Liberación a causa de retener integridad a Dios
“No me quites el alma junto con los pecadores, ni la vida junto con los hombres culpables de derrame homicida de sangre, en cuyas manos hay conducta relajada y cuya diestra está llena de soborno. En cuanto a mí, andaré en mi integridad.”—Sal. 26:9-11.
1. Mencione muchas cosas de las que queremos ser librados.
¡LIBERACIÓN! ¡Hay tantas cosas de las que queremos ser liberados—de los pesares y sufrimientos, de las injusticias y opresiones, de la ignorancia e incertidumbres, de los peligros a la paz y la prosperidad, de la falta de esperanza y de la muerte y de todas las asociaciones indeseables y malas del viejo mundo decrépito!
2. ¿Cuándo y cómo vendrá esta liberación, y cómo será garantizado y salvaguardado el futuro feliz?
2 ¡Cuán grandioso es, entonces, el hecho de que la liberación de todas esas cosas viene en nuestro día! Esto significará el que un justo nuevo mundo llegue a ser una realidad gloriosa. En su tiempo que rápidamente se aproxima el Creador de los cielos y de la tierra librará de este viejo mundo con todos sus ayes al género humano. Reemplazará al viejo mundo con un mundo enteramente nuevo en el cual la tierra será bendecida con regocijo y salud, justicia y edificación espiritual, conocimiento y confianza, paz, seguridad, esperanza, perfección de vida y todas las buenas asociaciones que se pudieran desear. Para garantizar y salvaguardar esta condición feliz en la tierra habrá el todopoderoso gobierno celestial en manos del amado Hijo del Creador. Hace mucho tiempo, cuando estuvo en la tierra como hombre perfecto, su Hijo enseñó a los que esperaban un nuevo mundo que oraran al Padre celestial de él: “Venga tu reino. Cúmplase tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.”—Mat. 6:9, 10.
3. Nuestra liberación vendrá como galardón ¿a causa de qué? y ¿por cuánto tiempo ha sido asunto de interés este requisito?
3 La liberación de cualquiera de nosotros de este viejo mundo y sus ayes nos viene como galardón de parte del Dios y Creador del nuevo mundo. Pero como galardón ¿a causa de qué? A causa de vivir nosotros en fidelidad a Él como el único Dios vivo y verdadero; a causa de obedecerle firmemente nosotros como el Gobernante Supremo de todo el universo; y a causa de mantenernos constantemente limpios de este viejo mundo corrompido y de vivir en conformidad con las reglas que se dan para la vida en su justo nuevo mundo. En otras palabras, a causa de retener integridad a Dios. Hoy muy pocas personas en la tierra saben lo que es integridad. En ningún tiempo ha habido muchas personas de integridad en la tierra. No obstante, la integridad es algo que ha recibido atención desde tiempos muy antiguos. Es una cosa deseable en la que el Dios Supremo se ha interesado desde el tiempo en que creó al primer hombre y a la primera mujer hace casi seis mil años.
4. ¿Cómo se hizo un problema para todos nosotros la integridad, y qué ejemplo feliz tenemos de que nos recompensa Dios con liberación a causa de ella?
4 Esta primera pareja, Adán y Eva, no retuvo su integridad a Dios. Ellos estropearon su perfección al quebrantar la ley de Dios y así pecar. Todos hemos nacido de ellos imperfectos y con la tendencia al pecado. Esto es lo que ha hecho de la integridad un problema tan grande para todos nosotros. Mil seiscientos años antes de la era cristiana, al tiempo en que Egipto llegaba a ser una potencia mundial, Dios observaba a la familia humana, buscando hombres de integridad. En el Medio Oriente o en el sudoeste de Asia, él vió a un hombre de esta clase. El hombre se llamaba Job. De modo que Dios dijo a su principal enemigo, Satanás el Diablo: “¿Has fijado la atención de tu corazón en mi siervo Job, que no hay nadie como él en la tierra, un hombre de integridad y recto, que teme a Dios y se desvía del mal? Aun todavía retiene firmemente su integridad, aunque tú me incitas contra él para que me lo trague sin causa.” (Job 2:3) A pesar de todo lo que Satanás el Diablo hizo al siervo de Dios, Job, este hombre retuvo su integridad, su inculpabilidad en el modo de vivir, su entereza de devoción, a Dios. En recompensa Dios libró a Job de las persecuciones de Satanás el Diablo. Por consiguiente Job es un ejemplo animador de cómo Dios puede librar y verdaderamente libra a hombres del inicuo dios de este viejo mundo, Satanás el Diablo, en recompensa por su integridad a su Creador, Jehová Dios.—Sant. 5:11.
5. ¿Qué clase de gobernante pone Dios en el gobierno del nuevo mundo, y qué cuadro dió él de dicho gobernante escogido?
5 Dado que Jehová Dios se ha propuesto establecer un gobierno para regir su justo nuevo mundo, debemos esperar que él ponga en el trono del gobierno de ese nuevo mundo a un gobernante de integridad. Él ha jurado ponerlo. Hace aproximadamente tres mil años nos dió un cuadro acerca de esto. En el Medio Oriente, en la encrucijada entre Asia y África, estableció un reino representativo y puso a un hombre de integridad probada en su trono. Un cántico nos habla de cómo Dios escogió a este hombre que en otro tiempo había sido un pastorcito, y dice: “Escogió a David su siervo y lo tomó de entre los apriscos del rebaño. De seguir tras las hembras que amamantaban lo trajo para ser pastor sobre Jacob pueblo suyo y sobre Israel posesión suya. Y se puso a pastorearlos según la integridad de su corazón, y con la habilidad de sus manos se puso a guiarlos.” (Sal. 78:70-72) Como gobernante de la nación escogida de Dios el rey David siempre trató de mantener su corazón puro, leal y fiel a Dios nuestro Creador. Por esa razón David fué un buen gobernante. Como tal gobernante se le usó para representar al que Dios hace gobernante del gobierno del justo Nuevo Mundo, el Hijo celestial de Dios, Jesucristo.
6, 7. (a) ¿Qué se esforzó con gran empeño David por hacer tocan te a él? (b) ¿Por qué estaba ansioso David de ser juzgado por Dios, y cuál fue su determinación?
6 A causa de ser fiel a Dios, David tuvo muchos enemigos, hombres que eran de corazón malo, hombres hipócritas que amaban la falsedad. Estos malhechores se sentían insultados porque el rey David no optaba por asociarse con ellos y por hacerse igual que ellos. Por consiguiente hacían grandes esfuerzos por apartarlo de la senda de inculpabilidad e inocencia para con Dios, para que el rey David se pasara a adoración del inicuo dios de este viejo mundo. Pero David sabía dentro de sí mismo que él era verdadero y honrado en sus esfuerzos por andar en inculpabilidad para con Dios.
7 Por lo tanto él estaba dispuesto a aparecer ante el trono de Dios para juicio y ser examinado en cuanto a sus intenciones puras y honradas y en cuanto a sus esfuerzos fieles por adorar únicamente a Jehová como Dios y para servirle únicamente a Él como Soberano Supremo sobre todo el universo. Este deseo de ser juzgado por el tribunal divino se muestra en estas palabras de David: “Júzgame, oh Jehová, porque yo mismo he andado en mi propia integridad, y en Jehová he confiado, para no tambalear. Examíname, oh Jehová, y ponme a prueba; refina mis riñones [o, mis emociones más profundas] y mi corazón. Porque tu bondad amorosa está en frente de mis ojos, y yo he andado en tu verdad.” Prescindiendo de lo que otros hombres hacían, prescindiendo de la oposición y persecución de parte de sus enemigos, el rey David estaba empeñado en proseguir en su sinceridad para con Jehová Dios. En oración él dijo: “En cuanto a mí, andaré en mi integridad. Oh redímeme y muéstrame favor. Mi propio pie ciertamente estará plantado en lugar llano; entre las multitudes congregadas bendeciré a Jehová.”—Sal. 26:1-3, 11, 12, margen.
8. (a) ¿Qué debemos realmente a Dios, y por qué? (b) Entonces, ¿en qué tenemos que andar y cuál es la única manera en que podemos hacerlo?
8 Hoy, estando tan cerca del fin de este viejo mundo, si deseamos ser redimidos y que se nos muestre el favor de Dios siendo protegidos durante toda la guerra universal del Armagedón y preservados vivos e introducidos en su nuevo mundo, también tenemos que andar en integridad a Dios, como David anduvo. ¿No le debemos integridad a Dios, quien es nuestro Creador y quien promete ser nuestro Preservador eterno en su recto nuevo mundo? Sí, porque él nos ha dado nuestra vida y, según sus propósitos que ha revelado en la Santa Biblia, nos ha dado algo para lo cual vivir. ¿Qué? Ese prometido nuevo mundo bajo el gobierno perfecto de su Hijo Jesucristo. El andar nosotros en integridad a nuestro Creador y Preservador no puede hacerse de ninguna otra manera que andando según la verdad y según los principios que Él fija para nosotros en su Palabra escrita. Sabemos que toda su creación se mueve y funciona según leyes que él fijó. Por eso tiene que ser un Dios de principio en todas las cosas. Para ganar su favor a fin de obtener una vida feliz en su nuevo mundo infinito nosotros mismos tenemos que probar que somos personas de integridad.
9. Por lo tanto tenemos que ser personas que se rijan por ¿qué principios?
9 Sin embargo, para hacer esto no podemos ser personas que nos rijamos por nuestros propios principios establecidos. Tenemos que ser personas que nos rijamos por los principios de Dios. Con esto no queremos decir las cosas elementales, es decir, las cosas básicas o enseñanzas fundamentales de la Palabra escrita de Dios, como las que se mencionan en Hebreos 5:12: “Necesitan ustedes de nuevo alguien que les enseñe desde el comienzo los principios elementales de los manifiestos sagrados de Dios.”
10. (a) ¿Qué queremos decir especialmente por “principio” aquí? (b) Desde este punto de vista, ¿qué dijeron Santiago y Pablo a los cristianos?
10 Tenemos que recordar que un principio también es una regla de acción establecida, una ley de comportamiento gobernante, una regla de comportamiento que dirige consistentemente la acción de una persona, una creencia o actitud que ejerce una influencia dirigente en la vida y el comportamiento. (Webster) A causa de que un principio significa así una vida ordenada, Santiago pudo decir al apóstol Pablo: “Andas ordenadamente, tú mismo también guardando la Ley.” (Hech. 21:24) Pablo mismo también pudo decir a sus hermanos en Cristo: “Hasta donde hemos progresado, sigamos caminando ordenadamente en esta misma rutina”; y, “todos los que andarán ordenadamente por esta regla de conducta, sobre ellos sea la paz y la misericordia, aun sobre el Israel de Dios.” (Fili. 3:16; Gál. 6:16) El vivir según los principios de Dios requiere que andemos ordenadamente, en armonía con las reglas que él ha fijado para que nos guiemos y gobernemos por ellas. Su Hijo, Jesucristo, mientras estuvo en la tierra, nos puso un ejemplo perfecto en cuanto a vivir según los principios de Jehová Dios, su Padre. Por lo tanto se nos advierte contra el andar “según las cosas elementales del mundo y no según Cristo; porque es en él [Cristo] que toda la plenitud de la cualidad divina habita.”—Col. 2:8, 9.
PRINCIPIOS TEOCRÁTICOS
11. (a) ¿Por qué tienen que aplicar los principios de Dios a todas las criaturas? (b) ¿Cómo hemos llegado a estar todos nosotros muy sujetos a la pasión?
11 Cuando retenemos nuestra integridad al pensar, hablar y actuar en armonía con los principios o reglas de comportamiento procedentes de Jehová, somos realmente teocráticos. Jehová es el único Teócrata, en el sentido de ser el Dios Gobernante supremo. Él gobierna y ejerce su poder sobre todas las criaturas y cosas en el cielo y en la tierra porque él es el único Dios vivo y verdadero. Por eso es que sus principios o reglas de comportamiento y de gobierno tienen que aplicar a todas las criaturas inteligentes, humanas y espirituales. Como Creador nuestro, hizo al primer hombre Adán perfecto a la imagen de Dios y según la semejanza de Dios. Se esperaba justamente que el hombre perfecto fuera una persona de principio semejante a su Padre celestial, y que no fuera dominado o impulsado por mero instinto o por meros sentimientos de su carne. Cuando la esposa de Adán fué engañada por la Serpiente original, Satanás, Adán obró antiteocráticamente al optar por complacer a su esposa descarriada y asirse de ella en vez de complacer a su Padre celestial y asirse de Su ley con integridad o perfección de comportamiento. En Adán todos sus descendientes, inclusos nosotros hoy en día, han sufrido una gran caída desde lo que es proceder por principio, y hemos llegado a estar sumamente sujetos a la pasión. Con esto no queremos decir sólo pasión sexual, como entre varón y hembra, sino un fuerte afecto a lo que sea que nos haga sentir bien o que por egoísmo sea para nuestros propios intereses y placer personales sin hacer caso de la voluntad de Dios.
12. (a) ¿Qué clase de principios son los principios de Dios? (b) ¿Qué arreglos hizo Él con relación al hombre para que no se perdiese el conocimiento de Sus principios?
12 Dios no se aparta de sus propios principios simplemente para complacer a sus criaturas. Sus principios son perfectos e inmutables, y en todos ellos su amor, justicia, sabiduría y poder se toman en cuenta. Sus principios morales y religiosos no son conocidos o no son reconocidos por los hombres en general, porque ellos siguen la filosofía y los principios de este viejo mundo. Con el fin de que el conocimiento de Sus principios no se perdiese, sino que lo aprendiese todo el que ama el principio justo, el gran Teócrata Jehová hizo que sus principios fueran puestos por escrito en sus Sagradas Escrituras. Allí se pueden leer y estudiar. En el año 1513 antes de la era cristiana Dios mismo, mediante su poder, escribió diez principios básicos en tablas de piedra. Se los dió a su profeta Moisés para que Moisés los desplegara y enseñara a sus hermanos, la nación de Israel. Él agregó muchos otros principios al conjunto de leyes que dió a la nación por medio de su mediador Moisés. Mediante profetas posteriores Jehová Dios declaró muchos otros principios así como profecías para el futuro. El que se pusiera por escrito esta historia sagrada y estos principios y profecías produjo las Santas Escrituras, que en un tiempo sólo los judíos o israelitas poseían. Dichas Escrituras también eran los únicos escritos sagrados que la iglesia o congregación cristiana poseía al comenzar su existencia en el año 33 de la era cristiana.
13. Según 2 Timoteo 3:16, 17, ¿qué clase de libro son las Santas Escrituras, y qué posición, según mostraron Pedro y los otros apóstoles, tenemos que dar a su contenido?
13 Teniendo en mente esos escritos sagrados el apóstol Pablo escribió: “Toda Escritura es inspirada por Dios y es benéfica para enseñar, para reprender, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente, completamente equipado para toda buena obra.” (2 Tim. 3:16, 17) Esto significa que las Santas Escrituras son un libro de principio. Sus principios registrados son una regla dirigente y una fuerza justa para los cristianos que se encuentran en este viejo mundo que carece de principios o que tiene principios antiteocráticos. Para obtener la vida en alguna parte del nuevo mundo de Dios es necesario que pongamos los principios y mandamientos de la Palabra escrita de Dios por encima de los de este viejo mundo que está bajo Satanás, “el dios de este sistema de cosas.” (2 Cor. 4:4) Note todo el mundo que el apóstol cristiano Pedro y sus coapóstoles fueron los que declararon esta regla de acción. Cuando el tribunal supremo de asuntos religiosos de Jerusalén mandó a Pedro y a los otros apóstoles que dejaran de predicar las recién aprendidas enseñanzas fundamentales del cristianismo, todos esos apóstoles respondieron al tribunal religioso: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres. El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien las manos de ustedes habían muerto, colgándolo en un madero. Dios ensalzó a su diestra a éste como Principal Agente y Salvador, para dar arrepentimiento a Israel y perdón de pecados. Y nosotros somos testigos de estos asuntos, y también lo es el espíritu santo que Dios ha dado a los que le obedecen a él como gobernante.”—Hech. 5:29-32.
14. (a) ¿Por qué no fueron sediciosos o subversivos esos apóstoles al responder y obrar así? (b) Por eso, ¿qué hicieron tocante al mandato siguiente del tribunal supremo?
14 Pedro y los otros apóstoles cristianos no fueron sediciosos o subversivos al contestar y actuar así. Fueron teocráticos del todo al declarar que Dios es el Gobernante por encima de los tribunales y gobernantes humanos y al obedecer a Dios como el Gobernante Supremo. Los apóstoles fieles sostuvieron así el primordial principio cristiano. Al hacer esto retuvieron su integridad al Soberano universal, Jehová Dios. El tribunal religioso se negó a reconocer ese principio y mostró su negativa castigando a los apóstoles: “Llamaron a los apóstoles, los azotaron, y les ordenaron que dejaran de hablar sobre la base del nombre de Jesús, y los dejaron ir.” ¿Obedecieron Pedro y los otros apóstoles este mandato de ese tribunal supremo? La propia Palabra escrita de Dios nos da la respuesta, diciendo: “Estos, por lo tanto, salieron de delante del Sinedrio, regocijándose porque habían sido tenidos por dignos de ser afrentados por causa de su nombre. Y todos los días en el templo y de casa en casa continuaban sin parar [observe, sin parar] enseñando y declarando las buenas nuevas acerca del Cristo, Jesús.”—Hech. 5:40-42.
15. (a) ¿Cómo declaró Dios mucho tiempo antes que Pedro ese mismo principio por medio de Moisés? (b) ¿Cómo fué este principio de esta declaración expresado de nuevo por Jesucristo a un inquiridor?
15 Habrán pasado diecinueve siglos desde entonces, pero lo que Pedro y sus coapóstoles dijeron en ese tribunal religioso en aquella ocasión subsiste como principio gobernante hoy en día. Mucho antes del día de Pedro, Dios mismo por medio de su profeta Moisés había declarado ese mismo principio a la nación de Israel, con estas palabras: “Tú no debes inclinarte ante otro dios, porque Jehová está dedicado exclusivamente a su nombre. Él es un Dios que exige devoción exclusiva.” (Éxo. 34:14) Esta no es simplemente una de las muchas leyes que se hallan en el acuerdo escrito del pacto que Dios hizo con Israel. Es la declaración de un principio o regla de comportamiento que es eterno y universal, y que aplica a todas las criaturas en el cielo y en la tierra. El principio de esta ley lo declaró de nuevo Jesucristo mismo en respuesta a la pregunta: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?” Jesús respondió: “‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente.’ Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo, semejante a él, es éste: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.’ De estos dos mandamientos pende toda la Ley, y los Profetas.” (Mat. 22:35-40) Así se nos dice el primordial principio que se encuentra a través de todas las Santas Escrituras, incluyendo a la Ley y a los Profetas.
16. (a) En comparación con nosotros mismos y con nuestro prójimo, ¿cómo tenemos que amar a Dios? (b) ¿Cómo quedaría bajo este requisito la respuesta de Jesús en cuanto a la pregunta del impuesto?
16 Las criaturas humanas que son teocráticas en sus principios aman a Jehová como Dios y Gobernante o como El Teócrata. Para tener su amor y ser favorecidos con la vida eterna en su nuevo mundo tenemos que amarlo. En conformidad con su más grande mandamiento, según lo declaró su Hijo Jesús, tenemos que amar a Jehová, pero no como nos amamos a nosotros mismos ni como amamos a nuestro prójimo. Tenemos que amarlo más que a nosotros mismos o más que a nuestro prójimo, sí, más que a nuestra entera nación de prójimos. Jesús dijo que tenemos que amar a Jehová Dios con nuestro todo. Este hecho nos proporciona un entendimiento más amplio de lo que Jesús quiso decir cuando contestó la pregunta capciosa: “¿Es lícito pagar tributo a César o no?” Dado que la moneda de impuesto tenía grabada en ella la imagen de César, Jesús dijo: “Devuelvan, por lo tanto, las cosas de César a César, pero las cusas de Dios a Dios.” (Mat. 22:15-21) Ahora, en lo que toca a estos dos gobernantes, ¿cuál fué el que nos dió a nosotros las criaturas nuestro corazón y nuestra alma y nuestra mente? ¿Fué el César político? ¿O fué Dios? No fué César, sino Dios quien nos dió estas cosas esenciales a nuestra vida como criaturas inteligentes. De modo que es a Dios, no a César, que tenemos que devolver estas cosas, cosas mucho más valiosas y mucho más inclusivas que el dinero de impuesto de César.
17. (a) ¿Cómo devolvemos las cosas de César, y cómo devolvemos las cosas de Dios? (b) Según los mandatos de Dios, ¿cuál tiene que ser nuestro lema?
17 Es correcto devolver el dinero de impuesto de César a él por los servicios que el Estado político presta a los seguidores de Cristo. ¿Pero cómo podemos devolver a Dios las cosas de Dios? Obedeciendo teocráticamente el mandamiento supremo del universo, aun amando a Jehová nuestro Dios legítimo con todo nuestro corazón, alma y mente. De modo que en armonía con el principio fundamental de los dos mandamientos más grandes como los declaró Jesucristo, nuestro lema tiene que ser, no Por Dios y la patria, sino Por Jehová y por nuestro prójimo así como por nosotros mismos. No por nuestro prójimo primero, sino por Jehová nuestro Dios primero. No por nuestro prójimo más que por nosotros mismos, sino por Dios más que por nosotros mismos y por nuestro prójimo.
18. (a) Al pagar impuesto, ¿estaba deificando Jesús a César Tiberio? (b) ¿Cómo mandó Jesús que sus seguidores no deificaran al Estado?
18 No olvidemos que el César romano había sido hecho un dios en la tierra o había sido deificado por los romanos. Pero cuando Jesucristo pagó el impuesto a César como judío o israelita según la carne, él no estaba reconociendo mediante ello a César Tiberio como dios. Jesús no deificó al emperador romano o al Estado político. Jesús manda a sus seguidores que no deifiquen a ningún Estado político de este viejo mundo. Este mandato lo declaró Jesús la noche antes de ser clavado al madero por los soldados del imperio de César. Esa noche él estableció la cena del Señor con el pan y el vino y luego dijo a sus apóstoles fieles: “Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y a los que tienen autoridad sobre ellas se les llama ‘Benefactores’. Ustedes, sin embargo, no han de ser así. Sino que el que sea el mayor entre ustedes se haga como el más joven, y el que esté actuando como jefe como el que ministra. Porque, ¿cuál es mayor, el que se reclina a la mesa o el que ministra? ¿No es el que se reclina a la mesa? Pero yo estoy en medio de ustedes como el que ministra.”—Luc. 22:25-27.
19. ¿Cómo estaríamos deificando a César o al Estado, y qué obligación a Jehová Dios estaríamos violando?
19 Así se ve que Jesús no trató de deificarse, y mucho menos trató de deificar a César el recaudador de impuestos. Los fieles seguidores de Jesús para retener integridad a Jehová tienen que imitar a Jesús adhiriéndose a este mismo principio y no deificando a César, a quien ahora mismo tenemos la obligación de pagar impuestos. Los cristianos semejantes a Cristo violarían la dedicación que han hecho de sí mismos a Jehová Dios al deificar a César o al Estado político dando su todo a César y así dando a César el lugar de Dios en su adoración y en su afecto.
ADORANDO A LA BESTIA SALVAJE
20, 21. (a) ¿Por quiénes está siendo cumplido el cuadro de Apocalipsis 14:6 hoy en día, y cómo? (b) Después de ese cuadro, ¿qué amonestación se da contra el deificar a César o al Estado político?
20 Hace más de dieciocho siglos Apocalipsis 14:6 representó proféticamente cómo, en nuestro día, las “buenas nuevas eternas” se declararían como nuevas de gran gozo a toda nación, tribu, lengua y pueblo en la tierra. En armonía con eso hoy los testigos de Jehová por toda la tierra están obedeciendo el mandato de Jesús dado en Mateo 24:14. Sí, están predicando las buenas nuevas de que el reino de Dios fué establecido en 1914 cuando Cristo fué entronizado y coronado en los cielos. Como resultado de esta predicación de dichas buenas nuevas eternas en toda la tierra habitada, todas las naciones están recibiendo un testimonio antes de que venga el fin de todas estas naciones en la venidera guerra universal del Armagedón. Después que se da el cuadro de esta declaración de las buenas nuevas eternas a todas las naciones y pueblos, se presenta en el capítulo 14 del Apocalipsis otro cuadro profético que amonesta a los cristianos contra el deificar a César o al Estado político. Allí leemos:
21 “Y otro ángel, un tercero, siguió tras ellos, diciendo en voz alta: ‘Si cualquiera adora a la bestia salvaje y a su imagen, y recibe una marca en su frente o sobre su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios que ha sido echado sin diluir en la copa de su ira, y será atormentado con fuego y azufre a la vista de los santos ángeles y a la vista del Cordero. Y el humo de su tormento asciende por siempre jamás, y día y noche no tienen descanso, los que adoran a la bestia salvaje y a su imagen, y cualquiera que recibe la marca de su nombre. Aquí es donde significa aguante para los santos, los que observan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.’”—Apo. 14:9-12.
22. ¿Qué clase de animal es esta “bestia salvaje,” y qué hacen tocante a esta bestia salvaje los que pierden la salvación?
22 Según el capítulo anterior, o Apocalipsis 13:1-8, la bestia salvaje asciende del mar. No obstante, no es un animal marino, sino un animal terrestre, con rasgos combinados de leopardo y oso y león. No podría ser una verdadera combinación de animales, pues se dice que tiene el trono de un gobernante y lleva puestas diademas. También habla en blasfemia contra Dios y su nombre y residencia y contra los habitantes del cielo, y efectúa guerra contra los santos de Dios y obtiene autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. Por esta razón los moradores humanos de la tierra adoran a esta bestia salvaje, pero nadie que la adora obtiene salvación en el nuevo mundo de Dios.
23, 24. Según los comentarios de autoridades católicas romanas, ¿qué simboliza la bestia salvaje de Apocalipsis 13:1?
23 Entre los comentarios interesantes en cuanto a lo que representa esta bestia salvaje en nuestro día se encuentran los de las autoridades católicas romanas. En la traducción al inglés llamada “El Nuevo Testamento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo,” por F. A. Spencer, O.P., publicada por C. J. Callan, O.P., y J. A. McHugh, O.P. (1946), su nota al pie de la página en cuanto a Apocalipsis 13:1 dice: “Esta primera Bestia parece representar al poder político puesto en orden de batalla contra el cristianismo.” Otra traducción, también en inglés, “El Nuevo Testamento de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo traducido de la Vulgata Latina,” publicada por eruditos católicos bajo el patrocinio del comité episcopal de la Confraternidad de Doctrina Cristiana, de 1941, dice en su nota al pie de la página en cuanto a este mismo versículo: “El cuadro de la primera bestia se basa en el capítulo siete de Daniel. Esta bestia es la imagen de los reinos del mundo, reinos fundados en pasión y egoísmo, que en toda edad son antagónicos a Cristo y tratan de oprimir a los siervos de Dios. Este poder representa a la Roma imperial.”
24 Cuthbert Lattey, S.J., y José Keating, S.J., los redactores generales de la versión en inglés Westminster de las Sagradas Escrituras, tomo IV de 1931, dicen en su nota al pie de la página en cuanto a Apocalipsis 13:1: “En el Apocalipsis, ‘la bestia’ combina los poderes de las cuatro diversas ‘bestias’ o imperios descritos por Daniel. Simboliza al poder político, la fuerza material que el mundo pone a disposición del dragón, para oprimir a los siervos de Dios. Ese poder se representa como estando incorporado en el imperio romano.” Otro comentario católico romano sobre este versículo agrega su testimonio: La edición Murphy de La Santa Biblia, Versión Douay en inglés, aprobada por el cardenal Jaime Gibbons, y publicada por la Compañía de Juan Murphy, editores de La Santa Sede, dice en su nota al pie de la página: “Esta primera bestia con siete cabezas y diez cuernos, probablemente es la entera compañía de infieles, enemigos y perseguidores del pueblo de Dios, desde el principio hasta el fin del mundo. Las siete cabezas son siete reyes, es decir, siete reinos principales de imperios, que han ejercido, o ejercerán, poder tiránico sobre el pueblo de Dios; de éstos, cinco ya habían caído, a saber: las monarquías egipcia, asiria, caldea,a persa y griega; una estaba presente, a saber, el imperio de Roma: y la séptima y principalísima había de venir, a saber, el gran Anticristo y su imperio. Los diez cuernos puede entenderse de diez perseguidores menores.”
25. Por lo tanto, ¿qué representa la adoración de la bestia salvaje, y por eso para quiénes es esto una advertencia?
25 Según todo el susodicho comentario católico romano la adoración de la bestia salvaje de Apocalipsis 13:1-8 y 14:9 no podría significar otra cosa que la adoración del Estado político. La bestia salvaje no simboliza algún sistema político en particular, sino que los combina o los amalgama a todos en un solo sistema mundano. Este cuadro de la adoración del Estado por lo tanto aplica en toda la tierra, ya sea que ciertos sistemas políticos se incluyan directamente en la simbólica “bestia salvaje” o simplemente sean aliados políticos de ella. En consecuencia esto es una advertencia para las personas de alrededor de toda la tierra que quieran ser cristianos verdaderos, y nosotros mismos la aceptamos con toda seriedad.
26. ¿Retendrán algunos su integridad rehusando adorar a la bestia salvaje y rehusando recibir una marca, y cómo lo sabemos?
26 ¿Retendrá persona alguna su integridad a Jehová Dios rehusando adorar a la bestia salvaje y a su imagen y rehusando recibir una marca en su frente o sobre su mano? No todos los hombres que simplemente dicen ser cristianos retendrán la integridad adhiriéndose al principio de adorar al único Dios vivo y verdadero y amarlo con todo el corazón, alma y mente. Apocalipsis 20:4 dice quiénes retendrán integridad y serán recompensados, diciendo: “Vi las almas de los que fueron ejecutados con el hacha por el testimonio que dieron de Jesús y porque hablaron de Dios, y a los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y que no habían recibido la marca sobre la frente ni en la mano. Y llegaron a vivir y gobernaron como reyes con el Cristo por mil años.” El versículo 6 agrega: “Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre éstos la segunda muerte no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y gobernarán como reyes con él por los mil años.” Estos son los santos que aguantan hasta el fin mientras observan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. En estos últimos días ellos tienen una grande muchedumbre de compañeros de buena voluntad.
27. ¿De qué son librados por retener integridad, y en el servicio de quién sacrifican su vida?
27 Por retener integridad todos éstos son librados de tener que beber el simbólico “vino de la ira de Dios” y de ser ‘atormentados con fuego y azufre [simbólicos] a la vista de los santos ángeles y a la vista del Cordero.’ Rehusan someterse a la compulsión que se aplica para hacer que los hombres violen el principio de la devoción exclusiva a Dios únicamente, como se predijo en Apocalipsis 13:15-17. Ellos sacrifican su vida a favor de Dios y el Cordero Jesucristo, no en el servicio de la bestia salvaje y su imagen. Esa bestia salvaje, representada por su sexta cabeza, ejecutó a Jesucristo y después persiguió a los cristianos verdaderos en todo su imperio, ejecutándolos con el hacha o atormentándolos y matándolos de otras maneras crueles. Las reliquias modernas del imperio romano continúan manifestando el mismo espíritu maligno hacia los cristianos semejantes a Cristo.
28. ¿Al servicio de quién se hallaba el centurión Cornelio cuando lo alcanzó por primera vez el cristianismo? ¿Dimitió él del servicio militar después de bautizarse?
28 Cornelio, como “un oficial del ejército [o, centurión] de la ‘banda italiana’ como se llamaba,” estaba al servicio de la sexta cabeza de la bestia salvaje cuando lo alcanzó por primera vez el cristianismo. Él no se hallaba sirviendo en el campo, sino orando en su casa en Cesarea cuando un ángel de Dios apareció en una visión y le dijo que mandara a llamar a Pedro el apóstol. También fué en casa de Cornelio que Pedro le predicó a él y a sus parientes e íntimos amigos cuatro días después. Fué en medio de esas circunstancias que Dios derramó su espíritu sobre Cornelio y los otros que creyeron el mensaje junto con él. Al mandarlo Pedro, Cornelio y los otros nuevos creyentes fueron bautizados en agua así como habían sido bautizados con espíritu santo. (Hech. 10:1-48) Lo que el centurión Cornelio hizo después de eso, es decir, que haya dimitido del servicio militar como centurión romano o no, el libro de los Hechos de los Apóstoles no lo declara.
29. (a) Si Pedro hubiera dado a Cornelio la instrucción de que dimitiera, ¿qué pudiera haber sucedido? (b) Si la Santa Biblia hubiera dado instrucciones directas, ¿qué le habría sucedido?
29 Sin duda, bajo el funcionamiento del espíritu santo de Dios Cornelio aplicó a sus asuntos y relaciones personales los principios del cristianismo de que él trató con Pedro “por algunos días” después de eso. Cornelio no era judío circunciso, y, como centurión romano, no estaba peleando guerra teocrática como lo hicieron muchos siglos antes de eso Josué el hijo de Nun y David el matador del gigante Goliat. (Jos. 10:1-11:23; 1 Sam. 17:4-54; 2 Sam. 8:6-14) Si Pedro le hubiera dicho a Cornelio que dimitiera, Pedro pudiera haber sido acusado de estorbar el programa militar de la sexta cabeza de la “bestia salvaje,” y pudiera haber sido ejecutado por esa acción en vez de por predicar el mensaje de Dios sin transigir o sin parar. Asimismo, si la Palabra escrita de Dios, en particular el llamado Nuevo Testamento escrito por cristianos bajo inspiración, hubiera dicho directamente a los cristianos dedicados exactamente lo que deberían hacer cuando se enfrentaran a la llamada a servicio militar para la sexta y séptima cabezas de la simbólica bestia salvaje, sin duda la Santa Biblia habría sido prohibida o proscrita en todo país bajo el dominio de la “bestia salvaje,” particularmente por sus instrucciones en cuanto a la cuestión militar.
30. Por eso, ¿qué ayuda dan las Santas Escrituras a los cristianos en este asunto, y quiénes tienen que aceptar la responsabilidad de hacer una decisión?
30 Por eso en la sabiduría de Jehová Dios sus Santas Escrituras inspiradas se abstienen de dar consejo directo. Sus Escrituras sólo declaran los principios teocráticos que deben gobernar a los cristianos y luego dejan que los cristianos dedicados semejantes a Cornelio apliquen consistentemente esos principios en su caso personal, bajo su propia responsabilidad, de modo que retengan integridad a Dios. Aparte de explicar lo que son los verdaderos principios cristianos bíblicos en la Palabra de Dios, ningún cristiano individual o grupo de cristianos tiene la comisión divina o la responsabilidad de instruir directamente a otro cristiano en cuanto a qué hacer en este asunto. Cada uno tiene que decidir por sí mismo qué hacer.
[Notas]
a O, babilónica.