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  • ¿Qué se hace en la escuela dominical?
    ¡Despertad! 1971 | 8 de enero
    • ¿Qué se hace en la escuela dominical?

      EN MUCHAS organizaciones eclesiásticas por todo el mundo millones de personas asisten a lo que se llama la escuela dominical.

      Se ha informado que tan solo en los Estados Unidos unos 20.000.000 de muchachos y muchachas entre los tres y los doce años de edad asisten a las escuelas dominicales de 223 confesiones protestantes. También hay clases de escuela dominical para grupos de toda edad adulta.

      El potencial de la escuela dominical para hacer lo bueno es elevado, puesto que se dice que tantos asisten. Si a tan grande sección de la gente, joven y de mayor edad, se le pudiera enseñar apropiadamente sanos principios bíblicos, respaldados por una vida de familia sana, se podría elevar el tono moral de cualquier nación. Pero, ¿están llevando ese fruto bueno las escuelas dominicales?

      Clérigos y padres por igual concuerdan en que la escuela dominical afronta muchos problemas. En lugar prominente en la lista está la desilusión que sus resultados han producido.

      Como razón para la desilusión que los resultados, o el producto final, han producido, se puede señalar en parte a los motivos que hacen que los padres envíen a sus hijos a la escuela dominical. A muchos padres les parece que la escuela dominical es un atajo fácil y popular para la educación religiosa de los jóvenes, que los alivia de tener esa responsabilidad.

      Hay quienes dicen que este motivo hasta queda a la rezaga del deseo de los padres por posición social. Dijo la revista Redbook: “En las zonas suburbanas, particularmente, los padres tienden a ingresar en las iglesias y enviar a los hijos a la escuela dominical para encajar en las costumbres de la comunidad. Estos padres tienen poco interés en lo que se enseña —y por qué y por quiénes— o en participar ellos mismos.”

      Habiendo tan limitado interés en la condición espiritual de los jóvenes, no es difícil pronosticar el producto final. En una matrícula que asciende a millones de jovencitos, se observa que su clima moral no es mejor que el de un número igual de jovencitos del vecindario que jamás han visto el interior de una escuela dominical.

      La razón principal que con especialidad se señala para el resultado desilusionador es la renuencia de los padres a participar con sus hijos en el entrenamiento religioso o respaldarlos con un clima cristiano en el hogar. De modo que tarde o temprano el joven concluye que, puesto que los padres no tienen ningún interés verdadero en la educación religiosa, ¿por qué deberían tenerlo ellos?

      ¿Quiénes enseñarán?

      Uno de los problemas que han llevado a esos resultados desilusionadores es la capacidad de los que enseñan en las escuelas dominicales. Donald Reeder, de la Asociación Nacional de Escuelas Dominicales, dijo: “La más grande tarea por sí sola para la cual no se ha hallado solución en las escuelas dominicales es el entrenamiento de los líderes y maestros.”

      Una encuesta de cinco confesiones, llevada a cabo por el Concilio Nacional de Iglesias, concluyó que la “mayor debilidad” de la escuela eclesiástica está en que sus maestros no conocen su propia fe y no se entregan a aprender acerca de ella lo bastante como para enseñarla.

      En consecuencia, aunque se han instituido programas de modernización, con nuevos libros de texto que bosquejan los programas, y se suministran ayudas visuales, todavía la estructura de las escuelas dominicales descansa sobre un fundamento de arena movediza. No es más fuerte que el conocimiento de los maestros. Y puesto que la mayoría de las iglesias no pueden contratar a maestros profesionales de escuela dominical, tienen que depender de voluntarios, a menudo de padres que ya están ocupados.

      Se espera que esos padres tengan el conocimiento y la determinación necesarios para impartir buena educación religiosa porque provienen de familias que son grupos religiosos compactos. Se supone que esos padres se empeñan con regularidad en adquirir instrucción religiosa y ponen buenos ejemplos en sus hogares.

      Sin embargo, la suposición de que familias religiosas unidas que tienen buen conocimiento pueden suministrar maestros voluntarios adecuados no es una realidad. De hecho, el deterioro de la vida religiosa familiar es una debilidad básica sobre la cual vacila el entero programa de la escuela dominical. Como dijo un maestro de escuela dominical voluntario, lamentándose: “Muchos jovencitos provienen de hogares, llamados hogares religiosos, donde rara vez, si acaso, se menciona a Dios o el amor o la fe.” Se sacan maestros de esas familias en las cuales los padres a menudo no tienen suficiente conocimiento siquiera para instruir a sus propios hijos, mucho menos a otros jóvenes.

      Este problema no es solo de los protestantes. Una encuesta hizo notar la renuencia de los padres católicos y judíos también a “considerar la educación religiosa como parte de su trabajo en el hogar.” En consecuencia, un estudio conjunto por la Corporación Carnegie y la Oficina Federal de Educación averiguó que la educación religiosa en las escuelas católicas “virtualmente se desperdicia” en la gran mayoría de los estudiantes.

      ¿Qué enseñar?

      Hoy otro problema crítico de las escuelas dominicales gira alrededor de lo que se debe enseñar a los jovencitos. Algunos adultos preguntan: “¿Qué se enseña? ¿la Biblia? ¿dogmas sectarios? ¿moralidad cristiana? ¿ética social y política? ¿o qué?”

      Algunos padres, y algunos educadores, como el profesor Marcus Barth, de la Universidad de Chicago, han defendido el enseñar la Biblia como “no solo el mejor instrumento para la escuela dominical, sino el único que es confiable.”

      Sin embargo, los diseñadores de muchos cursos de escuela dominical han tenido serios problemas con enseñar la Biblia. Han descubierto que las enseñanzas de la Biblia a menudo socavan el dogma eclesiástico. Otro problema es que muchos de los maestros, de hecho, la mayoría de ellos, no saben realmente usar la Biblia. No conocen sus enseñanzas, ni siquiera sus enseñanzas según las explica su iglesia. Por consiguiente, muchos le dan a la Biblia solo homenaje de dientes afuera.

      Esto refleja el hecho de que los líderes religiosos han perdido el contacto con la Palabra de Dios, la Biblia. Es como un libro cerrado para ellos. Su vacilación al usar la Biblia, el hecho de que no han podido realmente enseñar sus verdades a otros, y no han aplicado sus leyes, principios y profecías a la vida moderna, han resultado en crasa confusión.

      Esto le hizo recordar a un estudiante de la Biblia el sarcasmo abrasador del profeta Isaías, que declaró: “Y para ustedes la visión de todo llega a ser como las palabras del libro que ha sido sellado, el cual dan a alguien que conoce la escritura, diciendo: ‘Lee esto en alta voz, por favor,’ y él tiene que decir: ‘No puedo, porque está sellado.’”—Isa. 29:11.

      En cuanto a enseñar dogma eclesiástico, esto también ha llegado a un callejón sin salida. Muchos creen que el enseñar dogma es “falto de perspicacia” y “separatista,” mientras que el movimiento ecuménico insta a desechar las diferencias religiosas. Señalando que el comunicar tal enseñanza sería anticuado, Gerald H. Slusser, profesor de teología en el Seminario Teológico Edén, de Misurí, declaró: “En la familia de término medio la tía Millie quizás se haya convertido a la ciencia cristiana; el hermano Bill quizás haya ido a la universidad y se haya hecho agnóstico; el padre no lo dice, pero ha adoptado la religión de libre empresa estadounidense de ‘hágase rico rápidamente.’”

      Por consiguiente, los diseñadores de los programas docentes de la escuela dominical “moderna” transigen, tratando de agradar a todos y de no ofender a nadie. Pero un padre se quejó diciendo: “A mi hijo, que tiene siete años, se le ha enseñado que Dios está en todas partes. Creo que mi hijo está obteniendo una idea tremendamente confusa de las cosas.”

      Planteando problemas... sin ofrecer soluciones

      Un dispositivo popular de las escuelas dominicales “modernas” es plantear “problemas de la vida real” a los estudiantes, pero no ofrecer soluciones.

      Un texto que usa la Iglesia Luterana de América intitulado “¿Es cristiano?” hace surgir problemas como éste: Un joven de dieciséis años trata de reconciliar su sentido de lo correcto y lo incorrecto con su deseo de ‘acompañar a la pandilla.’ En vez de llegar a casa de un baile en la escuela a medianoche como se lo ordenaron sus padres, “se pregunta si una buena solución pudiera ser esperar hasta después de la 1:00 de la mañana y luego llamar por teléfono a casa con una excusa para llegar más tarde.”

      A cada miembro de la clase se le exige que determine su respuesta en cuanto a lo que haría. El texto no da ninguna instrucción porque, según el Dr. W. Kent Gilbert, presidente de la Junta de Educación Parroquial de la Iglesia Luterana en los Estados Unidos, “la persona religiosa responde a una situación según lo que cree que es el camino más cercano a la voluntad de Dios. Pero no hay respuestas totalmente buenas o malas.”

      No se explica cómo, para empezar, aprendieron los estudiantes cuál es la voluntad de Dios. Sin embargo, sin instrucción, se supone que deben contestar preguntas de ese tipo basándose en su propio conocimiento de la voluntad de Dios. ¿Qué cree usted que sucedería si a estos jovencitos se les cambiara a una clase de mecánica donde el instructor jamás hubiera explicado cómo armar un motor, pero que entonces les diera un motor ya desarmado y les dijera: “Ahora bien, estudiantes, armen de nuevo el motor y díganme por qué lo hicieron así”?

      Fracaso

      Ya muchos de los operadores de las escuelas dominicales las consideran espiritualmente en bancarrota. En julio de 1967 una conferencia de maestros y pastores católicos y protestantes se reunió para luchar con el problema de qué hacer en cuanto a la educación religiosa. ¡Concluyeron que no es posible salvar a la escuela eclesiástica en su forma actual!

      Según The Christian Century, la conferencia “pareció concordar en que el abordar la educación cristiana como cosa que corresponde a las confesiones religiosas está muerto.” De la conferencia provino una propuesta de que se reemplazara la escuela dominical tradicional o por lo menos que se complementara con escuelas de la comunidad. Estas escuelas de la comunidad obtendrían su personal y operarían por el ofrecimiento voluntario de miembros de la comunidad y complementarían el sistema de las escuelas públicas.

      Todo esto equivale a reconocer que las iglesias se desacreditan a sí mismas como fuentes de conocimiento, entrenamiento y fuerzas espirituales. Cederían la tarea de la educación religiosa a la comunidad, a la misma gente que ya confiesa que no está anuente a enseñar un curso de escuela dominical ni capacitada para ello.

      Quizás se piense que la situación no está tan mala. Sin embargo, si usted o sus hijos han asistido a la escuela dominical, sería bueno preguntarse qué ha aprendido. De modo que echemos un vistazo más de cerca a este aspecto del asunto.

  • ¿Qué se enseña en la escuela dominical?
    ¡Despertad! 1971 | 8 de enero
    • ¿Qué se enseña en la escuela dominical?

      ¿ESTÁN sus hijos entre los muchos millones de jovencitos que asisten a la escuela dominical? ¿Asiste usted mismo a una escuela dominical para adultos? A través de los meses y años, ¿qué ha aprendido su familia?

      ¿Ha aprendido usted quién es Dios, cuáles son sus propósitos y requisitos? ¿Ha aprendido usted por qué muere el hombre, dónde están los muertos, por qué Dios permite la iniquidad, cómo librará a la Tierra de las horribles condiciones que existen hoy? ¿Ha aprendido cuál es el destino del hombre y de la Tierra? ¿Ha aprendido usted cuál es la esperanza para los que aman a Dios y quieren servirle? ¿Ha aprendido lo que Dios requiere de usted?

      Cursos de estudio

      El curso de estudio que usted y sus hijos siguen en la escuela dominical quizás haya sido preparado por su propia confesión religiosa. O quizás haya sido provisto por fuentes que se especializan en publicar cursos de escuela dominical para muchas confesiones. Entre las escuelas dominicales de los Estados Unidos, muchos estudian la Serie Uniforme de Lecciones para Escuelas Dominicales Internacionales. El International Lesson Annual para 1970 suministra un curso de estudio para todo un año.

      No obstante, ¿qué les han enseñado a usted o a sus hijos esos cursos acerca de Dios y sus propósitos? Quizás lo alarme el mirar este Annual de escuelas dominicales y examinarlo cuidadosamente solo para descubrir que muchos temas vitales como los que ya anotamos no se tratan con seriedad. Pero ciertamente esas doctrinas en cuanto a Dios y sus propósitos deben tener su lugar en cualquier curso que tenga el propósito de dar conocimiento exacto de la Biblia. Estos asuntos tienen que ver con su destino eterno, envuelven la vida y la muerte.

      Si la Biblia no contuviera tanta materia que explica las doctrinas vitales, solo necesitaríamos una fracción de sus 66 libros, sus 1.189 capítulos o sus 31.173 versículos según se encuentran en algunas versiones. ¿O saben los críticos modernos mejor que Dios lo que necesita el hombre? Si gran parte de su Palabra fuera innecesaria, ¿hubiera inspirado Dios su escritura? La verdad es ésta: “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente, completamente equipado para toda buena obra.”—2 Tim. 3:16, 17.

      Las doctrinas que se tratan en el Annual se tratan delicadamente, sin definición precisa de sus límites o solo parcialmente. Evidentemente los redactores han ejercido gran cuidado para no ofender a ninguna confesión. Pero al proceder así desvirtúan el mensaje enérgico de la Biblia y ofenden al Autor de la Biblia, Jehová Dios.—Isa. 29:13, 14.

      Enseñanza de la Trinidad

      Una de las enseñanzas centrales de las iglesias que se incluye en el Annual popular tiene que ver con la relación de Dios, Jesucristo y el espíritu santo.

      En la Palabra de Dios, la Biblia, se declara sencilla y claramente que Jesucristo es el Hijo de Dios. Jesús jamás afirmó ser Dios. Siempre mostró que Dios es su Padre. Y la Biblia enseña que el espíritu santo es la fuerza activa de Dios.

      Cuando Jesús fue bautizado en el río Jordán, Dios dijo desde el cielo: “Éste es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado.” (Mat. 3:17) Jesús dijo: “No busco mi propia voluntad, sino la voluntad del que me envió.” (Juan 5:30) También dijo: “El Padre es mayor que yo.” (Juan 14:28) El apóstol Pablo declaró: “La cabeza del Cristo es Dios.” (1 Cor. 11:3) El apóstol Pedro le dijo a Jesús: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo.” (Mat. 16:16) Y Hechos 2:1-4 muestra que el espíritu de Dios no es una persona, sino una fuerza, porque la gente estaba ‘llena de espíritu santo.’ Si fuese una persona, como alegan los trinitarios, ¿podría ser ‘derramada’? ¿Podrían otros ser ‘llenados’ de ella? No, uno no puede ‘derramar’ a otra persona o ‘llenarse’ de ella.

      Sin embargo, el Annual dice, con referencia a las palabras de Pedro en Mateo 16:16: “Como usamos esas palabras hoy, tendemos a leer en ellas la fórmula trinitaria conocida de Padre, Hijo y Espíritu Santo que se desarrolló más tarde.” No obstante, el Annual reconoce: “En realidad, quizás esto sea sólido teológicamente; pero en aquel día, entre los cristianos, el título ‘Hijo’ no se refería a la segunda persona de la Trinidad, sino al Mesías judío.”

      Esto reconoce que los hombres a quienes Jesús enseñó no tuvieron nada que ver con ninguna enseñanza de la Trinidad. Esa enseñanza ‘fue desarrollada más tarde’ por los que apostataron de la fe cristiana. Pero el Annual prefiere poner a un lado la manifiesta enseñanza bíblica de que Jesús no es Dios, y de que el espíritu santo es una fuerza, no una persona. Acepta la doctrina falsa de la Trinidad.

      Satanás el Diablo

      La Biblia también enseña claramente que la iniquidad tuvo su origen en una poderosa criatura espíritu que se rebeló contra Dios. Se llama Satanás el Diablo. (Rev. 12:9) Jesús creía en la existencia de Satanás. Cuando fue tentado por Satanás, contestó: “¡Vete Satanás! Porque está escrito: ‘Es a Jehová tu Dios que tienes que adorar.’”—Mat. 4:10.

      Sin embargo, el Annual de las escuelas dominicales dice: “En los tiempos del Nuevo Testamento se pensaba que Satanás era cabeza de una hueste de demonios que lo ayudaban en su obra mala.” Pero en vez de creer lo que Jesús y los cristianos del primer siglo creían y enseñaban personalmente, y lo que dice la misma Palabra de Dios, la Biblia, el Annual comenta: “Es difícil pensar que Jesús haya sido tentado por tal figura en forma verdadera. . . . Al tratar de describir una experiencia espiritual a menudo es necesario usar símbolos concretos.”

      Por consiguiente, Satanás queda reducido a una simple metáfora, alguien que realmente no existió. Pero, ¿quién debería saber mejor que todos si él existe o no? ¿No lo sabe Dios? ¿No lo sabía Jesús también? ¿Y no nos dice la propia Palabra inspirada de Dios algo mejor que los críticos de hoy que quieren desvirtuar o adulterar la Biblia?

      Haciéndolo parte de un mundo condenado

      El Annual para 1970 de Lecciones para Escuelas Dominicales Internacionales también dice: “Dios reconcilia a sí mismo al mundo, no solo a la iglesia o al creyente individual. . . . nosotros creemos que hay un solo Dios y que todo el mundo es suyo. . . . Jesús jamás vaciló en su convicción de que éste es esencialmente un mundo bueno. Jamás enseñó que los hombres deben retirarse de él.”

      Pero ¿qué hay si el propósito de Dios no es convertir a este mundo inicuo, sino más bien destruirlo? Si así es, entonces a los que asisten a la escuela dominical no se les está enseñando la verdad. Se les está pidiendo que lleguen a ser parte de un mundo que está condenado a la destrucción por Dios mismo.

      ¿Quién gobierna a este mundo de la humanidad que no está haciendo la voluntad de Dios? ¿Es Jehová Dios? No, está gobernado por Satanás el Diablo. Recuerde que el apóstol Juan declaró: “El mundo entero está yaciendo en el poder del inicuo.” (1 Juan 5:19) Jesús llamó al Diablo “el gobernante del mundo.”—Juan 14:30.

      La Biblia claramente dice que el reino de Dios, su gobierno celestial, “triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.” (Dan. 2:44) Si los reinos de este mundo fuesen de Dios, ¿por qué los destruiría y los reemplazaría con su reino celestial por el cual Jesús enseñó a los cristianos a orar?—Mat. 6:9, 10.

      Jesús dijo de sí mismo y sus seguidores: “Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo.” (Juan 17:16) De modo que él no amó al mundo inicuo. Él puso el ejemplo para sus seguidores al no envolverse en sus asuntos. ¡Si en una ocasión, cuando algunas personas quisieron hacerlo gobernante político, “Jesús, conociendo que estaban a punto de venir y prenderlo para hacerlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo”!—Juan 6:15.

      Por consiguiente, los esfuerzos de las iglesias y sus cursos de escuelas dominicales por envolver a la gente en los asuntos de este mundo que está condenado a la destrucción realmente son apostasía a la vista de Dios.

      ¿Quiere usted que sus hijos aprendan a ser parte de un mundo que será destruido pronto por Dios? ¿O quiere usted que su familia aprenda acerca del propósito de Dios de establecer un nuevo orden, un Paraíso aquí en la Tierra donde las personas temerosas de Dios vivirán en paz y felicidad, donde la enfermedad, el dolor y aun la muerte serán cosas del pasado? Como dice la Palabra de Dios, la Biblia: “Dios mismo estará con ellos. Y él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento, ni clamor, ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”—Rev. 21:3, 4.

      ¿Se puede hallar la verdad?

      Este artículo solo ha repasado tres de las muchas enseñanzas de las escuelas dominicales que son crasas contradicciones de la Palabra de Dios. Otras enseñanzas bíblicas importantes se dejan también en confusión. Por eso si usted pide a los que van a la escuela dominical que contesten preguntas como las que planteamos al principio de este artículo, por lo general descubrirá que no pueden contestar o no pueden respaldar sus respuestas con la Biblia.

      Sin embargo, muchas personas dirán: “¿Por qué preocuparse en cuanto a doctrinas? Solo llevan a confusión. Uno nunca podría rebuscar en toda la confusión religiosa y hallar la verdad aunque tratara.”

      Pero, ¿comparte esa actitud el Creador de nuestras facultades mentales y de nuestro deseo de adorar? Definitivamente no. En cambio, dice: “‘Vengan, pues, y enderecemos los asuntos entre nosotros,’ dice Jehová.” (Isa. 1:18) Si fuese imposible ‘enderezar los asuntos,’ ¿por qué oraría el salmista diciendo: “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios”?—Sal. 143:10.

      Y además, si la verdad estuviese fuera del alcance de los hombres, ¿habría dicho Jesús: “Conocerán la verdad, y la verdad los libertará”? (Juan 8:32) Jesús conocía la verdad. También sus seguidores. ¡El que usted obtenga la aprobación de Dios depende de que adquiera conocimiento de la verdad acerca de Dios!

      De modo que, ¿cree usted que le agrada a Dios el que ciertos hombres enseñen en el nombre de Dios y al mismo tiempo enseñen cosas contrarias a la Palabra de Dios? ¿Es eso lo que usted quiere aprender? ¿Es eso lo que usted quiere que aprendan sus hijos? Si no, ¿cómo puede usted aprender la verdad?

  • Aprenda la verdad que lleva a vida eterna
    ¡Despertad! 1971 | 8 de enero
    • Aprenda la verdad que lleva a vida eterna

      ¿HA APRENDIDO usted en la escuela dominical acerca del maravilloso propósito de Dios de hacer de la Tierra un Paraíso? No es probable eso, porque una de las pruebas más evidentes de fracaso es el hecho de las escuelas dominicales dedican muy poco tiempo a la profecía bíblica.

      No obstante, la Biblia contiene mucho acerca de las profecías, acerca de lo que encierra el futuro. Estas profecías se escribieron para la guía del pueblo de Dios. Amós 3:7 dice: “Porque el Señor Jehová no hará ni una cosa a no ser que haya revelado su asunto confidencial a sus siervos los profetas.”

      Si los líderes de los sistemas eclesiásticos fueran siervos verdaderos de Dios, ¿dirían tan poco sus libros de texto para las escuelas dominicales acerca de lo que encierra el futuro y acerca de cómo resolverá Dios las condiciones horribles de hoy día?

      Si su escuela dominical sigue la serie de Lecciones para Escuelas Dominicales Internacionales, note cómo el Annual desvirtúa el tema de la profecía bíblica con una referencia disimulada a la obra de los testigos de Jehová que sí estudian y enseñan la profecía bíblica. Dice:

      “La segunda venida de Cristo es un tema importante en el Nuevo Testamento. . . . ¿Quién entre nosotros no ha visto el lema: ‘Millones que ahora viven nunca morirán’? Estas personas hacen declaraciones como ésa porque creen que Cristo regresará pronto, que el tiempo llegará a su fin, y que el juicio final acontecerá en el futuro cercano . . . Aunque no se niega un retorno final al fin del tiempo, esta escritura recalca la verdad de que en el Espíritu Santo que Dios enviará a los corazones de los hombres, Jesús mismo de nuevo residirá en las vidas de sus seguidores. Esto también es un retorno.”—Página 101.

      La Biblia, un libro de profecía

      De esa enseñanza de escuela dominical, ¿cómo sabría usted si estamos viviendo en los “últimos días” o no? (2 Tim. 3:1) Jesús mismo, y muchos escritores bíblicos, dieron suficientes detalles para señalar claramente la generación que vería el fin de este sistema inicuo. Estos detalles llenan muchos capítulos de la Biblia. Vea, por ejemplo, los siguientes capítulos bíblicos: Mateo 24, Marcos 13, Lucas 21,; 2 Timoteo 3, Revelación 6.

      Profecías bíblicas como éstas se registraron bajo la inspiración del espíritu santo de Dios. El Creador hizo que esta información se incluyera en su Palabra para que los cristianos estuvieran al tanto de que se acercaban al tiempo de “tribulación grande como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder.” (Mat. 24:21) Si nos estamos acercando a ese tiempo, entonces ciertamente usted querrá saber en cuanto a ello. ¿Por qué? Porque la vida o la muerte de toda persona de la Tierra está en las balanzas.

      Sin embargo, las escuelas dominicales de hoy no dan ese conocimiento bíblico. ¿Significa esto que nadie está dando a conocer estas cosas? De ninguna manera. Por todo el mundo, en más de 200 países hoy, más de un millón de maestros bíblicos, testigos de Jehová, expresan clara y denodadamente que la humanidad verdaderamente se está acercando al fin de este inicuo sistema de cosas actual. En el más extenso programa de enseñanza bíblica de la historia, llaman a la atención de todos los que aman la justicia que Dios pronto introducirá su nuevo orden de paz, felicidad y vida eterna.

      Los testigos de Jehová ven estas realidades que se aproximan por medio del abundante cumplimiento de la profecía bíblica. Ellos comparten este conocimiento con otros, dando gratuitamente de su tiempo, estudiando la Biblia con la gente en más de un millón de casas en todo el mundo.

      Una de las ayudas para estudio bíblico que usan a fin de hacer esto es el libro de 192 páginas La verdad que lleva a vida eterna. Esta sobresaliente ayuda para el estudio de la Biblia ayuda a concentrar la atención en las respuestas bíblicas a preguntas claves como éstas: ¿Quién es Dios? ¿Por qué envejecemos y morimos? ¿Dónde están los muertos? ¿Por qué ha permitido Dios la iniquidad hasta nuestro tiempo? ¿Cómo sabemos que vivimos cerca del fin de este sistema de cosas? ¿Cómo podemos identificar la religión verdadera? Estas, y muchas otras preguntas de las que sin duda usted se ha hecho se contestan con la Palabra de Dios.

      Aprenda las verdades de la Biblia

      Usted también puede aprovechar la oportunidad de aprender lo que enseña la Biblia. Los testigos de Jehová tendrán gusto en demostrarle cómo usted puede obtener el mayor provecho de la Biblia. Por una hora más o menos a la semana, a través de un período de seis meses, vendrán a su casa para ayudarle gratis.

      Si usted, o sus hijos, han asistido a la escuela dominical, el estudiar la Biblia con los testigos de Jehová les proporcionará una oportunidad excelente de establecer una comparación. Usted podrá comparar lo que ha aprendido en la escuela dominical con lo que usted aprende en su estudio bíblico de casa con los testigos de Jehová. Entonces usted puede determinar por sí mismo qué método realmente le enseña la verdad acerca de los propósitos y requisitos de Dios.

      Es probable que los testigos de Jehová tengan en su localidad un Salón del Reino, o lugar de reunión para adorar. Usted se puede comunicar con ellos allí, o escribir a los publicadores de esta revista, y un ministro capacitado le será enviado a su casa. Él le mostrará cómo puede obtener el conocimiento exacto de Dios con su propia Biblia.

      La selección en cuanto a adquirir conocimiento acertado de la Palabra de Dios depende de usted. Pero en este tiempo de creciente dificultad mundial, la selección que lo animamos a hacer es la que se indica en el Salmo 119:142, 144, donde el salmista le dijo a Dios: “Tu ley es la verdad. . . . Hazme entender, para que siga viviendo.”

      Jesús reconoció que era vitalmente importante hacer esto, pues dijo: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.”—Juan 17:3.

      Al aprender y vivir en armonía con la verdad acerca de Dios y su Hijo, usted estará escogiendo vida. Así es como, aun a través del fin de este inicuo sistema de cosas, usted puede mantenerse vivo, usted y sus hijos.—Deu. 30:19.

  • Área terrestre
    ¡Despertad! 1971 | 8 de enero
    • Área terrestre

      ◆ Se calcula que el área de tierras en la Tierra es de 150.500.000 kilómetros cuadrados. Sin embargo, eso es solo el 29,4 por ciento del área superficial de la Tierra. El agua predomina.

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