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Evite los hábitos y prácticas nocivos¡Despertad! 1979 | 8 de abril
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pensaba yo. De todos modos, me irritaba tanto que por fin lo persuadía a reunir todas las botellas de leche que estaban esparcidas por la casa y llevarlas a la tienda para cambiarlas por algunos cigarrillos. Esto siempre abochornaba a Jim. Pero, lo que era peor, a menudo significaba que nuestros hijos tenían que pasarla sin la leche que tanto necesitaban hasta que pudiéramos obtener más dinero.”
Juego por dinero
El jugar por dinero es otro vicio que ha privado a muchas personas de su pan diario. Es un problema muy extendido. Se calcula que los australianos gastan más de 10 por ciento de sus ingresos totales en el juego por dinero. En la República Federal de Alemania, cada año se gastan miles de millones de marcos en este vicio. La gente arriesga su sueldo semanal o mensual y, a veces, hasta más. En los Estados Unidos se calcula que se gastan 20 mil millones de dólares en el juego por dinero. En España, en tan solo la lotería para la Navidad se recogieron 32.500.000.000 de pesetas (396.341.463 dólares). De esta cantidad, 70 por ciento se distribuyó en premios, y lo restante pasó al Estado. Un boleto completo costaba 20.000 pesetas (244 dólares), los ingresos de todo un mes para algunos trabajadores. Pero también se vendían fracciones de boletos.
Las pérdidas en el juego por dinero apabullan la imaginación. Una heredera irania perdió casi 6 millones de dólares en los casinos de Londres y la Europa continental. En tres días de jugar al póker, un yugoslavo que se había establecido en Australia perdió todo el dinero que había ahorrado en seis años. Esto le dio una sacudida tan fuerte que murió cuatro días más tarde. Pedro, un joven español, gastaba mensualmente tanto dinero en el juego que hubiera podido pagar el alquiler y las cuentas de alimento para una segunda familia de cuatro miembros. No obstante, al fin de algunos meses tenía que pedir dinero prestado para poder comprar alimento.
A los jugadores profesionales que viven de las pérdidas de otros no les afecta en lo más mínimo lo que ven... a algunas personas derrochar sus fortunas, a otras suicidarse debido a las pérdidas en el juego, a mujeres convertirse en prostitutas para pagar deudas de juego. Ronald, que solía trabajar en los establecimientos de juego de Amsterdam, declaró: “No veía mal alguno en sentarme a la mesa de juego con mi propia madre y quitarle hasta el último centavo.”
El hecho de que la Biblia puede ayudar a una persona a abandonar este vicio se demuestra vigorosamente en el caso de Friedel, un holandés nacido en Indonesia. Para cuando tenía 38 años de edad, llegó a ser el propietario-director de una empresa de importación que tenía una ganancia neta anual de 550.660 dólares. Recibía un salario de 6.000 rupias (840 dólares) al mes, que era una fortuna en aquellos días inmediatamente después de la II Guerra Mundial. Sin embargo, Friedel se aficionó al juego por dinero. Para financiar su vicio, Friedel vendía sus mercancías a 300 por ciento de ganancia. Además, a riesgo de su propia vida, vendía su mercancía en territorios controlados por terroristas.
No parecía haber esperanza de que pudiera salirse del fango. Pero la Biblia ayudó a Friedel a abandonar su afición al juego por dinero. Su consideración de las Escrituras lo llevó a apreciar lo siguiente: El juego por dinero le quita la honradez a la persona, la hace mostrar falta de consideración y despoja a la familia de su felicidad.
Si más personas llegaran a reconocer la sabiduría de evitar el juego por dinero, podrían proveer mucho mejor para sus familias. Por ejemplo, no es insólito el que un brasileño pague anualmente por billetes de lotería lo que tendría que pagar para comprar 100 litros de leche.
Fiestas, diversiones estrepitosas
En los países latinoamericanos, se gastan tremendas sumas en fiestas. Debido a que éstas tienen la aprobación de la iglesia, muchas personas creen que estas festividades son cristianas. Sin embargo, en realidad las diferentes fiestas, o festividades, no tienen orígenes cristianos, y las caracterizan los excesos en el comer y beber. Esto las pone en la categoría de diversiones estrepitosas, que están en conflicto con los principios bíblicos. La verdad de la Palabra de Dios libera a uno de gastar cantidades excesivas de dinero en tales celebraciones y así empeorar su situación económica.
El caso de Eladio, un mexicano acaudalado, nos revela la enorme cantidad de dinero que se puede desperdiciar en festividades. El costo combinado de dos fiestas fue de 180.000 pesos (14.400 dólares). Además de estas dos festividades, Eladio financió fiestas de bebida que duraron de tres a cuatro días. A veces gastaba de 5.000 a 7.000 pesos (de 400 a 560 dólares) en bebidas alcohólicas. Al aprender lo que la Palabra de Dios enseña, Eladio dejó de desperdiciar sus recursos así y comenzó a usar sus fondos prudentemente para ayudar a otros a segar beneficios espirituales.
Verdaderos beneficios
Ciertamente nadie puede negar el hecho de que millones de personas podrían mejorar su modo de vivir si cesaran de usar tabaco, limitaran sus compras de bebidas alcohólicas, abandonaran la narcomanía, dejaran de jugar por dinero y evitaran todas las diversiones estrepitosas y las festividades que estén en conflicto con la enseñanza de las Escrituras. El evitar los hábitos y prácticas nocivos es dar un paso definitivo en dirección a poner pan en la mesa.
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Use sus bienes de modo prudente¡Despertad! 1979 | 8 de abril
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Use sus bienes de modo prudente
NO ES el dinero en sí mismo lo que puede perjudicar, sino el amor al dinero. La Biblia es muy factual en este asunto. Aunque advierte en contra del amor al dinero, también dice: “Disfrutan celebrando banquetes y el vino les alegra la vida, y el dinero responde de todo.” (Ecl. 10:19, Nueva Biblia Española) Sí, uno disfruta de la buena comida. Pero ni la comida ni la bebida pueden obtenerse sin dinero. En este mundo, es imprescindible tener dinero. Es un bien valioso que es preciso administrar prudentemente.
En conexión con las posesiones materiales, la Biblia recalca la importancia de la sabiduría. Leemos: “Buena es la sabiduría junto con una herencia . . . Porque la sabiduría es para una protección lo mismo que el dinero es para una protección; pero la ventaja del conocimiento es que la sabiduría misma conserva vivos a sus dueños.” (Ecl. 7:11, 12) Una herencia definitivamente es de valor. Pero si el individuo no sabe administrar prudentemente el dinero, pronto pudiera perderlo todo.
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