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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1975 | 15 de agosto
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probabilidad de que el hombre pueda revertir sus efectos.
El que llene los requisitos para responsabilidad de congregación el varón que aprueba la esterilización debido a que su esposa está en una condición que encierra peligro, entonces, es algo que el cuerpo local de ancianos tendrá que considerar a la luz de los principios bíblicos. ¿Muestra su modelo de vida en conjunto que tiene un profundo respeto a la Palabra de Dios, o le da poca importancia a su consejo? ¿Se muestra concienzudo y serio en sus decisiones? Si su motivo al aprobar la esterilización se debiera a falta de respeto a las normas de Dios, esta actitud irrespetuosa probablemente se manifestaría también de otras maneras. Por otra parte, si se eleva a la altura de los requisitos bíblicos para los que tienen responsabilidad de congregación como se manifiestan en 1 Timoteo 3, Tito 1 y otros textos, entonces el hecho de que su conciencia permite la esterilización quirúrgica como medida protectora de la vida no necesariamente es en sí motivo para descalificarlo. Por supuesto, se tiene que considerar la actitud de la congregación. Si el asunto llegara a ser una cuestión de tal proporción que perturbara perceptiblemente podría limitar seriamente su habilidad para servir con eficacia. Considerando estos factores, los ancianos deben tomar su decisión entonces.
● ¿Justifica un peligro considerable a la salud el tener un aborto?
Aunque éste es un problema que envuelve muy profundos sentimientos y serios intereses humanos, el consejo perfecto de Dios muestra que un riesgo potencial a la madre o al niño no justifica el provocar un aborto.
Los puntos de vista humanos sobre esta cuestión son variados y a menudo contradictorios. Pero fundamental para el punto de vista bíblico es la vida y el respeto a ella. La vida humana tiene tanto origen divino como propósito divino. (Gén. 1:27; Job 33:4; Sal. 100:3-5) A través de la Biblia vemos reflejado el profundo respeto de Dios a la vida. Él amorosamente instó a los hombres a atesorar su vida y a respetar como sagrada la vida de otros. La persona que, sin hacer caso de la ley divina, le quitaba la vida a otra criatura humana, aun a un nene en la matriz, era tanto culpable como responsable.—Gén. 9:5, 6; Éxo. 21:14, 22-25.
No se puede negar que a veces una mujer encinta se enfrenta a un peligro considerable. Un problema de salud, como la diabetes, hipertensión u otras enfermedades cardiovasculares, pueden hacer que doctores sinceramente preocupados concluyan que la vida de la mujer esté en peligro. Quizás le digan: ‘O tiene un aborto, o usted morirá.’ O quizás se recomiende el aborto cuando parece que el niño quizás nazca ciego o deforme, como cuando la madre contrae rubéola (sarampión) durante la preñez. Puede que algunos razonen que en casos como éstos el tener un aborto realmente es mostrar respeto a la vida. Aunque de ninguna manera minimizando la seriedad de los problemas en estos casos o la sinceridad de los que recomiendan el aborto, uno debe tener presente la vida tanto de la madre como la del hijo.
Hoy no hay tal cosa como una preñez perfecta, porque todos los humanos somos imperfectos. (Rom. 5:12) De consiguiente toda mujer encinta se enfrenta a cierto riesgo; el hecho triste es que algunas mujeres, aun mujeres saludables, mueren durante la preñez y el parto. (Gén. 35:16-19) ¿Ha de ser abortada toda preñez solo porque existe un riesgo para la vida o salud de la madre? Es obvio que no. Cierto, en algunos casos el peligro es mayor que lo normal debido a la edad o salud de la mujer. Sin embargo, ¿no sobreviven al parto la mayoría de las mujeres, incluso muchas que se enfrentan a riesgos insólitos? Y hay que admitir que prescindiendo de cuán bien intencionada sea, una diagnosis médica puede estar equivocada. Por eso ¿cómo podría una persona que acepta el punto de vista de Dios de lo sagrado de la vida concluir que un peligro potencial justificaría un aborto? ¿Ha de ser cortada la vida del niño que se desarrolla simplemente debido a lo que pudiera suceder?a
De modo similar, con toda preñez hay la posibilidad de que el niño nazca con un defecto o deformidad. “Alrededor de uno de cada 14 nenes nace con un desorden genético; los pacientes van desde el diabético . . . hasta el lisiado desesperado que quizás viva solo unos cuantos días.” (Times Magazine de Nueva York, 8 de sept. de 1974, pág. 100) ¿Debería llevar este riesgo potencial a la conclusión de que todas las preñeces deben terminarse mediante aborto? De ninguna manera.
Aquí también en algunos casos el riesgo de que el niño tenga un defecto puede estar arriba de lo normal. Esto parece ser así, por ejemplo, cuando la mujer tiene más de cuarenta años de edad o en casos en los cuales tomó ciertas medicinas potentes o contrajo una enfermedad potencialmente perjudicial en las primeras etapas de la preñez. Alrededor del 10 al 15 por ciento de los infantes que les nacen a madres infectadas de rubéola durante las primeras doce semanas de la preñez tienen algunos efectos perjudiciales de la enfermedad que se reconocen en el primer año de vida. (Por supuesto, esto también significa que del 85 al 90 por ciento de tales niños no son afectados así.) Pero ¿cómo puede la persona que le tiene profundo respeto a la vida decir que un simple riesgo potencial de daño a un niño justifica el acabar con la vida del niño que se desarrolla?
El caso de una señora en la Unión Sudafricana sirve para ilustrar que hay que considerar los peligros descritos todavía como solo posibilidades. Antes de saber que estaba encinta recibió una inyección para un mal de los riñones. Más tarde su doctor dijo que, como resultado, su niño sería imbécil o estaría horriblemente deforme; la instó a que tuviera un aborto. Cuando ella supo de parte de los testigos de Jehová lo que la Biblia decía acerca del respeto a la vida, rechazó el aborto. Comprendió que, aunque su hijo estuviera dañado, Jehová podría deshacer el daño en el venidero Nuevo Orden. (Compare con Isaías 35:5, 6; Revelación 21:4.) ¿Cuál fue el resultado? Dio a luz a una nena sana. Pero aunque su hija hubiera estado afectada y hubiera necesitado atención y trato adicionales, ¿cambiaría eso lo correcto de decidir dejar vivir a la niña, con la expectativa de vida eterna?
Por consiguiente, una mujer a quien se le ha instado a que tenga un aborto terapéutico debido a un peligro a su salud o vida, o a su hijo, necesita fijar en la mente el punto de vista de la Biblia. Un peligro posible o potencial, y hasta un peligro grave, no justifica el tomar los asuntos en las propias manos de uno y deliberadamente cortar la vida del niño en la matriz. El decidir en armonía con el punto de vista bíblico requerirá fe y ánimo verdaderos, pero ciertamente será la decisión apropiada, y una decisión que Jehová aprobará para siempre.
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Un paraíso se perdió. Aprenda cómo se restauraráLa Atalaya 1975 | 15 de agosto
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Un paraíso se perdió. Aprenda cómo se restaurará
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