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  • Una diferente lucha por la vida en Taiwan

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  • Una diferente lucha por la vida en Taiwan
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1980
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  • LOS MISIONEROS AYUDAN EN LA LUCHA
  • SE ALCANZA EL CAMPO CHINO
  • PROBLEMAS EN EL CAMPO TRIBUAL
  • PROGRESO EN EL CAMPO CHINO
  • SE CONTINÚA AYUDANDO A OTROS A SOBREVIVIR
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1980
w80 15/1 págs. 8-11

Una diferente lucha por la vida en Taiwan

LA LUCHA por la vida no es nada nuevo para la raza humana. El hombre se ha enfrentado a muchas crisis de esa índole desde que la gente ha estado en esta Tierra. En nuestro propio tiempo, naciones completas han luchado por la vida. Lo mismo han hecho individuos, frecuentemente debido a problemas y presiones económicos.

Sin embargo, en Taiwan, allá en los años treinta, comenzó una clase diferente de lucha por sobrevivir. Fue durante aquella década cuando los habitantes de Taiwan, que entonces estaban bajo el yugo del Japón imperial, por primera vez tuvieron oportunidad de escuchar cómo podían entrar con vida en un nuevo sistema justo que sería hechura de Dios. Se pronunció un discurso público en Taipei y éste atrajo la atención de por lo menos una persona que abrazó la verdad de la Palabra de Dios con avidez. Este individuo, además de unos precursores especiales (proclamadores del Reino de tiempo completo) procedentes del Japón, más tarde hicieron esfuerzos diligentes por declarar este mensaje por toda la isla. La respuesta inicial a estos esfuerzos fue lenta entre los habitantes de Taiwan, que practicaban el budismo. Sin embargo, ¿qué hallaron los precursores especiales después de haber hecho un agotador viaje en bicicleta a la costa oriental por un camino escabroso a través de las montañas? Pues, que de la tribu aborigen de los amis algunos abrazaron la verdad bíblica con avidez. A su vez, éstos hablaron a parientes y amigos que aceptaron de buena gana la palabra de miembros de la tribu que eran respetados y en quienes confiaban, y se bautizaron.

Entre los que se presentaron para ser bautizados en 1938 estuvo presente un muchacho de 12 años de edad de apellido Lin. Los precursores japoneses tenían dudas en cuanto a si alguien tan joven debería bautizarse. Por lo tanto se detuvo la ceremonia del bautismo mientras se examinaba con preguntas al joven. Sorprendido ante lo resuelto que el muchacho estaba a servir a Dios, el hermano Oh permitió que se efectuara el bautismo. Hasta el día de hoy, aquel candidato al bautismo, el hermano Lin, ha continuado sirviendo de toda alma, y él y su esposa han dedicado la mayor parte de los últimos 21 años al servicio de precursor especial. Algunos de los demás que se bautizaron en aquella ocasión también han permanecido fieles a Jehová a través de muchas pruebas.

Los que tenían la esperanza de entrar con vida en el sistema de cosas que Jehová ha prometido tuvieron que luchar con valentía por su fe durante la II Guerra Mundial. Los gobernantes japoneses hicieron todo cuanto pudieron para obligar a aquellas humildes personas a adorar en templos sintoístas o transigir de algún otro modo. Dos de los precursores especiales que habían encabezado la obra aquí fueron encarcelados por muchos años. Uno murió en la prisión y el otro desapareció misteriosamente después de haber sido puesto en libertad al fin de la guerra. Los Testigos locales creen que se le dio muerte secretamente. Otros cristianos mostraron que la fe de ellos tenía la cualidad de resistencia al fuego que les permitiría sobrevivir íntegros.—1 Cor. 3:10-15.

LOS MISIONEROS AYUDAN EN LA LUCHA

Al terminar la guerra, Taiwan volvió a estar bajo gobernación china. Con el tiempo los misioneros que trabajaban en Shangai pudieron comunicarse con los amis y otras personas que estaban tratando de servir a Jehová. Con el tiempo, se obtuvo el permiso para que J. McGrath y C. Charles, graduados de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower, entraran en Taiwan y trabajaran entre los amis. La asignación de estos misioneros no era fácil. Entre los problemas con los cuales tropezaron estuvieron condiciones de vida difíciles, malaria, ictericia y la barrera del idioma. Además, había que dedicar mucho tiempo a ayudar a los funcionarios públicos a entender la verdadera naturaleza de nuestra obra, pues los clérigos de la cristiandad habían ejercido influencia en ellos para ponerlos en contra de los testigos de Jehová. Todo esto sometió a prueba la fe y amor de los misioneros. Estos vieron la necesidad de edificar la fe de aquella gente humilde, muchos de los cuales se habían bautizado solo porque sus parientes les habían hablado de la esperanza de unos justos ‘nuevos cielos y una nueva tierra.’ (2 Ped. 3:13) Con mucho cuidado, se tradujo al japonés, que entonces se hablaba ampliamente aquí, material de “Sea Dios Veraz,” un libro que servía de ayuda para el estudio de la Biblia. Por medio de usar la Biblia y una pizarra, los misioneros conducían estudios con grandes muchedumbres que se reunían en los salones de las aldeas.

Dos grupos de Testigos emprendieron un recorrido especial de predicación para diseminar a otras aldeas la esperanza de alcanzar la vida como sobrevivientes. Un misionero acompañó a cada grupo. Para uno de los grupos el viaje fue particularmente difícil debido a que tuvieron que cruzar montañas altas y escabrosas, y la lluvia había hecho que el camino de barro estuviese en condiciones resbaladizas y traicioneras. ¡El camino que seguían serpenteaba hacia abajo por un risco, y un desliz podía significar una caída de 183 metros!

Los zapatos de goma del hermano Charles eran peligrosos, y él trató de caminar descalzo, pero no pudo. Así que los hermanos le prestaron los zapatos que ellos llevaban, que tenían profundas estrías. El grupo se cogió de manos y, con muchas oraciones en los labios, finalmente llegaron a la base del risco. Mientras cruzaban la siguiente cadena de montañas, una copiosa lluvia hizo difícil el continuar a buen paso. Todos se unieron en oración y pidieron la ayuda de Jehová para tener un buen viaje de regreso. ¡Cuán agradecidos se sintieron cuando se encontraron con el otro grupo después de dos semanas de caminar!

Sin embargo, debido a la antes mencionada acción de parte del clero de la cristiandad nuestra obra fue puesta bajo restricciones y los misioneros se vieron obligados a salir de Taiwan. A los Testigos locales se les acosó y a algunos se les encarceló. Sin embargo, con el tiempo las autoridades llegaron a darse cuenta de que no tenían nada que temer de los testigos de Jehová. En 1955 se dio reconocimiento a una Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia en Taiwan, y esto abrió el camino para que más misioneros entraran en Taiwan.

SE ALCANZA EL CAMPO CHINO

Los nuevos misioneros, Clarence y Louise Halbrook, se concentraron en ayudar a los chinos a aprender acerca de la esperanza que significaría conservación de la vida. Por lo tanto, estudiaron el chino mandarín, el idioma oficial de la isla. Al poco tiempo se unieron a ellos otros dos misioneros. Para enero de 1957, cuando aquí se estableció una sucursal de la Sociedad Watch Tower, había unos 2.000 proclamadores del Reino, de los cuales la mayoría eran de la tribu amis. Pero ¿tenían ellos la fe que les asegurara el sobrevivir? Esto se demostraría al debido tiempo.

Dos años después, ocho misioneros se unieron a los cuatro que ya se encontraban aquí. Estaban comenzando a localizar a algunas personas chinas que deseaban aprender acerca de la supervivencia. Una de las primeras personas a quienes pudieron ayudar fue un geólogo del gobierno que era conocido por su mal genio. Pero la verdad bíblica cambió aquella tendencia, y ahora, muchos años después, sirve de anciano cristiano nombrado y es muy querido por muchas personas que han aprendido la verdad desde entonces.

Los misioneros, además de tener que comunicarse en uno de los idiomas más difíciles del mundo, tenían que tratar con cosas como el pensamiento materialista, supersticiones relacionadas con la adoración de antepasados, resistencia a lo que fuera extranjero y otras presiones. Pero hubo progreso espiritual y se abrieron nuevos hogares misionales en el sur, en Kaohiong y Tainan.

En Taiwan se desarrollaron dos campos de actividad. El primero abarcaba principalmente a gente de las tribus; y finalmente la tribu amis produjo el mayor número de proclamadores del Reino. El segundo es el campo chino, compuesto de familias que han estado en Taiwan por muchas generaciones y de personas que han venido más recientemente de la China continental. Los individuos de las tribus son agricultores y/o cazadores que tienen poco de los bienes de este mundo y generalmente poco o ningún antecedente de religión formal, aunque muchos han aceptado alguna forma nominal de cristianismo. Por otra parte, los chinos son famosos por practicar la adoración de antepasados, por su pensamiento budista, taoísta y confucionista, y por la búsqueda de prosperidad material y buena educación.

PROBLEMAS EN EL CAMPO TRIBUAL

La franqueza llana de la gente tribual les permitió aceptar con prontitud el mensaje bíblico de la posibilidad de ganar la vida. Pero, ¿podrían ellos defender y adherirse firmemente a su esperanza si estuviesen bajo prueba? A fines de 1961 llegó una prueba que reveló una debilidad. El primer hombre de la tribu amis que aceptó la verdad antes de la II Guerra Mundial fue expulsado, e inmediatamente empezó a tratar de atraerse la entera organización. Muchas de las 2.500 personas que habían estado informando servicio de predicación en el campo hasta aquel tiempo eran sus parientes o amigos, y una gran cantidad de éstos sucumbió a sus amenazas y persuasiones.

Lamentablemente, muchas personas de las zonas tribuales han continuado apostatando debido a las atracciones del materialismo y a otros factores. Esto se ha debido en gran parte a que muchos no están capacitados para estudiar sin la ayuda de otros. El idioma de ellos no había tenido escritura hasta 1963, cuando traductores bíblicos lo pusieron en forma escrita. Para ayudar a las personas que no podían leer ningún idioma y que tenían que depender de oír a otros que les tradujesen del chino, la Sociedad Watch Tower publicó en amis La Atalaya, mensualmente, además de otras ayudas para el estudio de la Biblia. Al fin aquella gente pudo estudiar las Escrituras por sí misma. Pero justamente cuando estaban comenzando a progresar a este respecto, el Departamento de Educación de Taiwan prohibió el que se continuara publicando aquella literatura en amis, e hizo referencia a la política del gobierno de que ahora la gente de las tribus tenía ciudadanía china y debería usar publicaciones en aquel idioma. Aquello fue un gran revés para la gente de edad avanzada que nunca había estado en la escuela.

Sin embargo, como ayuda, la Sociedad ahora prepara cintas de “cassette” en amis en las cuales se da un resumen de los artículos de estudio de La Atalaya y se da otro material para ayudar a la gente a aprender la verdad de la Biblia. Se han hecho esfuerzos adicionales para ayudar por medio de establecer cursos de estudio que contribuyen a que los que conducen reuniones lleguen a ser mejores maestros, y por medio de visitas adicionales de superintendentes de circuito, y así por el estilo. Puesto que una nueva generación ha crecido con educación china y entendimiento deficiente del idioma de sus padres, es difícil para los padres y madres cristianos que no tienen educación académica el enseñar a su prole. ¿Y qué resultado ha tenido esto? La verdad bíblica nunca ha penetrado en muchos de los hijos. Debido a factores de esa índole, una gran cantidad de personas del campo tribual ha dejado de seguir en el modo de vivir cristiano.

PROGRESO EN EL CAMPO CHINO

Sin embargo, en el campo chino han sucedido muchas cosas que estimulan a los 60 misioneros y otras personas que están ayudando a muchos individuos a pasar con vida a través de la más grande tribulación que le vendrá a la humanidad. (Mat. 24:21) Hace diez años una asamblea para los Testigos chinos quizás hubiese tenido una concurrencia de hasta 200 personas. Para las dos asambleas de circuito de habla china que se celebraron en abril de 1979 hubo un total de 659 concurrentes.

Para muchas personas el mantenerse vivas espiritualmente ha significado una verdadera lucha. Como ejemplo de esto, considere el caso de una joven cuya familia era budista. Su hermana mayor aceptó la verdad, y ella misma estudió la Biblia periódicamente por algunos años, pero vacilaba en cuanto a emprender la lucha para alcanzar la vida. Cuando su padre murió, ella sabía que su hermana no iba a adorar a su difunto padre. Pero, ¿qué haría ella? El rehusar participar en idolatría resultaría en severa oposición de parte de la familia. ¿Qué decisión tomó? Decidió agradar al Creador, y eso ciertamente resultó en severa oposición. Se le acusó de no amar —de hecho, de deshonrar— a su padre. Sin embargo, confió en Jehová y ganó aquella parte de la lucha espiritual por la vida.

Cuando llegó el tiempo en que los huesos del padre habían de ser desenterrados y pulidos, los parientes hallaron que todavía había carne en los huesos. La superstición exigía que volvieran a enterrarlo en un nuevo lugar o dirección. El que ella rehusara participar en aquello resultó en más persecución. A través de los años, el esposo de ella también le ha presentado intensa oposición, pero esas cosas no la han desviado de su determinación de luchar por alcanzar la vida. Ella ama la actividad de predicar el Reino y goza mucho a medida que ayuda a otras personas en la lucha por sobrevivir en integridad espiritual.

SE CONTINÚA AYUDANDO A OTROS A SOBREVIVIR

Se están haciendo esfuerzos diligentes por ayudar a más de los 17.000.000 de habitantes de Taiwan a aprender las verdades vitales de la Palabra de Dios. Fue con ese propósito que 1.044 alabadores de Jehová de este país de Taiwan distribuyeron aquí 48.997 Biblias y libros y obtuvieron 8.421 suscripciones a las revistas La Atalaya y ¡Despertad! durante los 12 meses que terminaron el 31 de agosto de 1978.

Una fuente de gran estímulo fue la Asamblea Internacional “Fe Victoriosa” de los Testigos de Jehová que se celebró en Taipei durante agosto de 1978. La concurrencia a esa asamblea tan espiritualmente remuneradora fue de 1.692 personas.

Ciertamente éste es un tiempo crítico para Taiwan y para toda nación. Sin embargo, con gozo, los cristianos verdaderos aquí y en todas partes declaran el animador mensaje de que todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo. Los testigos de Jehová de Taiwan continúan instando diligentemente a la gente a tomar la acción que los coloque entre la “grande muchedumbre” que ‘saldrá de la grande tribulación.’—Rev. 7:9-14.

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