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  • El problema de mantenerse equilibrado
    ¡Despertad! 1975 | 22 de julio
    • El problema de mantenerse equilibrado

      ERA el miércoles 7 de agosto de 1974, temprano en la mañana los neoyorquinos del centro de la ciudad quedaron asombrados cuando miraron hacia arriba. Un equilibrista estaba desplegando sus habilidades sobre un cable estirado entre las cimas de las torres gemelas del Centro Comercial Mundial, ¡a 411 metros de altura! ¿Qué se requería? Equilibrio físico.

      En la actualidad cada vez se hace más difícil mantener un equilibrio de otra clase. Así como una ráfaga fuerte de viento podría haber desequilibrado al equilibrista, así en la vida de la gente están ocurriendo cosas que hacen que más y más de éstas lleguen a estar mental o emocionalmente desequilibradas.

      Factores que la precipitan

      Señalando lo que a menudo acarrea la enfermedad mental, el profesor psiquíatra Peter Sainsbury de Chichester, Inglaterra, dice: “Cuando las presiones sociales se hacen demasiado fuertes” el resultado es la enfermedad mental.

      Sainsbury explicó que los cambios importantes —como la pérdida del empleo o las separaciones forzosas— frecuentemente preceden de inmediato al comienzo de una enfermedad mental tal como la depresión y la esquizofrenia. Otro informe mostró el alto precio emocional que cobra la enfermedad en una familia. Reveló que cuando un hijo murió de leucemia, en más del 50 por ciento de los casos las familias envueltas necesitaron atención psiquiátrica.

      La tensión de vivir bajo la atención pública es otro factor que puede acarrear la enfermedad mental. Por ejemplo, uno de los primeros astronautas que caminó sobre la superficie lunar sufrió una “crisis nerviosa” poco tiempo después de su hazaña. Al recuperarse fue hecho presidente del Instituto Nacional de Salud Mental. Pero aquí de nuevo sufrió demasiada tensión, porque tuvo que cancelar un discurso en mayo de 1974, debido a otro ataque de depresión.

      Más recientemente, el caso de la esposa de un primer ministro atrajo la atención pública por una razón similar. Considerando las causas por las cuales necesita de tratamiento psiquiátrico, ella declaró que no estaba preparada para la pompa y la publicidad concomitantes a una posición tan prominente.

      Las angustias de la guerra también contribuyen a las enfermedades mentales. Un título del Times de Nueva York del 22 de enero de 1975, informó: “De la larga guerra del Vietnam ha resultado una pesada carga psicológica semioculta pero desastrosa.” Ha habido un gran aumento en el padecimiento de depresión entre las madres vietnamitas y de esquizofrenia entre sus hijos adolescentes. Esta enfermedad mental se refleja en un vertiginoso aumento en los suicidios y en el gran aumento de crímenes violentos. Estos crímenes son insólitos entre los vietnamitas, los cuales están disciplinados desde la infancia para mitigar los impulsos agresivos.

      Magnitud del problema

      El número de los que sucumben a las enfermedades mentales de una forma u otra es alarmantemente alto. Según el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, por lo menos uno de cada diez norteamericanos sufre de alguna perturbación mental o emocional. Hay cerca de medio millón de pacientes en las instituciones para las enfermedades mentales. Otros diez millones sufren de enfermedades mentales, y 250.000 nuevos pacientes entran en las instituciones cada año.

      También da vértigo el costo de las enfermedades mentales, por las cuales los estadounidenses pagan unos 20.000.000.000 de dólares anualmente. Y aun más trágicas son las estadísticas de los suicidios. Hay más de 20.000 suicidios por año, siendo las enfermedades mentales responsables de una gran cantidad de éstos, así como es responsable de los más de diez veces esa cantidad de intentos frustrados de suicidio.

      En Inglaterra, la Asociación Nacional para la Salud Mental informa que los trastornos mentales son la mayor causa individual de incapacidad a largo plazo. Anualmente se pierden unos 32 millones de días de trabajo a causa de esto. La asociación se queja de que, mientras que los pacientes de enfermedades mentales ocupan la mitad de las camas de los hospitales, solo se gasta en éstos una quinta parte de lo que se gasta en los otros pacientes.

      ¿Ha sufrido el lector o algún familiar querido debido a la mucha tensión, o ha tenido alguna vez una “crisis nerviosa” o una lucha con la enfermedad mental? Si es así, usted sabe que ésta puede acarrear la peor clase de sufrimiento, así como muchas penalidades sobre la familia inmediata.

      ¿Qué formas adopta esta enfermedad?

  • Las muchas caras de la enfermedad mental
    ¡Despertad! 1975 | 22 de julio
    • Las muchas caras de la enfermedad mental

      LA TRAGEDIA de la enfermedad mental adopta muchas formas. Se le puede asemejar a un actor que usa diversos atavíos o disfraces, dependiendo del personaje que representa.

      ¡Existe tanta incertidumbre acerca de esta condición que algunos psiquíatras famosos han llegado a afirmar que no hay tal cosa como la “enfermedad” mental! Piensan que meramente es un asunto de ‘comportamiento errático.’ Pero hay evidencia de que la sangre que se extrae de esquizofrénicos y que se inyecta en personas cuerdas puede hacer que éstas temporariamente se vuelvan dementes, lo cual parece refutar esta afirmación, así como lo hace el hecho de que esta condición a menudo es hereditaria.

      Algunas autoridades se oponen firmemente al uso de palabras como “esquizofrenia” y “depresión maníaca” al describir la enfermedad mental. Dicen que ese uso de estos nombres, los cuales tienen un significado presagioso para muchas personas, solo empeora el asunto.

      Sin embargo, un paciente y su familia no deberían permitir que un diagnóstico y un nombre que se le da a la enfermedad sea causa de estar asustados o abandonar la esperanza. Lo cierto es que las enfermedades mentales rara vez son precisas en cuanto a lo que concierne a los síntomas y a la causa de la enfermedad. Esto hace que el diagnóstico y el tratamiento sean inexactos y por lo tanto pueden haber considerables desacuerdos entre las autoridades. En realidad hay diferencias de opiniones en cuanto a qué nombres se deberían aplicar a qué condiciones.

      “Enfermedades orgánicas”

      Es una práctica general dividir a todas las enfermedades mentales en dos clases, “orgánicas” y “funcionales.” Entre las muchas caras de la enfermedad orgánica están las que se presentan en el nacimiento o poco tiempo después, tales como parálisis cerebral, mongolismo, cretinismo y otras formas de retardo mental.

      Otras enfermedades orgánicas se hacen sentir más tarde en la vida, como la senilidad con sus diversas aberraciones mentales, caracterizadas a menudo por puerilidad. Esas condiciones mentales recuerdan las palabras de Shakespeare acerca de ser ‘una vez hombre pero dos veces niño.’

      Neurosis

      En contraste con las enfermedades mentales orgánicas, hay enfermedades mentales funcionales, de las cuales una forma común y leve es una neurosis. A los que sufren de esto se les llama “neuróticos,” por lo general implicando equivocadamente que poco si es que algo realmente anda mal con la persona.

      Una persona neurótica está en contacto con la realidad pero está impedida por una falta de confianza, o por sospecha y/o tensión. Una persona que sufre de neurosis puede sentirse excesivamente ansiosa acerca de su trabajo, su familia o su salud. Puede tener temores exagerados acerca de la gente o de los lugares, como por ejemplo temer usar un ascensor. Entre sus síntomas puede estar el comer compulsivamente, estar ansioso todo el tiempo, o tener violentos estallidos de mal genio ante las más leves provocaciones. Por lo general el individuo está consciente de su problema pero no de su causa, y no puede controlarlo.

      Uno quizás crea que la neurosis es fácil de reconocer. Pero quizás no, porque las neurosis tienen un modo de disfrazarse. ¿Cómo es eso? Es que frecuentemente causan enfermedades físicas, debido al principio psicosomático envuelto. El enfermo quizás se concentre en los males físicos en vez de llegar a la causa verdadera. Las neurosis quizás se manifiesten de diferentes modos, entre éstos los malestares digestivos, problemas cardíacos, dificultad en respirar y erupciones de la piel.

      En contraste con la persona neurótica, el psicópata o la persona verdaderamente desequilibrada tiene un problema más grave. Éste realmente pierde contacto con la realidad y reacciona y responde de modos crasamente anormales. Así es que hay un dicho común: “El neurótico hace castillos en las nubes, el psicópata vive en estos castillos, y el psiquíatra cobra el alquiler.”

      La cara de la depresión

      Aunque las personas neuróticas quizás experimenten cierto grado de depresión, por lo general los estados depresivos psicopáticos van más allá, reflejando un estado más grave de enfermedad mental. La depresión, de diversos grados, ha sido denominada “la principal enfermedad mental de los Estados Unidos.” La Organización Mundial de la Salud de las Naciones Unidas la llamó el mayor problema de salud. Esta década ha sido llamada “la edad de la melancolía,” debido a su frecuencia.

      Asociados con la depresión están los sentimientos de soledad y en particular el sentimiento de desesperanza e inutilidad. Sin duda esto explica la gran cantidad de suicidios entre los afectados, treinta y seis veces más que entre la población en general. A menudo las personas que sufren de depresión tienen sentimientos extremos de desmerecimiento o culpa. Quizás muestren poco interés en el alimento, la ropa o en los miembros del sexo opuesto. Esos síntomas, de modo similar, frecuentemente señalan lo que popularmente se denomina como una “crisis nerviosa.”a Las mujeres tienen más probabilidades de sufrir de depresión que los hombres.

      En su forma más grave este problema se llama “depresión aguda” o “psicosis depresiva.” Muchas personas afectadas con ese mal alternan entre momentos de excitación y actividad y períodos de depresión aguda... a esta condición de ‘altibajos’ se le llama una condición de “depresión maníaca.” Estas son las personas que tienen más probabilidades de ser violentas y destructivas. Y sin embargo esas personas, cuando están en su “estado maníaco,” a veces son sumamente creativas.

      Las esquizofrenias

      Entre las formas de enfermedad mental más graves y esparcidas se halla la esquizofrenia. También tiene muchas caras, razón por la cual los psiquíatras a menudo se refieren a ésta en la forma plural. La esquizofrenia es la principal causa de hospitalización, por lo menos en los Estados Unidos. Bien se ha dicho que, mientras que la enfermedad cardíaca causa la mayoría de las muertes, la esquizofrenia es la que causa los mayores pesares.

      Tres de cada cien personas aproximadamente serán afectadas por algún grado de esquizofrenia alguna vez en sus vidas, principalmente entre las edades de dieciséis y treinta años. Se le denomina “una de las afecciones que más quebranta e incapacita al género humano” y “una de las más conmovedoras experiencias humanas.”

      Los que padecen de cualquiera de las esquizofrenias se retraen de la vida social y se retiran a un mundo interior de fantasía, aun hasta el grado de experimentar alucinaciones y/o ilusiones. Sufren de enormes cambios en el funcionamiento de sus sentidos, en sus sentimientos y en su comportamiento. Las personas y los objetos quizás adopten apariencias extrañas; el alimento quizás tenga un sabor peculiar; los olores llegan a ser repulsivos; los sonidos pueden hacerse insoportablemente fuertes o apenas audibles. Interiormente la persona quizás sufra de depresión, tensión y fatiga. Entre las formas más graves de esquizofrenia está la paranoia, es decir, ilusiones de grandeza, un sentimiento de hostilidad, temor de ser perseguido, y así por el estilo; también la catatonía, un estupor que se caracteriza por la incapacidad de hablar y/o mover los miembros.

      Por lo general los que sufren de cualquiera de estas esquizofrenias son más peligrosos para sí mismos que para los demás. Es por eso que un psiquíatra declaró que en un vecindario compuesto enteramente de esquizofrénicos habría mucho menos violencia que en un vecindario término medio. Pero los suicidios entre ellos son veinte veces más frecuentes. Se calcula que una tercera parte se recobra espontáneamente, una tercera parte permanece como está y una tercera parte empeora.

      Sin embargo, se debería señalar que por la mayor parte de su vida el esquizofrénico de término medio no es en realidad un desequilibrado. Así es que los esquizofrénicos han hecho logros sobresalientes.

      Niños hiperactivos y autistas

      Las dolencias mentales y emocionales también cobran sus víctimas entre los muy jovencitos. Una enfermedad moderna que está afectando cada vez a más niños es la hipercinesia o hiperactividad. Estos niños quieren estar constantemente en movimiento. Son muy inquietos, molestos y tienen un lapso de atención muy breve, pasando velozmente siempre de una cosa a la otra. El cinco por ciento de los niños de los Estados Unidos, o sea más de un millón y medio, en su mayoría varones, padecen de esta afección.

      En el extremo opuesto están los niños autistas. El autismo se define como “un estado mental señalado por el soñar despierto, y fantasías con una pérdida de interés en la realidad exterior.” De igual modo es mucho más común entre los varones que entre las niñas, de hecho, cuatro veces más. Hace treinta años tanto el término como la condición eran relativamente desconocidos. Pero hoy en día los casos reconocidos de autismo son bastante frecuentes. Hasta hay sociedades para los niños autistas en los Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y Japón (todos éstos son países industrializados donde las tensiones y presiones abundan).

      Lo precedente describe solo las clases de enfermedades mentales más comunes o mejor conocidas. En realidad éstas tienen muchas caras, y hay una variedad de grados de gravedad para cada una, desde las muy leves hasta las extremadamente graves. Prescindiendo del nombre que se les dé, no hay dos casos exactamente iguales.

      Pero ¿por qué es que algunas personas desarrollan una enfermedad mental mientras que otras no? ¿Cuáles son las causas subyacentes de la enfermedad mental?

      [Nota]

      a Para una consideración del problema, lea ¡Despertad! del 8 de diciembre de 1974.

  • ¿Cuáles son las causas del problema?
    ¡Despertad! 1975 | 22 de julio
    • ¿Cuáles son las causas del problema?

      ¿GOZA usted de buena salud mental? Si es así, tiene una razón para estar agradecido. Aun así le sería prudente saber algunos de los factores básicos que podrían originar la pérdida de esta preciada posesión. No es suficiente saber acerca de las cosas que pueden “iniciar” la enfermedad mental, tales como una repentina tragedia, una enfermedad grave, la perdida de trabajo y cosas similares. Porque para que éstas puedan acarrear la enfermedad mental primero tienen que haber condiciones subyacentes que contribuyan a la pérdida del equilibrio.

      Se podría decir que estas causas fundamentales entran en tres categorías básicas: (1) la estructura social o “ambiente,” el cual incluye las relaciones con otros, las condiciones económicas, y así por el estilo; (2) los factores biológicos, que incluyen cosas como la herencia y el metabolismo; y (3) las deficiencias en la personalidad.

      El factor “ambiental”

      Se puede decir que el ambiente desempeña un papel importante en la enfermedad mental debido a las tensiones y presiones de la vida moderna. Esto se reconoce tan ampliamente que Langner y Michael han escrito una obra voluminosa, Life Stress and Mental Health, que trata tan solo de este tema. De manera similar, el Dr. Karl Evang de Noruega dijo: “Aunque gran cantidad de personas pueden resistir algunas de las enfermedades físicas más temidas, casi todas parecen susceptibles a la enfermedad mental si las tensiones y presiones son lo suficientemente fuertes y si el ambiente social es lo suficientemente desfavorable.”

      También un texto que aparece en The Schizophrenias—Yours and Mine reconoce al ambiente como un factor. Dice así: “¿Qué pueden hacer los esquizofrénicos para disminuir la tensión?” En respuesta dice: “¡Mudarse a una isla desierta, o convertirse en hermitaño!” Pero agrega entonces: “Estas escapatorias . . . se hacen cada vez más difíciles de hallar.”

      La salud mental que puede acompañar a una escapatoria de las presiones de la vida moderna se puede comprobar por medio de los hombres que operan la aislada estación de la Oficina Meteorológica en la cima del monte Washington, Nueva Hampshire, EE. UU., del cual se dice que tiene el peor clima del mundo. Al expresar por qué estos hombres prefieren vivir allí, uno de ellos dijo: “No hay presiones, ni tráfico, ni jefes observando todo lo que uno hace. . . . Hemos abandonado empleos mejor remunerados por este trabajo. La gente cree que estamos locos pero no lo estamos. . . . Estamos en paz con el mundo.”

      Entre otros factores ambientales básicos que pueden ser las causas subyacentes de las enfermedades mentales están la hostilidad, los hogares rotos, la pobreza y la discriminación racial. En esta categoría también se debe alistar la ambición egoísta y la codicia de parte de los padres, las cuales probablemente perjudicarán al niño.

      Con la vejez llega otra clase de “ambiente” que muy bien puede llegar a ser la causa de la enfermedad mental. El Dr. Evang describe de este modo el “ambiente” característico que es tan perjudicial para los ancianos: “La falta de actividad productiva, el sentimiento de sentirse olvidado, el aislamiento del resto de la sociedad en las instituciones, la pérdida brusca de los ingresos.” De hecho, un conocido psiquíatra estadounidense declara que es más probable que “la declinación senil” se deba a esas condiciones que a la verdadera deterioración del cuerpo.

      El factor biológico... herencia

      Y sin embargo, aunque muchas personas viven bajo condiciones desfavorables, comparativamente solo unas pocas sufren de enfermedad mental como resultado. ¿Por qué afecta a estas pocas y no a las otras?

      Muy probablemente, debido a la herencia. Algunas personas tienen una predisposición hacia la enfermedad mental. No están muy bien equipadas al nacer para hacer frente a estas tensiones. Es como las personas que nacen económicamente pobres en comparación con otras que nacen ricas. Ciertamente es mucho más probable que los que nacen pobres incurran en deudas, o que terminen en una nómina de ayuda social, que los que nacen ricos. Así, debido a la herencia algunas personas nacen “pobres” emocionalmente y por eso es más probable que psicológicamente incurran en “deudas,” y sufran de alguna forma de enfermedad mental.

      En apoyo de esta ilustración y conclusión están las palabras del Dr. David Rosenthal: “En la mayoría de los casos, se necesita que esté presente un factor hereditario para que se desarrolle la esquizofrenia. Sin embargo, sin tensiones ambientales graves la enfermedad quizás no aparezca en los que tienen una predisposición hacia ésta.”

      La investigación ha revelado que cuanto más cercana es la relación sanguínea de uno con un esquizofrénico, mayor es la probabilidad de que uno también llegue a ser una víctima. Así es que si uno de los padres está aquejado, hay una probabilidad entre seis de que el hijo también lo estará. Si ambos padres lo están, las probabilidades son cuatro probabilidades entre seis.

      Un grupo de psiquíatras que inyectó sangre de esquizofrénicos en dos presos voluntarios normales demostró que la esquizofrenia puede tener esa fuente física. Poco después de la inyección, uno de ellos cayó en un estado parecido al estupor y tuvo alucinaciones. El otro se convirtió en paranoico; sospechaba que todos estaban hablando de él. Después de dos horas ambos volvieron a la normalidad.

      Concerniente a la principal causa de la depresión, los investigadores psiquiátricos han llegado a conclusiones similares. Así es que se nos dice que “hay crecientes evidencias de que algunas formas de depresión mental son hereditarias y . . . que es 10 veces más probable que una persona contraiga depresión ‘primaria’ [la de clase repentina] si un miembro de su familia inmediata sufre de depresión.” Algunos psiquíatras sostienen que esto se debe a alguna deficiencia en la química del cuerpo o a anormalidades químicas en el cerebro.

      Otro factor biológico... metabolismo

      En la actualidad aumenta el interés que se muestra en el papel que desempeña un régimen alimenticio deficiente en causar la enfermedad mental debido al hecho de que puede afectar el metabolismo. Por ejemplo, considere la investigación psiquiátrica efectuada el año pasado por el Dr. J. F. Greden, en el Centro Médico Militar Walter Reed en Washington, D.C. Él dio a entender que grandes dosis de cafeína en el café, té, tabletas contra el dolor de cabeza y otros productos que se usan comúnmente, como las bebidas de cola, pueden ser las causas de algunas enfermedades mentales. En un discurso ante la reunión anual de la Asociación Norteamericana de Psiquiatría él dijo:

      “Para un número indeterminado de (personas) el eliminar una droga —cafeína— puede ser de mayor beneficio que el añadir otra.” Él describió ciertos casos como “cafeinismo” y a continuación declaró que la intranquilidad, la irritabilidad, el insomnio, los dolores de cabeza, las alucinaciones, las contracciones musculares, los vómitos, y la diarrea pueden ser ocasionados por esto. Sin embargo, señaló que algunas personas pueden beber y beben 15 o más tazas de café por día sin ningún efecto malo, mientras que otras personas son afectadas con tan solo dos tazas.

      De parecida importancia son los hallazgos del psiquíatra británico Richard Mackarness. Él cree que en muchos casos de enfermedad mental se invierte el principio de la medicina psicosomática, de que en vez de que la mente haga que se enferme el cuerpo, el cuerpo hace que se enferme la mente. ¿Cómo es eso? Debido a las alergias. Él cuenta de pacientes que han pasado años entrando y saliendo en hospitales e instituciones para enfermedades mentales, pero que se curaron cuando se eliminó de su régimen alimenticio ciertos alimentos a los cuales eran alérgicos. Los alimentos específicos variaron según la persona.

      Estructura de personalidad deficiente

      Además de los factores biológicos y ambientales, también está el factor de una estructura de personalidad deficiente. A menudo esto se debe a que los padres no crían a sus hijos con amor y firmeza.

      Destaca el papel que los padres pueden desempeñar en la formación de esas personalidades deficientes las observaciones de L. E. Martin en su libro Mental Health/Mental Illness. Él señala que a menudo los padres prestan poca atención a la dirección que emprenden las personalidades de sus hijos hasta que los hijos se meten en dificultades con la policía. Además explica que los padres contribuyen al problema cuando ellos mismos se muestran más preocupados por las apariencias exteriores que por los valores fundamentales, y cuando ellos mismos ponen malos ejemplos en rasgos de personalidad.

      De la misma convicción es el psiquíatra Dr. Robbins, asociado con el Hillside Hospital en Nueva York. Según él, el educar apropiadamente a los jóvenes es vital para la salud mental; la dejadez puede conducir a problemas psiquiátricos. Dice: “Los pacientes jóvenes que se envían al Hillside Hospital se frustran fácilmente y quieren que se les complazca el gusto inmediatamente. Ingresan al hospital exigiendo que se satisfagan sus necesidades más bien que queriendo cambiar.” Obviamente, esas palabras describen a hijos muy malcriados.

      Además, las tensiones que parecen perjudiciales a los adultos quizás lo sean debido a deficiencias en la personalidad. La depresión mental es un síntoma que se halla más frecuentemente en una cultura moderna en la cual el trabajo mismo ya no se considera como algo digno que trae satisfacción. No es que las condiciones de trabajo sean siempre más tensas hoy en día, sino que a menudo el problema es que las expectativas de los trabajadores son mucho más elevadas. Ellos quieren que sus trabajos no solo provean un medio de vida para sí mismos y sus familias, sino que también satisfagan su ego.

      Puesto que la enfermedad mental es un asunto tan complicado, es fácil de apreciar el porqué hay muchas diferencias de opinión en cuanto a cuál es la mejor manera de tratar las varias enfermedades mentales. ¿Cuáles son los métodos que se están usando y cuánto éxito han tenido?

      [Ilustración de la página 9]

      ENFERMEDAD MENTAL

      AMBIENTE

      HERENCIA

      METABOLISMO

      DEFICIENCIAS EN LA PERSONALIDAD

  • ¿Pueden el choque, las drogas o la psicocirugía resolver el problema?
    ¡Despertad! 1975 | 22 de julio
    • ¿Pueden el choque, las drogas o la psicocirugía resolver el problema?

      EL TRATAMIENTO de los enfermos mentales en la mayoría de los países ha progresado considerablemente. ¿Cómo se trataba con los enfermos mentales en tiempos pasados? Una autoridad dice: “El hambrear, congelar, sujetar y aterrorizar eran procedimientos de rutina, y uno de los métodos menos crueles era sencillamente golpear, golpear con palos, azotes, alambres, cadenas, y puños.”

      Especialmente famoso fue el Bethlehem Royal Hospital de Londres, el cual llegó a ser conocido como Bedlam. Allí en ciertos días la gente pagaba un penique para observar cómo se maltrataba a los pacientes mentales. Hasta este día “bedlam” se usa para referirse a “un lugar o escena de salvaje gritería.” No se perdonaba ni a miembros de la realeza si estaban mentalmente enfermos, siendo el rey Jorge III de Inglaterra una de esas desventuradas víctimas.

      El destino de los enfermos mentales cambió de un tratamiento que usaba la crueldad a un tratamiento que usaba la dejadez, inmundicia atroz y sabandijas en las prisiones. Pero para principios del siglo diecinueve ciertas personas humanitarias iniciaron el tratamiento de los enfermos mentales con educación, recreación y bondad humana, tratándolos como personas enfermas en vez de como personas poseídas por los demonios. Desde fines del siglo diecinueve se han presentado muchas teorías y métodos nuevos de tratar a los enfermos mentales.

      Por una parte están las psicoterapias, a menudo denominadas en honor de hombres como Freud y Jung. Por otra parte, están los métodos “somáticos” u “orgánicos,” entre los cuales los que más se usan son el choque y las drogas. La psicocirugía, que en un tiempo era muy popular y luego cayó en descrédito, una vez más está siendo reavivada aunque de un modo grandemente alterado. Por lo general se acostumbra a usar más de uno de estos métodos diferentes al tratar a ciertos pacientes.

      El uso de choque

      Se podría decir que el choque para tratar a los pacientes mentales ha pasado por tres etapas. Primero, se inducía al choque por medio de la insulina, en el cual el pionero fue Manfred Sakel. Pero éste tenía sus desventajas. Para ser más eficaz el choque por insulina tenía que durar de 30 a 50 horas, y a veces el paciente no salía del choque. También era costoso, puesto que requería mucha atención por enfermeras o asistentes. Así es que, después de unos diez años, quedó prácticamente abandonado en la década de los años cuarenta por otras formas de tratamiento de choque.

      Segundo, el uso de la droga Metrazol iniciado por el psiquíatra Meduna. Él halló que la Metrazol causaba convulsiones parecidas a las epilépticas, y éstas, él teorizó, podían curar las enfermedades mentales. Sin embargo, este método también se halló insuficiente o ineficaz por varias razones, no siendo la menor de éstas el hecho de que las convulsiones a veces causaban la fractura de los huesos.

      Estos tratamientos de choque han sido en su mayoría reemplazados por el tratamiento de electrochoque, el cual es el que hoy día se prescribe comúnmente. Consiste en aplicar corriente eléctrica al cerebro para hacer que el cuerpo se convulsione; por lo general se suministra una droga para que el paciente no sienta nada. Dura unos 50 segundos y resulta en un estado mental confuso que quizás dure por una hora, o en una amnesia que puede durar varias semanas. Muchos psiquíatras y pacientes aseguran que hace mucho bien.

      Pero la terapia del electrochoque, que se conoce en inglés como ECT, no carece de críticos. ¿Se debería usar tan frecuentemente? No según el doctor Perry C. Talkington (1972), presidente de la Asociación Americana de Psiquíatras. “El electrochoque,” dice él, se debe “usar para curar las depresiones agudas cuando las otras formas de tratamiento —quimioterapia [drogas], psicoterapia o combinaciones de estas dos— no son eficaces.”

      Nada menos que el profesor Cerletti, el primero en usar el electrochoque, lo definió como “antiestético... feo . . . horrible” y dijo que estaba tratando arduamente de hallar un sustituto. Y los doctores F. G. Alexander y S. T. Selesnick, en su obra The History of Psychiatry, declararon: “Los tratamientos de choque solo efectúan un alivio de los síntomas. No llegan a la perturbación psicológica fundamental que resulta en la enfermedad, y los pacientes que reciben el electrochoque sin psicoterapia —la cual llega a la fuente de la enfermedad— frecuentemente recaen.”

      La biografía de un psiquíatra señala que el tratamiento de electrochoque quizás sea tan popular debido a que está protegido por el seguro, lo cual hace que los psiquíatras obtengan 35 dólares (en 1972) cada vez que ellos ‘oprimen el botón.’

      El uso de las drogas

      A principios del siglo veinte, se hicieron experimentos con drogas radicales con resultados que rayaban en lo milagroso... pero solo por cuestión de minutos u horas. Entonces se hizo popular el uso de los bromuros. Pero aquí también vino la desilusión. Concerniente a todos esos esfuerzos se nos dice: “Prescindiendo de las repetidas desilusiones con las drogas, los médicos todavía esperan que con el tiempo podrán aliviar las luchas internas del hombre por medios químicos.”

      Particularmente desde los años 1950 en el mundo occidental se están usando drogas para el control de la mente. Se dice que algunas son de un valor muy grande para tratar las esquizofrenias, otras para combatir la depresión y la ansiedad.

      El uso de estas drogas ha hecho que sea más fácil tratar a los pacientes y ha aliviado sus sufrimientos. Sin embargo, parece que se está abusando del uso de estas drogas y especialmente en las instituciones para los retardados mentales. Así es que The National Observer del 11 de enero de 1975, citó a muchos psiquiatras que tenían palabras ásperas para los guardianes que alivian su tarea “esencialmente intimidando al paciente a la semiconciencia.”

      “Lo que hemos hecho,” dice el profesor Dybwad de Brandeis, “es suplantar la restricción mecánica [chalecos de fuerza y confinamientos solitarios] con la restricción química. Esta es aun más cruel debido a que uno no la puede ver.” Se cita a otra autoridad que dice: “Tendremos que romper lo que ha llegado a ser un modelo aceptable de enviar a la gente a las instituciones y entonces drogarlas para que permanezcan tranquilas.”

      Las drogas frecuentemente no son sino una muleta. En realidad quizás atrasen en vez de apresurar la recuperación, y tal vez hasta perjudiquen el sistema nervioso. Así es que, concerniente a las drogas que se usan para contener a los pacientes violentos, un psiquíatra halló que del 20 al 30 por ciento de esos pacientes desplegaban un control muscular deficiente.

      Resumiendo la situación de las drogas psiquiátricas, un libro de texto de 1970 declara: “A pesar del progreso animador . . . se necesita mucho más esfuerzo. Lamentablemente ignoramos [lo que causa] la mayoría de las enfermedades que tratamos. Todavía tenemos que comprender cómo es que las drogas mejoran estas condiciones, o por qué quizás fracasen. Y aunque muchos pacientes se mejoran, siguen siendo muy pocos los que se curan.”

      ¿Psicocirugía?

      La psicocirugía, o los esfuerzos para curar a los enfermos mentales por medio de operar en sus cerebros, data particularmente desde 1936. Fue en ese año que un investigador portugués, Egas Moniz, observó que por medio de seccionar parte de los lóbulos frontales del cerebro, se podía aliviar la ansiedad. Pero después que él había realizado veinte de esas lobotomías el gobierno portugués las declaró ilegales. A pesar de eso, la operación continuó en los Estados Unidos. Walter Freeman, su principal defensor efectuó 4.000 de éstas.

      La operación se ha comparado a “blandir al aire un punzón para el hielo detrás de los ojos para destruir porciones del lóbulo frontal del cerebro.” Science News informa: “Después de alrededor de 50.000 lobotomías en los Estados Unidos, y 15.000 en Inglaterra, la moda se extinguió gradualmente en los años 1950, probablemente debido a los desarrollos del electrochoque y a las terapias con drogas.”

      Las lobotomías frecuentemente resultaron en desórdenes de personalidad mucho más graves. De hecho, aun su precursor estadounidense, Freeman, testificó que le roban a la persona su “moral,” su habilidad para imaginar, para prever y para ser altruista. El paciente experimenta una “progresiva pérdida de . . . percepción, empatía, sensibilidad, conciencia de sí mismo, juicio, sensibilidad emocional, y así por el estilo,” dice un importante psiquíatra de Washington, D.C.

      Sin embargo, recientemente ha salido a relucir otra vez el asunto de la psicocirugía, a medida que se usan métodos más refinados para destruir porciones del cerebro. Se informa que anualmente se efectúan de 400 a 600 de estas operaciones en los Estados Unidos, y, se nos informa que, “todo psicocirujano está de acuerdo con que recién estamos presenciando el comienzo de un gran aumento en la psicocirugía.” No obstante es de interés hacer notar que estas operaciones están proscritas en toda la Unión Soviética, lo cual da indicios de sus aspectos indeseables.

      Los planes de realizar psicocirugía en los criminales desequilibrados, siempre que éstos consintieran voluntariamente, suscitó un furor en los Estados Unidos en la primavera de 1973. Lo que muchos temen es de que estas operaciones abrirán la puerta para manipular a la gente por medio de la cirugía cerebral. Entre los que hablan fuertemente en contra de la cirugía cerebral está el cirujano cerebral, Dr. A. K. Ommaya. Él cree que, en vez de ser ayudados, los pacientes mentales son perjudicados debido a que “cada parte del cerebro requiere las otras partes para funcionar.”—Times de Nueva York, 2 de abril de 1973.

      Claramente, el electrochoque, las drogas y la psicocirugía, dejan mucho que desear en el tratamiento de los pacientes mentales. Hay, en realidad, una gran controversia en cuanto a si se deberían usar o no algunos de estos métodos. ¿Qué hay, pues, acerca de los tratamientos alternativos?

  • ¿Pueden ayudar las hormonas, las vitaminas y los minerales?
    ¡Despertad! 1975 | 22 de julio
    • ¿Pueden ayudar las hormonas, las vitaminas y los minerales?

      ¿PUEDE haber una relación entre el régimen alimenticio de uno y las enfermedades mentales y emocionales? ¿Se pueden aliviar las enfermedades mentales por medio de los elementos nutritivos u hormonales?

      Allá en el siglo quinto antes de la E.C., Hipócrates, llamado el ‘padre de la medicina,’ creía que podía haber una relación entre la mala alimentación y las enfermedades mentales. Y nada menos que Sigmund Freud, el ‘padre del psicoanálisis,’ escribió en sus últimos años: “Estoy firmemente convencido de que un día todas estas perturbaciones que estamos esforzándonos por comprender serán tratadas por medio de hormonas o sustancias similares.”

      Uso de hormonas

      En años recientes varios pacientes mentales se han beneficiado del tratamiento hormonal. Así es que un psiquíatra del Colegio Médico de Nueva York halló que las hormonas sexuales sintéticas son tanto eficaces como “menos traumáticas que los electrochoques y más rápidas que las drogas convencionales.” Por medio de las hormonas él ha curado a algunos pacientes masculinos de la depresión, y otros mejoraron.—El Star-News de Washington, del 9 de mayo de 1974.

      Los resultados que un equipo de bioquímicos y psiquíatras de Worcester, Massachusetts, han obtenido con hormonas sexuales similares son aun más asombrosos. Produjeron mejoras en el 80 por ciento de sus pacientes femeninos. Y obtuvieron estos resultados aunque escogieron como pacientes solo a mujeres hospitalizadas que habían sido “tratadas sin buen éxito con una ‘variedad’ de terapias convencionales, entre éstas el tratamiento de electrochoque, otras drogas antidepresivas y psicoterapia.”—El Globe de Boston, del 30 de septiembre de 1974.

      Nutrición

      El papel que desempeña la nutrición en las enfermedades mentales hace mucho que se reconoció en el caso de la pelagra. Esta es una enfermedad causada por la falta de la vitamina B3 (niacina), y tiene a la locura como uno de sus síntomas.

      Entre los que enfatizan el tratamiento nutritivo para la salud mental está George Watson, un anterior profesor universitario que ahora dedica todo su tiempo a la investigación psicoquímica. En su libro Nutrition and Your Mind él razona que la gente es oxidante lenta o rápida, y por lo tanto tiene que organizar su régimen alimenticio en armonía con esto. Él opina que: “Lo que uno come determina su estado mental, y en un sentido, la clase de persona que uno es.” Más adelante Watson afirma: “La mayor parte del comportamiento errático lo causa un cerebro mal alimentado, un sistema nervioso exhausto o cualesquiera de varios problemas físicos diversos que se relacionan directamente con un metabolismo que funciona imperfectamente.” Él relata de la cura de una paciente que tenía una forma extrema de esquizofrenia, por medio de alimentarla con las sustancias nutritivas que necesitaba o que carecía.

      Los más de 500 médicos y psiquíatras que pertenecen a la Fundación Hipoglicemia tratan las enfermedades mentales de un modo similar. Estos sostienen que la falta de azúcar en la sangre puede causar depresión, ansiedad, olvido, temblores, pesadillas y crisis nerviosas.

      El tratamiento alimenticio también enfatiza la importancia de los microelementos al tratar con las enfermedades mentales. Por ejemplo, el valor del litio es generalmente reconocido. Un bioquímico de Texas halló que en varias ciudades de Texas donde había mayores niveles de litio en el agua potable, había menos enfermedades mentales. Así es que el profesor de psiquiatría Dr. Leon Eisenberg de la Escuela Médica de Harvard dijo: “Podemos ayudar a los pacientes maníacos depresivos a que permanezcan bien después de que se recobran de un episodio de la enfermedad por medio de administrarles el elemento litio como profiláctico.”—World Health, octubre de 1974.a

      Además de litio, en ciertos alimentos se hallan otros microelementos, que incluyen el zinc, calcio, manganeso, magnesio, hierro, cobre, cobalto, cromio, selenio y el molibdeno que quizás también desempeñen en papel importante en las enfermedades mentales. De hecho, más y más psiquíatras están reconociendo la importancia de éstos.

      “Psiquiatría ortomolecular”

      El término “psiquiatría ortomolecular” fue inventado por el ganador del premio Nobel Dr. Linus Pauling para designar un tratamiento que enfatiza “la importancia de tener la concentración apropiada de sustancias apropiadas en los lugares apropiados.” El término viene de dos palabras raíces... orto que significa lo que es derecho, justo, correcto (como en la palabra “ortodoxo”), y molecular, que proviene de la palabra “molécula.”

      Pauling explica: “Es cosa sabida que el funcionamiento apropiado del cerebro requiere la presencia en el cerebro de moléculas de muchas sustancias diferentes,” las cuales llegan al cerebro en la sangre. Él sostiene que en ciertas enfermedades mentales hay una deficiencia de parte del cuerpo para utilizar apropiadamente las vitaminas y los microminerales que se hallan en el alimento. Para compensar este defecto genético, él recomienda que el paciente se alimente con grandes dosis de vitaminas y/o que su régimen alimenticio se ajuste de otros modos. Se pone énfasis en el uso de las vitaminas B1, B3, B6, B12, C y H.

      Sin embargo, existe el más violento desacuerdo acerca de los méritos relativos de la “psiquiatría ortomolecular.” El profesor Carlos A. León de Ecuador, por ejemplo, dice que ‘todavía no hay una prueba concluyente de [su] eficacia.’ De la misma opinión la Asociación Psiquiátrica Americana ha dado a conocer que los “proponentes de la terapia megavitamínica han hecho afirmaciones sorprendentes, y a menudo sin apoyo, con respecto a su eficacia.” Y el Dr. S. Kety, profesor de psiquiatría en la Escuela Médica de Harvard, afirma que este tratamiento es “una aplicación prematura de un conocimiento incompleto.”

      Por otra parte, el Dr. David Hawkins, en Manhasset, Nueva York, dice haber tratado a 5.000 pacientes esquizofrénicos de este modo, y afirma que más de 4.000 registraron mejoría. De hecho, él ha hallado que por medio de agregar el tratamiento vitamínico a la psicoterapia y a la quimioterapia regulares él puede casi duplicar el promedio de recuperación, reducir a la mitad la hospitalización y eliminar completamente los suicidios, los cuales son muy elevados entre los esquizofrénicos.

      El Dr. Abram Hoffer, presidente de la Fundación Canadiense de Esquizofrenia, así como de su entidad equivalente en los EE. UU., dice: “Mis pacientes piensan que yo soy un psiquíatra chiflado porque vienen a mí con problemas mentales y yo los envío a la casa con un régimen alimenticio. Pero con el tiempo se convencen de que es importante.”

      En la actualidad más de 300 psiquíatras estadounidenses están empleando este tratamiento “ortomolecular” en su práctica, y está aumentando su número. Estos afirman haber ayudado a más de 30.000 pacientes. Y algo que no hay que pasar por alto es que esta forma de tratamiento solo le cuesta a los pacientes y a sus familias una fracción de otros tratamientos.

      Qué hacer

      Quizás el lector o un familiar querido haya tenido que luchar con una enfermedad mental. Si es así, como se puede ver, hay cosas que se pueden hacer para ayudar a la recuperación.

      Puesto que la excesiva tensión a menudo es un factor precipitante en las enfermedades mentales, haga todo lo que pueda para quitar o disminuir la fuente de la tensión que quizás esté causando el problema. Uno quizás tenga ansiedad por alguna relación personal, una situación que afecta el matrimonio de uno, o alguna decisión concerniente al empleo o problemas similares de la vida. Entonces llegue a una decisión, o haga todo lo que pueda para sacar el asunto de su mente.

      En el caso de graves aberraciones mentales, está la posibilidad de usar drogas o aun el electrochoque para controlar la situación. Sin embargo, estos tratamientos solo se aconsejan bajo la supervisión profesional, y en general como un último recurso. En los últimos años se han informado algunos excelentes logros con el uso de vitaminas y hormonas. Quizás le sea provechoso el investigar las posibilidades.

      Pero básicamente el enfermo mental necesita ayuda para controlar sus pensamientos. Para conseguir ayuda muchos acuden a la psicoterapia, que quizás sea el método de tratamiento más conocido. ¿Qué es la psicoterapia? ¿Puede ayudar a una persona a recuperar el equilibrio mental?

      [Nota]

      a Debido a posibles efectos secundarios adversos el litio solo se debe tomar bajo una cuidadosa supervisión, según The Medical Letter del 3 de enero de 1975.

  • ¿Tienen los psiquíatras la solución?
    ¡Despertad! 1975 | 22 de julio
    • ¿Tienen los psiquíatras la solución?

      LA PSICOTERAPIA es el arte de tratar de ayudar a las personas mental o emocionalmente perturbadas por medio de escuchar sus problemas, y tratar de ofrecerles el discernimiento para hacer frente a estos problemas. En los Estados Unidos el número de psiquíatras —personas que emplean esta forma de tratamiento— se ha septuplicado durante los últimos veinticinco años.

      El enfoque psiquiátrico más popular ha sido la teoría psicoanalítica del “diván” de Sigmund Freud. Sin embargo, se ha empleado principalmente en los Estados Unidos. Así, la ciudad de Nueva York, con nueve millones de habitantes, tiene casi mil psicoanalistas, mientras que Tokio, con once millones de personas, ¡no tiene más que tres!

      El valor del tratamiento psiquiátrico no está reconocido universalmente. En realidad, hasta el director del Instituto Nacional de los Estados Unidos para la Psicoterapia habló recientemente acerca de “la controversia y frecuente desilusión que corrientemente caracterizan el campo de la psicoterapia.” El psiquíatra Karl Menninger declaró, también: “¡Nueve de cada diez personas con la llamada esquizofrenia se ponen bien sin acercarse a un hospital!”

      En una denuncia especialmente fuerte el Dr. H. J. Eysenck del Instituto de Psiquiatría de la Universidad de Londres, escribió en el Medical Tribune del 4 de abril de 1973, que el resultado “alegado para los diferentes métodos de psicoterapia y psicoanálisis fue casi igual al hallado para la remisión espontánea.” En otras palabras, según Eysenck, ¡las personas que recibieron ayuda psiquiátrica tuvieron más o menos el mismo promedio de recuperación que las que no recibieron ningún tratamiento psiquiátrico!

      Ayuda suministrada

      Sin embargo, no se puede negar que algunas personas han recibido ayuda genuina de parte de los psiquíatras. Un californiano escribe: “La ayuda que recibí de parte de ese hombre bondadoso fue extremadamente beneficiosa, y mi problema fue resuelto rápidamente.” Proponiendo la pregunta, “¿Qué hizo este psiquíatra por mí?” contestó: “Escuchó. Realmente me escuchó. . . . me ayudó a darme cuenta de que en mi interior tenía la habilidad de desarrollar gobierno de mí mismo.”

      Este hombre perturbado tenía un problema de conducta, uno que evidenciaba una seria aberración sexual. Pero con bondad y estímulo, el psiquíatra le ayudó a corregir su debilidad. Hasta casos extremos han respondido a ese tratamiento psiquiátrico. Da un testimonio pertinente en este sentido el relato de un caso descrito en The Vital Balance, redactado por un equipo encabezado por Karl Menninger.

      Este caso es el de “Mary Smith,” que, a la edad de sesenta y tres años, fue admitida a un hospital estatal. De algún modo había alimentado la idea de que su marido, un granjero típico, bondadoso y apacible, estaba implicado en el tráfico ilegal de bebidas y que repetidamente había tratado de envenenarla. Por eso ella lo había atacado con un martillo mientras él estaba durmiendo.

      Fue diagnosticada como “perturbada, inquieta y confusa.” Seis años después de su admisión en el hospital fue declarada incurablemente demente. Pasaron otros siete años, y vino un nuevo médico que se interesó en ella. Pacientemente escuchó sus estridentes quejas, se compadeció de ella y concordó con ella siempre que podía. Emprendió paseos con ella, ayudándola con buen tacto a aclarar algunas de sus ilusiones. Se encargó de que se le hicieran espejuelos, y que la enfermera le diera cosas para leer, y también que conversara con ella.

      Gradualmente cambió el tono de su voz, comenzó a ayudar tendiendo las camas y se le permitió caminar sola por el patio. Pronto se le permitió que se ausentara por unos pocos días. Después, a la edad de setenta y seis años obtuvo un cargo como enfermera practicante, cuidando a una mujer anciana. Años después su hija informó con respecto a ella: “Es una trabajadora excelente, útil y cooperativa . . . una de las mujeres mejor organizadas que jamás conocí a cualquier edad.”

      Ese buen éxito en ayudar a los perturbados mentales señala el tipo de tratamiento que ellos necesitan especialmente. Sir Geoffrey Vickers, como presidente del Fondo de Investigaciones de la Salud Mental, explicó hace años: “El descubrimiento más significativo sobre la ciencia mental es, por mucho, el poder del amor para proteger y restaurar la mente.”

      Sí, ahora se reconoce que el amor, la bondad, la paciencia y la comprensión son vitales para el tratamiento con buen éxito de los pacientes mentales. No obstante, como se hizo notar anteriormente, los psiquíatras a menudo fracasan en ayudar a los pacientes a recuperarse. ¿Hay alguna razón fundamental que explique el porqué?

      Fracaso básico en el enfoque

      Se ha observado bien que las personas necesitan saber la razón de su existencia, qué propósito tiene la vida, a fin de tener fuerzas para resistir al enfrentarse a la tragedia. Pero, ¿están mejor capacitados los psiquíatras para suministrar esto? ¿Pueden ellos ayudar a las personas a responder las preguntas básicas que ellas se hacen? Preguntas como: “¿Por qué estoy aquí?” “¿Cuál es el significado de la vida?” “¿Qué me depara el destino?”

      La verdad es que ningún hombre, sino solamente el Creador de la humanidad, el Dios Todopoderoso, puede suministrar respuestas sólidas y satisfactorias a estas preguntas. Y Él lo ha hecho así en su Palabra la Biblia para nuestra esperanza y consuelo. Pero, ¿qué piensan en general los psiquíatras acerca de Dios?

      Un estudio realizado en 1970 lo indica. De los psiquíatras entrevistados, el 55 por ciento dijo que ellos consideraban que la creencia en Dios era “infantil,” e “incongruente con la realidad.”

      ¡Qué conclusión tan irrazonable e ilógica! Porque piense: ¿De qué otro modo podemos explicar el origen de la vida si dejamos fuera del cuadro la existencia de un Dios supremo? O, ¿qué hay del amor?... ¿de dónde proviene esta maravillosa cualidad que es tan vital para la salud mental? Solamente la explicación bíblica es tanto razonable como lógica. Y ésta explica que un Creador supremo y amoroso es responsable. (Sal. 36:9; 1 Juan 4:8-11) Prominentes hombres de ciencia, que no eran en absoluto “infantiles,” han expresado creencia en ese Dios.

      Science Digest dice de uno de éstos: “La mayoría de los historiadores de la ciencia declararían enseguida que Isaac Newton fue la mente científica más grande que el mundo jamás ha visto.” Y en su obra maestra Principia, dijo Newton: “De su dominio verdadero se concluye que el Dios verdadero es un Ser vivo, inteligente y poderoso; y, de sus otras perfecciones, que es supremo, o perfectísimo. Es eterno e infinito, omnipotente y omnisciente.”

      El fracaso básico de los psiquíatras mundanos es que por lo general no se dirigen a este Dios verdadero en busca de guía y sabiduría para el tratamiento de los perturbados emocional y mentalmente. ¡Y sin duda una de las consecuencias de su actitud es que ellos mismos tienen la más alta proporción de suicidios entre todas las especialidades médicas! Con respecto a esto, uno de ellos dice: ‘Hasta que los psiquiatras tengan la más baja proporción, todas sus enseñanzas están bajo sospecha.’—Journal of the American Medical Association.

      Otros efectos del fracaso básico

      Al no reconocer la sana instrucción de la Palabra de Dios, los psiquíatras raras veces aplican el amor de un modo equilibrado. Por ejemplo, en un caso un padre que no podía apartar de las drogas a su hijo adolescente lo envió a un psiquíatra. ¿Con qué resultados? El padre acabó 2.000 dólares más pobre y el hijo no había cambiado en lo más mínimo.

      El padre quería ayudar a su hijo. Sin embargo, ni él ni el psiquíatra apreciaban la enseñanza de la Palabra de Dios, a saber, que la disciplina firme, aunque bondadosa, es una parte vital del ejercicio del amor. (Heb. 12:6-9; Pro. 23:13, 14) Al fin, el padre, prestando atención al consejo sano, le ordenó al hijo que se marchara del hogar hasta que estuviera dispuesto a ir a un centro de rehabilitación para aficionados a las drogas. Después el hijo le dijo a su padre: “Sabes, cuando tú y mamá me echaron, fue cuando supe que ustedes realmente querían ayudarme.” El hijo está curado ahora.

      El que los psiquíatras no aprecien a Dios ni a sus enseñanzas sobre moralidad ha resultado en que se haga gran daño. Como ejemplo, el Press de Long Island llevaba el título en primera plana: “Círculo de sodomía desbaratado. Grupo acusado de abusos sexuales con jovencitos.” El artículo decía: “Cuatro hombres... incluso un psiquíatra de niños internacionalmente conocido . . . fueron acusados de sodomía, abusos sexuales y cargos de conspiración que implicaban a adolescentes.”

      Si bien este puede ser un caso aislado, los incidentes de psiquíatras hombres que tienen relaciones sexuales con pacientes mujeres no lo son. De este modo una mujer cristiana fue a un psiquíatra en busca de ayuda a causa de su frustración en las relaciones maritales con su esposo. El psiquíatra le dijo que tenía tres caminos: Que tratara de que su marido viera a un psiquíatra; que se divorciara; o que tuviera un amorío extraconyugal con un “amigo,” y él se ofreció para servir de “amigo.”

      También estaba el psiquíatra al que se le entabló juicio porque, como se informó en el Daily News de Nueva York, “Prescribía relaciones sexuales con él mismo como terapia y luego cobraba por los ‘tratamientos.’” Otro psiquíatra fue demandado por un total de 1.250.000 dólares por daños, ante el Tribunal Supremo del Estado de Nueva York debido a que obligó a su paciente a tener relaciones sexuales con él bajo el disfraz de tratamiento psiquiátrico. De hecho, un psiquíatra escribió un libro en el que recomendaba que los psiquíatras fueran “sexualmente disponibles al paciente, pero que no ‘insistieran.’” Llamó al libro The Love Treatment (El tratamiento del amor).

      Dos expertos en medicina clínica que administran la principal clínica sexual norteamericana dijeron que una gran proporción de ochocientas pacientes que ellos trataron admitieron haber tenido relaciones sexuales con sus psiquíatras o consejeros. Si bien algunos de estos informes pueden ser meras fantasías, expresión de deseos o jactancias, uno de los médicos declaró: “Si tan solo el 25% de estos informes específicos son correctos, los profesionales en este campo todavía se enfrentan a una cuestión abrumadora.”

      Claramente, hay razones para ejercer cuidado con respecto a los psiquíatras mundanos. Porque, si bien uno quizás reciba ayuda, hay también una verdadera posibilidad de que se le estimule a seguir un derrotero de conducta contrario a los principios justos de Dios. Pero aun si esto no sucediera, el que los psiquíatras por lo general no sepan cómo aplicar apropiadamente la mejor medicina para las enfermedades mentales —la divina cualidad del amor— probablemente hace ineficaz su tratamiento.

      ¿Significa esto que no hay ninguna parte en que la gente pueda recibir psicoterapia confiable en el sentido de recibir ayuda para examinar sus problemas y resolverlos? Felizmente esa ayuda está disponible, y por medio de ella muchas personas han obtenido salud mental en este mundo turbulento.

  • La mejor manera de restaurar la salud mental
    ¡Despertad! 1975 | 22 de julio
    • La mejor manera de restaurar la salud mental

      CUANDO ataca la enfermedad mental es causa de gran tristeza para los afectados. Sin embargo la familia no tiene por qué avergonzarse cuando esto sucede. En muchos casos la enfermedad mental puede venir igual que algunas enfermedades físicas, como un resfriado o una afección cardíaca. Y aun cuando las causas físicas no son un factor principal, todavía hay razones para tener esperanzas y adoptar una actitud positiva. El asunto es: ¿Qué es lo mejor que se puede hacer?

      A menudo lo mejor es una combinación de tratamientos. Lo más importante, sin embargo, es que el afectado debe recibir ayuda de parte de miembros comprensivos de la familia o amigos que puedan impartir verdaderas esperanzas y estímulo. Estos pueden sentirse reconfortados por el hecho de que, lo mismo que en otras enfermedades, las personas a menudo se recuperan espontáneamente de las enfermedades mentales, así como el cuerpo a veces se ajusta y se cura a sí mismo. Y hasta cuando esto no sucede, hay mucho que se puede hacer para ayudar al afectado.

      La mayor necesidad de esa persona es ser amada. La importancia de esto se enfatiza una y otra vez en la literatura médica. Esto significa que la familia y los amigos deben ser pacientes, tolerantes cuando esa persona procede en forma extraviada, irresponsable, o es irrazonable o de otro modo difícil de sobrellevar.

      ¿Dónde se puede suministrar mejor esta ayuda necesaria al enfermo mental? ¿En algún hospital o institución para enfermos mentales? Muy probablemente no. En realidad, un libro preparado por cuatro doctores en medicina dice: “Una meta principal es mantener a los pacientes afuera del hospital cuando sea posible. Algunas veces tan solo eso es una victoria, porque con algunos de nuestros actuales hospitales para enfermos mentales, existe una probabilidad de que el paciente pueda estar mejor en casa.”

      En su hogar el paciente está en un medio familiar. Él o ella reciben la atención de personas vitalmente interesadas. Se puede administrar cuidado con la meta de recuperación o mejoramiento en vista. Pero, ¿es necesaria la instrucción en una escuela mundana de psiquiatría con el fin de poder suministrar esa ayuda?

      ¿Es necesaria la enseñanza psiquiátrica?

      Es interesante que los psiquíatras mismos reconocen el fracaso de la instrucción psiquiátrica. David S. Viscott, por ejemplo, declara que las certificaciones de las juntas psiquiátricas han “pasado por alto muchas de las cualidades más importantes que hacen un buen terapeuta, tales como su interés, su honradez, su curiosidad, sinceridad, cualidades humanas y su buena voluntad para ayudar. La mayoría de [éstas] eran cosas que no se enseñaron en la facultad.”

      Además, el Dr. J. D. Frank, autor de Persuasion and Healing y coautor de Group Psychotherapy, dice que la instrucción psiquiátrica no es necesaria para ayudar a los enfermos mentales. Psychology Today de abril de 1973 explica: “Frank cree que una persona sin ninguna práctica en absoluto puede ser tan buen experto en medicina clínica como un psiquíatra. ‘Las cualidades personales del terapeuta,’ dice él, ‘quizás tengan más que ver con el éxito que su entrenamiento en un método en particular.’”

      Ciertos psiquíatras han reconocido que la sabiduría y el entendimiento contenidos en la Palabra de Dios la Biblia es de mayor valor en el tratamiento de enfermos mentales que la instrucción mundana. Hacia el final de una larga y exitosa carrera, el difunto psiquíatra Dr. James T. Fisher escribió en su libro A Few Buttons Missing: the Case Book of a Psychiatrist:

      “Si se hiciera la suma total de todos los artículos autoritativos que se han escrito por los psicólogos y psiquíatras más competentes sobre el tema de la higiene mental —si se combinaran y refinaran y se sacara el exceso de verbosidad— si se . . . hiciera que estas muestras genuinas no adulteradas de puro conocimiento científico fueran expresadas concisamente por el más competente de todos los poetas vivientes, se tendría un resumen torpe e incompleto del Sermón del Monte.” Ese sermón de Jesucristo está registrado en la Biblia en el libro de Mateo, capítulos cinco al siete, inclusive.

      Vez tras vez, las personas mentalmente desequilibradas han recobrado su salud por medio de recibir de parte de maestros de la Biblia calificados la guía e instrucción apropiadas basadas en el contenido de ese Libro Divino. Consideremos algunos ejemplos:

      Recuperaciones notables... ¿cómo?

      Al paciente un psiquíatra lo diagnosticó como paranoide esquizofrénico. Después de diez años fue declarado incurable y solamente podía estar afuera de una institución mental tomando cada día treinta y tres píldoras. No tenía interés en su aspecto o en la vida en general. Entonces uno de los testigos de Jehová de visita de casa en casa se las arregló para iniciar con él un estudio bíblico, y pacientemente inculcó en él los justos requisitos de Dios y las bendiciones prometidas que han de venir a la humanidad bajo el reino de Dios. Después de ocho meses el hombre no necesitaba más píldoras, y cuatro meses más tarde fue declarado completamente curado.

      También había una señora en Michigan que había recibido durante muchos años psicoterapia regular, electrochoques, y había gastado 5.000 dólares en tratamiento con drogas. Aun así, seguía amenazando con suicidarse. Sin embargo, después de estudiar la Biblia con los testigos de Jehová pudo dejar de tomar drogas así como dejar de fumar. Le telefoneó a su psiquíatra para decirle que ahora se sentía mejor de lo que jamás se había sentido antes y la causa de ello. Él contestó que deseaba que todos sus pacientes pudieran encontrar una cura como ésa.

      ¿Qué cambió a estas personas? ¿Cómo les ayudó la instrucción bíblica?

      Como resultado de sus estudios obtuvieron una fe firme en el Creador, Jehová Dios, como un Dios personal, y un verdadero ayudante. (Isa. 50:7; Dan. 6:27) Llegaron a entender por qué Dios ha permitido la iniquidad y el sufrimiento humano hasta nuestros días, y cómo, ya pronto, el gobierno de Dios eliminará las causas de los problemas del mundo. El confiar en las promesas de Dios de las condiciones justas que pronto se disfrutarán en la Tierra, cambió todo su punto de vista de la vida. ¡Tenían esperanza!—Dan. 2:44; 1 Juan 2:17; Rev. 21:3, 4.

      Pero eso no es todo. También aprendieron a vivir en armonía con principios bíblicos, incluso a cómo aplicar el amor, gozo, paz y gobierno de sí mismos en sus vidas. (Gál. 5:22, 23) Ciertas personas los han ayudado mucho a lograr esto.

      Capacitados para ayudar

      Debido a sus años de estudio de la Palabra de Dios y a la experiencia práctica en el manejo de los problemas personales, muchos ancianos cristianos de los testigos de Jehová están bien capacitados para ayudar a los que están mental o emocionalmente enfermos. El mandato bíblico puede estar dirigido apropiadamente a estos hombres: “Hablen confortadoramente a las almas abatidas, den su apoyo a los débiles, sean sufridos para con todos.”—1 Tes. 5:14.

      Guiados por ese consejo divino, los ancianos cristianos reciben ayuda para mostrar comprensión y para edificar a las personas que vienen a ellos en busca de ayuda. Manifiestan de este modo interés genuino, escuchando pacientemente a la persona perturbada. Conocen la importancia de no ser rápido para la censura, más bien tratan de concordar cuando pueden con la persona enferma, reconociendo su perturbación mental. Así están en posición de trabajar para confortar y ayudar a esa persona a recuperarse. Los ancianos bondadosos y comprensivos han ayudado a muchas personas a obtener y mantener equilibrio en este mundo turbulento.

      Suministrando la ayuda necesaria

      Cuando ayudan a una persona mentalmente perturbada, los ancianos cristianos tratan de determinar qué es lo que ha acelerado el desequilibrio. ¿Es un sentimiento profundo de culpa? Si es así, se puede enfatizar la misericordia de Dios, como explica la Biblia: “Si alguno comete un pecado, tenemos un ayudante para con el Padre, a Jesucristo, uno que es justo.” (1 Juan 2:1, 2) Y los ancianos pueden mostrar el derrotero prescrito bíblicamente, es decir: “Al que . . . está confesando y dejando [sus pecados] se le mostrará misericordia.”—Pro. 28:13; Sal. 32:1-5.

      O quizás se pueda determinar que el problema es uno de ansiedad. Aquí hay la necesidad de enfatizar la importancia y las razones para ejercer fe en Jehová Dios. Él nos invita a ‘arrojar nuestras cargas sobre él mismo.’ Una manera en que podemos hacer esto es por medio de la oración de corazón, y los ancianos pueden demostrarlo orando en favor del perturbado que escucha.—Sal. 55:22.

      Obviamente, esto no quiere decir que se puede curar todo caso de enfermedad mental solamente ayudando a las personas a aplicar en su vida la sabiduría divina de la Biblia. También se pueden indicar otras medidas; una importante que merece pronta atención es un completo examen físico. Ha habido casos, por ejemplo, en que se ha hallado que algo tan simple como una muela impactada afecta el cerebro, causando aberraciones mentales, aunque no le causaba al paciente ningún dolor físico. Cuando se alivió la presión removiendo el diente, cesó el disturbio mental.

      En otros casos graves, puede ser necesario el uso de ciertas drogas prescritas por el médico para ayudar a aliviar el desequilibrio mental. Y no debe pasarse por alto lo que se ha dicho del papel que puede desempeñar la nutrición.

      Sin embargo, basándonos en lo que ha mostrado la experiencia, podemos confiar en que las personas mental o emocionalmente perturbadas serán ayudadas especialmente por medio del consejo y la guía provenientes de la Palabra de Dios. Es el deseo de los testigos de Jehová hacer asequibles los efectos calmantes y curativos de esta Palabra Divina a tantas personas como sea posible en este angustiado mundo de la humanidad. Si usted quiere esa ayuda, o sabe de alguien que la quiera, tenga la bondad de comunicarse con los testigos de Jehová. Ellos se complacerán en visitar y ayudar a las personas a beneficiarse, por medio de aplicar en su vida los principios bíblicos sanos y edificantes.

  • Un sorprendente programa tras los muros de la prisión
    ¡Despertad! 1975 | 22 de julio
    • Un sorprendente programa tras los muros de la prisión

      EL LUGAR: La Penitenciaría Estatal de Luisiana en Angola, la segunda entre las prisiones estatales de los Estados Unidos, con unos 4.000 reclusos. Tiempo: El sábado por la noche del 5 de octubre de 1974. La ocasión: Los funcionarios de la prisión la llamaron “Asamblea Bautismal de los Testigos de Jehová.”

      Ocho presos que habían impresionado favorablemente a los funcionarios de la prisión debido a los cambios notables en sus vidas, iban a ser bautizados esa noche. Amigos y parientes tanto de adentro como de afuera de la prisión habían sido invitados a asistir.

      Los que llegaron de afuera crearon una vista poco usual, insólita. En total, 337 se reunieron a las puertas de la prisión. Formaban una muchedumbre de hombres, mujeres y niños nítidamente vestidos, tanto blancos como negros. Algunos habían viajado hasta 1.150 kilómetros para concurrir.

      A medida que se verificaban sus nombres en una lista, se les admitía a través de las puertas. Los autobuses los llevaron a unos tres kilómetros dentro del enorme complejo penal. Al descender, pasaron a través de puertas de acero a un gran auditorio.

      Asamblea y asociación saludable

      Una vez adentro se desvaneció rápidamente la sensación de estar en la prisión. Los noventa y cinco reclusos presentes estaban vestidos en su mayor parte con blue jeans, o pantalones de mezclilla, un

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