Ponderando las noticias
¿Un método cristiano?
● El “National Catholic Reporter” del 22 de octubre de 1976, en un relato procedente de East Hanover, Nueva Jersey, EE. UU., declaró: “A los niños de escuela parroquial se les impedirá asistir a la escuela de Santa Rosa de Lima a menos que sus padres se ofrezcan voluntariamente para ayudar en el [juego de] ‘bingo.’ Los padres que no ayuden en un juego asignado serán multados en diez dólares.” Esta publicación también imprimió una carta dirigida a los feligreses en la cual el pastor, Alphonse Tuozzo, dijo: “Sin estos juegos estaríamos en un lamentable aprieto financiero.” La carta de él también declaraba: “Si la multa no se paga dentro de una semana, al niño o niños no se les permitirá volver a la escuela.”
Para algunos la necesidad financiera o un deseo de tener más dinero pudiera parecer justificación para compeler de ese modo en el nombre de la religión. Pero esto ciertamente no es un método cristiano. El apóstol Pablo declaró: “Que cada uno haga así como lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al dador alegre.” (2 Cor. 9:7) La avaricia promovida por el juego por dinero tampoco es característica cristiana, pues Pablo dijo que los “avarientos” no heredarán el reino de Dios.—1 Cor. 6:9, 10.
“Inmorales” los “Pallottines”
● El arzobispo católico William Borders, de Baltimore, recientemente admitió que los sacerdotes llamados “Pallottines” de aquella ciudad habían “llegado a estar envueltos en prácticas [para recabar fondos] que son inmorales.” Después de años de aguijoneo por la prensa, una intervención de cuentas reveló que de 20 millones de dólares recabados en 18 meses, solo el 2,5 por ciento se destinó a misiones extranjeras. El resto fue a dar a especulaciones con bienes raíces y dudosos “préstamos a amigos del comercio y la política de Maryland,” según informó el “Times” de Nueva York.
El periodista católico Garry Wills también deploró una alegación que los “Pallottines” hicieron al solicitar dinero por correspondencia, en el sentido de que “no utilizamos a ningún recabador de fondos profesional.” Es difícil imaginarse, escribió Wills, cómo aquella orden “podría haber mentido más minuciosa, ingeniosa e interminablemente acerca de esa declaración sencilla.” ¿Qué hace la Iglesia acerca de esos individuos reconocidamente “inmorales”? Las abochornadas autoridades de los “Pallottines” dijeron que al principal recabador de fondos de la orden no le esperaba más disciplina que la de ser removido de su cargo. Sin embargo, funcionarios de Maryland dijeron que aquel sacerdote pudiera ser sometido a “enjuiciamiento criminal.”
Añadiendo y quitando
● Después de ochenta y seis años, la Iglesia Mormona recientemente añadió otras dos “revelaciones” escritas a sus escrituras. Ambas “revelaciones” ofrecen mayores oportunidades después de la muerte para las personas que no han oído el evangelio, lo han rechazado, o eran demasiado jóvenes para ser ‘responsables’ al morir.
Por otra parte, las “revelaciones” mormonas no han sido tan bondadosas para con los miembros eclesiásticos vivos de piel oscura como lo han sido para con los incrédulos muertos. Cuando un sumo sacerdote laico mormón ejecutó recientemente, como protesta, una ordenación no autorizada de una persona de color, las autoridades eclesiásticas rechazaron la ordenación, en armonía con su regla que excluye del sacerdocio a los miembros de piel oscura. La proscripción racial parece quitar de lo que hay en la Biblia que también aceptan, la cual claramente enseña que “Dios no hace acepción de personas; sino que de cualquiera nación que le teme y obra justicia, se agrada. . . . de una sangre [Él] ha hecho todo el linaje de los hombres.”—Hech. 10:34, 35; 17:26, “Versión Valera.”
Además de la publicidad adversa que reciben, los que añaden y quitan de la Palabra revelada de Dios también tienen que considerar el principio que se halla en la Revelación verdadera de Dios: “Si alguno añadiere á estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida.”—Rev. 22:18, 19, “Valera.”