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Un objetivo razonableMinisterio del Reino 1982 | junio
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años, pero esto no hizo que él dejara de hacer la obra que se le había asignado. Es posible que a algunas de las personas que no quieren oír el mensaje se les pueda ayudar a tener una actitud más favorable hacia nuestra obra. Por lo tanto, una meta razonable que podemos tener al hallar a personas que están sumamente opuestas al mensaje es dejarlas en un mejor estado de ánimo. Al enfrentarnos a oposición intensa es bueno recordar que “una respuesta, cuando es apacible, aparta la furia.” (Pro. 15:1) Por ejemplo, cierta hermana se encontró con una mujer que fue muy descortés. La publicadora le respondió bondadosamente y siguió visitando a otras personas del mismo edificio de apartamentos. Unos quince minutos más tarde, la mujer que había sido poco amable se le acercó y le dijo: “Dispénseme. Quiero disculparme por haber sido tan descortés.” Luego pasó a explicar que constantemente estaba recibiendo visitas de vendedores y esto le había puesto los nervios de punta. La bondad que desplegó la hermana abrió el camino para que se diera testimonio del Reino. Siempre es bueno ser amigables y mostrar empatía. Dé al amo de casa el beneficio de la duda. Aun si usted no tiene la oportunidad de decir mucho pero puede dejar al individuo en un mejor estado de ánimo, eso ciertamente es un logro excelente. Esto suministrará un buen fundamento sobre el cual edificar en una ocasión futura.
4 El mantener un punto de vista equilibrado y fijarnos una meta razonable nos ayudará a enfrentarnos con éxito a diferentes situaciones y a ser una verdadera bendición para las personas que encontramos en el ministerio del campo. Quizás haya ocasiones en que nos enfrentemos a situaciones difíciles que requieran gran paciencia. El usar discernimiento nos ayudará a conocer la clase de personas con la que tratamos y la mejor manera de abordar a la gente. No podemos esperar que todas las personas respondan favorablemente al mensaje del Reino. Hay que recordar que nuestra obra resulta en una separación y la meta no es convertir al mundo. La mayoría de la gente seguirá rechazando el mensaje del Reino, pero las personas de cualidades de oveja lo escucharán y dirán que es la verdad. Al mantener claramente enfocado nuestro objetivo y contar con que Jehová nos suministre la fortaleza que necesitamos, disfrutaremos de nuestra asignación ministerial como Jesús disfrutó de la suya.—Sal. 40:8.
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¿Debemos regalar la literatura?Ministerio del Reino 1982 | junio
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¿Debemos regalar la literatura?
1 La Sociedad ha recibido numerosos informes que indican que se está regalando una gran cantidad de la literatura que se coloca en el campo. Parece que algunos publicadores no acostumbran pedir la contribución por la literatura que colocan. Aunque ciertamente es encomiable que los publicadores quieran poner en las manos del público nuestra excelente literatura, el siempre regalarla puede plantear problemas. Por ejemplo, hay publicadores de escasos recursos que se han perturbado al ver a otros publicadores regalar la literatura mientras que ellos no pueden hacer eso. Otros publicadores hasta han observado que algunos publicadores regalan libros con regularidad durante el servicio del campo. Han habido ocasiones en que el amo de casa se ha asombrado al mencionársele una contribución y ha declarado que anteriormente unos Testigos le dieron una publicación sin costo alguno.
2 Es cierto que pueden haber personas que realmente no puedan contribuir por la literatura cuando las visitamos. Pero en este país hay pocas personas en tal situación. ¿Han notado ustedes que a muchos de los que dicen que no pueden contribuir se les conoce como personas que gastan el dinero en cosas innecesarias? Así que, ¿es realmente prudente que regalemos la literatura cuando vamos de casa en casa? ¿Ayudará esto a los amos de casa a estimar la literatura? Si nos encontramos con alguien que dice que no puede contribuir por la literatura, pudiéramos ofrecerle un folleto, un número atrasado de una de las revistas o un tratado con la condición expresa de que la persona prometa leerlo. O pudiéramos decirle que podemos volver cuando él (o ella) pueda contribuir por lo que estamos ofreciendo.
3 A los amos de casa que dicen que no tienen dinero para contribuir por las publicaciones pudiera dárseles un ejemplar de un tratado como ¿Está al borde del desastre el planeta Tierra? Después podemos cultivar el interés que se haya mostrado al principio por medio de volver a visitar a la persona para considerar algunos puntos del tratado y dirigir la atención de ésta a algunos otros textos bíblicos.
NÚMEROS ATRASADOS DE LAS REVISTAS
4 De vez en cuando algunos publicadores dejan números atrasados de las revistas en las casas donde no hallan a nadie, y por supuesto, se aseguran de que las revistas estén completamente fuera de la vista de los transeúntes. Esto no es censurable. Sin embargo, en los casos en que se trabaja a menudo en el territorio de la congregación, si dejáramos indistintamente las revistas en las casas donde no hallamos a nadie o cada vez que trabajamos en el territorio, la gente pudiera razonar que éstas siempre son gratis. Si hallamos alguna otra cosa en la puerta, como material impreso de publicidad, quizás no sea bueno dejar una de nuestras revistas en tal ocasión. Así que es bueno usar discreción en este asunto.
5 Cada vez que se deje alguna revista gratis debe hacerse el esfuerzo por volver de nuevo. Algunos publicadores (cuando utilizan de esa manera los números atrasados) han hallado que es eficaz abrir la revista en un artículo que ellos creen que sería de interés particular para el amo de casa. Esto suministra una excelente oportunidad para entablar conversaciones al volver a visitar las casas donde no hallamos a nadie antes.
AL TESTIFICAR INFORMALMENTE
6 Al testificar informalmente a algún pariente u otro conocido nuestro, es comprensible que quizás queramos darle como regalo una publicación y no pedirle la contribución. Pero cuando hablamos a extraños, como en la obra de casa en casa, es mejor ofrecer la literatura de campaña por la contribución regular. De este modo quizás ayudemos a las personas a apreciar el valor de lo que han adquirido y puede que esto las motive a leer la literatura.
NUESTRA VALIOSA LITERATURA
7 Al compartir la verdad con otros, damos gratuitamente de nuestro tiempo y nuestra energía. Esto es muy correcto, pues Jesús dijo: “Recibieron gratis, den gratis.” (Mat. 10:8) El hacer eso requiere que hagamos sacrificios en cuanto a tiempo y también dinero para los gastos de transportación. Sin embargo, no tenemos que sentirnos obligados a pagar todos los gastos de la literatura que colocamos a las personas en el campo. En contraste con los costosos libros y revistas populares de hoy, nuestra literatura todavía está disponible por una contribución razonable. Por lo general ésta está al alcance de casi toda persona en este país. La pequeña contribución que se pide realza el valor que tiene la literatura para el amo de casa. No hay razón para que alguien piense que está vendiendo literatura sólo porque pide una pequeña contribución para sufragar los gastos de impresión y distribución.
8 Sigamos teniendo en alta estima las publicaciones de la Sociedad y ayudemos a las personas que hallamos en nuestro ministerio a tenerlas en igual estima, pues el conocimiento que suministra nuestra literatura puede llevar a vida eterna.—Juan 17:3.
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Prestándoles ayudaMinisterio del Reino 1982 | junio
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Prestándoles ayuda
1 Muchos de nosotros recordamos vívidamente las ocasiones en que nuestros amigos o parientes nos ayudaron de alguna manera. Apreciamos lo que ellos hicieron cuando estuvimos necesitados. El prestar ayuda a un compañero cristiano es una obligación que todos compartimos.—3 Juan 5-8.
2 Fue grato aprender en marzo que ahora se hará un esfuerzo concertado por ayudar a los publicadores que se han hecho inactivos. A fin de cooperar con el superintendente de servicio, cada uno de nosotros pudiera hacer planes para conducir regularmente un estudio con algún publicador inactivo. Pero, ¿cómo debemos conducir estos estudios?
PROPÓSITO DEL ESTUDIO
3 Nuestro propósito principal al conducir un estudio bíblico con un publicador inactivo es ayudarle a recobrar la fortaleza espiritual. Queremos ayudarle a comprender que Jehová, debido a su interés amoroso en él (o ella), ha hecho arreglos para prestar esta ayuda adicional mediante su organización. Solo se alcanzarán resultados duraderos si es fortalecida la relación de la persona con Jehová. Si esto se logra, se hará patente al reavivarse el aprecio de ésta por la organización de Jehová.
4 Las personas con quienes estudiaremos, como parte de este programa especial, ya se han bautizado como testigos de Jehová. En la mayoría de los casos no se utilizará el libro La verdad para conducir el estudio. Es muy probable que ellas ya conozcan las doctrinas básicas de la Biblia.
5 Los ancianos considerarán con usted qué publicación pudiera ser la mejor para ayudar a la persona que a usted se le pida que ayude. Quizás lo que haga falta sea que el aprecio de la persona por la organización de Jehová se intensifique. Los ancianos pudieran sugerir que se utilice el libro “Venga tu reino” o algún otro libro que suministre la ayuda y el estímulo necesarios.
CONDUCIENDO EL ESTUDIO
6 Sin duda usted puede recordar la ocasión en que condujo su primer estudio bíblico. Usted sintió la necesidad de prepararse bien para éste. Prescindiendo de las muchas veces que haya conducido un estudio desde entonces, usted sabe que lo conducirá mejor si se prepara cabalmente por adelantado. (Pro. 25:11) Esto es especialmente cierto con relación a los estudios que se conducen con hermanos o hermanas inactivos. Pablo instó a Tito, su compañero ministerial, a continuar recordando a los cristianos lo siguiente: “Que estén listos para toda buena obra.” (Tito 3:1) Esto da la idea de que debemos estar preparados mentalmente y tener la disposición apropiada al encargarnos de una asignación como ésa.
7 Las preguntas son especialmente útiles para enseñar con eficacia, como Jesucristo a menudo lo demostró. (Luc. 10:36) Al utilizar las preguntas impresas, queremos enseñar y no conformarnos con respuestas que simplemente se leen de la publicación. Pudiera ser apropiado hacer preguntas adicionales para estimular a la persona a pensar y hacer que exprese las ideas en sus propias palabras. Las preguntas guiadoras y las de punto de vista son bastante eficaces para ese fin.
8 Que cada uno de nosotros se sienta como se sintió el hombre que emprendió la búsqueda de una oveja que se había descarriado. “Y si sucede que la halla,” dijo Jesús, “de seguro les digo, se regocija más por ella que por las noventa y nueve que no se han descarriado.”—Mat. 18:12-14.
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