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  • Barac, juez y libertador de Israel
    La Atalaya 1967 | 1 de enero
    • el general Sísara que se bajó del carro y “huyó a pie a la tienda de Jael la esposa de Heber el cineo, porque había paz entre Jabín el rey de Hazor y la casa de Heber el cineo.” ¡La derrota fue completa!—Jue. 5:18; 4:15-17.

      ¡Qué inversión de cosas para el orgulloso general Sísara! En vez de regresar triunfante a la cabeza de sus novecientos carros, aquí estaba a pie, empapado y lleno de lodo. Agotado y buscando un lugar donde esconderse, tuvo mucho gusto cuando Jael le extendió la bienvenida, así como cuando aceptó su hospitalidad de leche cuajada. Sintiéndose seguro debido a la paz de Heber con su rey, Jabín, Sísara le pidió a Jael que negara su presencia y luego se durmió profundamente.—Jue. 4:18-20.

      Pero Jael pensaba de manera diferente. Es verdad, su esposo había hallado conveniente entrar en un pacto de paz con el rey Jabín, pero ella simpatizaba con los israelitas. Pues, ¿no había tomado Moisés esposa de ellos? ¿No estaban siendo oprimidos estos israelitas por el rey Jabín? Ahora era el tiempo de mostrar de parte de quién estaba, y por eso usó lo que pudiera llamarse estrategia de guerra. Condujo a su enemigo a un sentido de seguridad para poder ejecutarlo, lo cual hizo encajándole por las sienes un clavo de tienda de campaña. Cuando Barac llegó buscando al general Sísara, ella le mostró al hombre que buscaba, pero muerto. Veraz a las palabras de Débora, Jehová vendió al orgulloso Sísara en mano de una mujer.—Jue. 4:9, 21, 22.

      Esto pudo haber despertado en Barac cierta admiración por Jael, pues con eso ¿no mostró ella exactamente con quién simpatizaba en la lucha entre los cananeos y los israelitas? ¿Qué hay en cuanto a su ingeniosidad de hallar el medio con el cual matar al general Sísara? Los propios hombres de Barac dependían en gran parte de armas de manufactura casera, y ¡Jael mostró cuán eficaces podían ser éstas! Sí, porque, después de todo, para Barac la cosa principal era la victoria para las fuerzas de Jehová sobre los cananeos paganos. Él probó esto apremiando la guerra hasta su límite, como leemos: “La mano de los hijos de Israel siguió haciéndose más y más dura contra Jabín, el rey de Canaán, hasta que hubieron cortado a Jabín, el rey de Canaán. Y la tierra no tuvo más disturbio por cuarenta años.”—Jue. 4:23, 24; 5:31.

      “PARA NUESTRA INSTRUCCIÓN”

      En Romanos 15:4 se nos dice que “todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción.” Por lo tanto, esto incluiría el relato de la victoria de Israel bajo el capitán Barac. Apropiadamente, él es llamado a nuestra atención como ejemplo de fe, porque él, junto con los que estaban con él, estuvo anuente a arriesgar su vida en la causa de Jehová, y Jehová le dio la victoria contra tremendas desventajas. Los cristianos son asemejados a soldados y también pudiera decirse que se enfrentan a tremendas desventajas, Satanás y sus demonios, y todos sus agentes visibles y los que están bajo su control. Pero con fe firme los cristianos pueden vencer al mundo y tener éxito en resistir al Diablo.—Juan 16:33; Efe. 6:12; 2 Tim. 2:3; Sant. 4:7; 1 Juan 5:4.

      Hay más en este relato inspirado; también es de importancia profética. ¿Cómo podemos estar seguros de esto? Debido a que el desconcierto y la derrota de Sísara y sus fuerzas tuvieron lugar en las llanuras de Megido, la primera de las batallas que hizo famoso a ese lugar y las cuales batallas han servido como símbolos de la batalla del gran día de Dios el Todopoderoso, el Armagedón. (Rev. 16:14, 16) Esto se confirma además por la oración profética del salmista: “Hazles a ellos como a . . . Sísara, como a Jabín en el valle de torrente de Cisón. Fueron aniquilados en En-dor; llegaron a ser estiércol para la tierra.”—Sal. 83:9, 10, 18; Jer. 25:33.

      En vista de que aquel que peleará con buen éxito en la batalla del Armagedón a favor de Jehová y de su nombre será Jesucristo, junto con sus huestes celestiales, se desprende que Barac representa a Jesucristo. (Rev. 2:27; 19:11-21) El rey Jabín, de Canaán, opresor principal de Israel, representaría bien a Satanás el Diablo, el principal opresor del pueblo de Dios, mientras que sus agentes en la Tierra que lo obedecen serían representados bien por el general Sísara. ¿Qué hay en cuanto a Jael? ¿A quién representa ella?

      No siendo de la nación de Israel, representaría a alguien más que los israelitas espirituales. Lógicamente ella representaría a la “grande muchedumbre” que el apóstol Juan vio después de haber visto a los 144.000 del Israel espiritual, y cuya muchedumbre salió de todas las naciones, pueblos y lenguas. Estos participan en alabar a Jehová Dios y manifiestan su lealtad al mayor Barac, Jesucristo, y al Israel espiritual al tratar a los agentes de Satanás como muertos.—Rev. 7:9-17.b

      ¡Verdaderamente, lo que se escribió en tiempo pasado ciertamente sirve para fortalecer nuestra fe, estimulándonos y alumbrando nuestra senda!—Sal. 119:105.

  • Proclamadores del Reino de Dios
    La Atalaya 1967 | 1 de enero
    • Proclamadores del Reino de Dios

      INMEDIATAMENTE antes de ascender al cielo Jesucristo grabó indeleblemente en la mente de sus discípulos la responsabilidad de dar testimonio a otros. Le aclaró que la predicación acerca del reino de Dios era una parte esencialísima de la adoración verdadera. “Recibirán poder cuando espíritu santo llegue sobre ustedes,” prometió él, “y serán testigos de mí tanto en Jerusalén como en toda Judea y en Samaria y hasta la parte más lejana de la tierra.”—Hech. 1:8; Mat. 28:19, 20.

      Pero el dar testimonio acerca del reino de Dios en un mundo enemigo no sería tarea fácil. Jesús sabía esto. Había advertido a sus discípulos que, “si ellos me han perseguido a mí, a ustedes también los perseguirán.” (Juan 15:20) Por eso, ¿cómo podrían aguantar sus seguidores esta oposición mundial y no obstante atender apropiadamente a las personas de cualidades de oveja que reaccionaran favorablemente a la predicación de ellos? Solo podrían hacerlo si tuvieran intenso amor a Dios y al que él nombró como amo de las “ovejas,” Jesucristo.

      Observe cómo Jesús recalcó el papel que desempeña el amor en hacer esta predicación. La ocasión fue una mañana después de su resurrección. Siete de sus discípulos estaban reunidos en la playa del mar de Galilea, donde acababan de desayunarse. Apenas unos días antes, su apóstol, Simón Pedro, había negado a Jesús durante un instante de debilidad. Por eso, delante de todos el resucitado Jesús preguntó: “‘Simón hijo de Juan, ¿me amas más que

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