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Los privilegios de la mujer cristianaLa Atalaya 1964 | 15 de agosto
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12. ¿Cómo, por ejemplo, pueden las mujeres participar en las sesiones de estudio y no obstante todavía retener su lugar teocrático?
12 Pero esto no significa que ella tiene que permanecer callada totalmente. Por ejemplo, en las reuniones de congregación las mujeres dedicadas pueden dar comentarios sobre las preguntas que se hacen durante las sesiones de estudio y los repasos, y, al hacerlo así, lograr mucho para hacer las reuniones animadas y edificantes para todos los que asisten. Cuando un varón del auditorio ofrece un comentario incorrecto, durante el estudio de La Atalaya, por ejemplo, esto no requiere que una hermana, si se le pide en seguida que dé su comentario, convenga con el pensamiento incorrecto que se ha expresado. Pero tampoco por su comentario ni por su tono de voz debe ella criticar la respuesta del hermano. Discretamente ella puede citar de lo que La Atalaya misma dice sobre el punto, quizás empezando sus declaraciones con una expresión como ésta: “Es interesante observar cómo el párrafo de nuestro estudio comenta sobre esto . . .” Por supuesto, si hay otros hermanos maduros presentes, sería mejor que el conductor, al observar que un hermano ha dado una respuesta incorrecta, pidiera a éstos que clarificaran más el punto para provecho de todos, y así evitar cualquier bochorno posible.
13. ¿Cuál es el deseo de todas las ministras fieles, y no obstante, qué preguntas surgen?
13 Es el deseo de todas las ministras fieles de la sociedad del nuevo mundo el comportarse en armonía con el principio de Jehová de la jefatura teocrática. Verdaderamente, su apoyo leal en este asunto, tan opuesto al camino de muchas mujeres del mundo, es una bendición para la sociedad del nuevo mundo y contribuye en gran manera a la unidad y armonía maravillosas dentro de ella. Pero, de vez en cuando, surgen preguntas sobre este asunto de jefatura, tales como: ¿Exactamente cuándo se requiere que una hermana se cubra la cabeza? ¿Cuándo puede una mujer ofrecer oración cuando otros están presentes, y, si lo hace, tendría ella que cubrirse la cabeza siempre?
PRINCIPIOS BÍBLICOS SOBRE CUBRIRSE LA CABEZA
14. ¿En conexión con qué principio considera Pablo la cuestión de que la mujer se cubra la cabeza, y qué dice sobre esto en 1 Corintios 11:4-7?
14 Las Escrituras muestran claramente que en ciertas ocasiones se exige de la mujer que se cubra la cabeza como señal de sujeción. Después de expresar el principio de jefatura en 1 Corintios 11:3, el apóstol pasa a aplicar el principio a la dirección de los asuntos en la congregación. Tenga presente que cuando se dio este consejo también se estaba considerando la reglamentación de los dones milagrosos del espíritu. Sin embargo, básicamente lo que se dice acerca de cubrirse la cabeza continúa aplicando a la congregación hoy en día. Observe, entonces, lo que sigue en 1 Corintios 11:4-7: “Todo varón que ora o profetiza con algo sobre la cabeza avergüenza al que es su cabeza; mas toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta avergüenza al que es su cabeza, porque es una y la misma cosa como si fuera mujer con la cabeza rapada. Porque si la mujer no se cubre, que también se trasquile; pero si le es vergonzoso a la mujer ser trasquilada o rapada, que se cubra. Porque el varón no debe tener cubierta la cabeza, puesto que es la imagen y gloria de Dios; pero la mujer es la gloria del varón.”
15. (a) ¿Por qué no sería correcto el que el hombre se cubriera la cabeza mientras orara o presidiera en la congregación? (b) ¿Por qué, en las mismas circunstancias, debería cubrirse la cabeza la mujer? (c) ¿Por qué asemejó Pablo una mujer que orara sin cubrirse la cabeza en la congregación a una mujer que tuviera la cabeza trasquilada?
15 Como imagen y gloria de Dios, el varón fue creado para obrar como representante de Dios para con su esposa y familia y él había de aceptar la responsabilidad de la jefatura que este arreglo le otorgaba. Además, en la congregación él también obraba como representante de Cristo, la cabeza de la congregación. Por eso, cuando oraba o presidía en una reunión de la congregación, no era correcto que usara una señal de sujeción sobre su cabeza como si fuera por respeto a otros que estuvieran presentes visiblemente. El hacerlo, por decirlo así, sería cubrirse su jefatura, y obrar como si ésta no fuera la asignación normal para él. En esto no obraría como representante correcto de Cristo a la congregación, y así deshonraría a su cabeza, Cristo. La mujer, por otra parte, había de cubrirse la cabeza cuando orara o profetizara en la congregación por respeto al principio teocrático de que ésta normalmente era la función del hombre, para no aparecer como si ella estuviera tratando de desempeñar el papel del hombre, de usurpar la posición del hombre. Esto sería deshonroso, no solo para los miembros varones de la congregación, sino también para su cabeza, su esposo, como si ella no pensara que hubiera necesidad de estar en sujeción a él tampoco. Por eso, Pablo arguye, si una mujer fuese a obrar de esa manera de una vez debería hacerlo de modo completo y hacer que su pelo le fuera cortado exactamente como el del hombre o como el de una esclava. Pero esto sería vergonzoso, ¿no es verdad? Ciertamente lo era en el día de Pablo, porque el que una mujer se rapara la cabeza, o se cortara el pelo corto, comúnmente era una señal de ser esclava, o peor, de ser una mujer atrapada en inmoralidad o adulterio y trasquilada como señal de oprobio público.
16. ¿Qué principio se halla en cuestión en el asunto de cubrirse la cabeza, y en conexión con esto, qué indicación da la naturaleza misma?
16 Era costumbre de las mujeres en los días de los cristianos primitivos el cubrirse la cabeza siempre que salían en público; pues a una mujer que no tuviera cubierta la cabeza en público se le consideraba como una mujer libertina y fácil, como una mujer que no reconocía la jefatura de su padre o de su esposo. Sin embargo, éste no era el punto en cuestión básico. Era asunto de reconocer el principio divino de la jefatura, y Pablo presenta en los versículos 13 al 15 el argumento de cómo la naturaleza misma indica esto: “Juzguen por ustedes mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios con la cabeza descubierta? ¿No les enseña la naturaleza misma a ustedes que si el varón tiene cabello largo, es para él una deshonra; pero si la mujer tiene cabello largo, es para ella gloria? Porque se le da el cabello en lugar de mantilla.” Esto no quiere decir que su pelo largo fuera suficiente cubierta para la cabeza cuando oraba o profetizaba en la congregación; de otra manera el versículo seis no sería lógico. Más bien, en tales ocasiones su pelo largo le sería un recordatorio de que era necesario cubrirse la cabeza como señal de sujeción.
17. La mujer humilde, ¿qué asignación reconoce que tiene?
17 Ciertamente una mujer con la cabeza rapada no sería muy atractiva, ¿no es verdad? Igualmente, si una mujer no mostraba respeto al orden teocrático, tal como el profetizar sin cubrirse la cabeza en la congregación primitiva, sería sumamente inatractiva a Jehová y a los otros miembros de la congregación, debido a su falta de humildad. Una mujer fiel reconoce su asignación en el arreglo de Jehová. Como Pablo escribe en los versículos 8 al 10: “Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón; y, más aún, el varón no fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. Por eso la mujer debe tener una señal de autoridad sobre la cabeza debido a los ángeles.”
18. ¿Qué tenía presente evidentemente Pablo al decir que la mujer “debe tener una señal de autoridad sobre la cabeza debido a los ángeles”?
18 ¿Por qué “debido a los ángeles”? Esto no podría ser con el fin de mostrarles sujeción a ellos. En 1 Corintios 11:3, Pablo no menciona a ángeles como teniendo jefatura sobre las mujeres en la Tierra. A los ángeles no se les ha asignado para llevar la delantera en la congregación cristiana ni para predicar las buenas nuevas del Reino. Por eso no hay duda en cuanto a que la mujer tenga que cubrirse la cabeza por respeto a algún ángel a quien ella pudiera estar sustituyendo. Pero tanto los hombres como las mujeres dedicados son “un espectáculo teatral al mundo, tanto a los ángeles como a los hombres.” (1 Cor. 4:9) Por ejemplo, una mujer fiel puede poner un excelente ejemplo a los ángeles. Al conformarse lealmente al patrón teocrático de Jehová de sujeción a su cabeza marital y también al mostrar ella respeto a los miembros varones de la congregación, ella pone un ejemplo correcto a los ángeles en el cielo en su continua sujeción fiel a Jehová y a su Rey reinante, Jesucristo.
19. ¿Qué aprecio de la relación del hombre y la mujer ilustra Pablo en 1 Corintios 11:11, 12, y qué mantendrá humildes tanto al hombre como a la mujer en el arreglo de Jehová?
19 Sin embargo, para que el hombre no obtenga la impresión incorrecta de lo que él escribió, como si el hombre fuera la criatura importantísima y la mujer insignificante, Pablo pasa a decir, en los versículos 11 y 12 del capítulo 11 de 1 Corintios: “Además, en lo relacionado con el Señor ni es la mujer sin el varón ni el varón sin la mujer. Porque así como la mujer procede del varón, así también el varón es por medio de la mujer; pero todas las cosas proceden de Dios.” Sí, esto es lo que debe tenerse presente—que el arreglo de las cosas en cuanto a la jefatura, en cuanto a la relación del hombre y la mujer, en cuanto a la conducta y el orden en la congregación, procede de Dios y no del hombre. El tener este punto de vista nos mantiene equilibrados y humildes y apreciando las bendiciones de Jehová, ora que seamos hombres o mujeres.
20. ¿Con qué propósito se considera ahora la cuestión de cubrirse la cabeza?
20 Aparentemente había alguna disputa sobre esta cuestión del lugar de la mujer en la congregación en Corinto, y por eso el apóstol Pablo empleó tiempo en manifestar los principios para que todos entendieran, y luego concluyó: “No obstante, si algún hombre parece disputar en pro de otra costumbre, nosotros no tenemos otra, ni tampoco las congregaciones de Dios.” (1 Cor. 11:16) Aunque quizás éste no sea asunto de disputa entre los testigos de Jehová en estos días, no obstante parece bien en este tiempo el considerar el tema algo detalladamente en cuanto a su aplicación práctica para la congregación cristiana hoy en día. Por eso, en el siguiente número de La Atalaya, consideraremos algunas de las circunstancias en que pudiera surgir la cuestión de cubrirse la cabeza, para que las ministras fieles de la sociedad del nuevo mundo sepan cómo obrar correctamente en armonía con las Escrituras y con una buena conciencia cristiana.
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La verdad no se compra con dineroLa Atalaya 1964 | 15 de agosto
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La verdad no se compra con dinero
EN ISRAEL un judío se interesó en la obra de los testigos de Jehová, y el resultado fue la siguiente experiencia: “Un día, alguien tocó a mi puerta. El hombre que visitaba venía de parte de la oficina de los rabinos y me dijo que ésta se había enterado de que yo había cambiado de religión. El comité de rabinos se reunió para considerar el asunto, y dijo que ellos estaban dispuestos a ayudarme económicamente si volvía a la religión judía, porque ellos creían que yo me había convertido a otra religión por razones económicas. Le respondí diciéndole que hay algunas cosas que no se pueden comprar ni vender con dinero, y que la verdad de la Palabra de Dios, la Biblia, era una de ellas. Con la ayuda de los testigos de Jehová he hallado esta verdad. Entonces el representante de la oficina de los rabinos me preguntó: ‘¿Quién es Jehová?’ Yo le respondí: ‘¡Es vergonzoso que un judío no conozca el nombre de Jehová!’ Tomé una Biblia y le mostré los textos y la evidencia, y le pregunté si estaba de acuerdo con toda la evidencia. Comenzó a mascullar, obviamente abochornado: ‘Hace mucho que no tengo una Biblia en mis manos, así que no puedo usarla para contestarle.’ Entonces le dije: ‘Si usted no sabe cuál es el nombre de Dios y no conoce su Palabra escrita, la Biblia, ¿por qué y a quién ora usted en la sinagoga?’ El hombre no supo qué decir. Pero dijo: ‘¿Quiere que le diga un secreto? Yo no creo en nada. Solo continúo la tradición de mis antepasados. Lo principal es que tengo cierto trabajo en la oficina de los rabinos por el cual me pagan un salario.’ Después de testificarle, le di alguna literatura bíblica, y le dije que le diera las gracias a los rabinos por su oferta de ayuda económica, pero que yo no la necesitaba, ya que pongo mi confianza en el Dios viviente, Jehová.”
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