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Divirtiéndose con juegos caseros¡Despertad! 1979 | 22 de mayo
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más gozo. Por lo tanto no insista en que todos participen. Además, escoja juegos adecuados para las personas presentes. Los juegos no deben ser demasiado complejos o difíciles. Y trate de evitar el desarrollo de un espíritu de rivalidad, pues esto hace que algunos se sientan abochornados o desalentados por no poder hacer las cosas tan bien como otros.—Gál. 5:26.
Juegos de palabras y letras
Se puede iniciar un juego sencillo de palabras al mencionar alguien el nombre de un personaje bíblico. La persona que sigue tiene que responder con un personaje bíblico cuyo nombre empieza con la última letra de la persona previamente mencionada. Por ejemplo, si la primera persona dice Adán, entonces la siguiente pudiera decir Nehemías, la siguiente, Saúl, y así uno tras otro. Puede hacer el juego más excitante si pide que no se use el mismo nombre dos veces. En un juego parecido, los participantes van de una letra a otra del alfabeto, y cada persona dice el nombre de un personaje bíblico cuyo nombre empieza con las letras sucesivas del alfabeto, a-b-c, etcétera.
Si está preparado para pasar a cada uno un pedazo de papel y lápiz, puede jugar un juego popular en Suecia que se llama un cuadrado de palabras. Cada participante traza cuatro líneas horizontales y cuatro verticales dentro de un espacio cuadrado, así dividiendo el espacio en 25 casillas. Entonces, por turno, cada jugador anuncia una sola letra del alfabeto, la cual cada jugador entra en una de las 25 casillas de su cuadrado. Estas no se pueden transferir a otra casilla después. El objeto es formar cuantas palabras sea posible, tanto horizontal como verticalmente. Estos juegos de formar palabras pueden tener un efecto provechoso en su habilidad para deletrear.
Un juego o dos pueden ser suficientes para avivar una reunión nocturna y suministrar material para más conversación. ¡No canse a sus convidados jugando por demasiado tiempo o jugando un solo juego por largo tiempo! Esto puede aburrir y cansar tanto como el dejar que el tiempo pase lentamente sin hacer nada.
Ciertamente hay muchas formas de entretenimiento de entre las cuales escoger. La clase correcta puede refrescar la mente y el corazón, ocasionando placer y acabando con el aburrimiento. Por lo tanto no deje de reconocer que hace falta el entretenimiento. Pero, al mismo tiempo, no se convierta en amador de placeres más bien que amador de Dios. (2 Tim. 3:4) Mantenga el entretenimiento en su debido lugar.
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Compartiendo la verdad en el “Día de compartir”¡Despertad! 1979 | 22 de mayo
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Compartiendo la verdad en el “Día de compartir”
◆ Los alumnos de tercer grado en una escuela pública de Washington, D.C., fueron invitados a participar en un “Día de compartir.” En ese día alumnos elegidos deberían traer a la clase algo de su hogar y compartirlo con sus condiscípulos. Cuando le llegó su turno, el pequeño Jaime de nueve años de edad, cuya madre es testigo de Jehová, se preguntaba qué traer, qué “compartir” con sus condiscípulos.
Con el permiso de su maestra trajo a la escuela un ejemplar del libro De paraíso perdido a paraíso recobrado que su madre había usado para instruirlo acerca de la Biblia. El libro deleitó a la maestra de modo que ‘compartió’ con toda la clase el capítulo “Cómo el hombre vivió a través de un diluvio que cubrió toda la tierra.” Esto resultó ser tan informativo y agradable para la maestra y los otros alumnos que ella continuó leyendo el capítulo siguiente, “Dios promete a su amigo bendecir a todas las familias humanas.”
Cuando uno sabe de noticias buenas y preservadoras de vida, ¿no es cosa lógica compartirlas con otros?
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