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  • La papaya... melón en un árbol
    ¡Despertad! 1979 | 22 de enero
    • dulce con un saborcito almizcleño muy agradable.

      ¿Por qué no prueba la papaya para su desayuno o como postre? A algunos les gusta cruda —pero madura, por supuesto— con azúcar o limón o sin ellos. Muchos brasileños la prefieren en ensalada de fruta, junto con plátanos, mangos y piñas. O hacen de ella una bebida deliciosa mezclando la carne madura en una licuadora junto con piñas u otras frutas. Otros prefieren la papaya como salsa, la cual preparan cociendo el fruto verde y añadiendo azúcar y tal vez coco rallado.

      La carne del fruto verde cocida en un jarabe también resulta muy sabrosa. Todavía otros usan la papaya verde como verdura (cocida como calabaza), especialmente en guisados. Otros modos de usarla son en pasteles, helados y confituras. También se hace compota del fruto verde, ya sea cortándolo en cubos o rallándolo. Se corta la fruta en cubos y se deja en agua con un poco de cal viva (envuelta en un paño) hasta el día siguiente. Entonces se enjuagan los cubos y se cuecen con azúcar o azúcar quemada si se desea ese sabor. La cal viva endurece el exterior como en la fruta cristalizada. Desafortunadamente, las papayas se echan a perder fácilmente y es difícil exportarlas, salvo que estén envasadas o como jugo en bebidas sin alcohol.

      Propiedades medicinales

      A veces se le llama al papayo el “árbol medicinal.” Y ciertamente hay buena razón para ello, puesto que cada partecita de él contiene algunas propiedades medicinales. El rabillo hueco y carnoso es rico en vitaminas A, B y C, así como también en calcio, fósforo y hierro. En el tronco del árbol femenino se halla 1 1⁄2 por ciento de proteína y de 7 a 10 por ciento de azúcar. El jugo lechoso en los rabillos, hojas y fruto verde es altamente antihelmíntico (que quiere decir que destruye las lombrices intestinales). Además, las pequeñas semillas negras se digieren y por lo tanto eliminan de los intestinos toda clase de parásitos nocivos. La papaya ayuda a digerir la proteína de las carnes, huevos, leche, judías y otros alimentos parecidos y, por lo tanto, promueve el funcionamiento correcto del páncreas. Además, la papaya alivia la indigestión, protege contra la infección, ayuda a los pacientes de diabetes y hepatitis, y se usa para clarificar el vino y la cerveza.

      Pero quizás usted se pregunte: ¿Qué hace al papayo y su fruto tan valiosos como remedios? No puede ser simplemente las vitaminas y sales minerales. Eso es cierto. Pero, ¿ha oído usted alguna vez acerca de la enzima papaína? Esta enzima es lo que hace a la papaya tan singular en su digestión de las proteínas. La papaína solo se halla en las papayas y se asemeja a la enzima pepsina de los animales. Hace mucho que la industria farmacéutica ha estado sacando provecho de la papaína. Debe mencionarse de paso que la mayor cantidad de papaína se halla justamente debajo de la piel del fruto verde. Por eso, mientras la papaya todavía cuelga del árbol, le hacen largas incisiones en la piel. El jugo blanco se escurre poco a poco, parecido a la exudación del látex de los árboles de caucho, y se recoge en recipientes. Se vuelve a hacer cortaduras de cada tres a cinco días. A medida que las papayas maduran, el jugo va disminuyendo gradualmente y cesa cuando la fruta alcanza plena madurez. Entonces el jugo seco está listo para los envíos.

      Si usted vive en los trópicos o los visita, le tendrá mucho más aprecio a la papaya, puesto que, en esos países, posiblemente se halle plagado de parásitos como los anquilostomas que se radican en el intestino delgado y el colon. Sin embargo, la papaína ataca y disuelve la queratina epidérmica de los parásitos más comunes. La papaína es inocua y en los trópicos es el remedio más barato para las lombrices. Al que no le gusta comer las papayas cuando están verdes y un poco amargas, se recomienda que mastique y se trague un pedazo de la hoja o una cucharada de las semillas después de cada comida. Tal vez esta idea no parezca muy placentera, pero ciertamente puede proteger a uno contra la invasión de los parásitos. Las semillas tienen un sabor acre, no muy diferente al del berro o rábano.

      Siempre que uno participe de una comida pesada, rica en proteínas, es bueno seguirla con una rebanada de papaya madura. Pudiera ahorrarle un ataque de indigestión. Y si uno tiene que cocinar hallará ventajoso dejar la carne cruda envuelta toda la noche en una hoja grande del papayo. Es asombroso el efecto ablandador de esto. Hace mucho que emplean este método los cazadores y amas de casa campesinas del Brasil. Cuando matan un animal viejo, envuelven su carne dura en hojas de papayo y para el día siguiente está tan tierna como la de un animal joven. Se puede emplear este mismo método para ablandar la carne de una gallina vieja, o se le puede frotar con el jugo de la papaya. Eso explica por qué la mayoría de las sustancias comerciales para ablandar la carne contienen papaína.

      Pero hay otros beneficios. ¿Hay alguien en su familia que sufre de vez en cuando de un catarro severo? Bueno, cueza las flores del papayo en agua, añada azúcar quemada o morena, y cuele el jarabe. El resultado es una excelente mezcla para la tos. En el Brasil muchas personas colocan un pedazo de la hoja del papayo sobre las llagas para promover la curación. Simplemente atan lo hoja directamente sobre la herida o llaga. Además, hacen una pasta de la carne de la papaya y la usan externamente para tratar las manchas de la piel.

      Ahora que usted ha llegado a “conocer” las papayas a un grado más cabal, queremos recordarle dónde hallarlas. Aunque se les llama “melones,” no crecen en enredaderas. Más bien, para verlas, mire hacia arriba porque son los “melones” que crecen en un árbol.

  • La verdad bíblica restauró mi respeto al matrimonio
    ¡Despertad! 1979 | 22 de enero
    • La verdad bíblica restauró mi respeto al matrimonio

      SE RELATÓ esta experiencia en una asamblea que los testigos de Jehová celebraron en Madison, Wisconsin:

      “Como muchacho joven de descendencia irlandesa y crianza católica siempre había tenido el deseo de servirle a Dios. Por eso, para recibir mi enseñanza de escuela secundaria ingresé en un seminario conciliar católico. Hallé que en este plantel de instrucción religiosa no se le daba mucha importancia a la Biblia. Más bien, lo que recibía énfasis era la filosofía, teología, ley eclesiástica, ritos y el vestido externo. Todo lo que aprendí allí pronto perdió todo su valor.

      “Dentro de poco, grandes cambios empezaron a acontecer en mi vida. Después que terminé la enseñanza en la escuela secundaria, me matriculé en una universidad grande, me casé y luego me aparté de la fe católica.

      “Después que abandoné el catolicismo, mi esposa y yo nos volvimos a la ‘naturaleza’ como religión. También me enfrasqué en la adquisición de riquezas y decidí divorciarme de mi esposa a fin de librarme de las responsabilidades maritales. Durante este tiempo estaba trabajando en un establecimiento que negociaba en bienes raíces. En esta oficina acostumbraban celebrar tertulias en toda ocasión posible: cumpleaños, víspera de Todos los Santos, Navidad; o simplemente hacían fiestas veraniegas.

      “Noté que una empleada que recientemente se había hecho testigo de Jehová ya no participaba en las fiestas, aunque anteriormente había sido el ‘alma de la fiesta.’ Yo le hablé en son de reprimenda acerca de este cambio. Me informó bondadosamente que el cambio en ella se debía a su nueva religión, e inmediatamente me ofreció la oportunidad de estudiar la Biblia con ella. Acepté la oferta, y tuvimos nuestra primera consideración bíblica esa misma tarde después del trabajo.

      “En comparación con mi religión anterior, en la que casi todo está permitido, pude ver cómo la Biblia cambió la vida de esta mujer. Siempre se mostró considerada, se reunía conmigo a la hora que me convenía, y me ayudó con prudencia y delicadeza a entender los principios bíblicos. Como resultado de lo que aprendí, cambié mis planes y no me divorcié de mi esposa, y más tarde llegué a ser testigo de Jehová. Estos cambios que han redundado en mi propio bien están basados en la verdad de la Biblia y por lo tanto sé que no perderán su valor.”

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