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‘¡Juzga, oh Jehová!’La Atalaya 1957 | 1 de enero
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hecho, acarreándose desastrosas consecuencias. El principal rebelde del cielo con su proceder desleal de tanto tiempo es sobresaliente. Él abandonó su honorable puesto asignado de alabar al Altísimo y escogió en cambio el vituperar a Jehová y conducir al hombre a la rebelión y a la destrucción. En el papel que este rebelde principal escogió desempeñar no hay amor, gozo o paz, Él ambicionó ensalzarse por encima de sus asociados, pero dentro de breve será humillado en el abismo—inactividad total y semejante a la muerte por mil años—“las profundidades del abismo.” (Isa. 14:15, NC; Apo. 20:1-3, NM) Sus pasos desleales fueron seguidos por la primera pareja humana. Los actos sin fe de Eva, seguidos por el acto voluntarioso de Adán, les acarrearon a los dos desilusión, sufrimiento y muerte, y otras aflicciones a su prole. Los quebrantadores de integridad tienen su precio, y éste puede ser un precio tan bajo como darse uno un poco de gusto a sí mismo. Recordando los días antes del Diluvio, encontramos que algunos de los santos ángeles de Jehová se materializaron en forma humana, deseando tener relaciones sexuales con carne humana, contrario a la ley de Dios. Aquí se produjo el golpe magistral de Satanás. Ahora tendría superhombres producidos por “los hijos de Dios.” Estos ángeles materializados se casaron con las hijas de los hombres y a ellos éstas les dieron a luz hijos llamados nefilim o gigantes. Esta prole híbrida hizo mucho para llenar la tierra de violencia en el tiempo de Noé. Esa generación no retuvo su integridad. Contra ella se expresó el juicio adverso de Jehová. Allí Satanás vió que su magnífico plan quedó frustrado cuando las compuertas del cielo se abrieron y la civilización que tenía sobre la tierra fué exterminada.
23, 24. ¿Qué otros ejemplos de no haber retenido integridad contrastan agudamente con los ejemplos de otros que mantuvieron integridad?
23 Casi trece siglos más tarde Saúl el hijo de Cis se encontró en línea para muchos privilegios cuando Dios lo escogió para gobernar como primer rey de Israel. En ese tiempo Saúl se consideraba bastante indigno, porque él dijo que había venido de la tribu más pequeña y su familia era la menor de todas las familias de Benjamín. Él debió haber recordado las palabras que el varón de Dios dirigió a la casa infiel de Elí: “A los que me honran honraré, y los que me desprecian serán de poca monta.” (1 Sam. 2:30, NM) Pero el rey Saúl desobedeció las instrucciones y no retuvo su integridad; recurrió en cambio al demonismo. Perdió su reino y su vida. Uno de los doce apóstoles originales de Jesús abandonó todo para seguir al Señor. Pero aunque Judas Iscariote tuvo muchos privilegios, permitió que Satanás entrara en su corazón, se rindió a la iniquidad y se convirtió en traidor. Por no retener su integridad perdió su gozo y se quitó su propia vida.
24 “Los hombres rectos son guiados por su honradez; pero los hombres sin fe son arruinados por su perversidad.” (Pro. 11:3, UTA) En vista de esto, considere: ¿Vale la pena el que Jehová juzgue a uno como a quien ha retenido la integridad? Todos los que no han retenido integridad han llegado a un fin triste. Usted no quiere que se le juzgue como quien ha seguido en los pasos de éstos, ¿no es verdad? Contraste, entonces, los ejemplos que se han mencionado de personas que retuvieron su integridad con estos ejemplos de personas que no la retuvieron. Abel, quien murió por la causa de la adoración pura, será resucitado; pero Satanás, quien originó la adoración falsa, será destruído. Enoc por fe anduvo con Dios; pero Adán, quien oyó la voz de Dios, abandonó el camino de Jehová. Abrahán fué obediente bajo una gran prueba; pero el rey Saúl fué desobediente aun en una cosa pequeña. Sara ejerció fe vencedora, pero Eva no manifestó ninguna. Job se aferró a su integridad a pesar de la pérdida de todas las cosas, pero Judas descartó la integridad por ganancia egoísta. Moisés rechazó las concupiscencias de Egipto y sirvió en medio de penalidades; pero los rebeldes “hijos de Dios” espirituales cedieron a deseos contranaturales y abandonaron su asignación celestial. No llegue ninguno de nosotros a ser una persona a quien Jehová pueda censurar por no retener su integridad y reciba su pena de muerte para los quebrantadores de pactos. Más bien retengamos como cosa preciada el glorioso tesoro de servicio, recordando siempre que Jehová juzga, como David dijo: “conforme a mi justicia; y conforme a mi integridad.”—Sal. 7:8.
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Manteniendo la integridadLa Atalaya 1957 | 1 de enero
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Manteniendo la integridad
“Quién subirá al monte de Jehová? ¿y quién podrá estar en su lugar santo?”—Sal. 24:3.
1, 2. (a) ¿Por qué ha tolerado por largo tiempo Jehová a los malhechores? (b) ¿Cómo está unida la vindicación de Jehová con el que sus testigos mantengan integridad hoy día?
JEHOVÁ pudo haber destruído a sus enemigos, incluyendo a toda la raza humana, mucho antes de ahora por su falta de integridad y por su oposición a él. Las páginas de la historia hablan de innumerables hechos sangrientos, y sólo se señala a unas pocas personas sobresalientes como personas de quienes el mundo no era digno. Sólo por medio de la gran misericordia y paciencia de Jehová se le ha permitido vivir a la raza humana. Este período de tolerancia a los malhechores ha provisto suficiente tiempo para probar la integridad humana y para recoger a la manada pequeña compuesta de aquellos que no son del mundo así como a los miles de la grande muchedumbre de “otras ovejas.” El propósito de Jehová es dar un testimonio poderoso a su nombre antes del fin del mundo, y esto fué prefigurado en sus tratos con Faraón del antiguo Egipto. Ese gobernante representó a Satanás el Diablo, el peor enemigo del hombre, el dios de este mundo o sistema de cosas. Por boca de Moisés, Jehová le informó: “Para ahora podría haber sacado la mano para herirte a ti y a tu pueblo con pestilencia y para que tú fueras borrado de la tierra. Pero, en realidad, por esta causa te he mantenido en existencia, a fin de mostrarte mi poder y para que mi nombre sea declarado en toda la tierra.”—Éxo. 9:15, 16, NM.
2 Dios estaba actuando enteramente conforme a su derecho al escoger demorar la ejecución de sus enemigos hasta su propio tiempo debido. ¿Quién puede criticarlo por esto? “Si, ahora, Dios, aunque teniendo la voluntad de demostrar su ira y dar a conocer su poder, toleró con mucha y gran paciencia vasos de ira hechos dignos de destrucción, a fin de dar a conocer las riquezas de su gloria sobre vasos de misericordia, los cuales él preparó de antemano para gloria, a saber, nosotros, a quienes llamó no sólo de entre los judíos sino también de entre las naciones, ¿qué hay de ello?” (Rom. 9:22-24, NM) Estamos gozosos por la bondad inmerecida que se nos ha extendido y nos sentimos felices al informar
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