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  • Hay ojos espaciales observándolo
    ¡Despertad! 1982 | 22 de enero
    • Hay ojos espaciales observándolo

      TAL vez usted no lo sepa, pero se le está observando. No obstante, no es necesario que usted vuelva la cabeza y mire por encima del hombro. El que lo está observando está en lo alto... ¡a 920 kilómetros por encima de usted! Los ojos que lo están observando no son los de seres humanos, sino ojos electrónicos. Son los de un satélite llamado Landsat.

      En realidad, el satélite tiene más que ver con la tierra alrededor de usted que con usted mismo. ¿Es usted granjero? Landsat puede detectar la clase de cultivo que usted ha sembrado y cómo éste está progresando. Los datos que Landsat acumula pueden usarse para calcular el volumen de las cosechas, y frecuentemente los cálculos son 90 por ciento exactos. ¿Puede haber petróleo o uranio en el terreno suyo? Landsat puede detectar claves geológicas sutiles para ayudar a contestar esta pregunta.

      De polo a polo

      Claro, no siempre se le está observando a usted. Cada uno de los Landsat (actualmente hay dos de ellos) pasa directamente por encima del mismo lugar más o menos una vez cada 18 días, tomando fotografías electrónicas desde su órbita polar. ¿Por qué desde una órbita polar? La razón es importante.

      Supongamos que usted estuviera viajando por encima del ecuador de la Tierra en un satélite. Después de unas cuantas órbitas, las cosas pudieran ponerse un poco aburridas, pues siempre tendría la misma vista. Lo único que usted vería debajo de usted serían los trópicos, órbita tras órbita. Ahora imagínese estar más bien en una órbita polar. A medida que usted viajara del norte al sur, la Tierra giraría lentamente debajo de usted. ¡No habría dos órbitas idénticas! Si usted acabara de pasar por encima de Atenas, Grecia, la próxima órbita tal vez lo llevara por encima de Londres, Inglaterra. Con el tiempo, usted llegaría a tener una vista de pájaro de toda parte de la Tierra, y esto es exactamente lo que se necesita para que Landsat desempeñe su trabajo.

      La órbita polar ofrece aún otra ventaja. Gracias a ella, cuando Landsat toma las fotografías, el ángulo del Sol es más o menos constante, con la excepción de cambios graduales que ocurren según las estaciones. Esta conformidad es importante en la cartografía.

      Los primeros éxitos

      Poco después de que se lanzó Landsat, los científicos se dieron cuenta de que éste ofrecía grandes posibilidades en lo que tenía que ver con localizar minerales e identificar cultivos. Durante tan solo la primera semana de estar en operación, Landsat I identificó en cierta parte de California más de 30 rasgos geológicos que anteriormente no se conocían. ¡Ya para 1977 se calculó que Landsat había identificado nuevas reservas de petróleo que valían mil millones de dólares!

      Mientras tanto, estaba en progreso un programa experimental para ver si podría utilizarse la información de Landsat para identificar cultivos y predecir el rendimiento de las cosechas. En un estudio especial limitado al trigo, las producciones se predijeron con mucha anticipación, y más de nueve décimas de estas predicciones resultaron 90 por ciento exactas cuando se les comparó con las cifras que realmente se alcanzaron. Pronto empezaron a aparecer empresas privadas que utilizaban los datos de Landsat para proporcionar pronósticos de cultivos a los compradores particulares.

      Tales pronósticos de cultivos les son especialmente importantes a los países menos desarrollados, pues les permiten prever la posibilidad de hambres y pedir ayuda con suficiente anticipación. Pero, aunque es irónico, aquellos países no están utilizando mucha de la información valiosa que Landsat proporciona. ¿Por qué no?

      La tecnología y la política

      Los países menos desarrollados simplemente no poseen los complejos de computadoras, los peritos educados ni el dinero necesario para convertir los datos de Landsat en pronósticos de cultivos que sean dignos de confianza. Se está experimentando con métodos que permitan a tales países conseguir la misma información de las fotografías de Landsat por medio de utilizar las capacidades humanas en vez de las computadoras. Pero aunque tales técnicas pudieran dar resultado al hacer cálculos de cultivos, todavía se necesita hacer análisis con las computadoras si se utilizan las fotografías de Landsat para localizar minerales. Esto está creando problemas.

      Aunque los países menos desarrollados no tienen la tecnología ni el personal para operar computadoras a fin de sacar el mayor beneficio de las fotografías que Landsat toma de su país, hay quienes sí los tienen... las grandes compañías de petróleo y de minerales. “Muchas de estas firmas mantienen laboratorios bien equipados para el análisis de las imágenes en los cuales se examinan con regularidad las escenas de los terrenos de países menos desarrollados,” informa la respetada revista Technology Review. “Estas compañías entonces pueden negociar para obtener derechos de arrendamiento, y al hacerlo tienen en su poder mejor información en cuanto a los recursos de los países menos desarrollados que la que tienen estos países mismos.” ¿En qué ha resultado esto? “La desconfianza que esta triste situación ha producido ha hecho que algunas naciones menos desarrolladas tomen medidas, tales como la nacionalización de la industria.”

      La política también está envuelta en lo que tiene que ver con la resolución de Landsat... es decir cuántos detalles pueden obtenerse de las fotografías. Actualmente los “granos” de la “película” electrónica de Landsat miden un poco menos de media hectárea. Es posible mejorar grandemente la resolución. De hecho se espera que en la próxima generación de Landsats los “granos” sean cuadros de 30 metros por 30 metros, o menos de la octava parte de una hectárea. Francia tiene planes de lanzar un satélite que tenga una resolución de 10 metros, lo cual producirá un “grano” de menos de 1/80 parte de una hectárea.

      Pero, ¿qué hay si los que utilizan tales fotografías de alta resolución no son granjeros ni exploradores, sino agentes del servicio de información de un país hostil? “La cuestión en cuanto al grado de resolución que se debería permitir que tengan los satélites de reconocimiento civil se ha debatido acaloradamente en las Naciones Unidas,” dice la revista Technology Review. Algunos países han utilizado las fotografías de Landsat “para controlar los recursos naturales de sus vecinos más bien que para manejar sus propios recursos naturales.”

      La tecnología y la sabiduría

      Está envuelto un asunto que ha existido por miles de años en la historia del hombre... su incapacidad de utilizar sus logros debidamente. Es interesante que la Biblia comenta sobre este mismísimo problema, que existió allá en el tiempo de la edificación de la torre de Babel hace unos 4.000 años. Aunque fue una maravilla de ingeniería en su tiempo, se estaba utilizando aquella torre de modo impropio, evidentemente servía los fines de la religión falsa.—Génesis 11:5-9.

      En el caso de satélites geológicos como Landsat, éstos ofrecen grandes posibilidades para hacer bien, pero también para hacer mal. ¿Utilizarán los especuladores los pronósticos de cosechas para tratar de manipular los mercados de productos, o se emplearán esos pronósticos para ayudar a las personas que necesitan alimento? ¿Resultarán los estudios de minerales en normas prudentes para el uso de los recursos nacionales, o en pillaje internacional por parte de compañías de tecnología avanzada? ¿Estará restringida la utilidad de los satélites en el futuro debido al temor al espionaje? La naturaleza humana tal vez tenga más que ver con las respuestas a estas preguntas que la tecnología humana.

      [Recuadro en la página 21]

      La breve y triste historia de Seasat

      En junio de 1978 los Estados Unidos lanzaron un ambicioso satélite experimental llamado Seasat-A. Era parecido a Landsat, excepto que utilizaba radar de alta resolución en vez de ondas de luz para ver. Así Seasat-A podía observar las condiciones del océano de día y de noche, a pesar de las nubes.

      “La misión primordial de Seasat-A es para un año,” anunció la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio), “pero se están poniendo a bordo suficientes cantidades de combustible y de otros artículos de consumo para que sea posible extender el vuelo para otros dos años.” No resultó así.

      El 9 de octubre, menos de cuatro meses después de que se lanzó, el satélite dejó de funcionar, pues fue víctima de un masivo y progresivo cortocircuito. ¿A qué se debió la pérdida de este satélite de máxima calidad valorado en muchos millones de dólares? El comité de análisis de la NASA concluyó que los ingenieros de Seasat tal vez dieron demasiadas cosas por sentadas.

      El comité halló que “se suspendió una prueba sin haber conseguido la aprobación debida, no se informaron a la gerencia del proyecto fallos importantes de los componentes, no se cumplió estrictamente con los requisitos, y los controladores del vuelo no estaban adecuadamente preparados para su tarea.”

      La tecnología no puede funcionar mejor que los que tienen la responsabilidad de hacer que funcione.

      [Recuadro en la página 22]

      Se toman fotografías desde el espacio

      Aunque Landsat está equipado con una cámara televisora, las fotografías de alta resolución que produce provienen, no de una cámara, sino de un aparato llamado explorador multiespectral. ¿Cómo funciona?

      El satélite está equipado con un espejo que se mueve para adelante y para atrás, “mirando” una faja de tierra que está allá abajo. La luz de la tierra rebota del espejo y pasa al telescopio, donde se enfoca en cuatro juegos de detectores de luz, que sirven de película en este aparato que es un sustitutivo electrónico para la cámara. Cada uno de los cuatro juegos de detectores es sensible a luz de un tipo diferente. Uno responde solo a luz verde, otro a luz roja, y los otros dos responden a diferentes frecuencias de luz infrarroja.

      Cada uno de los cuatro detectores está observando la luz que proviene de la misma parcelita cuadrada allá abajo, pero debido a que cada detector se fija en una luz de tipo diferente, los detectores responden de manera diferente. Por ejemplo, el agua absorbe fácilmente la luz infrarroja. Por eso, cuando Landsat se fija en una porción cuadrada de agua allá abajo, los detectores infrarrojos no ven mucho. El agua se muestra negra en los detectores infrarrojos. ¡No es así en el detector de luz verde! Este ve mucha luz verde reflejada del agua, de modo que para éste el agua es bien brillante. De hecho, el detector verde aun puede usarse para medir la profundidad del agua hasta 20 metros con bastante exactitud.

      Estos cuadritos allá abajo, que miden un poco menos de una hectárea cada uno, son las cosas más pequeñas que Landsat puede ver. Corresponden al grano que se encuentra en la película de tipo común. Por más que se amplíe una fotografía tomada por Landsat, la resolución está restringida por estos puntitos que se llaman “pixels.” Cada pixel tiene un número que muestra cuán brillante aparece según cada una de las longitudes de onda con las que se le observa. Estos cuatro números son como una huella digital, pues permiten que los que están observando determinen si están mirando una laguna, las calles de una ciudad, o un sembrado ilegal de marihuana.

      ¡Así, todo lo que Landsat realmente “ve” son números! Con éstos como base se puede llegar a saber mucho más que por medio de una fotografía corriente.

  • El fascinante mundo del traductor
    ¡Despertad! 1982 | 22 de enero
    • El fascinante mundo del traductor

      En Bélgica, la campaña publicitaria de un fabricante norteamericano de automóviles estuvo a punto de fracasar cuando su lema que decía “carrocería hecha por Fisher” (en inglés, “Body by Fisher”) se tradujo “Cadáver hecho por Fisher.” Y, en Francia, los ejecutivos de una compañía productora de cierta bebida gaseosa experimentaron un verdadero estremecimiento cuando se dieron cuenta de que el anuncio que llamaba a su bebida “el refresco de la amistad” se tradujo de modo que decía que la bebida “arroja agua fría sobre la amistad.”

      Relatos como éstos no son extraños en el mundo del traductor. Pero ponen de relieve lo difícil que es, y el reto que representa, el traducir de un idioma a otro. Sin embargo, en un mundo donde existen unos 3.000 idiomas, el traducir es imperiosa necesidad. Tanto la diplomacia internacional como el comercio, la educación, los viajes y un sinnúmero de otras actividades internacionales dependen del trabajo que realizan los traductores o intérpretes... hombres y mujeres que trabajan calladamente entre bastidores, y tratan de encauzar ideas e información a través de las barreras lingüísticas.

      Escollos y peligros

      Para la buena traducción se requiere más que simplemente conocer dos o más idiomas. Hay que entender a fondo la materia de que se trata para ser traductor profesional. El que va a especializarse en un nuevo campo tiene que aprender todo lo relacionado con la nueva esfera de actividad para evitar los escollos. Y siempre abundan los escollos. Por ejemplo, ¡un artículo que apareció en la edición danesa de la revista Reader’s Digest acerca del Egipto antiguo mencionó a Moisés y las 10 “tablas”! Parece que el traductor confundió “plagas” con “placas” y entonces confundió las 10 plagas con las tablas que contenían los Diez Mandamientos.

      Aun términos sencillos presentan dificultad cuando se trata de traducirlos a otro idioma. Por ejemplo, la palabra danesa “benzin” no es “benceno,” “bencina,” ni “benzol” en español. Es lo que en Inglaterra llaman “petrol” y lo que en español llamamos gasolina. Por otro lado, lo que se llama “petroleum” en Dinamarca es parafina en Inglaterra y queroseno en castellano, y, por supuesto, a lo que en español llamamos parafina lo llaman cera en Gran Bretaña. Confunde, ¿verdad? Pero, para el traductor, son incontables los problemas de esta índole, muchos de los cuales no pueden resolverse ni con la ayuda de un diccionario.

      Rara vez sucede que una palabra de un idioma abarque con toda exactitud el significado de la palabra que equivale a ella, si es que hay tal cosa, en otro idioma. A menudo el traductor tiene que seleccionar

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