? Si es así, se puede enfatizar la misericordia de Dios, como explica la Biblia: “Si alguno comete un pecado, tenemos un ayudante para con el Padre, a Jesucristo, uno que es justo.” (1 Juan 2:1, 2) Y los ancianos pueden mostrar el derrotero prescrito bíblicamente, es decir: “Al que . . . está confesando y dejando [sus pecados] se le mostrará misericordia.”—Pro. 28:13; Sal. 32:1-5.

      O quizás se pueda determinar que el problema es uno de ansiedad. Aquí hay la necesidad de enfatizar la importancia y las razones para ejercer fe en Jehová Dios. Él nos invita a ‘arrojar nuestras cargas sobre él mismo.’ Una manera en que podemos hacer esto es por medio de la oración de corazón, y los ancianos pueden demostrarlo orando en favor del perturbado que escucha.—Sal. 55:22.

      Obviamente, esto no quiere decir que se puede curar todo caso de enfermedad mental solamente ayudando a las personas a aplicar en su vida la sabiduría divina de la Biblia. También se pueden indicar otras medidas; una importante que merece pronta atención es un completo examen físico. Ha habido casos, por ejemplo, en que se ha hallado que algo tan simple como una muela impactada afecta el cerebro, causando aberraciones mentales, aunque no le causaba al paciente ningún dolor físico. Cuando se alivió la presión removiendo el diente, cesó el disturbio mental.

      En otros casos graves, puede ser necesario el uso de ciertas drogas prescritas por el médico para ayudar a aliviar el desequilibrio mental. Y no debe pasarse por alto lo que se ha dicho del papel que puede desempeñar la nutrición.

      Sin embargo, basándonos en lo que ha mostrado la experiencia, podemos confiar en que las personas mental o emocionalmente perturbadas serán ayudadas especialmente por medio del consejo y la guía provenientes de la Palabra de Dios. Es el deseo de los testigos de Jehová hacer asequibles los efectos calmantes y curativos de esta Palabra Divina a tantas personas como sea posible en este angustiado mundo de la humanidad. Si usted quiere esa ayuda, o sabe de alguien que la quiera, tenga la bondad de comunicarse con los testigos de Jehová. Ellos se complacerán en visitar y ayudar a las personas a beneficiarse, por medio de aplicar en su vida los principios bíblicos sanos y edificantes.

  • Un sorprendente programa tras los muros de la prisión
    ¡Despertad! 1975 | 22 de julio
    • Un sorprendente programa tras los muros de la prisión

      EL LUGAR: La Penitenciaría Estatal de Luisiana en Angola, la segunda entre las prisiones estatales de los Estados Unidos, con unos 4.000 reclusos. Tiempo: El sábado por la noche del 5 de octubre de 1974. La ocasión: Los funcionarios de la prisión la llamaron “Asamblea Bautismal de los Testigos de Jehová.”

      Ocho presos que habían impresionado favorablemente a los funcionarios de la prisión debido a los cambios notables en sus vidas, iban a ser bautizados esa noche. Amigos y parientes tanto de adentro como de afuera de la prisión habían sido invitados a asistir.

      Los que llegaron de afuera crearon una vista poco usual, insólita. En total, 337 se reunieron a las puertas de la prisión. Formaban una muchedumbre de hombres, mujeres y niños nítidamente vestidos, tanto blancos como negros. Algunos habían viajado hasta 1.150 kilómetros para concurrir.

      A medida que se verificaban sus nombres en una lista, se les admitía a través de las puertas. Los autobuses los llevaron a unos tres kilómetros dentro del enorme complejo penal. Al descender, pasaron a través de puertas de acero a un gran auditorio.

      Asamblea y asociación saludable

      Una vez adentro se desvaneció rápidamente la sensación de estar en la prisión. Los noventa y cinco reclusos presentes estaban vestidos en su mayor parte con blue jeans, o pantalones de mezclilla, un

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