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  • ¿Es en realidad “sencillamente el destino”?
    La Atalaya 1984 | 15 de julio
    • ¿Es en realidad “sencillamente el destino”?

      “NO IMPORTA quién uno sea o qué uno haga —dijo el hombre apesadumbrado—, pueden suceder cosas de esta índole.” Varios trozos de granito habían caído de un edificio, y habían herido mortalmente a su amigo. “Es el destino”, concluyó con melancolía el sobreviviente.

      Pero ¿somos realmente instrumentos indefensos de algo que se llame el destino? Por siglos, esta pregunta ha dejado perplejos a los hombres, y con buena razón. El rey Salomón dijo en cierta ocasión: “No tienen los veloces la carrera, ni los poderosos la batalla, ni tampoco tienen los sabios el alimento, ni tampoco tienen los entendidos las riquezas, ni aun los que tienen conocimiento tienen el favor” (Eclesiastés 9:11). ¿A qué se deben tales disparidades?

      Salomón explicó: “El tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos”. Pero muchas personas creen que Dios decide el destino de ellas. Por ejemplo, muchos adoptan la teoría de la “predestinación” que fue expuesta por Juan Calvino, teólogo del siglo XVI. Otros clérigos habían afirmado que Dios predeterminaba la salvación de ciertas personas. ¡Pero Calvino llevó esta idea hasta la conclusión lógica y espantosa de que los hombres estaban predestinados a la condenación también! Llamó esto el decretum horribile o “decreto horrible” de Dios.

      Algunos objetaron que tal doctrina hacía de Dios el responsable del pecado. Pero al tratar de refutar “a cierta persona despreciable” que se oponía a su teoría, Calvino contestó con indignación: “Este infeliz no se da cuenta de que, al valerse de falsos pretextos para excusar la justicia de Dios, él derriba su poder”. Para Calvino, era inconcebible que un Dios todopoderoso no poseyera absoluta presciencia.

      El creer en la predestinación o el destino tiene que tener un profundo efecto en el modo de vivir de una persona. Pero ¿realmente enseña la Biblia que estamos atados a un futuro predeterminado, que simplemente somos víctimas del “destino”?

  • ¿Ha decidido Dios el destino de usted?
    La Atalaya 1984 | 15 de julio
    • ¿Ha decidido Dios el destino de usted?

      MUCHAS personas están convencidas de que Dios sí predetermina el destino de las personas. Además, se sienten seguras de que la Biblia prueba que esto es así.

      Por ejemplo, hay quienes quizás señalen al caso de Esaú y Jacob. Éstos estaban aún en el vientre de su madre cuando Dios predijo: “El mayor servirá al menor” (Génesis 25:23). De manera parecida, Dios sabía de antemano que Sansón, Jeremías y Juan el Bautizante efectuarían obras poderosas en el servicio de Él (Jueces 13:3-5; Jeremías 1:5; Lucas 1:13-17). ¿No significaría esto que tales personas habían sido predestinadas a la salvación eterna?

      Además, ¿qué hay de Judas Iscariote? Mucho tiempo antes que él naciera, las profecías bíblicas mencionaron que el Mesías sería traicionado (Salmo 41:9; 55:12, 13). La Biblia hasta dice que “desde el principio” Jesucristo sabía quién lo traicionaría. (Juan 6:64.)

      En vista de lo susodicho, ¿qué diría usted? ¿Enseña la Biblia que Dios haya predestinado a algunas personas a la salvación eterna y a otras a la condenación? ¿Ha decidido Dios el destino de usted?

      La predestinación... lo que implica

      Antes de contestar estas preguntas, considere lo que implica la predestinación. Si esta doctrina fuera cierta, significaría que Dios sabría de antemano todo lo que sucedería como resultado de haber creado al hombre... el apartarse de Adán y Eva, las guerras, el delito, la inmoralidad, la opresión, la mentira, la hipocresía y las enfermedades. Así, al decir las palabras: “Hagamos un hombre”, ¡Dios deliberadamente habría estado poniendo en marcha toda esta iniquidad! (Génesis 1:26.) El que Dios pusiera ante Adán y Eva la perspectiva de vida eterna habría sido, por lo tanto, una falsedad. También lo habría sido la siguiente invitación que se hace en la Biblia: “Cualquiera que desee tome del agua de vida gratis”. (Revelación 22:17.)

      Pero la Biblia dice que Jehová es un Dios “abundante en bondad amorosa y verdad” (Éxodo 34:6). Él nunca ofrecería algo sabiendo que sería imposible que alguien lo obtuviera. Jesucristo preguntó: “¿Quién es el hombre entre ustedes a quien su hijo pide pan,... no le dará una piedra, ¿verdad? [...] Por lo tanto, si ustedes, aunque son inicuos, saben dar buenos dones a sus hijos, ¿con cuánta más razón dará su Padre que está en los cielos cosas buenas a los que le piden?” (Mateo 7:9-11). Además, si hace mucho tiempo Dios predeterminó precisamente quiénes obtendrían la salvación eterna y quiénes serían destruidos eternamente, ¿por qué dice la Biblia que “Jehová [...] es paciente para con ustedes porque no desea que ninguno sea destruido, sino desea que todos alcancen el arrepentimiento”? (2 Pedro 3:9.)

      Por lo tanto, la idea de la predestinación va en contra de lo que la Biblia realmente enseña acerca de Dios. ‘¿Pero no socavaría la omnipotencia de Dios el limitar Su conocimiento acerca del futuro?, quizás pregunte usted. De ninguna manera. Por ejemplo, en Tito 1:2, nos enteramos de que “Dios [...] no puede mentir”. Pero ¿socava esto la omnipotencia de Dios? No; más bien, destaca la veracidad de Dios.

      El apóstol Pablo dio el siguiente consejo a los cristianos que tenían el don de la profecía: “Los dones del espíritu de los profetas han de ser dominados por los profetas. Porque Dios no es Dios de desorden, sino de paz” (1 Corintios 14:32, 33). Tales profetas no hablarían indistintamente, sino que compartirían sus mensajes proféticos con otros de manera ordenada. Para hacer esto, necesitaban dominio de sí. Ciertamente, entonces, Dios también puede usar su presciencia de manera selectiva, usándola solamente cuando haya una razón o un propósito para hacerlo. (Compárese con Génesis 22:1, 12.)

      La presciencia de Dios

      Tan solo 40 años después de haber organizado a los israelitas como nación, Dios predijo que ellos quebrantarían el pacto que él había hecho con ellos. Pero aquella presciencia no carecía de base, puesto que la insubordinación y la rebelión en escala nacional ya se habían manifestado. Por eso, Dios dijo: “Porque bien conozco su inclinación que van desarrollando hoy antes de introducirlos en la tierra acerca de la cual he jurado” (Deuteronomio 31:20, 21). Tal como un constructor competente tal vez pueda predecir el derrumbamiento de una estructura que haya sido construida con materiales inferiores, así también Jehová podía ver la dirección en la que estaba yendo la nación. No obstante, personas individuales podían responder al consejo proveniente de los profetas de Dios y beneficiarse de él, y hubo quienes sí lo hicieron. (Jeremías 21:8, 9; Ezequiel 33:1-20.)

      Igualmente, Jesucristo predijo calamidad para los líderes religiosos conocidos como escribas y fariseos (Mateo 23:15, 33). Pero esto no quería decir que todo fariseo o escriba iría a parar al Gehena. ¡El apóstol Pablo mismo había sido anteriormente un fariseo celoso! (Hechos 26:4, 5.)

      Es cierto que Dios sí predijo el derrotero que seguirían ciertas personas, como Jacob y Esaú. Pero aquél no fue un caso de predestinación. En el caso de Esaú y Jacob, Dios simplemente sabía de antemano cuál de los grupos nacionales que descendería de cada uno de ellos lograría dominar al otro (Génesis 25:23-26). Pero no hay indicación alguna de que Dios haya fijado el destino eterno de ellos. Parece que en gran parte la disposición y el temperamento general del niño son el resultado de factores genéticos. Puede que Jehová haya considerado la composición genética de Esaú y Jacob aun antes que nacieran y así haya determinado cuál hijo dominaría. (Compárese con Salmo 139:14-16.)

      De manera similar, Jehová se valió de su presciencia con relación a Sansón, Jeremías y Juan el Bautizante. Pero dicha presciencia no garantizaba que permanecerían fieles hasta la muerte. Dios también predijo que uno de los hijos de David se llamaría Salomón y que Salomón sería empleado para construir el templo (1 Crónicas 22:9, 10). No obstante, Salomón sucumbió a la apostasía en los años posteriores de su vida. (1 Reyes 11:4, 9-13.)

      Pero ¿qué hay de Judas Iscariote? ¿No fue claramente profetizado el derrotero traicionero que seguiría uno de los discípulos de Jesús? Sí, pero las profecías no indicaron específicamente cuál discípulo sería el traidor. De hecho, ¿qué hay si Jesús hubiera sabido que Judas resultaría ser el traidor? En tal caso el que Jesús nombrara a Judas como apóstol habría hecho de Jesús “partícipe” en los pecados de aquel traidor. (Compárese con 1 Timoteo 5:22.) Dios mismo sería cómplice también, puesto que Jesús, antes de seleccionar a Judas, oró fervorosamente a Jehová. (Lucas 6:12-16.)

      No obstante, Jehová ‘no estaba en ignorancia de los designios de Satanás’. (Compárese con 2 Corintios 2:11.) Él sabía que anteriormente Satanás el Diablo se había valido del amigo íntimo de cierto hombre para que sirviera de traidor, como lo había hecho en el caso de Ahitofel, amigo de David. Por lo tanto, fue Satanás, no Dios, quien ‘metió en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el traicionar’ a Jesucristo (Juan 13:2; 2 Samuel 15:31). En vez de resistir la influencia satánica, Judas permitió que el pecado se apoderara de él. Y llegó el momento en que Jesús pudo leer el corazón de Judas y así predecir su traición (Juan 13:10, 11). Así Jesús supo de la traición de Judas “desde el principio”... no desde que conoció a Judas, sino desde el “principio” del comportamiento traidor de éste. (Juan 6:64.)

      Predeterminados por Dios

      Por lo tanto, el que Dios ejerza su presciencia nunca se debe a algún capricho. El apóstol Pablo dijo a sus compañeros cristianos ungidos: “Fuimos predeterminados según el propósito de aquel [Jehová Dios] que opera todas las cosas conforme a la manera que su voluntad aconseja” (Efesios 1:11). Desde que el hombre cayó en el pecado, ha sido el propósito de Dios vindicar Su nombre por medio de Su Reino. Con este fin, Dios a veces ha usado su habilidad de prever el futuro. Por ejemplo, él predeterminó que habría una clase de coherederos con Jesucristo en el Reino, aunque cada persona tiene que probarse fiel para formar parte de esta clase. (2 Pedro 1:10, 11.)

      El que usted sepa lo que la Biblia enseña claramente al respecto puede ayudarle a tener un punto de vista saludable del futuro. Dios no predetermina el destino de usted. Más bien, usted puede ejercer el libre albedrío que Jehová Dios ha dado a las criaturas hechas “a su imagen” (Génesis 1:27). Usted puede escoger sabiamente la vida eterna que Jehová Dios le ofrece y hacerlo de todo corazón. (Juan 17:3.)

      [Ilustración en la página 5]

      Si Dios hubiera sabido que Adán y Eva estaban destinados al fracaso, el poner ante ellos la vida eterna habría sido un engaño cruel

      [Ilustración en la página 6]

      ¿Cuándo se dio cuenta Jesús de que Judas lo traicionaría?

  • Un “territorio especial”
    La Atalaya 1984 | 15 de julio
    • Un “territorio especial”

      MUCHOS jóvenes cristianos han adoptado el punto de vista de que la escuela es su “territorio especial”, y por eso están alerta a las oportunidades que se les presentan de dar testimonio tanto a maestros como a condiscípulos. Nota, joven, los excelentes resultados que tuvo Susan, joven de 13 años de edad de Canadá.

      “En diciembre mi maestro pidió a la clase que escribiera un cuento de Navidad para el curso de ‘redacción creadora’. El tema que escogí fue ‘Informe sobre el origen de la Navidad’. Usando como referencias las enciclopedias de la escuela y ciertos artículos de ¡Despertad!, pude escribir un informe instructivo.” ¿Qué opinó acerca de éste el maestro?

      “En la última página del informe que escribí, el maestro hizo estos comentarios: ‘¡Muy bien escrito, Susan! Admiro tu sinceridad y respeto tus convicciones. Por tu consideración y entendimiento, siempre tendrás el respeto de los demás. Espero que en el futuro conserves las admirables cualidades que tienes ahora. En conclusión, es muy refrescante y galardonador leer algo de una persona de tu edad, o hablar con una persona de tu edad, que haya desarrollado el valor de ser consecuente con sus convicciones, y lo conserve’.

      ”Después que él mismo leyó el informe, permitió que todos los maestros que estaban en la sala de personal lo leyeran. ¡Así que todos ellos recibieron un testimonio! Esto me dio el valor y la resolución para hablar de las verdades bíblicas a otros en la escuela.

      ”Por supuesto, todos mis condiscípulos saben que soy testigo de Jehová, y, cuando se enteraron de lo que yo había escrito, quisieron leer mi informe también. Parecía que estaban tan interesados que les dije que les traería a cada uno de ellos un número de ¡Despertad! que tenía un artículo sobre la Navidad. Ése fue el número del 22 de diciembre de 1979 [en inglés], y también tenía un artículo sobre las discotecas.

      ”Cuando llevé a la escuela los ejemplares de ese número de ¡Despertad!, otros estudiantes de la clase los vieron y me pidieron que también les llevara un ejemplar. Mostraron tanto interés en el artículo sobre las discotecas que decidí llevar a cada uno de ellos un ejemplar de ¡Despertad! del 22 de junio de 1979, donde apareció una serie de artículos sobre ese tema. Como resultado, coloqué 26 revistas entre mis condiscípulos.

      ”En una ocasión posterior, cuando la enfermera de nuestra escuela proyectó una película sobre el desarrollo personal, llevé a varias condiscípulas un ejemplar del libro Tu juventud... aprovechándola de la mejor manera. Les dije que este libro realmente me había ayudado a comprender los cambios y los problemas relacionados con el desarrollo.

      ”Una vez más, cuando otras compañeras de clase vieron a esas muchachas leyendo y considerando el libro, me preguntaron si les podía conseguir también un ejemplar... así como lo hicieron algunos muchachos. Así que, en conjunto, coloqué 17 libros Tu juventud en esa ocasión. [...]

      ”En otra ocasión una condiscípula de la escuela me dijo que asistía a la escuela dominical y leía la Biblia, pero que no la entendía. Le dije que yo tenía una Biblia que era fácil de leer y que gustosamente le llevaría una. No solo le llevé la Traducción del Nuevo Mundo, sino que también le llevé un ejemplar de Mi libro de historias bíblicas y le mostré cómo este libro verdaderamente la ayudaría a entender la Biblia. Ella quedó muy entusiasmada con el libro.”

      ¿Qué opina Susan sobre el testificar en la escuela? “Disfruto mucho de testificar a mis amistades en la escuela y considero que es un privilegio tener este territorio especial.”

      ¿Estás en la escuela? ¿Por qué no te aprovechas del “territorio especial” que tienes?

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