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  • Aprendiendo acerca de la amistad
    ¡Despertad! 1970 | 22 de septiembre
    • ciertas clases. ¿Quiénes son? El apóstol Pablo menciona “amadores del dinero”... aquellos cuyos pensamientos siempre están en las posesiones materiales. También alista a los que son “desobedientes a los padres,” a los que son ‘orgullosos’ y que ‘no tienen gobierno de sí mismos,’ y personas que son “amadores de placeres más bien que amadores de Dios.” (2 Tim. 3:2-5) De ninguna manera se deben establecer amistades con esas personas. El seguir este consejo bíblico puede ser una verdadera protección.

      Puesto que un amigo verdadero es un confidente digno de confianza, también debemos asegurarnos de que nuestro amigo no sea de la clase que chismearía acerca de nosotros, para causarnos daño. Sobre amigos de esa clase dice la Biblia: “El que encubre la transgresión está buscando amor, y el que sigue hablando de un asunto está separando a los que se han familiarizado entre sí. Un compañero verdadero ama en todo tiempo.” “Existen compañeros dispuestos a hacerse pedazos, pero existe un amigo que se adhiere más estrechamente que un hermano.”—Pro. 17:9, 17; 18:24.

      Es importante, también, que los amigos compartan los mismos intereses y metas. Si usted escoge para amigo a alguien cuyos intereses lo lleven a usted en otra dirección, puede perder su meta en la vida. Esto aplica especialmente al que quiere resultar fiel como siervo de Dios.

      Así, pues, por la Biblia, la Palabra de Dios, aprendemos lo que es la amistad verdadera, que lleva a amor cristiano, que promueve comunicación abierta, que trae consuelo en tiempos de dificultad y suministra oportunidades para hacer cosas para otros. La amistad enriquece nuestra vida y la condimenta con mayor felicidad. Por eso, sea amigable... sea un amigo.

  • “Oro negro” en el traspatio de Alaska
    ¡Despertad! 1970 | 22 de septiembre
    • “Oro negro” en el traspatio de Alaska

      Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Alaska

      “¡ENCUENTRAN ORO EN EL KLONDIKE!” fue el anuncio dramático de 1896 que hizo que una multitud de canadienses y estadounidenses marcharan en tropel a Alaska y el Yukón. Multitudes se infectaron de la esperanza de ‘hacerse ricos’ en los campos del oro. En años recientes un anuncio similar ha iniciado de nuevo una emigración a Alaska. Esta vez el objetivo es “oro negro”... petróleo, que se descubrió en la frígida North Slope de Alaska.

      Los rusos notaron la presencia de petróleo aquí, pues en sus registros se menciona tan antiguamente como en la década de 1860. Los norteamericanos se enteraron de la existencia del líquido negro aquí alrededor de 1880, después de comprarle la tierra a Rusia. Las primeras denuncias de petróleo se hicieron en 1897. Quizás los esquimales merezcan el crédito por los primeros “descubrimientos” de petróleo en la región ártica, puesto que “minaban” para conseguir trozos de filtraciones de petróleo y los quemaban para deshelar la madera que les llegaba transportada por las aguas.

      Se tuvo algún interés serio en este petróleo a la vuelta del siglo, pero lo que empezó como un auge terminó abruptamente en 1904 cuando los buscadores de petróleo se interesaron en los nuevos pozos de Texas y California. La exploración en busca de petróleo ha proseguido en escala pequeña desde aquellos días. En la década de 1950 la Armada de los Estados Unidos efectuó algunas perforaciones en esta parte del mundo. Sin embargo, se renunció al programa debido al clima y la inaccesibilidad. Ahora, los hallazgos de petróleo en la remota North Slope llevan a pensar que nuestro “traspatio” bien puede tener más de cuarenta mil millones de barriles del “tesoro negro.”

      El lugar

      A la bahía de Prudhoe en la costa norte de Alaska bien se le puede llamar nuestro “traspatio” porque está a más de 640 kilómetros al norte de Fairbanks, el punto de partida hacia el interior. Cuando el avión sale de Fairbanks deja atrás la principal parte poblada del estado. Volando sobre la cordillera Brooks, uno puede ver que la North Slope desciende de las montañas por unos 240 kilómetros hacia el norte hasta el océano Ártico. Esta faja de tundra plana, casi sin rasgos característicos, se extiende de oriente a occidente por aproximadamente 1.600 kilómetros.

      Acercándose por aire a la bahía Prudhoe, uno primero observa un punto en la inmensa llanura deshabitada. Unos cuantos minutos más y esta motita adquiere forma y resulta ser la torre del pozo de petróleo que descuella sobre el grupo de estructuras prefabricadas y que constituye el único “árbol” en centenares de kilómetros alrededor en este lugar del norte lejano.

      Aquí durante todo el año la tierra lleva una armadura de suelo permanentemente congelado. Con octubre, el principio del invierno, viene frío severo, pues la temperatura desciende hasta 57 grados centígrados bajo cero. ¡Imagínese los problemas que afrontan los montadores cuando van a erigir su equipo! Cuando la temperatura es de 40 grados centígrados bajo cero, vientos hasta de ochenta kilómetros por hora producen un “factor de enfriamiento” que hace que la temperatura se sienta mucho más baja de lo que indica el termómetro. Los trabajadores deben tener presente que “la carne expuesta puede congelarse en treinta segundos” en medio de esas condiciones. El metal se hace quebradizo. La goma elástica común puede estrellarse como vidrio.

      Aquí pueden rabiar tormentas severas por varios días, impidiendo el trabajo a los más intrépidos, aunque estén envueltos de pies a cabeza con chaquetas de capuchas llenas de plumón, traje de mecánico, ropa interior termal y botas con aislamiento para protegerse. No hay árboles que rompan el viento. Los llamados “whiteouts,” en los cuales el cielo y el suelo asumen el mismo resplandor níveo indistinguible, pueden hacer la visibilidad posible a solo metro y medio más o menos. Los camiones tienen que dejarse con los motores funcionando las 24 horas del día; de otra manera pudiera ser imposible lograr que arrancaran por días o semanas. A mediados del invierno el Sol casi desaparece por dos meses y apenas hay un brillo crepuscular al mediodía. Durante los períodos de clima extremado los hombres tienen que refugiarse tras las pesadas puertas como de helador de su dormitorio.

      En el verano, los deshielos transforman la superficie de la tundra en un lodazal esponjoso de lagos y corrientes someros infestados de mosquitos. Entonces es casi imposible mover equipo y maquinaria pesados. Es por eso que hay que hacer mucho trabajo preparatorio y de perforación en el invierno, cuando el suelo permanentemente congelado está sólido en la superficie.

      Un vistazo más de cerca

      Pero ahora estamos listos para dar un vistazo más de cerca a esta avanzada petrolera. Parece que antes de poder erigir la torre del pozo de petróleo o cualquier otra estructura, hay que poner cimientos especiales. Esto se debe a que las capas superiores del suelo congelado de 300 metros de profundidad se ablandan con el calor del verano, y estructuras pesadas que se construyan sobre la superficie del suelo pueden hundirse tanto como de un metro y medio a tres metros en una sola estación. De modo que se introducen pilotes a seis metros dentro del suelo permanentemente congelado, lo cual es lo suficientemente profundo como para que los extremos de la parte inferior queden enclavados en suelo congelado firme. Luego se construye una isla encima de los pilotes, incluso una almohadilla de grava aislante de metro y medio de espesor. Así, la pista de aterrizaje, los dormitorios y otras instalaciones tienen un buen fundamento sólido.

      Puesto que el petróleo crudo que proviene de las profundidades de la tierra puede tener una temperatura de hasta 71 grados centígrados, se crean más problemas de deshielo a profundidades de sesenta metros. Los ingenieros están diseñando tuberías de revestimiento telescópicas y modos de levantar periódicamente la torre del pozo de petróleo para compensar por el suelo que se deshiela y se hunde.

      Setenta y cinco hombres trabajan y viven aquí. Su casa parece una estructura semejante a caja de unos sesenta metros de largo. Al inspeccionarla más de cerca resulta que son dos hileras largas de remolques habitables, cada uno de casi 12 metros de largo, puestas extremo a extremo con un corredor grande entre las dos. Este sirve de pasillo. Un comedor bien alumbrado, una sala de diversión y baños suministran un ambiente tan alegre y semejante al hogar doméstico como es posible.

      El alimento es delicioso y abundante, pues los hombres necesitan energía para trabajar turnos de doce horas siete días a la semana. Algunos juegan a los naipes en la sala de diversión mientras otros juegan al billar. Otros pueden ver películas o simplemente leer. No se pueden recoger transmisiones de radio ni televisión en este lugar remoto. Los hombres siguen esta rutina durante seis semanas, y luego tienen dos semanas libres. La mayor parte de ellos pasa su tiempo libre con sus familias en Fairbanks o Anchorage. ¿Por qué optan por trabajar y vivir en un sitio tan remoto? Por lo general ellos le dicen a uno que se debe al elevado salario anual.

      Pero todo este equipo pesado... ¿cómo llegó aquí? Se usaron varios medios de transporte. El más rápido y más costoso fue por aire. Grandes furgones aéreos “Hércules” trajeron tractores que pesaban más de 20.000 kilos cada uno. Otras cargas que trajeron fueron remolques para carretera y ferrocarril de 12 metros de largo o unidades de dormitorio. Aviones pequeños y helicópteros transportaron a los hombres y también artículos más pequeños del equipo. Un helicóptero “Skycrane,” que parecía una libélula gigantesca, de 27 metros de largo y con peso aproximado de 7.250 kilos, trajo tractores que igualaban su propio peso.

      Expedidores robustos arrostraron los rigores de la región ártica para entregar equipo y abastecimiento a la región de Slope por barcaza, “trenes de oruga,” y camiones por la “carretera de hielo.” Puesto que no existían originalmente caminos al interior de North Slope, tractores de oruga y máquinas empujadoras arrastraron trenes de trineos cargados de equipo. Por más de 640 kilómetros de ríos congelados y faldas de montañas se deslizaron, como enormes caracoles, con sus cargas.

      Ciento veintinueve kilómetros al norte de Fairbanks está el extremo del sur de la carretera Walter J. Hickel, de 800 kilómetros, que se inauguró en la primavera de 1968, una carretera de dos carriles construida literalmente de nieve y hielo y que solo se puede utilizar cuando está congelada en el invierno. Sus constructores tuvieron que luchar contra temperaturas y vientos de 70 grados Fahrenheit bajo cero. En un punto se tuvo que construir un puente de hielo de 400 metros de largo sobre el río Yukón. Encima de la acumulación natural de hielo se colocó un enrejado de troncos de 10 a 25 centímetros de diámetro. Se bombeó agua sobre esta estructura hasta que se convirtió en un puente de hielo reforzado. Entonces se agregaron más troncos en la parte superior y se bombeó más agua sobre ellos hasta que la superficie del puente del hielo igualó el nivel de las vías de entrada de la carretera en las riberas del río. Herramientas, colchones y ropa de cama, ropa para vestir y alimento para por lo menos 48 horas son el equipo de emergencia que necesitan los camioneros que utilizan esta carretera de hielo.

      Barcos remolcadores y barcazas lucharon por abrirse paso al norte desde dos direcciones para entregar sus cargas comerciales. Algunos fueron bordeando la costa occidental de Alaska, arrostrando un clima que no se podía pronosticar y la capa de hielo polar. Otros vinieron al norte por el río Mackenzie del Canadá. Estos tuvieron que vigilar los bajíos del río causados por la temporada muy seca.

      Sacando el petróleo

      Eso basta en cuanto a cómo se trajo el equipo y cómo se levantaron las instalaciones. Pero ahora, ¿qué hay de sacar de aquel lugar el petróleo una vez que se bombea hacia afuera desde gran profundidad?

      Algunos quisieran que el ferrocarril de Alaska fuera extendido otros 640 kilómetros más o menos a un costo de 500 millones de dólares. Entonces el petróleo crudo podría enviarse por ferrocarril a puertos marítimos de Alaska como Anchorage, Seward o Whittier y de allí por buque cisterna al mercado. También se están considerando rutas directas a la bahía de Prudhoe por buques cisternas y barcazas. Tanto la ruta occidental a través del estrecho de Bering como el pasaje del noroeste a través del Canadá están siendo considerados seriamente, aunque ambos están cerrados la mayor parte del año por hielo grueso. Equipado especialmente con casco fuertemente blindado, el SS Manhattan recientemente se las arregló para vencer los peligros de esta última ruta. (Vea ¡Despertad! del 8 de mayo de 1970.) Las compañías petroleras todavía no han decidido si es práctico este medio de embarque.

      Parece que el Oleoducto Trans-Alaska será el primer medio de llevar el petróleo crudo al mercado. Para abarcar los 1.287 kilómetros de la bahía de Prudhoe hasta Valdez en el golfo de Alaska, se planea una arteria enorme de poco más de un metro de diámetro, una arteria que verterá de 500.000 a 1.000.000 de barriles de petróleo diariamente en la terminal. Se espera que el costo llegue a la elevada cifra de 900 millones de dólares.

      Ya está en marcha la obra preliminar de este trabajo de “plomería” que envolverá doce estaciones de bombeo para llevar el “oro negro” a través de tres cordilleras con elevaciones de hasta 1.463 metros.

      Provechoso para la economía

      Alaska está muy interesada en el proyecto. Crea empleo para muchos. Las compañías petroleras derramaron más de 900 millones de dólares en el tesoro del estado cuando pidieron el privilegio de arrendar 164.981 hectáreas de tierra de North Slope para desarrollarla.

      Sin embargo, todo constituye una empresa muy costosa. Los arrendamientos petrolíferos han costado más de mil millones de dólares. Los primeros pozos de exploración costaron entre 2 y 4 millones de dólares cada uno. Los costos de las primeras exploraciones y ahora también el oleoducto verdaderamente han hecho que el costo de toda esta empresa esté llegando a centenares de millones de dólares.

      Además hay otros costos, que no se miden inmediatamente en dólares y centavos. Los conservadores de bosques han hablado fuertemente acerca del costo para la tierra y sus bellezas naturales. Estudios de ecología, en los que participan compañías petroleras, están buscando medios para disminuir el daño a la vegetación de la tundra. La capa delgada de musgo y líquenes sobre la superficie sirve para aislar el suelo permanentemente congelado. Si se quita esta capa protectora el resultante deshielo del suelo permanentemente congelado puede producir erosión, hundimiento y desplomes de la superficie.

      ¿Y qué hay del costo en lo que afecta a la vida animal? ¿Disfrutarán de libertad los millares de caribúes para emigrar de un lado a otro a través de la tundra cada año como lo han hecho por siglos? ¿Pueden las aves acuáticas continuar disfrutando de lagos y estanques incontaminados? ¿Continuarán retozando por las laderas la zorra, el oso gris, el lobo y la ardilla de la región ártica sin ser molestados?

      Los conservadores de los bosques suplican que se trate ordenadamente de los desperdicios y la basura. Barriles descartados de petróleo, maquinaria y otros artículos de desecho del principio de la exploración están esparcidos en la región de Slope. El acero y otros materiales sólidos difícilmente se deterioran en este clima frígido. Las compañías petroleras están dando algunos pasos para conservar el terreno, proteger la vida silvestre y reducir los costos en términos de sacrificar bellezas naturales.

      El inmenso trabajo envuelto en desarrollar la industrial petrolera en esta ubicación tan al norte es verdaderamente impresionante. Y los alasquenses se felicitan por el hecho de que pronto gente de todo el mundo estará usando algo de este “oro negro” de su traspatio.

      [Ilustración de la página 9]

      En North Slope, una tundra plana, la torre del pozo de petróleo constituye el único “árbol” en centenares de kilómetros

  • Mi vida como polígamo
    ¡Despertad! 1970 | 22 de septiembre
    • Mi vida como polígamo

      Según relatada al corresponsal de “¡Despertad!” en Dahomey

      DE MUCHACHO crecí en el recinto cercado de mi padre en Dahomey. Era un recinto bien poblado, pues mi padre tenía doce esposas y, por supuesto, muchos hijos además de mí. Era una vida feliz, libre de cuidados para nosotros los muchachos, porque teníamos muchos compañeros de juego dentro de la familia cercana. Mi padre era el jefe del recinto y exigía el respeto de todos.

      Pero, ¿no contribuye la práctica de la poligamia a muchos problemas en la casa?, quizás se pregunte usted. Como respuesta yo diría que sí, realmente sí. Y me gustaría contarle algo acerca de ellos. Pues verá, yo también llegué a ser polígamo.

      Le ayudará a entender nuestra vida el que usted sepa exactamente lo que es uno de estos recintos. Realmente es una parcela rodeada de un muro alto hecho de lodo rojo que se ha endurecido bajo el Sol. Dentro están las muchas moradas pequeñas construidas de bloques le cemento o del mismo lodo rojo. Hay una

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