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  • La integridad del mundo va decayendo

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  • La integridad del mundo va decayendo
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1953
w53 15/7 págs. 419-422

La integridad del mundo va decayendo

EN AMÉRICA, así como en otras partes del mundo, la prensa pública ha hablado casi diariamente de sobornos y acusaciones de corrupción y de escándalos de todas clases en el gobierno. Muchas personas se muestran completamente indiferentes a todo esto. Poco aprecian que nuestra generación se está enfrentando con la mayor crisis de todo el tiempo. Es verdad que ha habido hombres y gobernantes corrompidos en tiempos pasados, pero hoy la condición ha empeorado muchísimo. Sobre nuestra generación se están fijando estos rótulos: Falta de integridad en la vida pública, Derrumbamiento de la moral, La decadencia del honor. En todo nivel del gobierno, desde lo más alto y continuando aún hasta el empleado más pequeño, parece existir una falta espantosa de integridad. Harry S. Truman, el expresidente de los Estados Unidos, estaba rodeado de hombres que mantenían amistades con hombres corrompidos. Miembros de su gabinete llegaron a estar muy cerca de los rayos fulgurantes de las investigaciones de corrupción. Miembros del congreso fueron enviados a prisión por violación de la ley.

2 Podemos considerar la lista. En el departamento judicial durante nuestra generación se han encontrado a personas que no eran hombres de integridad. Hallamos corrupción en las agencias federales, en las administraciones estatales y civiles. Los policías y bomberos aceptan sobornos descaradamente, y sacan dinero de los comerciantes por permitir que se lleven a cabo todas clases de juegos y vicios. Las maldades florecen. Recaudadores de impuestos aceptan lo que ellos llaman “dádivas” de ciertas personas, amontonando de esta manera riquezas considerables. Inspectores de inmigración hacen víctimas de inmigrantes que vienen a los Estados Unidos. Sí, hombres en puestos oficiales, altos y bajos, dondequiera que se encuentren, prestan juramentos de lealtad a sus gobiernos, jurando obedecer las leyes del país y sostenerlas, pero muchos hacen esto sin sinceridad, con reservaciones mentales. Uno de los artículos más lucrativos que está a la venta en Wáshington es la “influencia”, el conocer a una persona que ocupa un puesto público. De esta manera personas deshonestas mantienen sus antecedentes limpios y pueden seguir adelante, sin ser castigados. Las agencias que se han establecido para preservar el orden e impedir maldades, éstas también se encuentran ser de integridad dudosa. La muy celebrada FBI, el Departamento de Justicia, y, sí, el vigilante en su ronda, todos ellos merecen un escrutinio y examen en la mente de la gente.

3 En el Times de Nueva York el 3 de marzo de 1952 apareció este despacho: “El representante Kenneth B. Keating, republicano de Nueva York, reveló hoy que investigadores de la Cámara han descubierto casos donde el Departamento de Justicia ha ‘emblanquecido’ acusaciones criminales que se han levantado contra ‘individuos que son influyentes o poderosos políticamente.’ Hay algunos casos, dijo él, ‘donde se han tomado los pasos para procesar pero que de hecho fueron emblanquecidos, o donde se hicieron ajustes ridículos con individuos que son influyentes o poderosos políticamente.’ Otros casos, añadió, no se han procesado apropiadamente ‘donde personas conectadas con la administración de justicia han recibido ingresos de afuera desde fuentes que estorbarían el desempeño de sus deberes.’”

4 Un informe parecido apareció en el Herald Tribune de Nueva York el 20 de julio de 1952: “El Rep. Kenneth B. Keating . . . dijo esta noche que los pesquisidores de corrupción de la Cámara revelarán nuevas ‘conexiones’ entre líderes democráticos y el manejo de casos por el Departamento de Justicia. Él también predijo en una entrevista que más oficiales encumbrados del Departamento de Justicia renunciarán o que serán despedidos en el futuro cercano. . . . El ministro de justicia J. Howard McGrath, tres subministros de justicia y una media docena de otros oficiales han renunciado o se han desalojado desde que el comité empezó su pesquisa. . . . El Rep. Keating dijo que él cree que había ‘una conexión definitiva entre las contribuciones políticas y la falta de procesar.’”

5 Comentando acerca del despedimiento del investigador de corrupción del gobierno, Newbold Morris, y el desalojamiento del ministro de justicia, J. Howard McGrath, en su número del 12 de abril de 1952 The Nation dijo, en parte: “Ni tampoco se debe asignar a una agencia permanente como la FBI que tiene a su cuidado el cumplimiento de la ley esta tarea de investigar la corrupción en cualquier ramo del gobierno. La FBI tiene que buscar asignaciones de dinero del Congreso; además, es concebible que alguna corrupción quizás se pueda encontrar en esa misma Oficina, sin mencionar el departamento a que ella pertenece. Presumiblemente fué con estos pensamientos en su mente que Truman aprobó la selección de Morris como un investigador independiente. Pero el presidente no había contado con J. Edgar Hoover. Ahora es claro que desde el principio Hoover quería que su FBI participara en cualquiera investigación y que al mismo tiempo permaneciera inmune de investigación.”

6 The Nation entonces sigue para mostrar cómo fué que tres senadores ayudaron a J. Edgar Hoover, cabeza de la FBI, el cual se encargó de ver que la investigación en cuanto a la corrupción en las oficinas del gobierno “se ha bloqueado”.

7 De modo que los políticos siguen vendiendo empleos, aceptando dádivas y favores de personas que tienen negocios con el gobierno, y expendiendo influencia a precios altos. Su idea dominante parece ser que cualquier cosa es recta si puede uno ejecutarlo sin que lo descubran. Esta falta espantosa de integridad no está limitada a los Estados Unidos. Está presente en toda parte del mundo. En la América latina o en el Medio Oriente, en la Europa o en el Lejano Oriente, dondequiera que vaya uno encontrará a hombres que están listos para manejar sobornos, negociar en corrupción y hablar mentiras por un precio, y para vender influencia. Muchos de aquellos que escapan sin ser descubiertos son considerados como hombres grandes. Por otra parte, hubo Adolfo Hítler, un hombre que no conocía el significado de integridad, que quebrantó sus tratados de amistad y de ayuda mutua, que mintió tocante a no atacar a los países vecinos. Quizás hubiera sido alabado como un estratego y diplomático maestro si hubiera ganado sus batallas; pero fué uno de los que se descubrieron. Qué lástima que tan pocos sean descubiertos.

8 ¿Existe esta espantosa falta de integridad solamente entre los que forman los gobiernos y cuerpos gobernantes? Fraude, picardía, robo, codicia, homicidio, estas cosas llenan las páginas de los diarios. Ni siquiera los estudiantes de las escuelas, la generación venidera, han escapado de la decadencia moral que ha herido al mundo. Atletas aceptan pago para perder con premeditación. Aun peor que esto es la actitud mental de los estudiantes que trampean en sus exámenes de clase. En la Academia militar de los Estados Unidos, el lugar de entrenamiento para los hombres que están encargados de la defensa de los Estados Unidos, se descubrieron a noventa cadetes trampeando en los exámenes.

9 Considere las escuelas secundarias, los jóvenes de la nación. En el Times de Nueva York, el 9 de abril de 1952, apareció el informe de una reunión en Stamford, Connecticut, de aproximadamente cien estudiantes de las escuelas secundarias de Stamford y Greenwich. Dijo: “Siendo que existe corrupción y trampería en el gobierno el estudiante común de la escuela secundaria no puede ver por qué no debe hacer él la misma cosa, miembros de grupos escolares informaron aquí este día. Los estudiantes que aun no han graduado están de acuerdo que el 80 por ciento trampea muy a menudo, el 10 por ciento ‘tan seguido como pueden’, y el otro 10 por ciento rara vez o casi nunca. Un estudiante dijo que una indagación nacional había manifestado que solamente el 1 por ciento nunca trampea.”

10 Sí, en toda suerte de carrera, desde los políticos más altos hasta los jóvenes en las escuelas, el sistema de vida se ha transformado a uno de conveniencia, es decir, el hacer aquello que promete ser de uso más bien que ser correcto. Debido a que América ha ascendido al puesto de guía mundial, encontramos que muchas de las naciones pequeñas del mundo miran hacia América para su guía. Pero ¿qué es lo que ven? Cuando tratan de imitar a América, pensando que lograrán un éxito, descubren que América parece estar abandonando su apariencia exterior de cristianismo, y, parecida a la Roma antigua, se está dirigiendo hacia la decadencia moral que trae la ruina.

11 Uno de los clérigos principales de Nueva York dijo recientemente: “A menos que tengamos un tipo más fino de ciudadano, estamos dirigiéndonos hacia un derrumbe. Nuestra necesidad primordial es la integridad—hombres . . . cuyo sentido moral sea sano.”

12 Las iglesias de América—y éstas sí ejercen influencia considerable entre la gente—pretenden tener la responsabilidad de sostener en alto la moralidad de la gente, enseñándole los principios de Dios, de la justicia. Pero el programa que han seguido y que todavía están siguiendo no está produciendo cristianos verdaderos. Esto quizás parezca ser una declaración fuerte, pero lo admitió recientemente el presidente del Concilio luterano nacional hablándole a un Concilio reunido en Atlántic City, Nueva Jersey. Él dijo: “Revelaciones de ‘fraude y picardía’ en la vida americana son indicaciones de que la Iglesia ha fracasado en su tarea de hacer cristiana a la nación.”—Herald Tribune de Nueva York, 30 de enero de 1952.

13 Los hombres están faltando en su integridad hacia sus compañeros; están faltando en su integridad hacia su gobierno; rehusan cumplir su palabra; y, sí, están faltando en su integridad hacia el Todopoderoso Dios. Entonces preguntamos: Bajo estas condiciones penosas y en estos días malos, ¿debemos esperar que la gente retenga su integridad y que diga la verdad? La influencia a favor de la maldad es tan poderosa. Los gobernantes de la gente han puesto un ejemplo tan malo. La prensa sensacional y el mundo de entretenimiento también han contribuído su parte al derrumbe moral. De hecho, hoy en día los hombres honrados, los hombres que rehusan aceptar algo por hacer lo que es malo, son considerados por muchos como insensatos. Ellos parecen creer que toda persona debe adquirir todo lo que le sea posible, sin importar cómo lo adquiera. Ellos dicen ‘usted es un insensato por no participar en esta “diversión” o manera fácil de conseguir sobornos’. Algunas personas hasta sufren gran persecución simplemente porque hacen lo que es correcto.

14 Pues, ¿será posible que hombres vivan en integridad con Dios? ¿Qué futuro hay para la juventud de nuestro día que busca la justicia? ¿Habrá esperanza de que la justicia podrá triunfar?

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