Reteniendo la integridad en la Alemania comunista
INFORMES procedentes de la Alemania oriental comunista indican que las autoridades allí están muy perturbadas debido a la eficacia de la actividad de los testigos de Jehová. Este asunto es tema de discusión en toda sección y división del gobierno y a los oficiales y empleados del gobierno se les ha instado a buscar a toda persona que tenga conexión alguna con los testigos de Jehová. En una reunión de oficiales de partido se describió a los testigos de Jehová como parásitos que tienen que ser destruidos. En otra, se les dijo a los comunistas que la única solución era deportar o arrestar a los testigos de Jehová.
Pero parece que no logran mucho con arrestarlos. En realidad, el informe de un tribunal de Schwerin reveló que el arresto de un señor que solamente había estado interesado en la obra de los testigos y que todavía no se había bautizado cristalizó en él la determinación de no sólo seguir después, como antes, hablando con otros de las cosas que él había aprendido, sino también de contarse él mismo ahora como testigo.
En realidad el odio de los comunistas está dirigido contra la Palabra de Dios, la Biblia. Note la expresión de un caudillo del cuerpo militar de la policía popular en un presidio: “La Biblia en manos de un testigo de Jehová puede causar tanto daño como una antorcha en manos de un incendiario.”
Repetidas veces se oye a los testigos de Jehová decir en los tribunales: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres.” La siguiente experiencia es una que indica la determinación de los hermanos de apegarse firmemente a esto: Un hermano había sido golpeado diariamente por cuatro meses además de recibir otros maltratamientos y padecer de hambre y frío. Después de esto se hizo burla de él con estas palabras: “Le haremos blando y débil. Recuerde: todo general se rinde cuando reconoce que su situación no tiene remedio. ¿Por qué se niega usted a rendirse?” Pálido y demacrado, apenas pudiendo mantenerse en pie, pero con voz fuerte, el hermano contestó: “He prometido ser fiel a Jehová. Podrán sacarme de aquí como cadáver pero no como traidor.”
Desde otro presidio un hermano escribe lo siguiente: “Aquí tenemos entre nosotros fuerte unidad. Ni un solo hermano ha sido vencido por el enemigo de modo que haya negado a Jehová. Hasta los oficiales reconocen que es imposible suprimir la organización teocrática.”
Una hermana informó gozosamente desde su prisión: “Jehová nos dió la oportunidad de alabarlo en medio de un campamento de sus enemigos, y nos dió buen éxito y mucho gozo. Fué glorioso alimentar las ovejas de Jehová. Una señora interesada dijo que ella le había rogado a Dios que pudiera ponerse en contacto con los testigos. Otra dijo: ‘Ahora por primera vez sé por qué fué para mi propio bien que me pusieran en el presidio. Tal vez afuera nunca se me hubiera obligado a poner atención a la lógica.’ Muchos corazones se están poniendo felices y aun detrás de los muros de la prisión sus ojos están radiantes de alegría.”
Un hermano que recibió una sentencia de quince años de presidio escribe lo siguiente a su familia después de cuatro años: “Espero que todos ustedes estén bien y felices, que es lo que puedo decir en cuanto a mí. No tengo por qué estar infeliz ni nada de qué quejarme. ¡Al contrario! Si verdaderamente pienso en ello todo lo que puedo decir es: ¡Estoy feliz! Reconozco las bendiciones y favores que recibo tan inmerecidamente, y tengo una confianza inmoble y una fe tan fuerte como una roca en la omnipotencia de nuestro gran Dios. Los sentimientos armoniosos y amorosos de los tantos que están unidos a nosotros siempre es una fuente de gran gozo para nosotros.”
Los hermanos presos son grandemente fortalecidos por el amor, cuidado y celo que manifiestan en el servicio los que todavía andan libres, y por otra parte los que van de casa en casa en la Alemania oriental se sienten grandemente estimulados por el valor y celo que expresan los que están en prisión. Lo siguiente da a saber los gozos que reciben aquellos que todavía tienen libertad para ir de casa en casa:
“Dejé el folleto La evolución contra el nuevo mundo con un doctor católico. Volví a visitar al doctor y él me dijo, señalando al folleto: ‘Con ese folleto usted me rindió un servicio muy placentero. Lo estudié con mi hija y le digo que esa presentación tiene manos y pies. [Una expresión idiomática alemana que quiere decir que surte efecto y es sólido o substancial.] Hemos copiado varias páginas en máquina de escribir y pensamos invitar al profesor y los doctores de la escuela secundaria y los miembros de la junta de educación para presentarles nuestros argumentos.’ Juzgando por la discusión que tuvimos era aparente que él había estudiado el folleto desde el principio hasta el fin. Hizo muchas preguntas y quería saber más acerca del tiempo del fin y de la resurrección.”