-
¿Qué debemos creer?La Atalaya 1959 | 15 de abril
-
-
Dichas enseñanzas deben ser confrontadas con la Biblia.—Sant. 1:5; Hab. 2:20, Mod; 1 Juan 4:l.
Es vital conocer y creer la verdad. (Juan 17:3; Ose. 4:6, Mod) No cometa el error de razonar que porque cree en Dios y en su Palabra eso basta. Asegúrese de que usted conoce lo que cree y por qué lo cree. Siga fortaleciendo su fe por medio de estudiar la Biblia y seguir la dirección que ésta le da. Es urgente hacerlo ahora. Los testigos de Jehová considerarán un privilegio el ayudarle a conseguir este conocimiento que significa la vida de usted.
-
-
Parte 8—“Hágase tu voluntad en la tierra”La Atalaya 1959 | 15 de abril
-
-
Parte 8—“Hágase tu voluntad en la tierra”
Con la mira de que su voluntad se hiciera en la tierra como se hace en el cielo, Jehová Dios dió a la familia humana su principio en un santuario. Este lugar santo fué el Jardín de Edén o el Paraíso de Placer en el cual Adán y Eva disfrutaban de compañerismo con su Dios y Padre celestial. Fué en este santuario de Paraíso que un hijo espiritual celestial de Dios se rebeló y se transformó en Satanás el Diablo. Usando la serpiente él tentó a la mujer Eva para hacerla cometer el pecado de comer del fruto prohibido del árbol del conocimiento del bien y del mal. Ella a su vez indujo a su esposo Adán a comer y a voluntariosamente violar la ley de Dios. La presencia de estos dos en el santuario del Paraíso edénico ahora tenía efecto profanador. Dios se presentó a los tres reos y pronunció la sentencia de destrucción contra la gran Serpiente, Satanás el Diablo, por medio de la simiente de la mujer de Él. También pronunció la sentencia de muerte a Adán y Eva y limpió el santuario de Paraíso por medio de echar a la pareja pecaminosa de allí y obstruir su regreso en cualquier esfuerzo que hicieran por comer del árbol de la vida para vivir para siempre en la tierra.
23, 24. ¿Qué hecho manifestó que el pecado se había pasado a los hijos de Adán que nacieron fuera de Edén, y en qué dos sentidos fue Caín un asesino?
23 El pecado, junto con su condenación a la muerte pasó a los hijos de Adán que nacieron fuera del santuario del Paraíso. Este hecho se hace claro por lo que le aconteció a su primer hijo, Caín. Este hijo se hizo cultivador del terreno o maldecido fuera del santuario edénico. Su hermano menor Abel se hizo pastor. Caín y Abel trajeron ofrendas a Dios. Cerca del santuario de Edén, a la entrada oriental donde los querubines estaban estacionados como guardias, era razonablemente el lugar apropiado adonde traer sus ofrendas. Cada uno trajo algo de los productos de su propia clase de trabajo. Caín ofreció productos del campo. Abel sacrificó la vida de algunas de sus ovejas, las primicias, y derramó su sangre sobre la tierra y presentó las partes grasientas a Dios.
24 Entonces Dios indicó que tenía que haber un sacrificio de vida y que esta vida tenía que presentarse a él para que la humanidad pecaminosa pudiera volver a su favor y ser perdonada y redimida del pecado y del castigo de muerte. Dios miró con favor a las víctimas animales de Abel; rechazó la ofrenda sin sangre de Caín. Movido por envidia Caín ahora derramó sangre, pero fué la sangre de su hermano justo Abel, que había agradado a Dios por medio del sacrificio que ofrendó con fe en Dios. Por medio de tal derramamiento de sangre Caín profanó el terreno. Aunque no se le dió muerte inmediatamente como asesino, Caín vino a estar bajo la maldición especial de Dios. (Gén. 4:1-23; Heb. 11:4) Fué asesino en dos sentidos, por el odio que le tenía a su hermano inocente, y por su acto de realmente darle muerte. Él manifestó que se había originado del Diablo y que era un hijo del Diablo. (1 Juan 3:8-12) A su debido tiempo Caín murió bajo la maldición de Dios. Toda su prole también fué destruída por el diluvio global del día de Noé.—Gén. 4:16-24; 6:5-13.
25. ¿Cómo es que la muerte siguió por medio de Noé y su familia a través del diluvio y aun hasta nuestro día, y qué modelo se estableció al aceptar Dios el sacrificio de Abel?
25 Aun hasta el diluvio del día de Noé ningún descendiente de Adán logró invadir el santuario edénico y llegar al árbol de la vida que estaba allí. Esa ya no era la manera que Dios tenía para que las criaturas humanas consiguieran la vida eterna en un Paraíso sobre la tierra. Al debido tiempo de Dios el Diluvio hizo desaparecer todo rastro de ese santuario paradisíaco de Edén que estaba en algún lugar cerca del Medio Oriente. Así sucedió que la muerte continuó con el género humano y aun a través de Noé y su familia, que sobrevivieron al diluvio, y continúa hasta este mismo día. Todo misterio acerca de la muerte y su causa se despide con esta breve declaración: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado.” (Rom. 5:12) El sabio rey Salomón dijo: “No hay hombre que no peque.” (1 Rey. 8:46) Por esa razón todos los hombres reciben el salario que paga el pecado, que es la muerte. (Rom. 6:23) El que Dios haya aceptado el sacrificio de ovejas que hizo Abel con derramamiento de sangre establece un modelo. Nos manifiesta la manera en que la humanidad será librada de la condenación a muerte y salvada de la muerte. Tendrá que ser por el sacrificio de una vida aceptable aquí sobre la tierra. Abel no fué autorizado para comer de las primicias sacrificadas de su rebaño en comunión con Dios, mucho menos para tomar de su sangre. ¿Por qué, entonces, agradó a Dios el sacrificio de Abel?
26. ¿Con qué ley divina estuvo de acuerdo el sacrificio de Abel, y cómo se proveyó un sacrificio mejor que el de Abel para la humanidad?
26 Él no lo había aprendido de Adán, sino que lo aprendió por fe en Dios. Por eso estuvo de acuerdo con las leyes de Dios que se declararon mucho después: “Sólo carne con su alma —su sangre— no deben comer.” (Gén. 9:4) “Porque el alma de la carne está en la sangre, y yo mismo la he puesto sobre el altar para que ustedes hagan expiación por sus almas, porque la sangre es lo que hace expiación debido al alma en ella.” (Lev. 17:11) “Sí, casi todas las cosas se limpian con sangre de acuerdo con la Ley, y a menos que se derrame sangre, ningún perdón se efectúa.” (Heb. 9:22) Jehová, quien vió que la justicia hacia la humanidad moribunda y pecadora podía obrar a favor de la humanidad únicamente por medio de un sacrificio de suficiente valor y poder, también fué suficientemente amoroso como para proveer el sacrificio necesario. Hizo esto en su Hijo celestial, su primera y principal creación, a quien envió desde el cielo a la tierra para que llegara a ser el hombre perfecto Jesucristo. El sacrificio de Jesús puede hacer lo que el primer sacrificio del hombre, el sacrificio de Abel, no pudo hacer. Puede darnos liberación del pecado y la condenación heredados y de la muerte resultante y el sepulcro. Por esta razón la Santa Biblia nos dirige a “Jesús el mediador de un nuevo pacto, y a la sangre del rociamiento que habla de una manera mejor que la sangre de Abel.” (Heb. 12:24) La sangre de Abel clamó a Dios desde la tierra pidiendo venganza contra Caín, el asesino que odiaba a su hermano. La sangre de Jesús clama desde el altar de Dios pidiendo misericordia divina para los hombres y
-