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  • ¡Cuando los muertos vuelvan a vivir!
    La Atalaya 1983 | 1 de diciembre
    • y simbolizar este paso decisivo mediante el bautismo en agua. Si el Padre celestial de Jesucristo escogiera llamar a este discípulo dedicado y bautizado de su Hijo a la herencia celestial con él, entonces engendraría a dicha persona por Su espíritu. Esto significaría que este discípulo engendrado por espíritu tendría finalmente que morir como ser humano. Pero Jesús dijo: “Aunque muera, llegará a vivir”. En el caso de esta persona sería para vivir con Jesús en la esfera celestial como criatura de espíritu resucitada.

      15. Si muere alguien que haya ejercido la fe debida, pero que no haya sido engendrado por el espíritu de Dios, ¿en qué posición estará dicha persona cuando resucite?

      15 ¿Qué hay si hoy día le sobreviene la muerte a un discípulo dedicado y bautizado que no haya sido engendrado por Jehová Dios para una herencia celestial con Cristo, como ha sucedido en el caso de muchos desde que se comenzó a juntar a las “otras ovejas” de Cristo (Juan 10:16)? Debido a haber ejercido fe en Aquel que es “la resurrección y la vida”, estaría en mejor posición con respecto al nuevo sistema de cosas desde el momento de su resurrección terrestre en adelante, probablemente desde el mismo principio de éste (Hebreos 11:35). Entonces él estaría disponible desde un tiempo temprano para privilegios especiales de servicio bajo la dirección del Reino celestial. Así la esperanza de la resurrección que él tenía al morir, será realizada ¡para la gloria de Dios!

      16, 17. a) Respecto a la resurrección, ¿qué hay en cuanto a los que vivieron en tiempos precristianos y que simplemente esperaban con anhelo la venida de la “descendencia” de la “mujer” de Dios? b) ¿Con qué palabras nos garantizó Jesús que ellos resucitarán?

      16 No solo participarán en los arreglos de la resurrección los que hayan cifrado su fe en Jesucristo desde que éste vino por primera vez, sino que también participarán en ellos las personas de tiempos precristianos que, con fe en Jehová Dios, esperaron con anhelo la venida de la “descendencia” de Su “mujer” simbólica, conforme a lo que Él predijo en Génesis 3:15. Aquella “descendencia” resultó ser la misma que más tarde fue llamada ‘la descendencia de Abrahán’ (Génesis 12:1-3; Gálatas 3:16). Entre éstos que esperaron con anhelo la venida de esta “descendencia” del Abrahán Mayor, Jehová Dios, figuraron, por supuesto, el patriarca Abrahán y su hijo Isaac y su nieto Jacob, o Israel. Jesucristo, la Descendencia de Abrahán, confirmó que era seguro que éstos resucitarían al decir:

      17 “Respecto a la resurrección de los muertos, ¿no leyeron lo que les habló Dios al decir: ‘Yo soy el Dios de Abrahán y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob’? El no es Dios de muertos, sino de vivos” (Mateo 22:31, 32). “Mas concerniente a los muertos, de que son levantados, ¿no leyeron en el libro de Moisés, en el relato acerca de la zarza, cómo Dios le dijo: ‘Yo soy el Dios de Abrahán y Dios de Isaac y Dios de Jacob’? El no es Dios de muertos, sino de vivos” (Marcos 12:26, 27). “Para él todos ellos viven” (Lucas 20:37, 38). De esta manera indirecta, Jehová Dios nos garantizó la resurrección de la humanidad muerta.

      18. En vista de la naturaleza de la descendencia prometida, ¿de quién fue tipo Abrahán, el amigo de Dios?

      18 La promesa de Dios mismo a su amigo Abrahán fue que todas las familias de la Tierra ‘se bendecirían’ mediante su “descendencia” (Santiago 2:23; Génesis 12:1-3; 22:15-18). Puesto que ésta ha llegado a ser una descendencia espiritual, el humano Abrahán era una representación típica de Jehová Dios, pues solo Éste podía llegar a ser el Padre de la “descendencia” espiritual, quien ahora es el glorificado Jesucristo en los cielos.

      19. ¿De qué se nos provee un cuadro profético en Revelación 20:11-14?

      19 Se nos da un cuadro profético de la venidera resurrección de las familias de la Tierra que han muerto. Revelación 20:11-14 la describe con algunos simbolismos al decir: “Y [yo, el apóstol Juan] vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. De delante de él huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. Y vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono, y se abrieron rollos. Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos. Y el mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados individualmente según sus hechos. Y la muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego”.

      20. Al final del día de juicio de mil años, ¿qué sucederá a los humanos cuyos nombres estén inscritos en el libro de la vida y a las personas cuyos nombres no estén inscritos en él?

      20 Durante el “día” que durará mil años, el cual Dios ha “fijado” y en el que “se propone juzgar a la tierra habitada con justicia por un varón a quien él ha nombrado”, los humanos muertos que habrán resucitado tendrán que valerse de todas las provisiones divinas que se habrán hecho disponibles para su salvación eterna (Hechos 17:31). En este sentido “se bendecirán” a sí mismos. Si pasan perfectamente la prueba final de su integridad, ganarán la recompensa de vida eterna en un Paraíso mundial. De otro modo ¿qué les sobrevendrá? “La muerte segunda”, de la que no habrá resurrección (Revelación 20:14). Sucederá tal como está escrito en Revelación 20:15: “Además, cualquiera que no se halló escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego”.

      ¿Recuerda usted?

      ◻ ¿Por qué no puede nadie hoy día restar importancia a la resurrección de Jesucristo, considerándola un cuento vano?

      ◻ ¿Sobre qué base podía Jesús llegar a ser Padre Eterno de los descendientes de Adán?

      ◻ Si muere una persona fiel que no ha sido engendrada por el espíritu de Dios, ¿en qué posición se hallará cuando sea resucitada?

      ◻ ¿Qué cuadro profético nos provee Revelación 20:11-14?

  • Los hombres de fe vivos que nunca morirán
    La Atalaya 1983 | 1 de diciembre
    • Los hombres de fe vivos que nunca morirán

      1, 2. ¿A dónde no desean ir millones de amadores del Señor Soberano, Jehová Dios, para disfrutar de vida eterna, y qué palabras de Jesucristo acerca de vivir y nunca morir recuerdan ellos?

      HAY miles de millones de personas que viven hoy en la Tierra. Millones de ellas ya están aprendiendo acerca de la maravillosa oportunidad de seguir viviendo en la Tierra sin jamás morir de sobre ésta. Muchas de ellas tal vez recuerden una vieja canción religiosa: “¡Oh!, debes ser amador del Señor, o no irás al cielo cuando mueras”. Pero hay vivos millones de amadores del Señor Soberano, Jehová Dios, que no tienen ningún deseo de ir al cielo. Su esperanza, procedente de Dios, es ver el Paraíso restaurado en la Tierra y extendido hasta que abarque todo el globo terráqueo. Allí es donde quieren vivir para siempre, en perfección humana, bajo un justo gobierno celestial (Lucas 23:43).

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