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El costo de la preparación militar¡Despertad! 1970 | 22 de diciembre
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ya se ha efectuado dentro de sus filas. En más de 200 países, han llegado a estar en paz total con personas de toda nacionalidad y raza.
Esta es la condición que reinará por toda la Tierra después del fin del presente inicuo sistema de cosas. ¿Por qué? Porque Dios solo permitirá que vivan en ese nuevo orden los que respetan la paz. (Pro. 2:21, 22) Entonces, no habrá más carreras de armamentos, porque Jehová Dios promete que “está haciendo cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra.” Como el Dios Todopoderoso él puede hacer eso, aunque los hombres no pueden.—Sal. 46:9.
¡Qué deleitable será estar en el nuevo orden de Dios cuando ya no haya más guerras ni preparativos bélicos! Entonces todos los recursos de la Tierra y las energías del hombre se dedicarán a búsquedas constructivas, para beneficio eterno de la humanidad.
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La fatiga y el ruido¡Despertad! 1970 | 22 de diciembre
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La fatiga y el ruido
EN UN ambiente de ruido más elevado del nivel de 50 a 60 decibeles el cuerpo humano trabaja bajo tensión constante. El ataque a los tímpanos crea una sensación de tensión; los nervios molestan y aumenta la irritabilidad. El pulso se afecta y aumenta la presión arterial. Esta tensión de vivir y trabajar en alrededores ruidosos impide que el cuerpo descanse, y se llega al fin del día en una condición de gran fatiga o agotamiento.
La fatiga que causa el ruido reduce la eficiencia del trabajo. Las pruebas han demostrado que el hombre a menudo usa una quinta parte más de energía para efectuar un trabajo en alrededores ruidosos que lo que usaría en medio de condiciones pacíficas. El ruido afecta su juicio y poder de concentración; parte del cerebro se ocupa con ruidos que realmente no quiere oír.
Estos efectos físicos y mentales se reflejan en la eficacia con la cual uno lleva a cabo su trabajo. Al reducir el ruido de una fábrica de 100 a 75 decibeles, los ingenieros de sonido redujeron la proporción de accidentes casi a la mitad y aceleraron la producción en una quinta parte. La disminución del ruido en una fábrica de motores redujo el consumo de píldoras para el dolor de cabeza a la mitad. Al colocar un nuevo cojinete en un ventilador ruidoso el gerente de una fábrica elevó la producción en un 12 por ciento.
Una gran compañía de seguros estadounidense obtuvo resultados admirables al reducir los ruidos en la oficina. Una reducción de ocho decibeles en el nivel del ruido redujo los errores de los mecanógrafos casi en una tercera parte y los de los operadores de máquinas a la mitad. El cambio de trabajo se redujo en 47 por ciento. La compañía calculó que al reducir el ruido se aumentó la eficiencia total en 9 por ciento y ahorró cincuenta y ocho dólares por empleado durante el primer año.
El Dr. Samuel Rosen, cirujano del oído neoyorquino, describió recientemente el efecto de “un ruido inesperado o indeseable”: “Las pupilas se dilatan, la piel palidece, las membranas mucosas se secan, hay espasmos intestinales y las glándulas suprarrenales expelen secreciones.”
Los decibeles son unidades de sonido. El sonido audible más bajo es de un decibel. Aproximadamente 80 decibeles es el máximo nivel de sonido cómodo. Un avión de retropropulsión a corta distancia puede emitir 150 decibeles. El tráfico denso produce aproximadamente el límite tolerable de 80 decibeles. Pero esto puede ser acentuado por una mujer que grita (90 decibeles), una motocicleta (110 decibeles), una sirena (125 decibeles) o una remachadora (130 decibeles). Los autos que tocan el claxon, los trenes que chillan, las esmeriladoras y las perforadoras portátiles en acción se han multiplicado con los millones de residentes nuevos que se han apiñado en las ciudades del mundo. Lo que ha pasado casi inadvertido es que muchos niveles de ruido que se encuentran en la comunidad exceden de las normas que se encuentran en la industria.
¿Qué puede uno hacer en cuanto a ello? Uno no puede reformar al resto del mundo. Pero puede ayudar a hacer sus alrededores más pacíficos por lo que personalmente haga.
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