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  • ¿Qué les está pasando a los indios del Brasil?
    ¡Despertad! 1972 | 8 de septiembre
    • a las religiones de la cristiandad, pero eso no había cambiado sus básicos hábitos morales. Por ejemplo, no tomaban en serio la necesidad de la honradez y la moralidad, como lo requiere la Biblia. “Pero ahora que estudian la Biblia,” dijo el alcalde a un Testigo, uno puede dejar todo a la orilla del río; ya nadie roba.” Además, los que habían estado viviendo en “matrimonio consensual” ahora están legalmente casados. La verdad de la Biblia verdaderamente cambió sus hábitos morales y religiosos y los puso en armonía con las elevadas normas que requiere Jehová, el Dios verdadero.

      En su trabajo de predicación, los testigos de Jehová también han tratado de ponerse en comunicación con los indios de la selva. Y las buenas nuevas del reino de Dios están llegando al interior del país, a medida que algunos de los indios que han aprendido la verdad de Dios visitan su propia tribu. Así es que se espera que otros se liberen de sus supersticiones y acepten la verdad de la Biblia que lleva a vida eterna en el justo nuevo orden de Dios.

  • Dragones voladores del cielo
    ¡Despertad! 1972 | 8 de septiembre
    • Dragones voladores del cielo

      DURANTE los calurosos días de a mediados del verano, el aire sobre los campos y los estanques se convierte en el escenario de algunos de los más asombrosos voladores del reino de los insectos... las libélulas.

      Uno puede ver a las libélulas, con sus dos pares de alas largas resplandeciendo a la luz del sol, cruzar como relámpago de un lado a otro, hacer el rizo, girar y lanzarse en picada a voluntad. En un instante alzan el vuelo a velocidad de tren expreso, arriba en el cielo, después, al siguiente instante, descienden rápidamente a rozar la superficie de un estanque. Estas maravillas de la creación hasta pueden volar hacia atrás o cernerse en el aire como los helicópteros.

      Pero las libélulas amadoras del sol no vuelan simplemente porque disfrutan de ello. Estos dínamos aéreos ejercen sus habilidades para alimentar un apetito insaciable. De hecho, en media hora el Sr. Libélula puede comer el equivalente de su propio peso y todavía quedarse con hambre.

      Al buscar una comida para apaciguar su apetito, las libélulas exhiben hábitos peculiares. Algunas especies buscan a través de zonas grandes. Otras han establecido senderos que siguen generación tras generación. Las libélulas más grandes demarcan territorios para sí mismas y ahuyentan a otras libélulas resonando sus alas ruidosa y desenfrenadamente. A veces si una libélula invasora es arriesgada y no se deja intimidar por el alboroto de las alas se le recibe cabeza contra cabeza. Manteniéndose en el aire sin moverse, estas dos mantienen esa posición amenazadora a medida que se elevan verticalmente en el cielo.

      Sea que se dediquen a vagar o que se establezcan en un sitio, las libélulas están siempre alerta por su platillo favorito: mosquitos y jejenes. También hallan deliciosos a las polillas y los tábanos. Debido a su cuerpo largo y delgado, en forma de aguja, muchas personas han creído que las libélulas aguijonean, pero no hacen esto. No solo son inofensivas para el hombre, sino que también son muy provechosas debido a que devoran enormes cantidades de moscas y mosquitos.

      Cuando una libélula ataca a estos insectos, éstos son completamente vencidos. Equipadas con seis patas guarnecidas con espinas que están agrupadas en forma de canasta, las libélulas atrapan a su presa al vuelo y chupan sus cuerpos hasta dejarlos secos mientras corren tras otra víctima. Tan velozmente se engullen a su presa que se ha sabido de libélulas que han comido cuarenta tábanos en dos horas. ¡Se encontró a una libélula con la boca atiborrada de cien mosquitos! Con razón estos voraces insectos se han ganado el nombre de “dragones voladores.”

      Apareamiento, y vida debajo del agua

      Pero hay un tiempo en que las libélulas prestan menos atención a comer y más a su aeronáutica. Esto es durante el apareamiento. Machos rivales se lanzan al aire para trabar batalla, buscando las atenciones de una hembra. Sus duelos aéreos despliegan algunas de las más brillantes maniobras aéreas de cualquier criatura viviente. Sin embargo, algunas especies son más moderadas y ejecutan una forma de baile de galanteo.

      Una vez que ha encontrado cónyuge, el macho literalmente se lleva a la hembra. Para aparearse, las libélulas vuelan en tándem, es decir, el macho agarra a la hembra por la parte trasera de la cabeza mientras vuela. Cuando la hembra ha de aparearse, extiende la punta de su abdomen hacia el segundo segmento toráxico del macho y recibe una cápsula de esperma.

      Después de ser fecundados sus huevos, la hembra los deposita en la superficie de un estanque o yerba acuática. El número exacto de huevos que pone una libélula está en tela de juicio; pero se han hallado tantos como 110.000 huevos en un solo racimo.

      Los huevos yacen en el agua o yerba por unos cuantos días. Entonces empieza a surgir la prole. Y son criaturas extrañas. Aparte de nacer con un apetito vigoroso, estas criaturas, llamadas ninfas, se asemejan muy poco a los padres. Tienen agallas en las paredes delgadas de sus intestinos. Estas agallas no solo sirven para absorber oxígeno, sino que, en tiempos de dificultad, le dan a la ninfa rápida fuerza para huir. Cuando está alarmada, la ninfa solo levanta las patas del fondo del estanque, despide un chorro de agua por las agallas y se lanza como cohete hacia adelante varios centímetros.

      Quizás el rasgo más extraordinario de la ninfa es su modo de atrapar alimento. Diferente a sus veloces padres, la ninfa es perezosa. De modo que espera a que una larva de mosquito o pez pequeño nade cerca de ella. Entonces, súbitamente, dispara un labio inferior oculto debajo de la cabeza. Garras agudas que se hallan en la punta del labio inferior se apoderan de la incauta presa y la halan hacia la boca de la ninfa. Este labio inferior, que está articulado y alargado, opera de manera similar al brazo humano. La articulación del medio es semejante al codo, permitiéndole al labio inferior oscilar fácilmente de una parte a otra.

      Cuando no está en uso el labio inferior y está doblado atrás debajo del cuerpo, sucede una cosa extraordinaria. Las garras cubren el rostro de la ninfa como máscara de bandido. ¡Un disfraz apropiado para estas diminutas criaturas submarinas!

      Vida en el aire

      Muchas ninfas entre las casi 5.000 especies de libélulas completan su vida debajo del agua en un año. Sin embargo,

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