-
Escasez de energía... ¿qué podemos hacer?¡Despertad! 1980 | 22 de mayo
-
-
Otras fuentes de energía
Es cierto que hay muchas otras fuentes de energía a las que pudiéramos recurrir para no tener que depender tanto del petróleo. En muchas partes de la Tierra el carbón todavía abunda; hay suficiente para mucho tiempo. En varios países la energía de la fisión nuclear ya se ha hecho parte importante del suministro de fuerza eléctrica. Parece probable que las reservas de uranio duren más tiempo que las del petróleo, pero se hace cada vez más costoso el extraerlo y refinarlo. Mirando hacia un futuro más distante, se nos dice que la fisión nuclear promete cantidades ilimitadas de energía tomada de las aguas de los océanos.
La energía de la luz solar se suministra constantemente de una fuente inagotable. Hace mucho que el hombre usa el poder del Sol indirectamente, por medio de quemar leña, y por generadores que funcionan por energía hidráulica y por molinos de viento. Puede que ahora sea posible generar electricidad del calor y la luz del Sol. Cualquier sistema práctico de conseguir energía del Sol suministraría una solución idónea al problema de la energía, puesto que el Sol brilla en todas partes.
Por supuesto, cuando hablamos de reemplazar una clase de energía con otra, reconocemos que no toda clase de energía se puede usar con los mismos fines. El carbón puede reemplazar el petróleo para accionar turbinas o locomotoras eléctricas, pero no para hacer funcionar los automóviles. La energía nuclear solo es práctica en centrales muy grandes, pero puede que la energía solar resulte útil en unidades suficientemente pequeñas para cada hogar. Es preciso que la energía hidroeléctrica se transporte desde las presas de los ríos hasta las ciudades en líneas de fuerza eléctrica de alta potencia. El calor geotérmico es útil en las regiones volcánicas, pero no toda la gente vive cerca de un volcán.
También hay que considerar que algunas fuentes de energía causan contaminación, que se hace intolerable a gran escala. Los hornos de carbón arrojan humo y hollín al aire y montones de cenizas en el suelo, los combustibles de hidrocarburo son responsables del “smog” o niebla tóxica, y la energía nuclear nos preocupa con sus emisiones radiactivas y residuos de larga duración. El viento, el agua y la energía solar no tienen esas desventajas.
También hay que tomar en cuenta los intereses financieros arraigados en el sistema económico actual. Las grandes inversiones en centrales de energía y las extensas redes de distribución pudieran convertirse en cosas del pasado a resultas de algunos cambios previsibles en cuanto a las fuentes de energía. Se ofrecerá resistencia al cambio, aun a un cambio que a la larga pudiera ser claramente deseable o inevitable.
-
-
¿Cuánta energía hay bajo la superficie?¡Despertad! 1980 | 22 de mayo
-
-
¿Cuánta energía hay bajo la superficie?
DESDE el comienzo de la Revolución Industrial a principios del siglo 19 el carbón y el petróleo han sido las principales fuentes de energía. Pero estas fuentes de energía se clasifican por lo general en el grupo de las que no son renovables. Por eso, la cuestión candente ante nosotros hoy día es: ¿Por cuánto tiempo podemos contar con los combustibles fósiles antes de que se acaben por completo?
El carbón fue el primero que se explotó cuando Europa y los Estados Unidos entraron precipitadamente en la edad industrial. Llegó a usarse en cantidades grandes en la producción de acero y cemento. El carbón suministró fuerza motriz para las locomotoras en la tierra y para los vapores en el mar. Lo quemábamos para calentar nuestras residencias y talleres. Hacia el fin del siglo pasado se empezó a usar carbón para accionar generadores eléctricos en las centrales de fuerza eléctrica.
Cuando se hizo disponible el petróleo, por su abundancia y precio bajo se le usó en lugar del carbón para muchos propósitos. Es de importancia notar que la conveniencia del combustible líquido y la facilidad con que se encendía promovieron la rápida proliferación del automóvil para uso privado, del camión para el transporte de mercancías y del avión para viajes veloces. Las naciones industrializadas llegaron a depender mucho del petróleo como indispensable fuente de energía.
El despilfarro de un recurso
La promesa de ganancias estupendas incitó a los emprendedores perforadores de pozos petrolíferos a conseguir el primer agarro en los nuevos y ricos yacimientos petrolíferos. En cuanto al gas natural que salía de muchos pozos, se le consideraba solo un derivado, a veces hasta una molestia. En la fuente se le consideraba de tan bajo valor que a menudo lo quemaban, simplemente para deshacerse de él. Pero con redes de cañerías se podía entregar a plantas industriales y a hogares comunes a precio muy bajo.
En los países ricos en petróleo se estimulaba el despilfarro energético de todo modo posible. Era tan barato que se permitía el desperdiciarlo, y no valía la pena pensar en su conservación. Las personas que pensaban en el futuro reconocían que esto no podría seguir así para siempre; algún día los yacimientos petrolíferos tendrían que agotarse. Pero las reservas de petróleo que se conocían en su tiempo dado bastaban para el uso de muchos años, y, gracias a los descubrimientos de nuevos yacimientos, la reserva incrementaba a paso más rápido que su agotamiento.
La fabricación en serie de los automóviles puso el precio de estos vehículos al alcance de casi todo el mundo, y las compañías fabricantes de automóviles se convirtieron en corporaciones gigantescas que competían unas con otras por medio de agregar mecanismos atractivos a los nuevos modelos de cada año. Los gobiernos gravaron la venta de gasolina barata con impuestos y construyeron supercarreteras por dondequiera. Se vendían decenas de millones de automóviles a la gente, que siempre estaba deseosa de viajar más rápidamente y hasta más lejos. Las compañías petroleras tenían como su plan de acción sacar un máximo de ganancias inmediatamente, y se mostraba poca preocupación por la escasez que no podía menos que sobrevenirle a una generación futura. Pero ya ha llegado esa generación.
Determinando cuánta energía hay disponible
Cuando las naciones árabes impusieron su embargo político en 1973, quedó destrozado el optimismo que había regido respecto al tiempo que duraría el petróleo. En 1978 un grupo internacional de expertos advirtió que dentro de 20 años, a más tardar, y posiblemente dentro de 5 años, el suministro de petróleo dejaría de satisfacer las demandas aumentantes. Acontecimientos recientes han causado alarma porque dan razón para pensar que probablemente haya una escasez mundial permanente a principios de la década actual.
De repente nos vemos en medio de problemas graves. El suministro de petróleo ya no se determina únicamente por el hábil empleo de la tecnología para hallarlo y producirlo. Lo afectan aún más las maniobras políticas. Los gobiernos han impuesto estructuras complejas de impuestos y control artificial de los precios. Los ejecutivos petroleros se quejan de que les queda poco aliciente para emprender la costosa perforación en busca de nuevos yacimientos o para construir las nuevas refinerías que se necesitan para satisfacer la demanda en implacable aumento.
Corporaciones multinacionales han fomentado la producción de petróleo en países en un tiempo considerados atrasados para exportarlo a los países industriales. Ahora las cantidades más abundantes de petróleo y los mayores consumidores de petróleo se hallan en dominios políticos diferentes y a menudo antagónicos. Las naciones de la OPEP, quejándose de que las naciones más poderosas las habían explotado, se unieron para limitar el suministro y así subir los precios y hacer que se cumpliera con sus demandas políticas. Para evitar que los perjudique la amenaza de nuevos embargos, los líderes políticos hablan acerca de la conservación y de otras fuentes de energía. Sin embargo, sus propuestas en el sentido de que se reduzca la velocidad permitida en las carreteras, se baje la temperatura de los termostatos de los calentadores y se aumente en gran manera el precio de los combustibles son recibidas con indiferencia por algunos, mientras que otros hasta ofrecen resistencia indignada.
Pero hay que encararse a la realidad. Prescindiendo de los pasos que se den para conservar y estirar la cantidad de petróleo, la cantidad que hay por todo el mundo ya no es suficiente para satisfacer la demanda. Es atormentador oír decir que los poros de las rocas de los yacimientos petrolíferos agotados todavía contienen una cantidad de petróleo dos o tres veces mayor que la cantidad que se ha sacado, pero que solo una parte pequeña de ésta puede recobrarse, y eso por métodos costosos. El descubrimiento de nuevos yacimientos grandes, como los de Alaska y México, solo puede aplazar por unos cuantos años el agotamiento final del petróleo del mundo. Es inevitable que se acabe dentro de unas cuantas décadas. Entonces ¿qué?
[Tabla en la página 10]
ENERGÍA DE: USO POR AÑO: LO QUE QUEDA:
E.U.A. MUNDO E.U.A. MUNDO
Petróleo 38 107 175 3.300
Gas natural 20 37 200 1.500
Carbón 13 94 1.000 35.000
Hidroelectricidad 3 12 Renovable
Fisión nuclear 3 5 230 670
TOTAL 77 255
Las cifras de esta tabla están en términos del equivalente relativo de energía de cada fuente. Las unidades aquí equivalen a mil billones (1015) de unidades térmicas británicas (B.T.U.), de modo que uno unidad es 1.000.000.000.000.000 de B.T.U. Una de estas unidades equivale a 170 millones de barriles de petróleo, a un billón de pies cúbicos de gas natural, o 40 millones de toneladas de carbón, o 2.100 toneladas de óxido de uranio, y es suficiente para generar 100.000 millones de kilovatios-horas de electricidad. Los números de la primera columna son bastante exactos, los de las últimas dos columnas son aproximaciones.
-
-
¿Deberíamos volver al carbón?¡Despertad! 1980 | 22 de mayo
-
-
¿Deberíamos volver al carbón?
HASTA 1940, el carbón fue la principal fuente comercial de energía del mundo. Desde entonces la cantidad del carbón extraído de las minas ha cambiado poco, pero el uso del petróleo y del gas natural ha incrementado tan rápidamente que el carbón ahora suministra solo el 30 por ciento de la energía mundial. Esto no se ha debido a ningún problema en cuanto a suministrar carbón, sino esencialmente a lo menos costoso del petróleo. Si el petróleo se hace demasiado costoso y finalmente se agota, ¿podremos volver al carbón?
Ciertamente hay bastante carbón. Hay suficiente en los depósitos conocidos como para proporcionar toda la energía que se necesite para por lo menos 150 años. Habría que abrir muchas minas nuevas, y los medios de transporte por ferrocarril y vapor tendrían que ser ampliados correspondientemente, pero el carbón está allí.
El carbón es un sustituto práctico para el petróleo en lo que tiene que ver con generar electricidad y la manufactura de artículos. Pero para la calefacción del hogar tiene inconveniencias obvias.
Calentando nuestros hogares
Muchos de nuestros lectores entrados en años pueden recordar la tarea invernal de traspalar el carbón diariamente de una polvorienta carbonera negra a un horno, y poco después traspalar las aún más polvorientas cenizas a barriles para después llevarlas a un vertedero. Se necesitaba además alguna destreza y paciencia para volver a encender el carbón después que el fuego se hubiera apagado. Cuando se comparan estas molestas tareas con la conveniencia de simplemente ajustar un termostato que automáticamente pone en acción al gas o al dispositivo que inyecta el petróleo y lo enciende desde la lámpara indicadora, pocos son los que se deleitarían en volver a la “era del carbón.”
Recuerde, también, que en los pueblos o ciudades donde todo el mundo se calentaba con carbón, una capa de nieve recién caída quedaba rápidamente oscurecida por el tizne que caía de cientos de chimeneas. Una generación acostumbrada a la limpieza y conveniencia de los combustibles de petróleo estará poco dispuesta a volver a hacer espacio en su casa para una carbonera.
¿Qué hay de los automóviles?
Cuando se trata de cómo hacer funcionar nuestros automóviles sin gasolina, es imposible pensar en el carbón. Solo combustibles líquidos o gaseosos dan resultados en motores de combustión interna. Pero, como ya se ha mencionado, el carbón difiere grandemente del petróleo en su contenido de hidrógeno. El carbón puede combinarse con hidrógeno para convertirlo en un combustible líquido o gaseoso. Esto se hizo en gran escala durante la II Guerra Mundial para proveer la gasolina que Alemania necesitaba, y el proceso se está usando actualmente en África del Sur. Sin embargo, se exigirá una movilización mayor de las industrias química y petrolera, probablemente con subsidios gubernamentales, para producir combustibles sintéticos en la escala necesaria para reemplazar el petróleo. En el futuro cercano, combustibles de esa índole estarán disponibles solo en cantidades pequeñas y a precios muy altos.
Una posibilidad más inmediata es la de accionar los automóviles con acumuladores eléctricos. El automóvil eléctrico ya es bastante común en algunas ciudades, y provee transportación local a individuos o familias. Las pilas se mantienen cargadas por medio de enchufarlas a una toma en el garaje. Sin embargo, la velocidad, el alcance y la capacidad de los automóviles eléctricos es mucho menos de lo que exige el automovilista medio de hoy.
Los automóviles o trenes eléctricos más grandes son muy apropiados para la transportación en masa. Los tranvías eléctricos, que toman su energía de un alambrado elevado, eran comunes en viajes por la ciudad y viajes interurbanos antes de que los automóviles y autobuses los reemplazaran. Los trenes eléctricos de alta velocidad todavía son comunes en Europa y el Japón, así como en los metros o ferrocarriles subterráneos de sectores metropolitanos. Todo esto es compatible con la energía generada por medio de carbón en plantas centrales, pero implica un cambio retrógrado del automóvil individual a la transportación en masa.
Continúan los problemas de la contaminación
Un cambio del petróleo al carbón sería acompañado de un cambio en la contaminación del aire, pero no de su eliminación. Uno de los principales contribuyentes al “smog” o niebla mezclada con humo, los hidrocarburos parcialmente quemados que salen de los escapes de los automóviles, dejaría de ser un problema, pero, si se usara carbón, los óxidos de nitrógeno y de azufre podrían ser tan malos como aquéllos, o peores. Se tendrá que lograr una combustión más eficaz para no regresar a la atmósfera cargada de humo de las ciudades industriales de 50 años atrás.
Otra clase de contaminación es inevitable e irreversible mientras se queme combustible fósil de cualquier clase. Esta es la acumulación de anhídrido carbónico en la atmósfera. Desde el comienzo de la Revolución Industrial, hemos sacado tanto carbón de la tierra para ponerlo después en la atmósfera como anhídrido carbónico que la concentración mundial de este anhídrido ha aumentado en un 5 por ciento. Algunos científicos creen que el clima quizás esté delicadamente equilibrado cuando el anhídrido carbónico está en la concentración normal, y que si esta concentración se altera demasiado la Tierra entera podría calentarse lo suficiente como para que se derritieran los casquetes glaciares árticos y antárticos. Hasta se teme que el clima pudiera hacerse demasiado caliente para sostener la vida.
Aunque otras fuentes de energía podrían al fin suplir al hombre gran parte de lo que necesita, no parece que ninguna de ellas pueda ser desarrollada con suficiente rapidez como para compensar por las reservas de petróleo que rápidamente van desapareciendo. La única fuente de energía que puede ser explotada con la rapidez necesaria para cerrar esta brecha es el carbón.
Pero ¿pudiera realmente ser la “solución” al problema de la energía el uso del carbón? La Biblia muestra que el propósito de Dios es que toda la Tierra sea convertida en un paraíso. El depender de una fuente de energía que contaminara el ambiente no estaría en armonía con eso. Además, la Biblia nos dice que Dios hizo la Tierra para ser habitada para siempre, y que habrá personas temerosas de Dios que disfrutarán de vida eterna en ella. (Isa. 45:18; Sal. 96:10-13; Juan 17:3) De seguro, pues, él tiene que haber hecho disponible una abundancia de energía apropiada que dure hasta más allá de los años ochenta... sí, hasta más allá de los próximos 150 años.
¿Qué fuentes de energía satisfacen tal descripción? ¿Cómo se les puede utilizar? Estas preguntas se considerarán en números próximos de ¡Despertad!, así como lo que el hombre está haciendo en su esfuerzo por resolver su problema presente.
-
-
¿Nuevo combustible para la aviación?¡Despertad! 1980 | 22 de mayo
-
-
¿Nuevo combustible para la aviación?
Actualmente se está dando seria consideración al hidrógeno líquido como alternativa para los combustibles derivados del petróleo que se usan en la aviación. Un vocero de la empresa aeronáutica Lockheed Aircraft Corporation dijo a una conferencia internacional sobre este asunto en Stuttgart, República Federal de Alemania, que un combustible de esta índole sería el “paso más importante” que sería posible dar “hacia la eficacia en la aeronáutica.” También dijo que el hidrógeno líquido “promete un adelanto que es más importante aún que el haber pasado de los motores de émbolo a los de reacción.”
Según el informe de la revista británica New Scientist, “el hidrógeno líquido producido por el método más barato —el de usar energía hidroeléctrica canadiense para electrolizar el agua— ya puede competir con los combustibles basados en petróleo, y será significantemente menos costoso a medida que disminuya la producción de petróleo en los años noventa.” Representantes de aerolíneas en la conferencia quedaron tan impresionados que quizás no sea necesario realizar una propuesta “fase demostrativa” durante la cual se use hidrógeno como combustible en aviones de carga. Hasta se consideró la posibilidad optimista de que para 1985 un avión de pasajeros vuele con hidrógeno líquido como combustible.
-