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  • “Claro que puedes, Kayoko. ¡Yo pude!”
    La Atalaya 1971 | 1 de mayo
    • estuvimos en Kobe durante tres meses y luego fuimos a dar, en octubre de 1950, a Nagoya. ¡Ese fue un año lleno de acción!

      Ninguno de nosotros olvidará jamás aquella corta estancia en Corea. Jamás he visto celo que sobrepase al de los Testigos coreanos. Materialmente indigentes, pues muchos de ellos eran refugiados que habían huido de la Corea del Norte comunista, por lo general tenían entre los escasos restos de sus posesiones una Biblia bastante acabada. Grandes números de estas personas venían a nuestras conferencias, y cuando terminaba cada reunión se apiñaban alrededor de todo misionero presente con sus preguntas bíblicas. Solo quedaban satisfechas cuando se les leía la respuesta de sus Biblias.

      Recuerdo que al tiempo de la evacuación el tener que separarnos de nuestros compañeros Testigos coreanos casi nos preocupaba tanto como el verdadero peligro físico. El recuerdo de su despedida con los rostros inundados de lágrimas permanecerá con nosotros por largo tiempo. De hecho, esto dificultó el que nos pusiéramos a trabajar bien en el Japón por un tiempo. De nuestro grupo solo Don Steele y su esposa pudieron regresar a Corea por bastante tiempo. En el ínterin, se sugirió que, puesto que habíamos comenzado a aprender el japonés, sería mejor que nos quedáramos en el Japón. Otros misioneros serían enviados a Corea cuando se les permitiera entrar.

      “Gregory-shimai, el servir de precursora la ha llevado alrededor del mundo. No todos los que emprenden el ministerio de precursor tienen esos privilegios, ¿verdad?”

      “Los privilegios de precursor son variados. Algunos nunca salen de su propio país, Kayoko. Y la necesidad es tan grande en el Japón ahora mismo que no creo que nadie quisiera dejar este campo fructífero.”

      EL JAPÓN... ESTUDIO DE CONTRASTES

      En mis veinte años aquí he presenciado muchos cambios. Desde un país desgarrado por la guerra, empobrecido, el Japón ha sido transformado en uno de los países más adelantados del mundo. La gente verdaderamente es industriosa, y está deseosa de recibir educación y probar nuevas ideas.

      Al principio, la predicación del Reino producía poco resultado. Con nuestro conocimiento limitado del idioma y un abastecimiento muy pequeño de literatura adecuada, no sorprende esto. No obstante, algunos perseveraron con nosotros, y a medida que lograban madurez en el conocimiento de la Biblia, nosotros nos hicimos más experimentados en su idioma. Algunos de aquellos primeros estudiantes todavía están sirviendo fielmente en el Japón hoy día.

      Los errores que cometíamos al hablar el idioma eran frecuentes. Hay el caso, por ejemplo, del misionero que descubrió que, debido a un leve error en la selección de una palabra, había estado diciendo: “Soy un tranvía cristiano.” Recuerdo que en una ocasión yo le dije a alguien muy solemnemente que “Cristo Jesús vino a la Tierra a declarar el nombre y dirección de Jehová.”

      Tuvimos que aprender muchas costumbres nuevas. Tuvimos que acostumbrarnos a sentarnos sobre los pies. Aun ahora lo hago en la mayoría de mis estudios bíblicos con personas recién interesadas. Pero todo se hace muy fácil gracias a la paciencia inagotable de los japoneses.

      A pesar de la modernización de gran parte de la vida japonesa, todavía se ve mucho de lo viejo. El quimono y la minifalda se notan por igual en las calles de las ciudades. El Japón ocupa el segundo lugar en cuanto a número de computadoras en uso, sin embargo casi ninguna casa particular tiene calefacción central. El equipo acostumbrado es una mesa baja con una cobija encima y calor debajo de ella, de modo que las manos y los pies de la persona están calientes mientras la espalda se le congela. Casi el 100 por ciento de los japoneses sabe leer y escribir, pero existe mucha superstición.

      Aunque por una parte los jóvenes japoneses están rebelándose y los motines en los terrenos universitarios son comunes, el 70 por ciento de los matrimonios en el Japón son arreglados por la familia. Verdaderamente, el Japón es un estudio de contrastes.

      PROGRESO CONMOVEDOR

      Si el aumento de interés en nuestra obra cristiana aquí fue lento al principio, ha recobrado el tiempo perdido. Se necesitaron diez años para producir los primeros mil publicadores del Reino. Ahora, diez años después, hay más de 9.000 que participan con regularidad en el ministerio de la predicación de casa en casa, de los cuales más de 1.000 son ministros precursores. ¿Qué le parece ese éxito? Quince de nuestro grupo original de misioneros todavía están aquí, ¡y qué gozo y privilegio ha sido el haber participado en toda esta expansión!

      Las mismas cualidades que han contribuido al progreso económico aquí han ejercido variadas influencias en la actividad del Reino. El ser industrioso ciertamente es digno de encomio, pero algunas personas de aquí que han llegado a conocer la verdadera razón de las condiciones de la actualidad permiten que les impida lograr progreso cristiano la costumbre que por mucho tiempo ha regido de poner el trabajo seglar y la ambición por delante de todo lo demás.

      Aunque la gente se inclina a la educación y está dispuesta a aceptar literatura, la profundamente arraigada influencia religiosa budista todavía impulsa a la gente a mantener alguna forma de adoración de antepasados. No hay nada en sus antecedentes que suministre la base para entender la existencia de Dios el Creador. Por eso, con la educación científica moderna, la mayoría de las personas de menos de sesenta años y algunos que han pasado de esa edad nos dicen que son ateos.

      Sin embargo, hay personas mansas, enseñables, y algunas de éstas han logrado progreso asombroso. Igual que en todas partes, lo que vale es la correcta condición de corazón.

      El servicio de precursor, la mayor parte de él en el campo misional, ciertamente me ha dado una familia grande, amorosa, en cumplimiento de la promesa de Cristo Jesús. (Mar. 10:29, 30) Recientemente un Testigo joven, nuevo en Betel (el centro de dirección de la sucursal de la Sociedad Watch Tower) de Tokio, dijo: “¿Se acuerda de mí?” Felizmente su cara no había cambiado mucho. Recordé que él asistía a la escuela primaria cuando yo estudiaba con su madre en Nagoya. Tres miembros de otra familia con la cual estudié ahora son ministros precursores especiales.

      Un joven con quien había conducido un estudio bíblico durante sus años escolares me presentó a su hija de doce años que se bautizó aquel día en símbolo de la dedicación de su vida a Dios. Algunos de mis hijos espirituales se han graduado de la Escuela de Galaad de la Watchtower y han seguido adelante, algunos a servir como representantes viajantes de la Sociedad, otros a servir en Betel.

      En cuanto a mí misma debo decir que la protección y guía de Jehová jamás se sienten tan fuertemente como cuando uno participa en el servicio de tiempo cabal. Él añade un gozo que hace posible el saber tanto de “estar saciado como de tener hambre, tanto de tener abundancia como de padecer necesidad.” (Fili. 4:12) En los veinte años desde que vine al Japón he visitado a los Estados Unidos tres veces, siempre con la ayuda extendida por medio de la Sociedad de parte de Testigos generosos alrededor del mundo. La última vez tuve el privilegio de asistir a la Asamblea Internacional “Paz en la Tierra” de los Testigos de Jehová en Atlanta y visitar a mi hermano y mi hermana y a muchos amigos a quienes no había visto por once años. ¡Qué gozosa reunión!

      Sin embargo, ¡el Japón es mi hogar ahora! Espero con deleite continuar aquí a través del Armagedón y más allá, ocupada de alguna manera en la adoración y servicio de Jehová. ¿Y qué hay de Kayoko? Ya ha sido ministra precursora especial durante tres años. En una carta que recibí de ella el otro día informó que está conduciendo diez estudios bíblicos de casa, y una persona con quien había estudiado ya es ministra precursora regular. Me parece que ella debe haberle dicho a ésta, tal como yo le dije a ella: “Claro que puedes hacerte precursora. ¡Yo pude!”

  • Ayudando a otros a asistir a las reuniones
    La Atalaya 1971 | 1 de mayo
    • Ayudando a otros a asistir a las reuniones

      LOS testigos de Jehová aman a su prójimo y se esmeran por ayudar a los que se interesan en la Biblia a asistir a sus reuniones. Saben que en estas reuniones estos individuos que muestran interés pueden aprender mucho más acerca de los requisitos de Jehová Dios para la vida. Un ejemplo de esta demostración de amor proviene de Truk, en el Pacífico. Un Testigo que es misionero allí escribió lo siguiente:

      “Nuestra asistencia a las reuniones ha subido al doble durante el mes pasado. Muchas personas interesadas con quienes estudiamos la Biblia creían que no podían asistir a nuestras reuniones por no tener medio de transporte. Resolvimos el problema de esta manera: Nosotros mismos comenzamos a caminar a las reuniones en vez de ir en un vehículo de transporte. Nuestro lugar de reuniones está a unos tres kilómetros del hogar misional. Entre estos dos lugares tenemos varios estudios bíblicos de casa con personas que han mostrado interés.

      “Nos toma unos cuarenta minutos andar desde nuestro hogar hasta la reunión, de modo que al caminar invitamos a estas personas interesadas a caminar con nosotros a la reunión. Esto ha dado muy buenos resultados. La primera semana que anduvimos, dos personas nos acompañaron, la siguiente semana cuatro, la tercera semana ocho y esta semana que pasó nuestro grupo ha aumentado a diez personas. Casi todas estas personas son nuevas que nunca habían asistido antes a las reuniones. Cuando ven que personas conocidas van con nosotros, eso las anima a acompañarnos.”

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1971 | 1 de mayo
    • Preguntas de los lectores

      ● ¿Cómo hemos de entender Hebreos 1:6, que dice que a todos los ángeles se les manda que adoren a Jesús?—F. C., EE. UU.

      Hebreos 1:6 dice: “Pero cuando introduce de nuevo a su Primogénito en la tierra habitada, dice: ‘Y que todos los ángeles de Dios le adoren.’” Aquí el escritor de Hebreos está citando del Salmo 97:7, que dice (en parte): “Inclínense ante él, dioses todos.” La Versión de los Setenta, de la cual evidentemente citó este escritor, dice: “Adoradlo todos vosotros Sus ángeles.”—C. Thomson.

      Parece que estos textos hacen surgir un problema porque parecen estar en pugna con la declaración llana de Jesús a Satanás el Diablo: “Está escrito: ‘Es a Jehová tu Dios que tienes que adorar, y es a él solo que tienes que rendir servicio sagrado.’”—Mat. 4:10.

      La palabra griega que se vierte “adoren” en Hebreos 1:6 es proskyneo. Esta palabra griega también se usa en el Salmo 97:7 en la Versión de los Setenta para traducir la palabra hebrea shahhah. ¿Cuál es el sentido de estos términos hebreo y griego?

      Shahhah significa básicamente “inclinarse.” (Pro. 12:25) Este inclinarse pudiera hacerse como un acto de respeto hacia otro, hombre, como a un rey (1 Sam. 24:8; 2 Sam. 24:20) o a un profeta. (2 Rey. 2:15) Abrahán se inclinó ante los hijos cananeos de Het de quienes trataba de comprar una sepultura. (Gén. 23:7) La bendición de Isaac sobre Jacob exigía que grupos nacionales y los propios “hermanos” de Jacob se inclinaran ante él.—Gén. 27:29; compare con Gn 49:8.

      De esos ejemplos se desprende claramente que este término hebreo en sí no necesariamente tiene un sentido religioso ni significa adoración. No obstante, en un número grande

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