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  • Un vistazo a las escuelas de grandes ciudades
    ¡Despertad! 1985 | 22 de septiembre
    • de un amigo que trabaja de supervisor escolar, un reportero de ¡Despertad! decidió echar personalmente un vistazo a algunas escuelas. Este informa lo siguiente:

      Panorama docente

      “Estamos de pie frente a una de las escuelas primarias más grandes de la ciudad. Docenas de jóvenes que no asisten a clases se pasean con aire retador por los terrenos de la escuela. ‘[Las autoridades] no tienen los recursos necesarios para contratar a suficientes empleados escolares para encargarse de estos jóvenes’, explica mi amigo y anfitrión.

      ”La escuela tiene los rasgos distintivos de la decadencia urbana. Entramos en la oficina del director y hablamos por encima del alboroto ensordecedor de voces, máquinas de escribir y teléfonos sonando. El director se ve cansado y demacrado, y son solo las diez de la mañana. Él es cortés, y partimos para hacer una visita rápida a nuestro primer salón de clases.

      ”Allí hallamos a un hombre joven y vigoroso que muestra lo que puede hacer un buen maestro. ‘¿Sobre qué quisieran aprender ustedes? —pregunta él a sus estudiantes—. ¿Sobre un animal que tiene la lengua en la nariz, un árbol de Florida que camina o un ave que no puede volar?’ Los intrigados estudiantes optan por el primero, el oso hormiguero. Abren ansiosamente sus libros de texto para efectuar algunos ejercicios rutinarios sobre la comprensión de la lectura. No obstante, su maestro los ha movido a querer aprender.

      ”Las escuelas urbanas son estudios en contraste. Ahora visitamos una escuela que, aunque vieja, es inmaculada y ordenada. No hay jóvenes perdiendo el tiempo en los alrededores. Hay silencio en los pasillos. ‘Esta escuela tiene un buen director’, explica mi anfitrión.

      ”Lamentablemente, hasta administradores eficientes se encaran a problemas enormes. El papeleo burocrático mantiene a los maestros ocupados, llenando formularios en lugar de enseñando. Hay leyes que obstruyen la disciplina escolar. Hay maestros que temen por su propia supervivencia emocional y física; estudiantes que rehúsan estudiar, pero exigen diplomas. El dinero para libros y equipo se desvía para pagar los altos costos del vandalismo. ¡Es sorprendente que a las escuelas de las grandes ciudades les vaya tan bien!”

      Afortunadamente, la Fundación Carnegie para el Adelantamiento de la Enseñanza dice: “Creemos [...] que la educación pública estadounidense está comenzando a mejorar”. No obstante, hay solo una manera de averiguar cómo es la escuela a que asiste su hijo: Échele un vistazo usted mismo.

  • El maratón docente del Japón
    ¡Despertad! 1985 | 22 de septiembre
    • El maratón docente del Japón

      Por el corresponsal de “¡Despertad!” en el Japón

      “NADA, en realidad, es más esencial en la sociedad japonesa o más fundamental para el éxito del Japón —dice Edwin O. Reischauer, profesor de Harvard— que su sistema docente.”

      Con todo, últimamente las escuelas del Japón han venido a estar bajo ataque. El periodista Yoshiko Sakurai dice: “El sistema de educación del Japón ha sido reducido a un concurso para pasar exámenes más bien que un medio por el cual los estudiantes son nutridos intelectualmente”. Sasuke Kabe, director de escuela japonés, concordó con esto, según se informa: “Hemos enfatizado tradicionalmente la adquisición de conocimiento en oposición al desarrollo de personas equilibradas”.

      Por consiguiente, muchos educadores se quejan de que las escuelas del Japón se han convertido en un maratón docente... un agotador desafío de competencia. ¿Por qué llegó a surgir esa situación? Básicamente debido al alto valor que el pueblo japonés atribuye al respeto de otros y al éxito. Así, el tener empleo en una empresa o firma prestigiosa se tiene en muy alta estima. No obstante, para conseguir un empleo como ese, por lo general uno tiene que haberse graduado de una universidad de prestigio.

      Sin embargo, a menos que uno haya asistido a ciertas escuelas secundarias, las probabilidades de entrar en una de esas universidades escogidas son bastante remotas. Pero es muy probable que usted no esté en la escuela secundaria adecuada si no logra entrar en la escuela intermedia apropiada, lo cual no sucede si la escuela primaria a la que usted asiste no tiene una cantidad razonable de estudiantes que aprueben los exámenes de entrada a la escuela intermedia. ¡Hasta la escuela de párvulos a la que uno haya asistido podría algún día determinar cuánto adelanta uno en cierta empresa!

      El “infierno de los exámenes”

      No es de extrañar, pues, que el periodista Kimpei Shiba escriba que “madres inclinadas a la educación [...] [comienzan] llevando a [sus] hijitos de solo 2 años de edad a fin de que sean adiestrados para los exámenes de entrada a la escuela de párvulos que les permitirán entrar en las mejores escuelas primarias”. La competencia es tan intensa que, de cada nueve estudiantes, solo uno consigue admisión.

      Después de comenzar la escuela primaria, los siguientes 12 años se pasan en la preparación para los exámenes sucesivos necesarios para lograr admisión en los niveles de estudios superiores. El periodista Shiba dice: “La competencia [es] tan violenta que se creó la expresión el ‘infierno de los exámenes’. Cuando los niños pasaban al sexto grado de la escuela primaria, se apresuraban por llegar a casa con el trabajo [tareas] que requería unas dos horas de estudio. Luego se tragaban la cena antes de salir apresuradamente hacia escuelas privadas llamadas ‘juku’, que se especializan en preparar a estudiantes para los exámenes de admisión a la escuela intermedia, donde los estudiantes pasaban 3 horas de adoctrinamiento bajo gran presión 7 días a la semana”.

      Usted naturalmente supondría que, después de haber sobrevivido a un desafío tan enorme como ese, los nuevos universitarios serían todos estudiantes sobresalientes que están ansiosos de aprender. No es así, dice el escritor Kimpei Shiba. Él describe al estudiante universitario promedio como uno que “puede tomar las cosas con calma y a menudo jugar mah-jongg por medio día durante horas escolares porque sabe que es seguro que recibirá su diploma. Todo lo que necesita es obtener la cantidad requerida de créditos”. Parece que a la mayoría de los empresarios les interesa poco cuánto realmente han aprendido los graduados. Los empleos son para los que simplemente se gradúen de las universidades apropiadas.

      Los frutos de la competencia

      No es sorprendente que haya surgido todo tipo de corrupción y problemas en este ambiente de competencia. Todos los años hay padres preocupados que, mediante soborno, logran la admisión de sus hijos en universidades, escuelas secundarias y escuelas intermedias. Algunos padres hasta hacen arreglos para obtener divorcios falsos a fin de que uno de los padres y un hijo puedan registrar una dirección que indique que viven en la jurisdicción de una escuela prestigiosa. Pero cuando miles de estudiantes compiten por solo unos cuantos centenares de vacantes en cierta escuela, la mayoría queda desilusionada. Esto ha llevado a algunos al suicidio. Otros han desahogado su frustración mediante actos de violencia.

      Quizás lo más angustioso de todo sea el efecto que tiene en los estudiantes este ambiente en que el pez grande se come al chico. Es interesante notar que la oficina del primer ministro comisionó a un grupo de personas para comparar las actitudes de los jóvenes, entre las edades de 18 y 24 años, en 11 países. Una de las preguntas que se hizo fue: ‘¿Desea usted ser adinerado?’. El Japón encabezó a los países donde se contestó afirmativamente. Por otra parte, a los jóvenes se les preguntó también si querrían ayudar a personas mediante trabajo social. Los jóvenes japoneses fueron los últimos de la lista. Así que, aunque las escuelas del Japón sobresalgan en lo académico, algunas personas les darían una mala calificación en lo que tiene que ver con producir personalidades equilibradas, que manifiesten interés en otros.

      ¿Tiene todavía otros efectos perjudiciales en los estudiantes la filosofía docente de éxito a toda costa? Considere un problema que se ha desarrollado en las escuelas alemanas.

      [Comentario en la página 5]

      “El sistema de educación del Japón ha sido reducido a un concurso para pasar exámenes más bien que un medio por el cual los estudiantes son nutridos intelectualmente”

      [Fotografía en la página 5]

      La competencia comienza temprano

      [Reconocimiento]

      Centro de información del Japón

  • “Schulangst”... ¿el precio del éxito?
    ¡Despertad! 1985 | 22 de septiembre
    • “Schulangst”... ¿el precio del éxito?

      Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Alemania

      SCHULANGST... la palabra fue creada para describir un problema que se está convirtiendo rápidamente en uno de alcance internacional. Y aunque la traducción de la misma no capte en cierto modo todos los matices de la palabra, más o menos significa “ansiedad escolar”.

      Hace diez años, el doctor Eckhard Schrickel, pediatra alemán, dijo: “Por lo menos dos terceras partes de los niños que trato no están enfermos de ningún órgano en el sentido corriente de la palabra. Están enfermos de la escuela”. La publicación médica Deutsches Ärzteblatt afirma que desde entonces la cantidad de niños que reciben tratamiento por dificultades relacionadas con la escuela ¡ha aumentado diez veces!

      En verdad, si se ha de creer a la Asociación Alemana de Maestros Jóvenes, el sistema de escuelas públicas de la República Federal está en una crisis. La asociación señala a los 280.000 estudiantes que anualmente no reciben buenas calificaciones —casi uno de cada 30—, así como a los 18.000 que tratan de suicidarse por razones relacionadas con la escuela. Cada año, centenares logran hacerlo.

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