Acción unificada para edificación mundial
DESDE Suecia hasta Korea, desde Australia hasta Costa de Marfil, los testigos de Jehová están edificando. Las obras de construcción que están en progreso en muchos países varían desde renovaciones hasta la construcción de grandes fábricas y edificios para oficinas. ¿Por qué se está efectuando toda esta edificación?
Los testigos de Jehová toman en serio el mandato de Jesús de ‘hacer discípulos de gente de todas las naciones.’ (Mateo 28:19) ¿Ha pensado usted alguna vez en todo el trabajo que envuelve esa comisión? Tan solo en 1980, Testigos celosos distribuyeron por todo el mundo más de 22 millones de libros encuadernados y Biblias, además de 218 millones de revistas, con el mensaje dador de vida del reino de Dios. Estos fueron impresos en fábricas que los testigos de Jehová construyeron y operan. Los trabajadores que operan estas fábricas viven como una familia grande en hogares llamados Betel, que significa “casa de Dios.”
Los Testigos que distribuyen esta literatura se reúnen con regularidad en 43.181 congregaciones que hay en casi todos los países de la Tierra. Oficinas sucursales locales atienden estas congregaciones. A medida que las congregaciones aumentan (el año pasado se formaron 581), las instalaciones de las sucursales se hacen cada vez más limitadas, lo cual hace necesario que sean ampliadas o reemplazadas. ¿Quiénes efectúan la obra de construcción? Los Testigos de la localidad, siempre que es posible. El mismo celo ardiente que impulsa la obra de predicar el Reino y distribuir literatura se despliega en los lugares de construcción.
Unidad en el lugar de la obra
“¿Por qué es que no hay riñas entre ustedes?,” preguntó un carpintero de Abidján, Costa de Marfil, quien no es Testigo. “En otros lugares es muy difícil trabajar.” Las palabras de este hombre han sido repetidas muchas veces por otras personas que no son Testigos, quienes ayudaron en la construcción de un hogar Betel y una oficina sucursal pequeños de la Sociedad Watch Tower en Costa de Marfil, donde la cantidad de congregaciones se ha cuadruplicado en 10 años.
No debe causar sorpresa esta unidad que hay entre los testigos cristianos de Jehová, en vista de la oración de Jesús para que hubiera unidad entre sus seguidores. (Juan 17:23; compare con Salmo 133.) Como dijo un Testigo de Abidján: “Este lugar de construcción pertenece a Jehová.”
En otro continente, América del Sur, se ha completado un complejo grande de edificios para un hogar Betel y una fábrica. Esta enorme y nueva obra de Brasil tiene casi seis veces más la cantidad de espacio que las instalaciones anteriores. La cantidad de Testigos que hay en este país es la segunda más grande de todos los países donde hay Testigos, y continúa aumentando rápidamente, habiendo disfrutado de un aumento de un seis por ciento el año pasado. Un diario local dijo que el lugar donde se estaba efectuando la construcción era “una ciudad dentro de una ciudad,” y añadió: “Allí no hay desórdenes ni falta de cooperación, como es común entre los obreros en construcciones grandes. . . . Este ambiente cristiano hace que las cosas aquí sean diferentes de lo que se acostumbra ver en construcciones civiles brasileñas.” ¡Y qué obra de construcción se ha efectuado! ¡Se han requerido 10.000 camiones con cargamentos de hormigón, piedra y arena, y suficiente pilotaje de hormigón que mide dos veces la altura del monte Everest!
Otra colmena de Testigos en obra de construcción se halla en Australia, donde el diario News de Campbelltown Ingleburn comentó: “Algunos llamarían el sueño de un constructor al ambiente que existe donde se está construyendo el nuevo complejo de edificios de los testigos de Jehová australianos.” ¿Por qué? “No hay ninguna clase de disputa industrial.” Los testigos de Jehová componen la entera fuerza obrera de 220 trabajadores en el lugar de construcción. Cuando se complete en este año, dicho complejo contribuirá grandemente a la actividad de predicar el Reino, que efectúan los 31.686 Testigos que están dispersados por toda la gran extensión de tierra de Australia.
El papel que desempeña el espíritu de Dios
Los comentarios de los redactores de estos diarios y de otras personas que observan son solo una muestra de lo que se ve en todo el mundo. Como trabajadores, los testigos de Jehová tienen un espíritu de unidad y propósito que es digno de notarse. ¿Cuál es la fuente del espíritu que ellos manifiestan? Es el espíritu santo de Dios, o fuerza activa, que promueve unidad y paz.—Gálatas 5:22, 23; Efesios 4:3.
El poder movedor del espíritu de Dios se hace patente en los comentarios de los que se han ofrecido de voluntarios para trabajar en varias obras de construcción en todo el mundo. Por ejemplo, en Dinamarca las instalaciones de la sucursal que hay ahora se construyeron en 1957 y han llegado a ser bastante limitadas. El nuevo hogar Betel de 50 habitaciones que se está construyendo ahora permitirá que haya un personal más grande, lo cual hará posible que se imprima las revistas La Atalaya y ¡Despertad! con un total de 32 páginas en el idioma danés, en vez de solo 24 páginas, como se imprime ahora. Las instalaciones nuevas también incluirán una oficina sucursal y una fábrica grande. “Con los nuevos edificios de la sucursal podremos mejorar el servicio que damos a nuestros hermanos y al territorio que atendemos,” informa la sucursal. En estos territorios se incluyen lugares dispersos de Groenlandia, Islandia y las Islas Feroe.
Para ayudar con esta obra de edificación, un Testigo danés que es fontanero diestro y padre de familia tomó esta decisión: “Cuando llegó el tiempo de comenzar la obra, entregué mi notificación [para renunciar a mi empleo seglar] y vendimos nuestros muebles. Estábamos convencidos de que cuando termináramos la obra de construcción hallaríamos tanto un empleo como una casa otra vez. Nos ocuparemos de eso cuando llegue el tiempo. Hemos experimentado cómo Jehová provee cuando lo ponemos a prueba y buscamos primero su reino.” ¡Una excelente expresión de fe en el consejo de Jesús de Mateo 6:25-33!
Es patente que se ha desplegado el mismo espíritu en el Canadá, donde Testigos de todos lugares de ese país grande se han ofrecido como voluntarios para ayudar en la construcción de una oficina de sucursal y una fábrica nuevas cerca de Toronto. El nuevo edificio de la fábrica mide una vez y media lo que mide de largo un campo de fútbol, y mide 73 metros de ancho, y el nuevo edificio residencial puede alojar 250 miembros de la familia Betel. En 1980 el Canadá tuvo 66.000 publicadores del Reino, una cantidad nunca antes alcanzada.
Un Testigo canadiense cerró su negocio y viajó 3.540 kilómetros para supervisar la instalación de un amplio sistema de techado en el nuevo complejo. Después su esposa y sus dos hijos se unieron a él. El Testigo informa lo siguiente: “Nuestra espiritualidad ha aumentado mucho gracias a esta experiencia. Ha inculcado en nuestra familia el deseo de ser precursores, y nos proponemos servir de precursores [actividad de predicar de tiempo completo] después de terminar en la obra de construcción. Esta ha inculcado en nosotros un espíritu de precursor que nunca antes habíamos tenido.”
Es muy interesante lo que dijo un Testigo australiano. Casado, con dos hijos, él cerró su negocio de construcción, vendió su hogar y viajó con su familia 1.500 kilómetros hasta el lugar de construcción del nuevo Betel de Australia. “No fue hasta que tomamos la decisión de ir que comprendimos lo profundamente que estábamos envueltos en nuestras actividades seglares y el tiempo que tomaría librarnos de aquellos lazos mundanos,” admite cándidamente. “Hemos llegado a estar mucho más satisfechos con ‘las cosas que realmente necesitamos’ y estamos resueltos a mantener nuestra libertad para participar a mayor grado en el ‘servicio sagrado.’”—Romanos 12:1; Hebreos 13:5.
Movidos a aprender
Por supuesto, no todos los trabajadores que ayudan a edificar los nuevos hogares Betel y las fábricas son constructores con experiencia. Tal como el espíritu de Jehová movió a artesanos experimentados a ofrecerse de voluntarios para la construcción de Betel, este mismo espíritu también ha movido a los jóvenes e inexpertos a ofrecerse como voluntarios, y esto les ha ayudado a dominar nuevas destrezas.
En Suecia hay unos 17.000 testigos de Jehová. ¡Cinco mil de ellos se ofrecieron de voluntarios para ayudar a construir el nuevo Betel de Suecia! Esto es más de un voluntario por cada cuatro publicadores del Reino en el país. Las nuevas instalaciones abarcan un área de casi media hectárea tan solo para la imprenta, y éstas han contribuido muchísimo a mejorar el servicio que se rinde en el campo sueco. Aunque el 85 por ciento de los voluntarios carecían de destrezas, efectuaron buen trabajo. Una hermana, peluquera de profesión, aprendió a medir el terreno tan bien que fue empleada inmediatamente por una compañía constructora cuando regresó a su hogar después de haber ayudado en el proyecto.
En Brasil, cuando no se hizo posible comprar ventanas de aluminio de buena calidad, 20 Testigos sin experiencia previa fabricaron más de 700 de éstas después de un entrenamiento breve. Y en Italia, donde se completó una fábrica nueva recientemente, Testigos jóvenes aprendieron a manejar grúas, usar un tractor oruga, preparar hormigón, manejar una máquina de hacer yeso y poner ladrillos. La fábrica nueva hace muchísima falta en Italia, ¡donde los 90.191 italianos que son proclamadores del Reino se regocijaron muchísimo de tener una concurrencia de 187.165 personas en el Memorial del año pasado!
Un Testigo joven de Australia estaba a punto de regresar a la universidad cuando oyó algunas experiencias que inculcaron en él el deseo de ayudar en el programa de edificación de ese país. “Después de un año decidí emprender la obra de predicar de tiempo completo más bien que regresar a la universidad,” dijo él. “Al reflexionar ahora en ello, puedo ver cómo la obra de construcción me ayudó a adquirir experiencia en sentido espiritual y me sirvió de trampolín para librarme de la vida universitaria que había disfrutado, pero que estaba conduciéndome por el sendero incorrecto.”
Apoyo unificado en el campo
No todos los testigos de Jehová pueden trabajar de tiempo completo con las cuadrillas que construyen sucursales, pero todos pueden apoyar esa obra... ¡y cuánto la apoyan! Por ejemplo, en España, donde en la década pasada la cantidad de testigos de Jehová ha aumentado de 10.000 a más de 47.000, se necesitan urgentemente nuevas instalaciones de sucursal. Se halló un lugar ideal que ya tenía un edificio parcialmente completado, del tamaño apropiado. El problema era que el dueño quería que se le pagara en efectivo, ¡una suma considerable!
Había poco tiempo para conseguir el dinero. ¿Podrían ayudar los Testigos españoles? ¡La contestación fue un sí inmediato y de todo corazón! Algunos “llevaron sus anillos, brazaletes y collares de oro y plata,” informa la sucursal. “Niñitos enviaron sus ahorros. Precursores especiales pidieron que parte de su mesada anual para ropa y ayuda médica se utilizara para la obra de construcción de Betel. Muchos hermanos renunciaron a sus vacaciones para poder contribuir. Una congregación de Huelva va con regularidad en grupo a un depósito de chatarra, que pertenece a un hermano, para clasificar chatarra, y un grupo de jovencitos de Barcelona llena sobres para una compañía de yogur. En cada caso, las ganancias que se obtienen de esas actividades resultan ser buenas sumas de dinero que se reciben mensualmente para la obra de construcción de Betel.”
¿No es ése el espíritu de Dios en acción? ¡Qué mucho nos recuerda eso la manera en que reaccionaron los israelitas cuando se les dio la oportunidad de contribuir para la construcción del tabernáculo!—Exodo 35:4-9, 21, 22; 36:7.
Y lo mismo sucede en todo el mundo. En los Países Bajos, donde en 1980 se bautizaron 845 nuevos publicadores del Reino, está construyéndose un Betel y una imprenta nuevos. Además de las 80 personas que ayudan a la vez durante los fines de semana, los hermanos locales han ayudado de otras maneras. Grandes cantidades de herramientas y ropa de trabajo han sido donadas, algunas de modo conmovedor. “Una hermana,” informa la sucursal, “quien estaba muy enferma y sabía que le quedaba corto tiempo de vida, se dedicó a tejer un par de calcetines de lana para cada uno de los trabajadores para que las usaran en el invierno.”
En África del Sur, donde se imprime La Atalaya en 13 idiomas, se necesitaba más espacio para los traductores y el equipo de imprenta. De modo que comenzó a construirse un nuevo complejo de edificios. “El apoyo de los hermanos ha sido verdaderamente conmovedor,” nos dice la sucursal. “Una congregación hizo arreglos para recoger naranjas para un agricultor que les ofreció dos terceras partes de las ganancias para los fondos de construcción. Muchas hermanas vendieron ropa usada . . . una pareja de ancianitos dio un juego de té de plata para que se vendiera.”
Los jóvenes manifiestan el mismo espíritu. En la República Federal de Alemania, donde se imprimen libros para la mayor parte de los países europeos, la sucursal original de Wiesbaden ha sido ampliada cinco veces, hasta el punto en que ya no hay más espacio para expansión adicional. Por eso se está construyendo un nuevo complejo de edificios en Selter, a unos 40 kilómetros de Wiesbaden, para hacer frente a las necesidades del campo europeo, en el que se distribuye literatura en 14 idiomas. El nuevo edificio grande para la fábrica abarcará un área mayor que cuatro campos de fútbol. La estructura es un ejemplo notable de arquitectura “orgánica,” diseñada para funcionar en armonía con las necesidades de los que usan el complejo, donde vivirán y trabajarán 450 Testigos que se han ofrecido de voluntarios. El pequeño Matías, de solo seis años de edad, “degolló” su alcancía con forma de cerdito para contribuir a la obra de construcción, ¡dando un equivalente de más de 25 dólares!
Cuando la sucursal de las Islas Británicas fue dedicada en 1959 era más que adecuada, pero ahora la historia es diferente. La cantidad de proclamadores del Reino ha aumentado más del doble desde entonces, de modo que se está ampliando el hogar Betel para alojar más personal. Además, se compró una fábrica a unos kilómetros de este lugar en la que se instalará una prensa offset de cuatro colores. A medida que surgen las necesidades, el espíritu de Jehová mueve a los hermanos a ayudar. A un hermano se le pidió que preguntara por el precio de cascos de protección para los trabajadores de construcción. Dos días después él informó: “No conseguí el precio. En vez de eso, conseguí los cascos.”
“Trabajadores de fin de semana” dispuestos
En muchos países los “trabajadores de fin de semana” contribuyen mucho a la construcción de sucursales. En Costa de Marfil, todos los domingos se invita a cuatro de las 16 congregaciones de Abidjan para que ayuden en la construcción de la sucursal, y hasta ahora los hermanos han dedicado más de 10.000 horas a esa obra. En Italia, entre 30 y 50 hermanos ayudan semanalmente, suplementando así a la cuadrilla obrera permanente. Ellos vienen de toda Italia, así como de las islas de Sicilia y Cerdeña. “Así,” informa la sucursal, “todos los hermanos italianos participan en esta obra de construcción.”
En 1971 había 10.711 Testigos en el Japón, pero en junio de 1981 la cantidad había aumentado a 62.381 Testigos. ¡Un 482 por ciento de aumento! ¡No es extraño el que el hogar Betel y la imprenta que se construyeron a principios de los años setenta se hicieran tan pequeños en tan corto tiempo! El nuevo complejo de edificios que se está construyendo en Ebina es una de las obras de construcción más grandes que hayan emprendido los testigos de Jehová en cualquier parte del mundo. El edificio principal abarca unas 3,6 hectáreas de terreno y tiene espacio para dos prensas offset a color. En 1978 comenzó la construcción del hogar Betel y la fábrica nuevos, y una gran cantidad de personas se han ofrecido de voluntarios. El primer y el tercer sábados de cada mes son días dedicados al servicio voluntario para la construcción de la sucursal del Japón y gente de congregaciones cercanas y lejanas viajan en auto, tren o autobuses fletados para participar en la obra. En un sábado han llegado al lugar más de 1.000 personas y han traído su comida del mediodía para rendir todo un día de trabajo. Con cientos de personas dispuestas a trabajar, hasta el sacar clavos se convierte en una obra deleitable.
En Australia, donde el Betel nuevo alojará a 135 personas, se han utilizado muy bien a los trabajadores temporales. En agosto de 1980 se instituyó un programa especial de dos semanas para trabajadores que desearan ayudar en la construcción, pero que no podían hacer arreglos para mudarse con sus familias por un largo período. “En los primeros seis meses unos 500 hermanos han viajado y se han quedado con nosotros,” informa el superintendente del programa. “Algunos han viajado de ida y vuelta por lo menos 2.000 kilómetros, mientras que otros han dado un viaje de regreso de 8.500 kilómetros.”
Estos trabajadores de buena disposición, quienes ‘fulguran con el espíritu de Dios,’ se complacen en sufragar los gastos de viaje al lugar de la obra así como en perder el sueldo de dos semanas. (Romanos 12:11) “Un grupo de hermanos, nueve en total, paga su propia tarifa de viaje por avión desde Costa de Oro a Sydney, una distancia de unos 1.000 kilómetros, cada vez que se les necesita para verter grandes cantidades de hormigón,” dice la sucursal, y añade: “Y cada vez que vienen radían un espíritu de gozo por poder participar en la obra. La única compensación que piden es que se les invite de nuevo.”
Otras personas de Australia contribuyen también. Lo hacen mediante su hospitalidad cristiana. “Puesto que generalmente tratamos de organizar la transportación para cada grupo interestatal, las congregaciones que están en la ruta de viaje suministran comidas y asociación en cada punto de descanso,” explica el superintendente del programa. “¡Es maravilloso ver como cada congregación ha estado dispuesta a ayudar de esa manera! Un grupo pequeño de 30 publicadores estaba preparado para pagar el costo del desayuno en un restaurante para todos los que iban en un autobús, pues cuando el autobús pasara por el pueblo de los publicadores estarían en una asamblea de circuito en otra zona.” Verdaderamente los Testigos australianos efectúan un “trabajo fiel” al poner a sus hermanos “en camino de una manera digna de Dios.”—3 Juan 5, 6.
“Sacrificio de alabanza”
Sí, los testigos de Jehová dan de buena gana de su tiempo, energía y dinero para las obras de edificación que se efectúan en todo el mundo. Se está instalando, o ya se ha instalado, equipo de imprenta en edificios nuevos del Canadá, Australia, Dinamarca, Países Bajos, Italia, España, Suecia, La República Federal de Alemania, Inglaterra, Ghana, Zambia, África del Sur, Nigeria, Brasil y Japón. La lista aumenta constantemente.
El verdadero sacrificio que se hace en todos estos países es un ‘sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública del nombre de Jehová.’ (Hebreos 13:15) Es debido a su celosa declaración pública del nombre de Jehová que los fieles testigos de El tienen que construir oficinas y fábricas, para superentender la obra de predicar, imprimir revistas y encuadernar libros. De modo que no debería sorprender que el espíritu unificador de Dios esté ayudando a Su pueblo a trabajar en amor y unidad en estas obras de edificación, pues ellos están de acuerdo con la voluntad de El de que las “buenas nuevas” se prediquen en todo el mundo en estos “últimos días.”—Mateo 24:14; Hechos 2:17-21.
[Ilustración en la página 14]
Entre los 175 trabajadores voluntarios que están construyendo la nueva sucursal danesa hay 46 grupos de familia. Para servir de voluntarios, la familia Jensen vendió su hogar y negocio
[Ilustración en la página 15]
Nuevo hogar Betel de Canadá, desde donde se dirige la actividad de más de 66.000 Testigos canadienses
[Ilustración en la página 16]
En Alemania, cientos de voluntarios, hombres y mujeres, ayudan los fines de semana en la construcción del hogar Betel y la imprenta en Selters
[Ilustración en la página 17]
Muchos Testigos, como Peter y Raelynn Johnson, viajaron miles de kilómetros para ayudar en la construcción de la nueva imprenta australiana