BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g70 22/3 págs. 3-5
  • Considere con prudencia los placeres

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Considere con prudencia los placeres
  • ¡Despertad! 1970
  • Subtítulos
  • “Placeres” prohibidos
  • Buscando placeres mediante drogas
  • Placeres espirituales
¡Despertad! 1970
g70 22/3 págs. 3-5

Considere con prudencia los placeres

EL Creador se propuso que el hombre tuviera placer en la vida. Es por eso que nos hizo con la capacidad de recrearnos y recrear a otros con habilidades como la música. Y el Creador también hizo arreglos para que sintiéramos placer al satisfacer nuestras necesidades básicas, así como nos dice su Palabra: “Ve, come tu alimento con regocijo y bebe tu vino con buen corazón . . . Ve la vida con la esposa que amas.” Sí, la Palabra de Dios no condena los placeres en sí mismos.—Ecl. 9:7, 9.

Jesucristo, el Hijo de Dios, nos puso el ejemplo de disfrutar de la vida así como nos lo puso en otras cosas. No era asceta. Disfrutaba de los placeres de la amistad, como el de visitar la casa de su amigo Lázaro. También leemos que estuvo presente en un banquete de bodas en Caná; y en esa ocasión, lejos de oponerse a las festividades, milagrosamente convirtió agua en vino, para que continuara la fiesta.—Luc. 10:38-42; Juan 2:1-11; 11:1-44.

Sin embargo, la Palabra de Dios nos aconseja que no debemos atribuirle mucha importancia al disfrute de los placeres; no debemos seguir tras ellos ávida o codiciosamente. El hombre debe comer para vivir, no vivir para el placer de comer. Al mismo tiempo la Palabra de Dios prohíbe del todo ciertos “placeres.”—Fili. 3:19.

El hacer de la búsqueda del placer la meta principal o única de uno en la vida es lo que se llama “hedonismo”; ésta es la filosofía pagana que dice: “Comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir.” Dicha filosofía egoísta y materialista ha de condenarse, así como la glotonería y la borrachera: “No llegues a estar entre los que beben vino en exceso, entre los que son comedores glotones de carne. Porque [ellos] vendrán a parar en la pobreza”... no solo financieramente, sino también de salud.—1 Cor. 15:32; Pro. 23:20, 21.

El mismo principio aplica a los placeres de participar en los deportes. En moderación los deportes pueden ser de algún provecho. Bajo las circunstancias correctas pueden suministrar asociación, diversión y ejercicio físico sanos, lo cual es bueno tanto para el cuerpo como para la mente. Los deportes, sean de la clase en que uno participe o de la clase en que sea espectador, así como otras formas de diversión y esparcimiento, tienen su lugar. Pero no es prudente robarse el sueño o descanso que uno necesita por estar participando en tales placeres; no obstante, ¡cuántos hacen precisamente eso! Tampoco el participar en estos pasatiempos debe desollar tan prominentemente en la vida de uno que haga que uno desatienda sus obligaciones para con su Hacedor y para con su familia o prójimo.—1 Tim. 4:8.

Jesús, en su parábola del sembrador, advirtió contra el dejar que los “placeres de esta vida” ahoguen la semilla de la verdad de Dios, con el resultado de que no haya fruto. La Biblia aconseja: “Llegue a ser conocido de todos los hombres lo razonables que son ustedes”; es decir, sea moderado, razonable en todas sus actividades y relaciones con otros. El llegar a estar desequilibrado en la búsqueda de tales placeres no es ser razonable.—Luc. 8:14; Fili. 4:5.

“Placeres” prohibidos

Por otra parte, hay ciertos “placeres” que deben evitarse del todo, tanto debido a los principios que violan como al daño en que resultan. Entre éstos está el fumar tabaco. El hábito del tabaco es costoso, no solo en dinero, sino también en salud. En realidad, constantemente sale a luz más evidencia que subraya el hecho de que el fumar es un “placer” prohibido para los que quieren ser prudentes. Típicos son los descubrimientos que se publicaron en Today’s Health de septiembre de 1968, bajo el título: “Los investigadores fortalecen el caso contra el fumar.”

También hay el placer dudoso de jugar por dinero. Estimula el egoísmo, porque es, en realidad, una forma de extorsión. Además, ¡cuán a menudo se hacen jugadores compulsivos los que participan en él! Es por eso que tan solo en los Estados Unidos hoy día hay unos seis millones de jugadores compulsivos, que viven en un mundo de fantasía. Su condición de adictos hace que muchos recurran a robar y hasta se suiciden.—Science Digest, abril de 1968.

También es preciso evitar las relaciones sexuales promiscuas. Cuando consideramos las enfermedades venéreas, los hijos ilegítimos, los hogares desbaratados y otras infelicidades que causan éstas, es obvia la sabiduría de la Palabra de Dios al prohibir los “placeres” de la promiscuidad en el sexo.—Heb. 13:4.

La sabiduría no solo dicta que se eviten los “placeres” de las relaciones sexuales promiscuas sino también las cosas que tienden a llevar a la persona a ellas, como las caricias. La Palabra de Dios circunscribe esos placeres a los que están casados. (Pro. 5:15-20) El derrotero prudente es ‘hacer sendas rectas para sus pies.’ Este también es el derrotero amoroso, ya que impide que uno haga tropezar a otro.—Heb. 12:13.

Buscando placeres mediante drogas

En la actualidad la búsqueda de placeres de parte de muchos jóvenes ha asumido la forma de entregarse a la marihuana y, a un grado menor, a la LSD y otras drogas. Aunque hay comparativamente pocos defensores de la LSD entre los profesionales, hay muchos de éstos que alegan que no hay diferencia entre beber vino y fumar marihuana. No ven daño alguno en el hecho de que en algunas ciudades estadounidenses de 50 a 75 por ciento de los estudiantes de secundaria fuman marihuana y que de éstos se calcula que un tercio la fuma habitualmente. Actualmente hay un movimiento difundido para legalizar el uso de la marihuana.

Pero el comité de la Asociación Médica Americana que trata de tales problemas ha hecho constar que la marihuana “es una droga peligrosa y que como tal es asunto de la salud pública.” (Newsweek, 1 de julio de 1968) Y seis meses antes, el presidente de sala del Tribunal Superior de Massachusetts, G. Joseph Tauro, sostuvo la prohibición sobre la marihuana, diciendo entre otras cosas:

“En mi opinión, que se basa en la evidencia presentada en esta audiencia, la marihuana es una droga perjudicial y peligrosa. Hasta donde puedo determinar, su único propósito es inducir un estado de embriaguez o euforia. La droga tiene una gran atracción para los hombres y las mujeres jóvenes de edad universitaria o menores durante sus años formativos, cuando deberían estar adquiriendo la educación y la experiencia sobre las cuales edificar su vida futura. El uso de la droga les permite evitar la resolución de sus problemas fundamentales en vez de enfrentarse a ellos de acuerdo con la realidad. . . . La coincidencia entre la afición a los narcóticos ‘fuertes,’ el crimen y la promiscuidad es demasiado grande para dejarla pasar como simplemente accidental.”—Time, 29 de diciembre de 1967.

Esta opinión franca de un juez docto da énfasis a lo tonto que es seguir tras el placer por amor a él sin considerar las consecuencias.

Placeres espirituales

Los placeres se pueden colocar en tres categorías básicas. Hay los que son buenos en sí mismos si se disfruta de ellos con moderación. Y hay aquellos “placeres,” ‘placeres sensuales’ y cosas semejantes, que han de evitarse estrictamente tanto por ser ilícitos como por ser perjudiciales. Y también hay placeres que deben cultivarse asiduamente. ¿Cultivar placeres? Sí, tal como algunas personas han aprendido a adquirir el gusto para las aceitunas, el apio y otros alimentos, hay placeres, placeres espirituales, para los cuales pueden desarrollar o adquirir “gusto” humanos imperfectos cuyas tendencias son hacia cosas terrestres y egoístas.

La Biblia dice que Jesucristo, tanto antes de venir a la Tierra como mientras estuvo en la Tierra, recibió gozo, placer y deleite en hacer la voluntad de su Padre. (Pro. 8:30; Sal. 40:8) ¡Piense en el placer que debe haber obtenido Jesús al ver a muchos miles de personas satisfacer su hambre con el pan y el pescado que había provisto milagrosamente! ¡Cuánto placer debe haber sentido al restaurar la vista a los ciegos, el oído a los sordos, fuerza a miembros del cuerpo de los cojos o mancos y los paralíticos! ¡Y qué placer debe haber tenido al predicar las buenas nuevas del Reino ofreciendo libertad del cautiverio y alivio de cargas pesadas!—Mat. 11:28-30; Juan 8:31, 32.

Aunque hoy los seguidores de Cristo no pueden ejecutar milagros, pueden disfrutar de placeres espirituales tanto de recibir como de dar, y se les insta a cultivarlos. Entre estos está el adquirir conocimiento de Jehová Dios, de sus tratos y de sus propósitos. Por eso escribió el salmista: “Ando alborozado a causa de tu dicho tal como uno hace al hallar mucho despojo.” Especialmente en sus asambleas mayores los testigos cristianos de Jehová llegan comprender y reconocer lo deleitable que puede ser el adquirir verdades bíblicas.—Sal. 119:162.

Mayores todavía son los placeres de la generosidad, de servir o dar a otros altruistamente. Esta no es una idea forzada en absoluto, sino que de una manera u otra se reconoce generalmente. Por ejemplo, ¿a quién no le gusta agasajar o hacerla de anfitrión para un grupo de amigos? Y por eso, a medida que los ministros cristianos atienden la necesidad espiritual de otros y encuentran que alguien aprecia sus esfuerzos y está consciente de su necesidad espiritual, obtienen placer genuino de sus actividades. Como lo expresó un joven predicador precursor de tiempo cabal en una asamblea reciente: El precursorado suministra lo sumo del mayor placer que hay, de ayudar a otros a ponerse de parte de Jehová. Sucede como dijo Jesús: “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.”—Hech. 20:35.

Por eso considere con prudencia los placeres. Evite los que están prohibidos. Sea moderado al disfrutar de los placeres mundanos. Y siga cultivando los placeres espirituales, que benefician a otros así como a usted mismo y le traen honra a su Hacedor, Jehová Dios.

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir