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Vislumbres de los ifugaos¡Despertad! 1982 | 22 de febrero
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Amabilidad natural
Hallamos que los ifugaos son un pueblo extremadamente inteligente y amable. Mientras caminamos a lo largo de los senderos angostos que hay al lado de los campos, las mujeres que están agachadas sembrando arroz suelen levantarse y saludarnos. Las personas nos dicen que se alegran de que hayamos venido a visitarlas. Cuando finalmente llegamos a la aldea, se nos da la bienvenida por medio de ofrecernos vino de arroz en una taza comunal... símbolo de amistad. A medida que hablamos a los habitantes de la aldea, descubrimos que muchos han viajado y saben algo acerca del modo de vida moderno.
Los ifugaos aceptan con entusiasmo nuestra invitación a estudiar la Biblia con ellos. Uno de ellos deja su trabajo a un lado y llama a sus empleados para que consideremos la Biblia en grupo. Cierta señora nos dice que sus antepasados la han visitado. ¿Cómo lo sabe ella? Bueno, su olla de arroz se movió de golpe y una pequeña porción del arroz se dañó. Eso, para ella, constituía la prueba. Demostramos con la Biblia que los muertos vuelven al polvo. Están inconscientes. Satanás es el que está llevando a cabo este engaño. ¿No le dijo él a Eva que ella no moriría? Pero, cuando nuestros primeros padres sí murieron, él tuvo que hacer algo para no quedar mal. Así, Satanás es el que originó la idea de que algo invisible dentro del cuerpo sigue viviendo después de la muerte.—Génesis 2:7; 3:4, 5.
Otra señora que es hábil en tejer las faldas, bolsas y frazadas tradicionales, pregunta: “¿Por qué enfermamos después de pasar por las tumbas de nuestros parientes?” Razonamos con ella: “Sus parientes la amaban a usted cuando ellos estaban vivos. Cuando usted enfermaba, oraban por usted y conseguían medicina o hierbas para que usted se sanara. ¿Qué le hace creer que ellos ahora quisieran enfermarla? Entonces le mostramos con la Biblia lo que es la verdadera condición de los muertos.—Eclesiastés 9:4-10.
Mientras nos sentamos a comer, una indígena nos pregunta lo que la Biblia dice acerca de masticar la areca o nuez de betel. Este hábito hace que se ennegrezcan los dientes y daña las encías y es un hábito del cual es muy difícil librarse. Le preguntamos si ella le daría a un viajero sediento algo de beber de una taza sucia. Todos fruncen la nariz en seña de repugnancia. Por supuesto, la taza debería estar limpia. Bueno, explicamos, nosotros somos como tazas que Jehová puede utilizar para dar aguas de verdad a personas que están espiritualmente sedientas. Por lo tanto, debemos estar limpios y no contaminados con la nuez de betel, nicotina ni drogas. Todos comprenden el punto fácilmente. “¿Pueden ustedes imaginarse a Cristo Jesús masticando nueces de betel?” preguntamos. Todos se ríen.
Para ahora nos sentimos como parte de la comunidad ifugao. Las personas de la localidad empiezan a llamarnos anakko, que significa “hija mía,” y nos sentimos alegres de que se nos considere como parte de la familia. A medida que observamos a personas de esta raza inteligente y antigua hacer cambios gradualmente en su modo de pensar y dejar a sus dioses ancestrales para servir al Dios verdadero, Jehová, llegamos a tenerles mucho cariño.
Verdaderamente, ha sido un privilegio singular para nosotros llegar a conocer a los ifugaos, y nos alegramos de que usted nos haya acompañado.
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Hombres y mujeres en contraste¡Despertad! 1982 | 22 de febrero
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Hombres y mujeres en contraste
Respecto al cáncer, parece que existe una clara diferencia entre los hombres y las mujeres. En los hombres, solo el 10 por ciento del cáncer se presenta en un órgano específicamente sexual, la próstata. Sin embargo, cuando se trata de las mujeres, el 40 por ciento de los casos tienen que ver con el útero o los pechos, órganos asociados con la reproducción.
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