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¿Es glotonería?La Atalaya 1974 | 15 de agosto
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la congregación del pueblo de Dios. La avidez, con la cual está asociada definitivamente la glotonería, es una de las obras de la carne caída. Concerniente a los que se entregan a tales obras el inspirado apóstol Pablo escribió a los gálatas: “Los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.”—Gál. 5:21.
De modo que el cristiano tiene buena razón para trabajar duro en ser un buen ejemplo en moderación. Su relación con Dios está envuelta.
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¿Qué protección para el pueblo de Dios?La Atalaya 1974 | 15 de agosto
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¿Qué protección para el pueblo de Dios?
JEHOVÁ Dios puede proteger a su pueblo. De eso no hay duda, en vista de las muchas veces que lo ha hecho en el pasado. Pero puede que a veces el permitir que mueran en fidelidad a él sea en el interés de su propósito. Reconociendo ese hecho, tres exiliados hebreos, confrontados con la amenaza de muerte en un horno ardiente, dijeron al rey Nabucodonosor de Babilonia: “Si ha de ser, nuestro Dios a quien servimos puede rescatarnos. Del horno ardiente de fuego y de tu mano, oh rey, nos rescatará. Pero si no, séate sabido, oh rey, que no es a tus dioses que estamos sirviendo, y a la imagen de oro que has erigido ciertamente no la adoraremos.”—Dan. 3:17, 18.
¿A qué se debe que Jehová Dios protege a algunos de sus siervos mientras permite que otros sufran y hasta mueran? ¿Será diferente cuando comience la “grande tribulación” sobre este impío sistema de cosas? ¿Será preservada toda persona que tenga una posición aprobada delante de Jehová, milagrosamente si fuese necesario?
LOS TRATOS DE DIOS TIENEN PROPÓSITO DETERMINADO
Siempre que Jehová Dios hace algo, tiene propósito determinado. De modo que no es sin buena razón que Jehová haya permitido que sus siervos sean sometidos a persecución enconada y que algunos hasta sufran una muerte violenta. Esa razón envuelve una cuestión de importancia universal. Satanás el Diablo, de hecho, alegaba que ninguna de las criaturas inteligentes de Dios le servía por amor, sino que todas eran movidas por consideraciones egoístas. Mantuvo además que cuando fueran removidas tales consideraciones egoístas, cesarían de ser siervos leales de Dios. Tocante a Job, Satanás le dijo a Dios: “Piel en el interés de piel, y todo lo que el hombre tiene lo dará en el interés de su alma. Para variar, alarga tu mano, por favor, y toca hasta su hueso y su carne y ve si no te maldice en tu mismísima cara.”—Job 2:4, 5.
Se necesitaba tiempo para zanjar la cuestión que Satanás había hecho surgir. Y Jehová Dios le dio tiempo a Satanás para que tratara de probar su alegación y también le permitió ejercer presión sobre todas las criaturas inteligentes. Por consiguiente, en el transcurso de la historia, no ha habido ninguna clase de prueba o sufrimiento al cual no hayan sido sometidos algunos de los siervos de Dios. A menudo Jehová ha permitido que la prueba vaya al grado de la muerte. Apreciando lo recto del lado de Dios en la cuestión, muchos han estado anuentes a morir por ello. Han considerado un privilegio el participar en la vindicación del nombre de Dios y así probar que la alegación del Diablo es falsa. El apóstol Pablo, que sirvió lealmente a Dios como discípulo de Jesucristo, dijo: “Estoy listo no solo para ser atado, sino también para morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús.”—Hech. 21:13.
Sin embargo, en ninguna ocasión se ha permitido que el adversario acabe con todo el pueblo de Dios. Los esfuerzos por aniquilar al pueblo antiguo de Dios, Israel, fueron frustrados. Cuando Faraón de Egipto trató de destruir a los israelitas como nación haciendo que todos los pequeñuelos varoncitos fueran muertos, fracasó. (Éxo. 1:15-21) De modo similar, cuando Hamán en el tiempo del Imperio Medopersa logró hacer que fuera aprobado un decreto real para la aniquilación de todos los judíos, la intervención divina redujo a la nada su maquinación.—Est. 6:1-9:22.
Además de preservar a su pueblo en conjunto, Jehová Dios en ocasiones ha protegido a sus siervos como individuos. Un ejemplo de esto es la liberación espectacular de los susodichos tres exiliados hebreos de un horno ardiente. (Dan. 3:24-27) La prueba de su integridad había durado lo suficiente en su caso para probar su devoción ante la muerte. Y su fidelidad suministró una buena oportunidad para que Jehová Dios demostrara su poder salvador. Ese poder salvador, de hecho, había sido puesto en tela de juicio, pues el rey Nabucodonosor había dicho a los tres varones: “¿Quién es ese dios que pueda rescatarlos de mis manos?” (Dan. 3:15) De modo que al salvarlos, Jehová se hizo un gran nombre, obligando a Nabucodonosor a reconocer: “No existe otro dios que pueda librar como éste.”—Dan. 3:29.
Así los tratos de Jehová en el pasado revelan que puede proteger a su pueblo colectiva e individualmente. Pero, ¿deberíamos esperar liberación para cada uno de sus siervos sin excepción en conexión con la “grande tribulación” que habrá de venir sobre el presente sistema inicuo?
LO QUE INCLUYE LA “GRANDE TRIBULACIÓN”
A fin de contestar esta pregunta, tenemos que saber lo que incluye la “grande tribulación.” El apóstol Pablo, cuando escribió a los cristianos en Tesalónica, se refirió al juicio ejecutivo de Dios sobre los impíos como una tribulación. Leemos:
“Esto toma en cuenta que es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación a ustedes, pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús.”—2 Tes. 1:6-8.
No solo individuos y grupos sino también organizaciones de alcance mundial le han acarreado tribulación al pueblo devoto de Dios. El libro de Revelación menciona a la “bestia salvaje” (que simboliza al sistema político visible de gobernación mundial de Satanás) y a “Babilonia la Grande” (el imperio mundial de religión falsa) entre los perseguidores malignos. Tocante a los inicuos actos de “Babilonia la Grande,” se nos dice: “La mujer estaba borracha con la sangre de los santos y con la sangre de los testigos de Jesús.” (Rev. 17:6) Y de la tribulación que causa la “bestia salvaje,” leemos: “Abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar su nombre y su residencia, aun a los que residen en el cielo. Y se le concedió hacer guerra contra los santos y vencerlos, y se le dio autoridad sobre toda tribu y pueblo y lengua y nación.”—Rev. 13:6, 7.
La primera de estas organizaciones que
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