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  • Comprendiendo la relación de esposo y esposa
  • ¡Despertad! 1977
¡Despertad! 1977
g77 22/1 págs. 4-5

Comprendiendo la relación de esposo y esposa

PARA que la vida de casados verdaderamente sea feliz, tanto el esposo como la esposa deben comprender sus posiciones respectivas. Estas no son establecidas meramente por la costumbre local. Más bien, están explicadas en la propia Palabra de Dios, la Biblia, y están en armonía con las cualidades que Dios implantó en el hombre y la mujer al tiempo de la creación.

Sabiendo cómo hizo al hombre, y el propósito que tenía en mira, Jehová hizo que se registrara en su Palabra que “el esposo es cabeza de su esposa como el Cristo también es cabeza de la congregación.” (Efe. 5:23) Esto significa que el esposo debe llevar la delantera en el hogar, haciendo planes para las actividades de la familia y aceptando la responsabilidad de tomar las decisiones finales. Pero esto no lo autoriza a ser un gobernante duro o cruel de su casa.—Col. 3:19.

Aunque muchos hombres han ejercido la jefatura de una manera desamorada, los esposos cristianos deben evitar hacer eso. Deben estudiar cuidadosamente la manera en que Jesús ha ejercido jefatura sobre la congregación cristiana, y entonces seguir su excelente ejemplo. En Efesios 5:25 se aconseja a los esposos: “Continúen amando a sus esposas, así como el Cristo también amó a la congregación y se entregó a sí mismo por ella.” Al hacer esto, no serán demasiado exigentes para con sus esposas, sino que atenderán los asuntos familiares de una manera que refresque a todos los que estén incluidos en ellos.—Mat. 11:28-30.

La esposa, por su parte, “le debe tener profundo respeto a su esposo.” (Efe. 5:33) Puesto que es a él a quien Dios ha autorizado para llevar la delantera, ella puede hacer una gran contribución a la felicidad de la familia por medio de someterse de buena gana a su dirección como cabeza. (Col. 3:18) Si ella tiene una mente más perspicaz que la de su esposo, como a veces sucede, entonces ella puede usar esta cualidad para apoyarlo en su papel como cabeza, más bien que para competir con él o restarle importancia con desprecio a lo que él hace.—Pro. 12:4.

A la esposa le toca hacer mucho en lo que se refiere a la vida familiar. La Biblia apropiadamente insta a las mujeres casadas a “que amen a sus esposos, amen a sus hijos, sean de juicio sano, castas, trabajadoras en casa, buenas, sujetándose a sus propios esposos, para que no se hable injuriosamente de la palabra de Dios.” (Tito 2:4, 5) La esposa y madre que cumple fielmente estos deberes se gana el amor y respeto duraderos de su familia.—Pro. 31:10, 11, 26-28.

En muchos hogares surgen problemas cuando el esposo no toma en cuenta el temperamento femenino, la composición emocional, de su esposa. Él debe comprender que ella considera los asuntos de manera diferente a como lo hace él. Sus emociones responden de manera diferente. Su fuerza no es igual a la de él. Por eso, el consejo inspirado a los esposos es: “Continúen morando con ellas . . . de acuerdo con conocimiento, asignándoles honra como a un vaso más débil, el femenino, puesto que ustedes también son herederos con ellas del favor inmerecido de la vida.” (1 Ped. 3:7) Cuando un esposo hace esto, ayuda a producir un espíritu de comprensión y seguridad en el hogar.

Es común entre las personas mundanas el que la seguridad del hogar sea socavada por intereses sexuales fuera del vínculo del matrimonio. Pero los que viven en armonía con la Palabra de Dios están protegidos contra la angustia y la aflicción que tal conducta produce. En lenguaje que es fácil de entender, la Biblia advierte: “Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros.”—Heb. 13:4.

Así la Biblia no da lugar para la conducta inmoral. Los que desean ser siervos de Dios tienen que vivir vidas limpias. (1 Tes. 4:3-8) Tienen que limitar sus intereses sexuales a sus propios cónyuges legales, y ante Dios son responsables de hacer esto. (Pro. 5:15-21) Debe ser el deseo más sincero tanto del esposo como de la esposa el ayudarse mutuamente a evitar cualquier tentación hacia el cometer lo malo. Pueden hacer esto por medio de mostrarse consideración altruista el uno al otro en este íntimo aspecto de su vida.—1 Cor. 7:3-5.

No obstante, para que una unión de matrimonio verdaderamente funcione en armonía con los principios piadosos que hemos considerado, también hay que dar énfasis regular a los asuntos espirituales. La adoración de Jehová Dios debe ser de la primera importancia en el hogar. No debe ser puesta a un lado a favor de esfuerzos por obtener más posesiones materiales o para tener más tiempo para ir tras los placeres. (Luc. 8:11, 14, 15) El orar en grupo de familia y celebrar sesiones con regularidad para el estudio de la Biblia en grupo de familia deben ser parte del modo de vivir de toda familia. ¿Tiene usted arreglos para hacer esto en su hogar?

Por supuesto, gran parte de las dificultades de las familias en la actualidad gira en torno de criar a los hijos. ¿Es posible evitar estas dificultades?

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