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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1953 | 1 de septiembre
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apretados lazos inicuos, desligar coyundas de yugo, dejar libres a los oprimidos y que todo yugo rompas? ¿No lo es el repartir tu pan con el hambriento, y que lleves a casa a los pobres vagabundos, que cuando veas a un desnudo lo vistas y de tu carne no te ocultes?” (Isa. 58:6, 7, BC) Estos judíos habían perdido la disciplina espiritual implicada en el ayuno correcto, habían omitido el espíritu de arrepentimiento genuino que el ayuno debía expresar. Consideraban el mero acto de ayunar como un medio de conseguir favor de Dios, como base para demandar ese favor, como un precio de compra del favor divino, muy parecido a como ahora algunos consideran el ritual de orar con cuentas, una cantidad especificada de tal oración ritualista disminuyendo en cierta cantidad de días los tormentos que han de aguantarse en un purgatorio imaginario. Estos judíos creían que la mera incomodidad implicada en afligir el alma era meritoria, semejante a los ascéticos, y de esta manera creían que ponían a Dios bajo obligación como debiéndoles algo en recompensa. Cuando esta recompensa no vino, ellos preguntaron a Dios acerca del pago que ellos creían que se les debía: “¿Por qué hemos afligido nuestra alma, y tú nos desatiendes?”
Los cuatro ayunos anuales para lamentarse por las calamidades de 607 a. de J.C. también fueron faltos de sinceridad, impuestos por ellos mismos. En estas ocasiones los judíos lloraban y ayunaban como sufridores, compadeciéndose a sí mismos y consiguiendo alguna satisfacción de esta compasión de sí mismos; pero no estaban verdaderamente apenados o humillados por los pecados que habían ocasionado estas calamidades, que habían provocado la ira de Dios en contra de ellos en primer lugar. Jehová les dijo que su ayuno era formalismo y una exhibición ostentosa y farisaica, hecho tanto para su propio interés como lo era el comer y el beber de ellos para su gratificación sensual. Deberían cesar de tal ayuno, y regocijarse en la restauración de la adoración verdadera y el recogimiento de otros al servicio de Jehová. (Zac. 7:3-7; 8:19, 23) Tal ayuno, sin acompañarse de adecuada penitencia, sólo gratificaba un sentimiento personal de superioridad y fariseísmo, como Jesús lo manifestó en el caso del fariseo ayunador. (Luc. 18:11, 12) El afligir el cuerpo con ayuno impuesto por uno mismo, por formalismo y con una humildad ficticia, no combate los deseos carnales ni consigue la aprobación de Dios: “Esas mismas cosas, en verdad, dan una apariencia de sabiduría consistente en una forma auto-impuesta de adoración y humildad ficticia, un tratamiento severo del cuerpo, pero no son de ningún valor en combatir la satisfacción de la carne.”—Col. 2:20-23, NM.
Así era el ayuno de los fariseos. De ellos Jesús dijo a sus seguidores: “Cuando ustedes estén ayunando, dejen de hacerse de rostro triste como los hipócritas, porque ellos desfiguran su rostro para que les parezca a los hombres que están ayunando. Verdaderamente les digo: Ellos están teniendo su recompensa plena. Pero ustedes, cuando estén ayunando, unjan su cabeza y laven su rostro, para que ustedes parezcan estar ayunando, no a los hombres, sino a su Padre que está en secreto; entonces su Padre que está mirando en secreto les recompensará.” (Mat. 6:16-18, NM) Los fariseos ayunaban por exhibición exterior, asumían expresiones tenebrosas y malhumoradas de dolor no sentido, y deliberadamente no se lavaban y se veían ojerosos para ostentación. El ser vistos de los hombres era lo que querían, y eso fué todo lo que obtuvieron. Careciendo de piedad genuina, no sabían expresarla. Su hipocresía era evidente. Nadie debe tratar de exhibir externamente más de lo que siente internamente. El ayuno a Dios no debería hacerse como una exhibición a los hombres.
Sin embargo, ¿no manifiesta este texto que los seguidores de Jesús debían de ayunar? El ayuno correcto estaría en orden, pero recuerde que esto todavía era bajo el sistema de cosas judío. ¿Qué hay de Mateo 17:21, que se menciona en la pregunta? Este texto, como también es el caso con Marcos 9:29, Hechos 10:30, 1 Corintios 7:5 y 2 Corintios 6:5, no contiene ninguna referencia a ayuno, según los manuscritos más exactos. (Compare la Versión del Rey Jaime y la Versión Moderna con la Traducción del Nuevo Mundo, Besson e Hispano-Americana.) Mateo 9:15 no manda a los cristianos que ayunen. Mientras Cristo estaba sobre la tierra no era correcto que ellos lo hicieran. Cuando él murió ellos sí se lamentaron y ayunaron, pero no se lamentaron después de su resurrección y especialmente después del derramamiento del espíritu santo. (Mar. 2:18-20; Luc. 5:33-35) Sin embargo, los cristianos primitivos sí ayunaron en ocasiones especiales. Cuando Bernabé y Pablo fueron enviados a una asignación misionera especial al Asia Menor hubo ayuno y oración. También se hacía cuando se designaban siervos para una nueva congregación. (Hech. 13:2, 3; 14:23) Se necesitaba especialmente la dirección divina. El ayuno era apropiado en aquellas ocasiones. No obstante, los cristianos no están bajo mandamiento de ayunar.—Rom. 14:5, 6.
Así como los discípulos no habían de ayunar al tiempo de la primera presencia de Cristo el Novio, así ellos no necesitan hacerlo ahora al tiempo de su segunda presencia. Es un tiempo de regocijo, no de lamentación. Algunos dicen que el ayuno cristiano ahora es un ayuno de deseos carnales o alimento inmundo para la mente. Sin embargo, esto difícilmente corresponde con el proceder del ayuno. El ayunar era abstenerse temporalmente del alimento adecuado. El alimento mental sucio o la conducta corporal inmoral jamás son correctas. La abstinencia de ellos debe ser permanente. Estos habían de ser amortecidos, empalados, y no reasumidos como alimento después de un ayuno. (Gál. 5:24; Col. 3:5; 1 Ped. 2:11, NM) El quebrantar la abstinencia de tales cosas sería fatal. (Heb. 10:26, 38, 39; 2 Ped. 2:20-22) El rehusar quebrantar un ayuno de alimento sería fatal. El ayuno generalmente implicaba la lamentación; la abstinencia del mal trae regocijo. El hacer dicho paralelo hace violencia al procedimiento del ayuno.
El que la organización cristiana como tal ayunara ahora sería un ayuno impuesto por sí misma, ayuno no mandado por Dios. Estaría fuera de orden ahora que el Novio ha regresado y la adoración verdadera ha sido restaurada. (Zac. 8:19; Mat. 9:15) Sin embargo, un individuo pudiera escoger ayunar en cierta ocasión a causa de razones espirituales. Si se enfrenta a una prueba especial, o asignación exigente, o está abatido de pesar por alguna transgresión, su preocupación o dolor pudiera reflejarse en la abstinencia de alimento. Tal vez prefiera ayunar para que su mente quede absorta en profunda reflexión y meditación, ininterrumpida por la ingestión de alimento por un período de tiempo. También, los cristianos pudieran abstenerse de vez en cuando de actividades que son correctas en sí mismas, pero en las cuales una extralimitación sería espiritualmente debilitadora. (1 Cor. 7:5, 29-31) Mientras más preocupación tengamos por lo material, menos tendremos por lo espiritual. Jamás ayune de alimento espiritual, el cual abarca tanto el aprender como el hacer la voluntad de Jehová.—Juan 4:34, NM.
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ESTUDIOS DE “LA ATALAYA”
Semana del 4 de octubre: El Dios Exclusivo.
Semana del 11 de octubre: Jehová: Marido, Padre y Maestro.
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