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  • Abdías da advertencia y consuelo de Dios
    La Atalaya 1981 | 1 de diciembre
    • mando del rey Nabucodonosor destruyeron a Jerusalén y su templo. Al considerar en retrospección aquel suceso, el salmista inspirado escribió: “Acuérdate, oh Jehová, respecto a los hijos de Edom del día de Jerusalén, que estuvieron diciendo: ‘¡Arrásenla! ¡Arrásenla hasta el fundamento dentro de ella!’”—Sal. 137:7.

      Por medio de Abdías, Dios denunció a Edom por haber manifestado un espíritu tan hostil, al declarar: “Y no deberías estar vigilando lo que se veía en el día de tu hermano, en el día de su desventura; y no deberías estar regocijándote por los hijos de Judá en el día en que perecían; . . . Y no deberías estar de pie donde los caminos se dividen, para cortar el paso a sus escapados; y no deberías estar entregando sus sobrevivientes en el día de angustia.” (Abd. 12-14) El proceder traicionero de Edom contra Israel llegó hasta el colmo de ir tras las personas que huían por sus vidas para entregarlas al enemigo. Pero al proceder así, los edomitas estaban pasando por alto un hecho vital. ¿De qué manera?

      ‘EL DÍA DE JEHOVÁ ESTÁ CERCA’

      Jehová procedió a decir: “Porque el día de Jehová contra todas las naciones está cerca. De la manera que has hecho, se te hará. Tu suerte de trato volverá sobre tu propia cabeza. Porque de la manera que ustedes han bebido sobre mi santa montaña, todas las naciones seguirán bebiendo constantemente. Y ciertamente beberán y engullirán y llegarán a ser como si nunca hubieran sido.”—Abd. 15, 16.

      Edom se unió a los enemigos del pueblo de Dios para celebrar con borrachera y holgorio la derrota y el saqueo de Israel. Ahora les tocaría a ellos ‘beber de la copa’ de la furia de Dios. Un día, no solamente los edomitas, sino todas las naciones enemigas de la nación escogida de Dios llegarían a ser “como si nunca hubieran sido.”

      EDOM LLEGA A SER COMO “RASTROJO”

      Jehová prometió que los descendientes de Abrahán, Isaac y Jacob lograrían poseer la tierra que más tarde se llamó Palestina. (Gén. 15:7, 17-21) Lograron tomar posesión de ella, pero los babilonios los desterraron de Palestina y la tierra quedó desolada.

      Por medio de Abdías Jehová aseguró que los israelitas volverían a poseer aquella tierra, porque Dios dijo mediante el profeta: “Y en el monte Sión es donde los que escapen resultarán estar, y tendrá que llegar a ser algo santo; y la casa de Jacob tendrá que tomar posesión de las cosas que han de poseer. Y la casa de Jacob tendrá que llegar a ser un fuego, y la casa de José una llama, y la casa de Esaú como rastrojo; y tendrán que encenderlos y devorarlos. Y no resultará haber sobreviviente de la casa de Esaú, porque Jehová mismo lo ha hablado.”—Abd. 17, 18.

      Israel ya no estaría dividido en el reino de dos tribus compuesto de las tribus de Judá y de Benjamín (al que en la Biblia a veces se llama “Jacob”) y el reino norteño compuesto de 10 tribus (al que a veces se llama “la casa de José”). Estas palabras predicen que se restauraría la unidad a las 12 tribus de Israel. En contraste, Edom desaparecería. Los israelitas devorarían a aquellos descendientes de Esaú como el fuego consume el rastrojo.

      ¿Se efectuó dicha devastación de Edom? Sí, y en cumplimiento de la declaración que Dios hizo mediante Abdías, tanto los gentiles (Abd versículo 1) como los israelitas (Abd versículo 18) desempeñaron un papel en esta devastación. Sírvase considerar algunas de las pruebas que apoyan el cumplimiento de lo que se había predicho.

      Inscripciones antiguas relatan acerca de la conquista de Edom durante el sexto siglo a. de la E.C. por fuerzas babilonias que estaban bajo el mando del rey Nabonides. Según C. J. Gadd, erudito en la historia y la literatura de Babilonia, soldados judíos componían parte de las tropas de Nabonides que conquistaron a Edom y Tema. John Lindsay comentó sobre esto en un artículo que escribió, intitulado “Los reyes de Babilonia y Edom”: “De modo que se cumplieron, en parte por lo menos, las palabras de Jehová que el profeta escribió: ‘Yo traeré mi venganza sobre Edom por la mano de mi pueblo Israel’ (Eze. 25:14). También tenemos un cumplimiento parcial de las palabras de Abdías, quien dijo que los ‘aliados’ y los ‘socios’ de Edom, ‘los amigos en quienes confiaban’ ‘engañarían,’ a los edomitas de modo que ‘prevalecerían en contra de’ y ‘pondrían una trampa para’ ellos. Aquí podemos ver una referencia a los babilonios, quienes, a pesar de que en los días de Nabucodonosor estuvieron dispuestos a compartir con Edom las pérdidas de Judá, bajo Nabonides reprimieron de una vez y para siempre las ambiciones comerciales y mercantiles de Edom (compare con Abdías 1 y 7).”—Palestine Exploration Quarterly, enero-junio de 1976, página 39.

      Esto concuerda con la evidencia bíblica en cuanto al tiempo de la caída de Edom. Como ya se ha mencionado, Edom era una nación independiente cuando Jerusalén cayó ante las fuerzas de Nabucodonosor. Pero el libro de Malaquías, que se escribió a mediados del quinto siglo a. de la E.C. (unos 100 años después de la campaña de Nabonides contra Edom), declara que Dios ya había hecho de las “montañas [de Edom] un yermo desolado y su herencia para los chacales del desierto.”—Mal. 1:3.

      “Y LA GOBERNACIÓN REAL TENDRÁ QUE LLEGAR A SER DE JEHOVÁ”

      Los israelitas recobrarían la tierra de la cual se les había echado durante su destierro en Babilonia. Además, el libro de Abdías describe la extensión del territorio de Israel en toda dirección. Ellos se extenderían hacia el sur hasta el Neguev, hacia el este hasta la anterior tierra natal de Edom y hacia el oeste hasta la Sefela y la tierra de los filisteos. La extensión del territorio hacia el noroeste abarcaría toda la costa de Fenicia tan al norte como hasta Sarepta, entre Tiro y Sidón. Se extenderían hacia el noreste por toda la región que anteriormente ocupaba el reino de 10 tribus de Israel, incluso Efraín, Samaria y la región de Galaad al este del río Jordán. En vez de estar confinados a lejanas tierras extranjeras, los desterrados de Jerusalén volverían hasta de partes tan distantes como Sefarad (que, según se opina, estaba en Asia Menor) y tomarían posesión de una herencia territorial extendida hacia el sur hasta penetrar en el Neguev, donde anteriormente los edomitas habían usurpado territorio.—Abd. 19, 20.

      El libro de Abdías concluye con palabras animadoras, al decir: “Y salvadores ciertamente subirán al monte Sión, para juzgar a la región montañosa de Esaú; y la gobernación real tendrá que llegar a ser de Jehová.” (Abd. 21) En la época después de la muerte de Josué, Dios levantó jueces para “salvar” a Israel de la opresión y para recobrar territorio del cual el enemigo se había apoderado, y Abdías representa a los israelitas repatriados obrando en capacidad semejante.—Jue. 2:16.

      Felizmente, en un sentido más amplio, esta profecía asegura que un día todos los enemigos de Dios serán aniquilados y la gobernación divina se extenderá por toda la Tierra. (Sal. 22:27, 28) Aquel mensaje de advertencia y consuelo del Dios verdadero merece difundirse lo más extensamente posible. ¿Participa usted regularmente en compartir este mensaje con otras personas?

  • Anales asirios arrojan luz sobre el reinado de Oseas
    La Atalaya 1981 | 1 de diciembre
    • Anales asirios arrojan luz sobre el reinado de Oseas

      LA BIBLIA informa que Oseas formó una conspiración en contra del rey Peka y “empezó a reinar en lugar de él el año veinte de Jotán hijo de Uzías.” (2 Rey. 15:30) Es patente que el vigésimo año debe entenderse como el período que había transcurrido desde que Jotán había llegado a ser rey. El reinado de Jotán duró un total de 16 años.—2 Rey. 15:32, 33.

      Aunque comenzó a reinar en el cuarto año de Acaz, sucesor de Jotán, parece que Oseas no fue reconocido cabalmente como rey de Israel sino hasta unos años después. De acuerdo con 2 Reyes 17:1, Oseas llegó a ser rey en el año doce de Acaz. Los anales de Tiglat-piléser III arrojan luz sobre la posible razón para esto. Un fragmento de una inscripción sobre el reinado de este monarca dice: “Todos sus habitantes (y) sus posesiones llevé a Asiria. Ellos [los israelitas] derrocaron a Peka su rey . . . y yo coloqué a Oseas . . . como rey sobre ellos.” (Ancient Near Eastern Texts, editado por James B. Pritchard, 1955, pág. 284) De modo que bien pudiera ser que con el apoyo de los asirios, Oseas asumiera pleno control sobre Israel desde la ciudad capital de Samaria.

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