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  • ¿Deben los “biorritmos” regular su vida?
    ¡Despertad! 1979 | 8 de octubre
    • Sigmund Freud. . . . Fliess publicó libros y ensayos de matemáticas impenetrables, todos los cuales giraban alrededor de sus números místicos: 23 (que representaba el principio masculino o físico) y 28 (que representaba el principio femenino, emocional, y que probablemente estaba basado en el ciclo menstrual de 28 días). Por un tiempo Freud estaba tan impresionado que le constaba que moriría a la edad de 51, la suma de las dos cifras. Un joven paciente de Freud, Hermann Swoboda, desarrolló la primera calculadora biorrítmica, basada en la creencia de Fliess de ciclos de 23 y 28 días. Más tarde los fliessianos agregaron un ciclo de 33 días que representaba la vida mental humana.”

      “Tiempo y el suceso imprevisto”

      El interés que se manifiesta en los biorritmos proviene del deseo que muchas personas tienen de hacer que su vida sea fácil de predecir. Sin embargo, las Escrituras (especialmente en el libro de Eclesiastés) dan a saber claramente que el curso de la vida humana no se puede delinear así con anticipación. Leemos: “Me volví para ver bajo el sol que no tienen los veloces la carrera, ni los poderosos la batalla, ni tampoco tienen los sabios el alimento, ni tampoco tienen los entendidos las riquezas, ni aun los que tienen conocimiento tienen el favor; porque el tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos.”—Ecl. 9:11.

      Muchos sucesos surgen inesperadamente. Tales acontecimientos casuales resisten o invalidan todo esfuerzo por predecir los tiempos favorables o desfavorables en que hacer las cosas. En cuanto a esto es interesante este consejo adicional de Eclesiastés: “Envía tu pan sobre la superficie de las aguas, pues con el transcurso de muchos días lo hallarás otra vez. Da una porción a siete, o aun a ocho, pues no sabes qué calamidad ocurrirá en la tierra.”—Ecl. 11:1, 2.

      Con pocas excepciones, las ‘calamidades’ que le sobrevienen a la gente son algo que ‘no saben,’ en realidad, que no pueden saber, con anticipación. Muchas veces las circunstancias favorables también surgen de súbito, inesperadamente. Por lo tanto, la manera más prudente de emplear uno su tiempo es ser un dador generoso para con una amplia variedad de personas, ‘dando una porción a siete, o aun a ocho,’ por decirlo así. En cualquier momento que azote una calamidad inesperada, el dador generoso halla que la gente amablemente le corresponde en medida amplia.—Luc. 6:38.

      Las fórmulas basadas en “números místicos,” como las que se emplean en el cálculo de los biorritmos, carecen de base científica y dan mal resultado cuando se comparan con los hechos conocidos. De más importancia, esos cálculos, por ser una forma de adivinación, van en contra de las enseñanzas bíblicas. Considerando lo que se ha explicado en lo susodicho, los biorritmos jamás pudieran ser un medio provechoso por el cual regular uno su vida.

  • El cerezo más grande del Japón
    ¡Despertad! 1979 | 8 de octubre
    • El cerezo más grande del Japón

      Una expedición al bosque nacional cerca de Okuchi, Kagoshima, Japón, verificó los informes sobre la existencia de un inmenso cerezo. Se le descubrió a cierta distancia de un camino del bosque a unos 600 metros sobre el nivel del mar. ¿Su tamaño? Tiene 22,2 metros alrededor de la base. A un metro de altura tiene una circunferencia de 10,9 metros. El tronco tiene 24 metros de altura, mientras que las ramas se extienden a unos 28 metros. Según cálculos tiene 600 años de edad. Hasta su descubrimiento en 1977, el cerezo conocido más grande del Japón era el “Jindai Sakura” en Mukawa, prefectura de Yamanashi. Ese árbol tiene 13 metros de altura y la circunferencia de su tronco es de 10,6 metros. Mide 13 metros en la base. Según cálculos tiene 1.000 años de edad.

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