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Andando con DiosLa Atalaya 1963 | 15 de julio
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“¿Quién es débil, sin que yo sea débil? ¿A quién se le hace tropezar, sin que yo me indigne?”—Hech. 9:5; 1 Cor. 9:20-23; 2 Cor. 11:29.
32. ¿De qué manera nos hará obrar la empatía?
32 Al ir de casa en casa con las buenas nuevas del reino de Dios, la empatía nos hará ministros considerados, prudentes, pacientes, bondadosos y eficaces. La empatía hará a los esposos y a las esposas cónyuges apreciativos, comprensivos y amorosos. La empatía capacitará a los hijos a apreciar el punto de vista y posición de sus padres, así como hará amorosos y comprensivos a los padres, de modo que no irriten a sus hijos, al apreciar cómo ven ellos las cosas, mientras que no renuncian a su autoridad.—Efe. 5:33–6:4.
33. ¿Quiénes en particular necesitan manifestar empatía, y por qué?
33 La empatía contribuirá a la paz y unidad en la congregación cristiana. Nos ayuda a tener en cuenta los defectos y debilidades de las otras personas. La empatía hará al instructor de la escuela del ministerio teocrático bondadoso en su consejo, al ponerse él en el lugar del estudiante. Especialmente necesitan empatía los superintendentes para que hagan la mayor cantidad de bien. Para que ustedes sean verdaderamente serviciales, ustedes los superintendentes deben establecer comunicación mediante comprensión; traten de comprender los sentimientos de la otra persona. Esto requiere sensitivo discernimiento mental, paciencia, y el ser lentos para airarse. Por eso Pablo les aconseja a ustedes: “Hermanos, aun cuando un hombre da algún paso en falso antes de darse él cuenta de ello, . . . traten de restaurar a dicho hombre con un espíritu de apacibilidad, vigilándote tú mismo por temor de que tú también seas tentado.”—Gál. 6:1.
‘SÉ MODESTO’
34. ¿Qué requisito para andar con Dios necesitamos que se nos enseñe desde el nacimiento?
34 Y por último, el profeta de Dios, en Miqueas 6:8, nos dice “[que] seas modesto al andar con tu Dios.” Jehová Dios está anuente a humillarse de tal manera como para dejamos andar con él; seguramente nosotros deberíamos estar anuentes a humillarnos y a andar modestamente con nuestro Dios. El ser modestos al andar con nuestro Dios significa ser sumisos a él, a sus principios y a sus instrumentos. Esa es una lección que tenemos que aprender desde que nacemos. Vez tras vez el lloro de un infante o criatura joven no se debe a incomodidad o dolor, sino se debe a ira, orgullo herido, frustración, rebelión o cólera. A los infantes y a los niños se les puede enseñar a sentarse calladamente en las reuniones si se les muestra suficiente amor y firmeza en su crianza el resto de la semana en casa; se les puede enseñar a ser sumisos.
35, 36. ¿Qué puede decirse a favor de ser sumisos?
35 Lo mismo aplica a los adultos. Cuando tenemos dificultad en someternos deberíamos preguntarnos a qué grado se debe a las circunstancias y a qué grado tenemos la culpa. La modestia nos impide sentirnos engreídos. La humildad nos ayuda a someternos a los que ejercen gobierno sobre nosotros, sea a un esposo, a un conductor de estudio, a un auxiliar ministerial o a un superintendente. Supongamos que tengamos mejor juicio que aquel a quien se requiere que nos sometamos. ¿Estamos tan bien capacitados en otros respectos? Luego, también, pudiera ser que estuviésemos equivocados. Además, vez tras vez lo que nos parecía ser el derrotero más sabio no tiene éxito, mientras que lo que parecía no ser tan sabio resulta muy bien. Jehová puede y a menudo dirige el resultado de modo que sea para los mejores fines después de todo. El obra en todas las cosas para el bien de los que lo aman.—Rom. 8:28.
36 Jamás olvidemos que es mucho más importante que haya paz, unidad, armonía y cooperación entre nosotros que el que todo sea hecho de la mejor manera posible. El practicar sumisión solo es realzar el valor de la sabiduría y la paciencia. Si estamos convencidos de que tenemos una sugerencia que será para el mejoramiento de la obra, no la empujemos imperiosamente adelante para obligar una aplicación, sino aguardemos la ocasión apropiada y entonces de la manera correcta presentémosla a los que pueden hacer algo en cuanto a ella. ¿Recuerda a la reina Ester? No se atrevió a decirle a su esposo qué hacer, y no obstante obtuvo todo lo que deseaba.
37. ¿En qué otra situación es la sumisión el derrotero de la sabiduría?
37 Quizás una de las situaciones más difíciles en la cual ser sumiso a la regla teocrática es cuando una persona se enamora, con amor romántico, el eros de los griegos. Supongamos que algunos de ustedes jóvenes, o algunos no tan jóvenes, se enamoran de una persona que no es cristiana dedicada o una persona a quien le falta celo por Jehová y su servicio y que por lo tanto sería un impedimento en vez de una ayuda. La sumisión semejante a la de Cristo requiere que rompamos tal apego en vez de cultivarlo, sin importar cuán agradable parezca ser el arreglo debido a la atracción de los sexos y también sin importar el sufrimiento que pudiera causar ahora. ¿No es mucho mejor sufrir un poco ahora, por medio de desenamorarse otra vez y terminar la relación, que sufrir el resto de su vida o hasta que el Armagedón le alivie de su carga onerosa? ¡Sin duda que sí!—1 Cor. 7:39.
38. ¿De qué otra manera puede ilustrarse el andar con Dios?
38 Verdaderamente, mucho está envuelto en andar nosotros con Dios. También pudiera asemejarse a una niñita que se afianza a la mano de su fuerte y robusto padre al abrirse paso para llegar a casa en medio de una tormenta de nieve. Si soltara la mano de su padre por descuido o porque no estuviera de acuerdo con él en cuanto al derrotero que estaban emprendiendo, ella se perdería en la tormenta y perecería. Sabiamente, por lo tanto, se afianza por su apreciada vida. Por eso, si queremos Regar a “casa,” al nuevo mundo de justicia de después del Armagedón, no nos atrevemos a soltarnos de la mano del Padre celestial, sino que debemos afianzarnos estrechamente.
39, 40. ¿Cómo puede resumirse el andar con Dios?
39 Eso significa aceptar su acaudillamiento, estar uno dedicado exclusivamente a él, haciendo de Su meta, la vindicación de su nombre, nuestra meta. Significa esforzarse por imitarlo en el practicar la justicia, en odiar lo que es malo. Significa bondad amorosa, tener empatía; significa ser modesto y humilde, sumiso, a todos sus arreglos visibles.
40 El andar con Dios verdaderamente es la cosa sabia, correcta y amorosa que hacer. Sin embargo, no es fácil en vista de la oposición de Satanás y sus demonios, y la organización visible de Satanás y nuestras propensiones caídas. No obstante, no es demasiado difícil, porque Jehová nos ha provisto sabia y amorosamente tres ayudas valiosas: su Palabra, su organización visible y su espíritu santo. Tampoco pasaremos por alto el precioso privilegio de la oración, el hablar con nuestro Dios.
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Orador invitadoLa Atalaya 1963 | 15 de julio
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Orador invitado
● Un joven testigo de Jehová de California contó recientemente acerca de una experiencia que tuvo en la escuela. Un día se encontró con su anterior profesor de Problemas Americanos. “Puesto que parte del plan de estudios consiste de discutir las diversas religiones de la comunidad, me preguntó si quería ser orador invitado para hablar como representante de los testigos de Jehová en sus clases. Esto había de durar una hora, en la cual yo pronunciaría un discurso de treinta minutos acerca de la obra de los testigos de Jehová, seguido por un período de preguntas y respuestas. Después del discurso, el profesor me informó acerca de otro profesor que tenía interés en que yo hablara a su clase también. Ya que él no se me acercó, yo me acerqué a él y me ofrecí como orador de parte de los testigos de Jehová. Él se entusiasmó mucho en cuanto a esta oferta e hicimos los arreglos. En cada clase sucedió lo mismo, un discurso de treinta minutos y un período animado de preguntas.”
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