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La comunicación dentro de la familia... ¿por qué el deterioro?¡Despertad! 1985 | 8 de enero
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La comunicación dentro de la familia... ¿por qué el deterioro?
ALLÁ en los días de sir Stamford Raffles, fundador del puerto británico de Singapur, no era poco común que él esperara todo un año para recibir la respuesta a uno de los despachos que había enviado a Londres. Pero eso era en el siglo XIX. Hoy día, maravillas como los satélites de comunicaciones hacen posible la comunicación instantánea con casi cualquier lugar de la Tierra.
No obstante, es irónico que, aunque el hombre puede comunicarse muy fácilmente con alguien de otro continente, frecuentemente fracasa en lo que toca a comunicarse con los miembros de su propia familia. El aumento vertiginoso del índice de divorcios es una triste prueba de este hecho. No es de extrañar, pues, que en un estudio que se hizo de parejas “felices” e “infelices” los investigadores llegaran a la siguiente conclusión: “Muchos matrimonios que tienen problemas necesitan principalmente mejores medios de comunicación entre los cónyuges”. Pero ¿cuántas familias realmente conversan... es decir, hablan íntimamente “con gran profundidad mental o espiritual”, como cierto diccionario define la palabra? A menudo hay poca o ninguna comunicación de ideas, y aún menos comunicación de afectos. Sin embargo, ¿a qué se debe el deterioro?
El deterioro de la comunicación: las causas
Hay muchos factores que han impedido una buena vida familiar. Antes de la industrialización, el “trabajo” era más o menos una actividad de familia, pero ahora esto ha cambiado. En la mayor parte del mundo, el esposo tiene que pasar muchas horas trabajando lejos del hogar para ganar el sustento. La debilitada economía mundial ha obligado a muchas esposas a hacer lo mismo. Por eso a los hijos frecuentemente se les pone bajo el cuidado de niñeras asalariadas, o se les deja para que se valgan por sí solos. Las escuelas se han hecho cargo de la entera labor de educar a los niños... labor que en el pasado era principalmente la responsabilidad de los padres. La tecnología —el mismo instrumento que ha mejorado grandemente las comunicaciones— a veces ha contribuido a debilitar la vida familiar.
Antes de los días de los radiorreceptores, los televisores, los equipos estereofónicos, los magnetófonos de videocasetes y los ‘videojuegos’, los miembros de la familia a menudo pasaban tiempo hablando unos con otros. Pero el actual exceso de tales aparatos casi ha destruido por completo el arte de conversar en algunas familias. El informe del Instituto Nacional de Salud Mental (E.U.A.) titulado Television and Behavior declara: “Parece que las reuniones de familia ante la chimenea o en torno a la mesa del comedor han cedido el paso a las reuniones ante el televisor”. Fue particularmente perturbador descubrir que en los Estados Unidos “las familias pasan aproximadamente la mitad de las horas en que están despiertas en casa viendo la televisión”. Y el hecho trágico es que, en muchas familias, cuando se enciende el televisor, la familia se apaga; la conversación desciende a un nivel bajo.
¿Cuál es el resultado? La vida familiar llega a ser superficial. El compañerismo decae y los miembros de la familia inevitablemente se alejan unos de otros. Pero para que la familia esté unida, ligada por los lazos de comprensión y amor, tiene que haber comunión de ideas y afectos. Los miembros de familia que disfrutan de dicha comunicación pueden edificarse unos a otros para resistir las presiones de una sociedad tensa y agitada. No obstante, ¿cómo puede la familia cultivar tal intimidad? Abunda el consejo de muchas fuentes. Pero la mejor fuente de consejo es el libro más antiguo que existe... ¡la Biblia! Veamos cómo pueden aplicarse eficazmente algunos de sus principios.
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La comunicación dentro de la familia... ¿cómo se puede mejorar?¡Despertad! 1985 | 8 de enero
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La comunicación dentro de la familia... ¿cómo se puede mejorar?
‘MI ESPOSO nunca habla.’ ‘Mi esposa nunca escucha lo que quiero decir.’ Estas quejas son comunes entre las parejas casadas. Los adolescentes a menudo se sienten como Max, de 12 años de edad: “No tengo miedo de hablar [con mis padres], pero tengo miedo de cómo pudieran reaccionar”. Así, barreras de silencio separan a los miembros de la familia.
Algunas personas tal vez sostengan que en muchos casos el esposo y la esposa sencillamente no hacen una buena pareja; que son irremediablemente incompatibles y, en primer lugar, ¡nunca debieron haberse
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