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Crucigrama¡Despertad! 1982 | 22 de noviembre
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Soluciones horizontales
1.LEVADURA
4.BEN-ONÍ
6.REBELDES
8.REAL
9.ERASTO
10.ACTO
13.CALVA
15.LANA
16.IDEA
17.MORIR
20.MOVER
21.LADRÓN
23.MURO
24.BECERROS
26.ESPADA
27.DESIERTO
Soluciones verticales
1.LEONCILLO
2.AVE
3.UTENSILIOS
4.BESO
5.ISLAS
6.ROEN
7.DIOSA
8.RECIBIR
11.ON
12.ADORADORES
13.CARMELO
14.SANTÍSIMO
17.MOLOC
18.NO
19.ANÁS
20.MAMRÉ
22.ABBA
25.ORE
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Loterías y sorteos... ¿son inofensivos?¡Despertad! 1982 | 22 de noviembre
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de un casino explicó: “Todo eso va mano a mano, como el agua tónica con la ginebra, como la salsa sobre los espaguetis.” Se ve, pues, que aquellas autoridades primitivas probablemente tenían razón para tener dudas en cuanto al juego.
También es interesante el hecho de que en la mayoría de los países europeos que tienen casinos se prohíbe que la gente de la localidad juegue en dichos lugares. ¿Por qué? Al dar una razón, la Encyclopaedia Britannica dice que las autoridades opinan que un casino muy accesible sería una tentación demasiado grande para demasiados ciudadanos.
¿Están bien fundados dichos temores? Está claro que sí. Una sorprendente cantidad de personas no despliega gobierno de sí misma al jugar. Las autoridades policíacas británicas, al hablar del aumento que ha habido en la cantidad de salas de juego en su país, dijeron: “No hay duda de que se producen muchos problemas de familia como resultado de frecuentar tales sitios, algo muy común entre personas de escasos medios.”
La emoción del juego puede conducir a verdadero enviciamiento. Hay una organización llamada Jugadores Anónimos que suministra la misma clase de ayuda a personas enviciadas en el juego que la organización de Alcohólicos Anónimos da a los alcohólicos. Y de veras que los jugadores necesitan ayuda. Cierta señora que en el pasado había estado enviciada en el alcohol y los cigarrillos, así como en el juego, informó que le había sido mucho más fácil vencer el alcoholismo y la adicción al tabaco que controlar su deseo impulsivo de jugar.
¿Qué hay del juego de “poca monta”?
Quizás alguien diga: ‘Pero yo no juego mucho. Es solo de vez en cuando que compro boletos para algún sorteo, o quizás apueste un poco de dinero a mi equipo favorito de fútbol. No tengo problemas al respecto.’ Sin embargo, a menudo los problemas se desarrollan precisamente de tales comienzos.
Un hombre de setenta años de edad compareció ante un tribunal canadiense, acusado de falsificar boletos de lotería. Se averiguó que había gastado todos los ahorros de su vida —22.000 dólares— en boletos de lotería. ¿Por qué lo hizo? Dijo: “Cuando uno comienza a comprar boletos, uno se imagina que va a ganar. Esos anuncios atractivos incitan a uno.”
Por supuesto, no toda persona que compra boletos de lotería o de sorteos llega a enviciarse. Pero todas ellas responden a “esos anuncios atractivos,” tal como el de la lotería de la iglesia que se mencionó al principio. ¿Qué demuestra esto?
El sicólogo canadiense Jerry Cooper dice: “Lo que las loterías dicen es: ‘Conviértase en millonario ... ésta es la única manera de lograrlo.’ Están dando publicidad contra la ética del trabajo.” El sicólogo australiano Charles Kenna concuerda con esto. Dijo: “Siempre he considerado que el juego por dinero es una negación de la realidad en la que la gente se transporta a un mundo de ilusiones. Piensan que les será mucho más fácil conseguir dinero mediante el juego que mediante el trabajar.”
Sí, estos dos sicólogos —y muchos otros que están de acuerdo con ellos— opinan que el juego revela la manía de forjarse ilusiones,
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