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El traidor “esclavo malo” y sus prototiposLa Atalaya 1961 | 1 de diciembre
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que se dirige por el “esclavo fiel y discreto”: la magnificación del nombre de Jehová, la expansión numérica en cuanto a ministros cristianos, la sociedad limpia del nuevo mundo. Si toda esta evidencia es convincente, y en realidad debería serlo, entonces haga caso de Romanos 16:17, 18 mediante el no tener nada que ver con los que atacan y tratan de desbaratar esta noble obra, porque por sus frutos ellos revelan que pertenecen a la clase del “esclavo malo.”
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1961 | 1 de diciembre
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Preguntas de los lectores
● ¿Dice la Biblia algo en contra de dar uno sus ojos (después de morir) para que se los trasplanten a una persona viva?—L. C., EE. UU.
El que uno ponga su cuerpo o partes de su cuerpo a la disposición de los hombres de ciencia o doctores para que los usen después que uno muera para propósitos de experimentación científica o para reemplazo en otras personas es un asunto que no cuenta con la aprobación de ciertos grupos religiosos. No obstante, no parece que esté envuelto en ello ningún principio ni ley bíblico. Por lo tanto es un asunto en que cada individuo tendrá que hacer su propia decisión. Si en su propia mente o conciencia está satisfecho de que el hacerlo es cosa correcta, entonces puede hacer tal provisión, y nadie debe censurar su proceder. Por otra parte, a nadie se le debe criticar por rehusar entrar en un acuerdo de esta clase.
● De vez en cuando se reciben cartas en que se pregunta si cierta circunstancia justificaría el hacer una excepción a la obligación cristiana de decir la verdad. En contestación se suministra lo siguiente:
La Palabra de Dios manda: “Hable verdad cada uno de ustedes con su prójimo.” (Efe. 4:25) Este mandato, no obstante, no significa que a todo el que nos pregunte le debemos decir todo lo que quiera saber. Debemos decir la verdad a quien tenga derecho a saberla, pero si alguien no tiene tal derecho podemos ser evasivos. Pero no debemos decir una falsedad.
Así, una hermana debe decir la verdad en cuanto a su edad para que se tenga la información correcta en su tarjeta de registro de publicador, puesto que esto cae dentro de lo que se abarca en tener el derecho de saber. El temer hacer esto es señal de vanidad y falta de madurez. Tampoco debe ocultarse de la persona con quien uno pensara casarse si ésta considerara tan importante la información que la pidiera. Tal persona también tendría derecho a saber. De modo que depende de las circunstancias el que uno deba ser evasivo en cuanto a su edad o no.
El mismo principio aplica en el caso de un paciente que sufriera de una enfermedad incurable. Tiene el derecho de saber el dictamen de un examen médico en cuanto a la duración de su vida. No se le debe negar el conocimiento que tan vital le es a él—exactamente cuán preciosos le son a él sus días debido a que son tan pocos. No produce confianza, comprensión y amor el engañar a tal persona, y el que practicara el engaño estaría continuamente perseguido por una conciencia culpable. Si el paciente está dedicado a Jehová ciertamente apreciará que sus tiempos están en las manos de Dios y por lo tanto no tendrá un temor mórbido de morir sino que se fortalecerá con la esperanza de la resurrección. Algunos que han retenido información de esa clase, pensando que así mostraban bondad, después han descubierto que tal bondad era equivocada.
Hay, por supuesto, el tiempo y manera apropiados para divulgar tal información. El tiempo debe ser oportuno y la manera con comprensión compasiva pero no con pena indebida. Quizás no estaría fuera de lugar declarar que uno pudiera tener esperanzas en cuanto a su condición a pesar de tal pronóstico, puesto que el conocimiento médico no es infalible hoy. El amor, la sabiduría y el dominio de uno mismo ayudará a uno a presentar el asunto apropiadamente y el resultado puede ser un mayor vínculo de afecto que el que haya existido antes. En tal ocasión pudieran mencionarse la esperanza de resurrección, las bendiciones de que se disfruta ya como miembro de la sociedad del nuevo mundo y las que todavía están en el futuro.
¿Qué hay en cuanto a decirle a alguien con quien uno piensa casarse la verdad desfavorable acerca del pasado de uno, como el pasado de uno antes de que se hiciera testigo de Jehová? Si el asunto viene a la conversación y a uno se le pregunta,
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